Es noticia
Plutonio, metano... Lo último que sobrevivirá al ser humano cuando se extinga
  1. Tecnología
El Antropoceno comenzó a mediados del siglo xx

Plutonio, metano... Lo último que sobrevivirá al ser humano cuando se extinga

El inicio de la nueva era geológica en nuestro planeta está fechado alrededor de 1950. Una era marcada por las consecuencias derivadas del rápido crecimiento e industrialización del ser humano

Foto: El cambio climático es uno de los factores que dan inicio al Antropoceno. (Reuters)
El cambio climático es uno de los factores que dan inicio al Antropoceno. (Reuters)

En una escena de Matrix, el Agente Smith ofrecía una pesimista visión de nuestra especie. "Los seres humanos son una enfermedad. Un cáncer para este planeta. Sois una plaga", aseguraba el personaje interpretado por Hugo Weaving. Esa plaga ha tenido tal impacto sobre el planeta que el investigador británico Colin Waters, de la British Geological Survey, acaba de publicar una investigación en Science en la que confirma que el planeta ha entrado en una nueva era geológica: el Antropoceno.

Las teorías acerca de la existencia de una nueva era se han formulado y discutido en las últimas décadas. Waters da por hecho en su trabajo que ese Antropoceno existe, es real y que ha dejado suficientes marcadores en el planeta como para reconocer la existencia si se echa un vistazo detallado a los cambios que ha sufrido la Tierra.

Algunos elementos como el plástico, el aluminio o el hormigón sólo han aparecido de manera abundante a partir de 1950

El doctor Waters ha liderado a un grupo de investigadores que han puesto una fecha más o menos concreta al inicio de ese Antropoceno: alrededor de mediados del siglo XX. Hasta la fecha, se han barajado cuatro escenarios que podrían marcar el principio de la nueva era geológica: la que comenzó con la agricultura y la domesticación animal; el descubrimiento de América y los intercambios que produjo; la Revolución Industrial a principios del siglo XIX y la gran aceleración de mediados del siglo XX caracterizada por un aumento desmesurado de la población, la industrialización y el consumo energético y mineral.

"Hemos estudiado una amplia gama de señales medioambientales —explica Waters a Teknautas—. Algunas, como el plástico, el aluminio, el hormigón y otros nuevos materiales sólo han aparecido de manera abundante (y quizá súper abundante) a partir de 1950. El carbono negro y las cenizas volantes, ambos productos que resultan de la combustión de hidrocarburos, muestran las primeras señales durante la Revolución Industrial pero se elevan de manera notable: en 1970 los primeros y en 1950 los segundos.

"El estudio de testigos de hielo muestra claros incrementos de nitratos (que provienen de fertilizantes) y de gases de efecto invernadero (dióxido de carbono y metano) que también aparecen a principios del siglo XIX pero que aumentan exponencialmente entre 1950 y 1965. Los radioisótopos relacionados con las pruebas nucleares comienzan a aparecen en sedimentos de hielo a partir de 1952 y llegan a su techo en 1964. De todas estas señales, pocas se dan durante los años cincuenta, pero la mayoría se producen alrededor de la mitad del siglo pasado".

De todas estas señales, pocas se dan durante los años 50, pero la mayoría se producen alrededor de la mitad del siglo pasado

El impacto del ser humano en el planeta ha dejado su huella en diferentes aspectos. Waters no es capaz de dar con uno que sea representativo de lo que ha significado el Antropoceno hasta la fecha: "Es una pregunta difícil de responder. ¿Son los cambios en el paisaje derivados de la excavación de minerales y la construcción de estructuras alrededor del planeta? ¿O es el cambio en la atmósfera provocado por la emisión de dióxido de carbono y de metano que ya ha comenzado a cambiar el clima y podría acidificar las aguas oceánicas?"

