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Buceando con los 'sheriffs' del mar que registran cómo el Mediterráneo se convierte en el Caribe
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Ya son más de 5.000 observadores

Buceando con los 'sheriffs' del mar que registran cómo el Mediterráneo se convierte en el Caribe

Siguiendo el éxito vivido en otros entornos, los científicos españoles llevan años tirando de la voluntad de miles de fans de los océanos para intentar documentar todo lo que ocurre en un mar que no para de calentarse

Foto: Desiertos submarinos. (Jordi Boada/Observadores del Mar)
Desiertos submarinos. (Jordi Boada/Observadores del Mar)

Son cerca de las 12:30 y Meri Alorda organiza todo para la próxima inmersión. Esta catalana regenta un centro de buceo en Tossa de Mar, uno de los destinos más conocidos de la Costa Brava, y está más que acostumbrada a estas actividades. Pero la de este miércoles de noviembre no es una inmersión más. Su centro, además ser un lugar en el que alquilar equipo y realizar paseos por el fondo marino del Mediterráneo catalán, juega otro papel en la zona, y hoy lo va a mostrar. Es un observatorio centinela, una denominación dada por un grupo de científicos que estudian el Mediterráneo y que han encontrado en estos negocios y en los fans del agua a los grandes aliados para documentar la situación de un entorno que está hirviendo.

Alorda y su equipo forman parte de Observadores del Mar, una plataforma lanzada en coordinación con varios centros del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) para promover la ciencia ciudadana en el mar y aprovechar la colaboración para mejorar sus investigaciones. Su pequeño negocio está dentro de los más de 5.000 observadores que aportan datos para unas bases que luego los científicos utilizan para sus trabajos o incluso para lanzar alertas. Desde 2012, el proyecto no ha parado de crecer y solo entre Cataluña y las Baleares, donde nació la iniciativa, se han registrado más de 10.000 observaciones (en todo el mundo tienen más de 20.000), que luego cotejan los 100 científicos que trabajan validando y tratando la información de la plataforma.

"La idea parte de la necesidad que tenemos de datos para entender qué está pasando en nuestras aguas. Con la generalización de las tecnologías conectadas, vimos que existía la posibilidad de que los ciudadanos nos ayudasen a recabar información y generar una red de observación que ningún estudio podría llegar siquiera a pagar. Así empezamos y hemos creado toda una comunidad cada vez más grande y concienciada", explica Joaquim Garrabou, coordinador del programa Observadores del Mar-CSIC. "El caso del Mar Mediterráneo es claro. Está cambiando a pasos agigantados, se calienta más que la media y el problema es que es muy difícil ver cómo está afectando este calentamiento sin ayuda ciudadana que te ponga sobre una pista o te ayude a ver tendencias", añade.

El caso de los Observadores encaja dentro de una explosión de la ciencia ciudadana en los últimos años, y que se ha convertido en todo un éxito en otros entornos. Quizá el más conocido es el de las aves, donde el llamado "pajareo" ha llegado a generar una comunidad gigantesca cada vez más grande y conectada que no para de profesionalizarse. El mar no ha llegado a ese punto, pero la idea que defienden este tipo de proyectos sigue esos mismos pasos. Internet y los móviles permiten observar, captar y compartir cualquier tipo de hallazgo en segundos y profundizar en el conocimiento sobre una disciplina a distancia.

placeholder Observando y documentando bajo el mar. (Fundación Biodiversidad)
Observando y documentando bajo el mar. (Fundación Biodiversidad)

"De momento, esta red ya ha servido para avisar de diferentes problemas. La mortalidad de los bosques de gorgonias es uno, hemos hecho hasta jornadas dedicadas a estudiar el efecto de las temperaturas en este animal marino, pero hay otros", comenta Garrabou. "El que recuerdo como más llamativo fue el descubrimiento de un pez globo muy tóxico que se halló en Ceuta. Compartieron la imagen en la plataforma y nos sirvió para avisar a todo el mundo y monitorizar la situación". Garrabou habla del caso del pez globo tóxico Lagocephalus sceleratus, procedente del Mar Rojo, detectado en el Estrecho de Gibraltar gracias a la observación de Juan Manuel Postigo, miembro de Observadores del Mar.

