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Estas momias canarias guardan un secreto desconocido de la evolución
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CAMBIARON SU REPRODUCCIÓN

Estas momias canarias guardan un secreto desconocido de la evolución

El hallazgo de una planta desconocida entre restos momificados de Gran Canaria permite conocer mejor un fascinante episodio de evolución de las plantas

Foto: Una de la momias estudiadas. (A. Marrero)
Una de la momias estudiadas. (A. Marrero)

Para los profanos, puede resultar sorprendente, pero los biólogos descubren cada año miles de nuevas especies de fauna y flora. Muchas siguen con nosotros, aunque estén en peligro; otras desaparecieron hace tiempo, pero si se ha conservado el material adecuado, se pueden describir y ponerles nombre a animales y plantas extintos, hasta ahora desconocidos. En los casos más excepcionales, solo de vez en cuando, estos hallazgos se convierten en verdaderamente extraordinarios si gracias a ellos comprendemos mejor cómo funciona nuestro mundo. Eso es, precisamente, lo que ha ocurrido en Canarias.

La historia comienza en Las Palmas de Gran Canaria. El Museo Canario, que alberga numerosas piezas arqueológicas relacionadas con los aborígenes de esta isla, posee una colección de momias que no deja de proporcionar datos sobre el pasado del archipiélago. El programa de investigación incluye científicos de diversas disciplinas que en verano de 2020 se llevaron una sorpresa. En las mortajas de dos de los restos humanos momificados aparecieron elementos vegetales que no podían explicar, ya que no correspondían a ninguna planta conocida. El misterio estaba servido y no fue fácil resolverlo.

Foto: 'Parolinia aridanae'. (Arnoldo Santos Guerra)

Después de un arduo trabajo, finalmente han descrito una nueva especie, ya extinta, que han denominado Ruta museocanariensis, tal y como aparece en un artículo de la revista Willdenowia publicado este año. Sin embargo, lo más importante no es añadir un ítem más a los catálogos, sino todo lo que revela este hallazgo: aquellas ramas secas presentes en dos momias distintas son, en realidad, un eslabón perdido que conecta las plantas continentales con las de las islas Canarias y que permite entender cómo se adaptan y evolucionan estos seres vivos en un nuevo territorio.

"Es un caso excepcional y fantástico", sobre todo si los análisis genéticos que se están realizando en la actualidad confirman las deducciones que han hecho los expertos, según explica en declaraciones a El Confidencial Águedo Marrero Rodríguez, investigador del Departamento de Sistemática Vegetal y Herbario del Jardín Botánico Canario Viera y Clavijo-Unidad Asociada al CSIC. Este científico es uno de los coautores del trabajo, junto a otros colegas del museo, la Universidad de La Laguna, la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, el Cabildo de Gran Canaria y la empresa Tibicena Arqueología y Patrimonio.

placeholder Ramas encontradas en una de las momias. (Cedida)
Ramas encontradas en una de las momias. (Cedida)

La nueva planta formaba parte de la envoltura de dos momias: la de un adulto procede del barranco de Guayadeque, que está datada entre el siglo VI y el VII d. C., y la de un niño que rondaría un año de edad, que apareció en la cueva funeraria de Acusa (Artenara), de entre los siglos VII y VIII d. C. Los antiguos habitantes de Gran Canaria fueron llamados canarios por los europeos (término que después se extendería al resto del archipiélago) y eran un pueblo distinto a los de otras islas, como los guanches de Tenerife, aunque popularmente se usa guanche para referirse a todos los aborígenes isleños. En cualquier caso, una de las características destacadas de su cultura era la práctica de la momificación,

Sin embargo, la aparición de restos vegetales en la mortaja no es lo más común en las momias canarias. "Muchas veces, las envolturas solo son de cuero, de pieles de animales, pero en otros casos aparecen ramajes, que pueden ser solo un acompañamiento lateral o formar parte de un paquete unido por cuerdas", explica el investigador. Más raro es que la mortaja sea exclusivamente vegetal, es decir, que todo el cuerpo esté cubierto de ramas. Sin embargo, este es el caso del niño de Acusa. En la momia adulta, por el contrario, el envoltorio estaba compuesto por cuero y ramajes.

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Ramas encontradas en el envoltorio de una de las momias. (Cedida)

Una investigación desconcertante

Al analizar las momias que protagonizan esta investigación, la mayoría de los materiales eran los habituales. "Nos encontramos con una serie de especies perfectamente conocidas, enseguida les pusimos nombre e incluso las podíamos identificar en los entornos de los enterramientos", comenta Marrero. Sin embargo, también aparecieron unas peculiares ramas, "un material que no había forma de situar". De hecho, tardaron meses en entender que, probablemente, se trataba de una ruda desconocida, es decir, una planta del género Ruta. "Morfológicamente, era muy distinta a las que conocíamos en Canarias hasta ese momento, sobre todo por la forma de la hoja, ya que es muy fina", explica.

Dentro de este grupo, existen especies africanas y mediterráneas. Las que se conocían en Canarias hasta ahora eran de dos tipos. Por una parte, está Ruta oreojasme, una especie endémica de Gran Canaria que se parecía mucho a las continentales, sobre todo en una característica: sus frutos dehiscentes, es decir, que están contenidos en una cápsula que se abre. A través de este método de reproducción, estas plantas diseminan sus semillas, por ejemplo, gracias viento. Por el contrario, otras plantas del mismo género de islas más occidentales (Tenerife, La Palma y Gomera) son no dehiscentes. Esto quiere decir que sus frutos son cerrados y carnosos, atractivos para animales como aves y los lagartos, que son los que se encargan de distribuirlos y, por lo tanto, quienes facilitan la reproducción de la planta.

placeholder Excavación de momias canarias. (EFE)
Excavación de momias canarias. (EFE)

"Al encontrar esta planta nos dimos cuenta de que recordaba a las de las islas occidentales pero su fruto era encapsulado, como en el caso de la planta de Gran Canaria", comenta el experto. El problema es que la nueva planta, por su forma, no se parecía en nada a Ruta oreojasme. Por eso, para los biólogos, la única explicación que encaja es que se trata de un eslabón perdido: ya tiene las características morfológicas que se aprecian en especies que habrían aparecido más tarde (las islas occidentales canarias son más jóvenes geológicamente que Gran Canaria), pero conserva los frutos dehiscentes, una característica más primitiva.