El estudio ofrece otros datos que apoyan la tesis de que las últimas décadas han supuesto un cambio de tendencia respecto al Holoceno. Waters apunta al aumento de las temperatura media global desde 1900 —entre 0,6 y 0,9 grados— que ha supuesto un cambio mayor que el de los últimos 14.000 años. El aumento del nivel del mar, de aproximadamente unos 3,2 milímetros al año entre 1993 y 2010, es mayor que el que se daba en el Holoceno tardío.

¿Son negativos todos los cambios que el ser humano ha introducido en el planeta? Waters tiene dudas a la hora de valorar si todos esos cambios iniciados en el Antropoceno son perjudiciales. El doctor asegura que hay quien podría argumentar que hemos "construido un planeta capaz de mantener a 7.000 mil millones de personas con la mayor esperanza de vida conocida hasta la fecha", pero también es consciente de que ese logro se ha conseguido a costa de "favorecer a unas especies por encima de otras, de reducir la biodiversidad y de contaminar el medio ambiente hasta el punto de que puede poner en peligro nuestra prosperidad".

Y ofrece un argumento que no hace otra cosa que ahondar en esa ambigüedad: "Si preguntaras a los dinosaurios si el impacto de un meteorito hace 65 millones de años fue perjudicial te dirían que sí, pero fue positivo porque impulsó una evolución y una diversificiación de la que mamíferos y humanos se han beneficiado".

Un yacimiento de 300.000 años

Que el planeta haya entrado en una nueva era significa que las generaciones futuras serán capaces de leer nuestro impacto geológico ya sea en un testigo de hielo o en fósiles. Ante la posibilidad de que el ser humano no viva en el planeta dentro de 300 siglos o de que una especie animal haya evolucionado hasta el extremo de ser capaz de leer esas señales, Waters tiene claro que hay algunas marcas de esta era que sobrevivirán hasta ese hipotético futuro.

"Los restos de carbono negro y de cenizas volantes tienden a ser persistentes. El carbono orgánico es un componente que se encuentra en sedimentos marinos de cientos millones de años. Otros restos de carbono, similares a las cenizas volantes surgidas de una central térmica, se han encontrado en la zona del impacto del meteorito que se estrelló hace 65 millones de años. Esa especie inteligente podría elucubrar que hubo una gran explosión que liberó carbono aunque es difícil saber si lo podrían relacionar con nosotros".

La huella dejada por las pruebas y explosiones nucleares es otra de las que llegaría hasta esa futura especie: "El plutonio 239 tiene una vida media de 24.110 años y se han detectado muestras de hasta hace 100.000 años. Estaría fuera de este rango, pero dejaría una capa de uranio 235 y una de isótopo de plomo 207 que se podría reconocer como una huella permanente. Se leería como un evento antinatural que se podría enlazar a una especie inteligente y evolucionada".

Entre los materiales que Waters considera poco probable que permanecieran en el tiempo se encuentran el plástico o el hormigón. Del primero se estima que tiene una vida estimada de décadas o siglos y su mayor oportunidad de pervivir son los colorantes y plastificantes que se utilizan en su fabricación. Del hormigón hay pruebas de materiales que han sobrevivido 2.000 años y podría resistir si se "enterrara y pudiera interactuar con aguas que pudieran producir fluidos muy alcalinos que se alejaran de la fuente original y se solidificaran de nuevo como carbonato de calcio".

En el caso del aluminio, Waters insiste en que "poco se conoce" acerca de sus características. "Es probable que con el tiempo se oxidara pero se podría estudiar como un tecnofósil", explica el doctor. Un tecnofósil, añade, "es prácticamente un fósil tradicional. No tendrá la composición orgánica original de un animal sino que será una impresión en una piedra".

En una escena de Matrix, el Agente Smith ofrecía una pesimista visión de nuestra especie. "Los seres humanos son una enfermedad. Un cáncer para este planeta. Sois una plaga", aseguraba el personaje interpretado por Hugo Weaving. Esa plaga ha tenido tal impacto sobre el planeta que el investigador británico Colin Waters, de la British Geological Survey, acaba de publicar una investigación en Science en la que confirma que el planeta ha entrado en una nueva era geológica: el Antropoceno.

Investigación
El redactor recomienda