Alorda y los suyos aún no han llegado tan lejos, pero sí que realizan periódicamente pasadas para registrar todo lo que encuentran y ver la evolución. "Vemos las poblaciones de las diferentes especies, observamos las praderas de posidonia, la evolución de la desertificación... Y todo lo registramos. Ayuda a los científicos, pero a nosotros también", comenta. El caso de la gorgonia roja es de los más preocupantes. Estos animales marinos están desapareciendo del Mediterráneo a pasos agigantados. En la última década, según los datos que maneja el equipo de Garrabou, por la subida de la temperatura se habría perdido alrededor del 60% de la biomasa de las colonias de gorgonias que están por encima de 20 metros de profundidad. Un aviso de la muerte de muchos corales en las costas.

placeholder Algas filamentosas recubriendo una gorgonia. (Observadores del Mar/Martí Vilanova)
Algas filamentosas recubriendo una gorgonia. (Observadores del Mar/Martí Vilanova)

Ahora, coordinado con varios centros (ICM, CEAB, IMEDEA, SOCIB, IIM e IEO) y con el apoyo del proyecto LIFE INTERMARES de la Fundación Biodiversidad y el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, el programa busca dar un paso más y extender su huella. Cualquier persona interesada puede registrarse en la plataforma y subir sus observaciones en todo el mundo. Es más, en el mapa de la web se puede ver que tienen registros en medio mundo. "Estamos pensando en crear un ranking con los colaboradores y eso, pero de momento no hay nada decidido", añade Garrabou.

Los datos se validan y, si pasan el corte, además de poderse utilizar para vigilancia y avisos, se transfieren al Banco de Datos de la Naturaleza, EMODNet Biology y el GBIF. "También tenemos acuerdos con otros programas similares para intercambiar información y conocimiento". "El objetivo es añadir todos los datos posibles, eso sí, siempre con la calidad suficiente para que estos datos sirvan. La metodología que utilizamos está validada por científicos y expertos, por eso mismo, queremos información, pero obviamente que sea buena", detalla el coordinador.

El Mediterráneo hierve

Que el programa se centre tanto en zonas como la Costa Brava y el resto del litoral Mediterráneo no es casualidad. El Mare Nostrum vive un momento de sobrecalentamiento alarmante y los expertos que lo estudian ya llevan años avisando del camino que dirige directamente hacia el Caribe. En los últimos tiempos, la temperatura de las aguas del Mediterráneo ha alcanzado y superado los 30 °C en algunos puntos, cifras caribeñas. Esto lleva adherido un clima mucho más hostil, con lluvias torrenciales e incluso posibilidades de huracanes, pero los efectos se ven más allá, y basta el rato de buceo con el equipo de Alorda para verlo.

La muerte de las gorgonias es una de las consecuencias que empiezan a detectar en centros como el CEAB (Centro de Estudios Avanzados de Blanes). También hablan de una floración de la posidonia nunca antes vista y una desertificación del fondo marino cada vez más pronunciada. "Es una situación que cambia cada año y no sabemos qué puede venir después. Al momento excepcional que vivimos, se suma que la investigación submarina es algo muy reciente", explica Jordi Boada, investigador responsable del proyecto Desiertos Submarinos de Observadores del Mar.

placeholder Observación de posidonia. (Fundación Biodiversidad)
Observación de posidonia. (Fundación Biodiversidad)

Boada es uno de los científicos que trabaja con los datos de Observadores y que no es muy optimista sobre el futuro del mar, a la espera de saber cómo se adapta el ecosistema. "Tenemos detectados varios blanquizales que llevan como 30 años. Es decir, aparecieron y no han conseguido recuperarse. Son un síntoma claro de la preocupante evolución. Lo que no sabemos es cómo se podrán adaptar todas las especies a este nuevo panorama, es muy pronto para conocer algo tan nuevo, pero lo que es seguro es que el entorno está cambiando muchísimo", añade.

De momento, todos estos investigadores siguen mirando al mar y registrando cada cambio con la ayuda de gente como Alorda. Garrabou, algo más optimista, pone otro ejemplo interesante de adaptación. "Tenemos el caso de algunos peces que entraron por el Canal de Suez y están multiplicándose por el Mediterráneo por el calentamiento, pero no son del todo malo. ¿Cómo se está controlando su población? Pues en algunos países se están promoviendo festivales de cocina para intentar que la gente añada este pescado a su dieta. Es difícil que una especie se descontrole si tiene salida comercial, es más, la sobrepesca es otro de los grandes problemas de nuestros mares", termina el experto.

Son cerca de las 12:30 y Meri Alorda organiza todo para la próxima inmersión. Esta catalana regenta un centro de buceo en Tossa de Mar, uno de los destinos más conocidos de la Costa Brava, y está más que acostumbrada a estas actividades. Pero la de este miércoles de noviembre no es una inmersión más. Su centro, además ser un lugar en el que alquilar equipo y realizar paseos por el fondo marino del Mediterráneo catalán, juega otro papel en la zona, y hoy lo va a mostrar. Es un observatorio centinela, una denominación dada por un grupo de científicos que estudian el Mediterráneo y que han encontrado en estos negocios y en los fans del agua a los grandes aliados para documentar la situación de un entorno que está hirviendo.

Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Cambio climático
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