La adaptación a una tierra de lagartos

Gracias a esta pieza del puzle, los científicos creen poder escribir una página significativa de la historia de la evolución, porque lo que están viendo es "una adaptación a la distribución de las semillas por parte de los animales en lugar de por el viento", afirma Marrero. Esta teoría se ha reforzado gracias a otro descubrimiento importante, una nueva planta del mismo género en La Gomera que, en su caso, tiene frutos no dehiscentes, como todas las de las islas occidentales, pero con rasgos que la conectan mucho más con las de Gran Canaria y las continentales. De nuevo, otro eslabón de la cadena de la evolución.

placeholder Lagarto de las islas Canarias. (EFE)
Lagarto de las islas Canarias. (EFE)

Para el biólogo y divulgador científico Víctor de León, que no ha participado en este trabajo, todo este conjunto de datos "parece darnos una pista de la ruta que siguió este grupo de plantas para evolucionar en el archipiélago". Probablemente, llegaron a Gran Canaria y, desde esta isla, pasaron a La Gomera, Tenerife y La Palma. Sin embargo, lo más importante es que muestra una tendencia de la evolución: mientras que las especies más ancestrales se las arreglaban para dispersar sus semillas, otras que evolucionaron más tarde cambiaron sus frutos para contar con la colaboración de los animales para su dispersión.

De hecho, la dispersión de semillas por parte de las aves es un hecho bastante común, pero que esa diseminación se produzca gracias a los lagartos "es rara fuera de las islas", asegura. Sin duda, esa adaptación de las plantas del género Ruta para gustar a estos reptiles y que ellos hagan "el trabajo sucio", ha sido un factor de éxito en Canarias, donde estos animales son abundantes y también han escrito su propia página de la evolución, con especies distintas en las diferentes islas. En conjunto, todo el trabajo de los científicos canarios tiene unas "implicaciones evolutivas fascinantes", asegura Víctor de León.

placeholder Ruta pinnata, una planta actual del mismo género presente en otras islas. (Jardín Botánico Canario Viera y Clavijo)
Ruta pinnata, una planta actual del mismo género presente en otras islas. (Jardín Botánico Canario Viera y Clavijo)

No obstante, la guinda del pastel sería obtener ADN de esas antiguas ramitas para establecer cuáles son las relaciones filogenéticas entre Ruta museocanariensis y las especies que aún se conservan en la actualidad. Ese trabajo, que lidera Ruth Jaén, del Departamento de Genética y Biología Molecular del Jardín Botánico Canario Viera y Clavijo, junto con la Universidad de La Laguna, ya está en marcha y sus posibles resultados son inciertos, pero aportarían aún más información sobre cómo evolucionan las plantas cuando colonizan un nuevo territorio.

Una hipótesis sobre su desaparición

Los autores del estudio van incluso más allá y han planteado una hipótesis que podría explicar por qué la planta encontrada en las momias ya ha desaparecido en nuestros días. Para ello, los investigadores conectan la biología y la historia, de nuevo, de manera fascinante. "Tras la conquista castellana, en el siglo XV, hubo un proceso muy intenso de aculturación", señala Marrero, "es decir, que los europeos quisieron desvincular a los aborígenes de sus costumbres, empezando por cristianizarlos".

Foto: La 'Capilla Sixtina' de los aborígenes canarios se abre al mundo

Pero ¿qué tiene que ver eso con la humilde planta que se reproducía dispersando sus semillas al viento? "Si analizamos los inventarios de plantas asociadas a las momias y los inventarios de la flora existente en los entornos de los enterramientos, vemos que no hay una concordancia del 100%. Esto nos da pie a pensar que esas especies no estaban ahí por casualidad, sino que se utilizaban específicamente para los ritos funerarios", comenta el científico. El abandono de dichos ritos debido a la cristianización pudo contribuir a la desaparición de la planta, una vez que ya no se considerase útil por la población local. Es decir, que su extinción podría haber estado directamente relacionada con el proceso de aculturación que vivieron los aborígenes.

Esta idea se apoya en otros datos. Por ejemplo, el género al que pertenece incluye especies que hoy en día aún se utilizan con fines medicinales. "Pueden ser repelentes para insectos y podrían tener utilidad para retrasar la putrefacción de los cadáveres", apunta el investigador del Jardín Botánico Canario Viera y Clavijo. En los enterramientos de las momias también se encuentran otras plantas de características similares, como especies aromáticas o el pino canario, así que no cabe duda de que "su uso no era casual, sino intencionado", aunque "desconocemos el significado concreto que tendría".

Para los profanos, puede resultar sorprendente, pero los biólogos descubren cada año miles de nuevas especies de fauna y flora. Muchas siguen con nosotros, aunque estén en peligro; otras desaparecieron hace tiempo, pero si se ha conservado el material adecuado, se pueden describir y ponerles nombre a animales y plantas extintos, hasta ahora desconocidos. En los casos más excepcionales, solo de vez en cuando, estos hallazgos se convierten en verdaderamente extraordinarios si gracias a ellos comprendemos mejor cómo funciona nuestro mundo. Eso es, precisamente, lo que ha ocurrido en Canarias.

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