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Un científico averiguó a qué sabe el plutonio y sobrevivió para contarlo
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Un científico averiguó a qué sabe el plutonio y sobrevivió para contarlo

Hay muchos rumores en Internet acerca del sabor del plutonio. Sin embargo, solo se sabe de una persona a lo largo de la historia que llegó a probarlo

Foto: El plutonio es potencialmente mortal incluso en cantidades ínfimas (Reuters/Gleb Garanich)
El plutonio es potencialmente mortal incluso en cantidades ínfimas (Reuters/Gleb Garanich)

Desde hace décadas circula un mito que afirma que el plutonio, que está considerado como el elemento radioactivo más peligroso del mundo, tiene un sabor agradable en el paladar. Es decir, que está rico, a pesar de su potencial mortal. Una idea descabellada de la que se hizo eco la serie de televisión Los Simpsons en el quinto episodio de su 11ª temporada, que se tituló E-I-E-I (Annoyed Grunt). En España recibió el nombre de EIEI (gesto de disgusto). En él pudimos ver a Homer probando plutonio, fumigando una plantación de tomates con él y besando a Marge cuando aún tenía algunos restos en sus encías.

La búsqueda “a qué sabe el plutonio” es más frecuente en Google de lo que cabría esperar. Además, ofrece unos resultados desconcertantes. Por ejemplo, si se hace en español, el buscador destaca una respuesta que dice que “es dulce, pero no tanto como el uranio”. En cambio, si se realiza en inglés, puede leerse que “tiene un sabor muy dulce y un poco ácido, pero no demasiado”. Incluso hay quienes afirman que sabe a pera. Sobra decir que todas estas reseñas son falsas, ya que difícilmente alguien que pruebe este material sobreviva para contarlo.

Sin embargo, lo que la mayoría de personas no saben es que sí hubo una persona que realmente probó el plutonio. Eso sí, no de forma intencionada, sino como consecuencia de un accidente de laboratorio que hizo que un fragmento de este elemento radioactivo acabase en su boca. Su nombre era Donald F. Mastick y trabajó en el Proyecto Manhattan, a través del cual se consiguió desarrollar la primera bomba atómica.

El auténtico sabor del plutonio

Donald F. Mastick (1 de septiembre de 1920 – 8 de septiembre de 2007) fue un químico estadounidense reclutado por Robert Oppenheimer para formar parte del Proyecto Manhattan. En concreto, desarrolló su labor en el Laboratorio de Los Álamos. También fue integrante del Proyecto Alberta, mediante el cual se planificó el bombardeo atómico de las ciudades de Hiroshima y Nagasaki. Llegó a ser condecorado por los Estados Unidos con la Medalla de la Estrella de Bronce.

Foto: Esta es la mina en la que se encontró el agua (Glencore)

Durante uno de los experimentos que Donald F. Mastick se encontraba desarrollando dentro del Proyecto Manhattan, un vial de cloruro de plutonio disuelto en ácido explotó accidentalmente y una pequeña cantidad le entró en la boca. Rápidamente, quienes le acompañaron le hicieron varios lavados de estómago con el propósito de evitar que el plutonio llegara a su torrente sanguíneo.

El químico afirmó después que había notado “un sabor metálico y ácido” y describió la situación como una de las peores que vivió en su vida. Aunque al pasar detectores de radiación frente a su lengua mostraron valores muy altos y a que su orina registró trazas de plutonio durante años, Mastick no sufrió graves consecuencias derivadas del suceso. De hecho, murió por causas naturales en Santa Bárbara, California, a los 87 años de edad.

Desde hace décadas circula un mito que afirma que el plutonio, que está considerado como el elemento radioactivo más peligroso del mundo, tiene un sabor agradable en el paladar. Es decir, que está rico, a pesar de su potencial mortal. Una idea descabellada de la que se hizo eco la serie de televisión Los Simpsons en el quinto episodio de su 11ª temporada, que se tituló E-I-E-I (Annoyed Grunt). En España recibió el nombre de EIEI (gesto de disgusto). En él pudimos ver a Homer probando plutonio, fumigando una plantación de tomates con él y besando a Marge cuando aún tenía algunos restos en sus encías.

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