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El plutonio de la Guerra Fría que vuelve a enfrentar a Estados Unidos y Rusia
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¿que se puede hacer con 34 toneladas de plutonio?

El plutonio de la Guerra Fría que vuelve a enfrentar a Estados Unidos y Rusia

EEUU y Rusia se comprometieron a deshacerse de 34 toneladas de plutonio listo para ser usado en armamento nuclear. Ahora Rusia ha suspendido ese acuerdo

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En el año 2000, después de meses de negociaciones, Estados Unidos y Rusia firmaron por fin un acuerdo para reducir sus almacenes de plutonio preparado para utilizarse como armamento nuclear, un elemento peligroso y delicado que, decía el tratado, ya no era necesario como elemento defensivo. Según lo firmado, cada uno de ellos se comprometía a deshacerse de 34 toneladas métricas de plutonio, suficiente para fabricar 17.000 armas nucleares.

A principios de este mes, ese plutonio volvía a convertirse en un problema. A causa de las tensiones entre los dos países por la situación en Siria y Ucrania, el presidente ruso, Vladimir Putin, anunciaba la suspensión del acuerdo firmado hace 16 años y reafirmado hace seis, alegando acciones poco amistosas por parte de Washington. En esta decisión, en la que los motivos políticos son innegables, hay un importante componente científico.

Plutonio-239, un isótopo problemático

placeholder ¿Cuánto tiempo hace falta para deshacerse del plutonio? (Fuente: Popular Science - Pinche para ampliar)
¿Cuánto tiempo hace falta para deshacerse del plutonio? (Fuente: Popular Science - Pinche para ampliar)

Deshacerse de este plutonio, llamado plutonio-239, no es sencillo, porque es complejo de procesar y no tiene más usos que el del armamento. La decisión de Rusia pone de nuevo esta problemática sobre la mesa. ¿Qué es y qué se puede hacer con el plutonio-239?

El plutonio es un elemento químico cuyo isótopo-239 se forma cuando un átomo de uranio-238 captura un neutrón, y pasa a ser uranio-239; luego sufre una desintegración beta (emite una partícula) y se convierte en neptunio-239, y este sufre otra desintegración beta y queda por fin en plutonio-239. Esta reacción en cadena tiene lugar en reactores nucleares, y da como resultado un elemento peligroso y delicado.

Se caracteriza por que tiene una vida media muy larga (más de 24.000 años) y por que tiene la capacidad, si es golpeado, de liberar enormes cantidades de energía en muy poco tiempo. De hecho, la bomba que Estados Unidos detonó sobre la ciudad japonesa de Nagasaki a finales de la Segunda Guerra Mundial tenía un núcleo de plutonio-239. Para que una concentración de plutonio se considere preparada para utilizarse como arma, tiene que estar formada en al menos un 97% de plutonio-239, y el resto de otros isótopos del elemento.

El problema es que, más allá de su capacidad explosiva, el plutonio-239 no es demasiado útil, de forma que darle otros usos no es posible sin procesarlo de alguna forma primero, y esto tampoco es sencillo. A diferencia del uranio enriquecido, no hay un proceso simple y sencillo que aplicar al plutonio para que no se pueda utilizar en armamento.

¿Cómo deshacerse del plutonio-239?

Ese proceso fue uno de los puntos en los que Rusia y Estados Unidos tardaron en ponerse de acuerdo para firmar el tratado ahora en suspensión. Se trataba de elegir entre dos opciones: una era combinar el plutonio-239 con oxígeno para obtener óxido de plutonio y este combinarlo con óxido de uranio para obtener combustible nuclear de mezcla de óxidos (MOX por sus siglas en inglés), un producto que se puede emplear en reactores nucleares comerciales y que serviría para darle una segunda vida, útil y segura, al problemático plutonio, con la ventaja añadida de que es muy difícil revertir este proceso; la otra, llamada inmovilización, consiste en mezclar el plutonio-239 con residuos radiactivos, creando el mismo efecto que si fuese introducido en un reactor nuclear.

En último término, ambas opciones tendrían el mismo final: almacenar el resultado en una cámara geológica. Según el 'Bulletin of Atomic Scientists', muchos expertos expresaron sus discrepancias con la primera opción, pensando que eso podía generar un interés económico en el plutonio y terminar causando una mayor aceptación de este elemento en la industria nuclear civil. Además, era más cara y potencialmente menos segura que la inmovilización. Pero parte de la negociación rusa se basó en que el plutonio era una valiosa fuente de energía que no debía ser desperdiciada. El MOX, por tanto, se impuso.

Estados Unidos ha cambiado de plan

Se eligió como la mejor opción, pero eso no significaba que fuese sencilla ni barata. Estados Unidos comenzó en 2007 la construcción de las instalaciones para reconvertir el excedente de plutonio-239 en MOX, que aún no se han terminado. Se espera que el coste final de la construcción sea de 1.000 millones de dólares, y que el procesamiento de sus 34 toneladas métricas de plutonio alcance un coste de 24.000 millones. A causa de los sobrecostes, el proyecto se ha detenido.


Lo cierto es que la administración Obama ha comenzado en los últimos meses a explorar otras opciones para procesar su plutonio, y parece inclinarse por una nueva idea: mezclarlo con otros materiales, como cementos, geles y espumas. El resultado sería una masa con una concentración de plutonio inferior al 10% sellada en contenedores de acero de doble capa y guardada durante décadas o siglos en lo que se llaman almacenamientos geológicos profundos.

En un documento enviado al Congreso, el Gobierno proponía detener la construcción de las instalaciones dedicadas a la fabricación del MOX y comenzar a diseñar y construir otro sistema donde mezclar y enterrar el plutonio, así que parece decidido a buscar un nuevo método para deshacerse del plutonio. Esto supone un problema para Rusia. En un encuentro con periodistas en primavera de este año, Putin acusó a EEUU de intentar cambiar la forma de procesar el plutonio-239 por otra en la que este "puede ser restaurado, reprocesado y reconvertido en apto para armamento de nuevo".

Eso es lo que ahora ha alegado Rusia para retirarse del pacto: "Durante mucho tiempo, Rusia ha estado implementando el acuerdo unilateralmente", ha dicho un representante del Kremlin. "Ahora, teniendo en cuenta esta tensión en general... el lado ruso considera imposible que se mantenga el estado actual de las cosas".

En el año 2000, después de meses de negociaciones, Estados Unidos y Rusia firmaron por fin un acuerdo para reducir sus almacenes de plutonio preparado para utilizarse como armamento nuclear, un elemento peligroso y delicado que, decía el tratado, ya no era necesario como elemento defensivo. Según lo firmado, cada uno de ellos se comprometía a deshacerse de 34 toneladas métricas de plutonio, suficiente para fabricar 17.000 armas nucleares.

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