Ni los jarabes ni el Respibien: la mayoría de los anticatarrales no sirven o son adictivos

Llega la época de los catarros, las gripes y los resfriados. En la mayoría de las ocasiones, no será nada grave, pero el dolor de garganta, los estornudos, los mocos y demás molestias no son plato de buen gusto para nadie. Evidentemente, no acudes al médico por tan poca cosa, pero quizá la farmacia pueda salvarte. Al menos, aliviarte o hacer que respires un poco mejor. Si está a la venta, tiene que funcionar, ¿verdad? Aunque, bien pensado, también venden homeopatía... ¿Son realmente eficaces los productos anticatarrales?

Muchos jarabes, sobres, pastillas o espráis nasales se engloban en las llamadas especialidades farmacéuticas publicitarias (EFP), que no necesitan prescripción médica. "Desde el punto de vista médico, los anticatarrales no se prescriben y es muy raro que se aconsejen", afirma en declaraciones a El Confidencial el portavoz de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), Lorenzo Armenteros. "Son de venta libre y usarlos o no usarlos depende del criterio individual de cada persona o del consejo farmacéutico", explica.

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El objetivo es tratar los síntomas mediante principios activos "a una dosis muy limitada", lo que, en teoría, hace innecesario el control médico. Sin embargo, eso no quiere decir que sean completamente inocuos. "Es una multitud de productos muy variada y habitualmente se mezclan componentes que pueden considerarse fármacos y otros de tipo naturista o derivados de plantas". Por ejemplo, algunos contienen paracetamol o ibuprofeno en cantidades muy pequeñas, para combatir la fiebre o el dolor, y añaden moléculas que, en teoría, deben aliviar la tos o los mocos. Sin embargo, "no están exentos de riesgos y, de hecho, algunos tienen componentes que pueden ser peligrosos", advierte el experto, "tomados de forma indiscriminada pueden tener consecuencias".

Un descongestivo tan eficaz como el placebo

Últimamente, los descongestivos nasales están en el punto de mira, por varios motivos. Uno de los principios activos más usados por este tipo de fármacos es la fenilefrina oral, pero la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos, agencia gubernamental de EEUU) ha publicado hace tan solo unas semanas una revisión de las evidencias científicas disponibles y ha llegado a la conclusión de que esta molécula es completamente ineficaz tanto para los catarros como para las alergias, otro uso muy demandado.

Si se retirase del mercado, el impacto sería muy importante, porque en España está disponible en decenas de fármacos orales que, en conjunto, venden más de cinco millones y medio de cajas cada año. Marcas como Normogrip, Termalgin Gripe, Aspirina Complex, Couldina o Gelocatil Gripe Forte contienen fenilefrina. Sin embargo, muchos de estos productos incluyen en su formulación otros principios activos, como paracetamol o ibuprofeno, que sí permiten aliviar fiebre, dolor o malestar. Por lo tanto, no se puede concluir que estos fármacos no sirven para nada en absoluto. Sin embargo, si prometen que vas a respirar mejor, probablemente, no va a ser verdad.

¿Qué hace exactamente la fenilefrina? En teoría, descongestiona las fosas nasales porque tiene un efecto vasoconstrictor, es decir, que estrecha los vasos sanguíneos. De esta forma, reduce el flujo de sangre que va hacia la nariz, lo que debería reducir la inflamación, permitiendo que respiremos mejor. Sin embargo, la conclusión de la FDA es que no resulta más efectiva que el placebo. Si nos sentimos aliviados después de tomar alguno de los fármacos que la contienen, es muy posible que sea autosugestión. El resultado es que estos fármacos, "posiblemente, no te produzcan el efecto descongestivo nasal definido en su publicidad", comenta Armenteros, ya que "no tienen una evidencia científica", pero sí provoquen un efecto vasoconstrictor sistémico, de manera que, "tomados de forma continuada pueden tener consecuencias a corto o largo plazo".

La EMA revisa la pseudoefedrina

Ese podría ser el caso de otro principio activo para la descongestión nasal que está dando mucho que hablar en los últimos meses, la pseudoefedrina. En realidad, su mecanismo de acción es el mismo, porque también estrecha los vasos sanguíneos de los conductos nasales. Sin embargo, esta molécula parece mucho más preocupante. El Comité de Seguridad de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA, por sus siglas en inglés) ha iniciado recientemente una revisión de los medicamentos que la contienen, respondiendo a una petición de la Agencia Francesa del Medicamento. Todo se debe a la aparición de casos del síndrome de encefalopatía posterior reversible y del síndrome de vasoconstricción cerebral reversible en personas que consumían medicamentos que contenían pseudoefedrina, y que se notificaron al sistema de farmacovigilancia francés. Estos problemas, aunque pasajeros, incluyen síntomas como fuertes dolores de cabeza, disminución del nivel de conciencia, convulsiones, trastornos visuales y déficits neurológicos.

"La EMA está reevaluando la relación beneficio-riesgo para todos los medicamentos que contienen pseudoefedrina como principio activo", explica Raquel Carnero, consultora de la industria farmacéutica especializada en regulación. Entre esos fármacos están algunos muy conocidos, como Iniston o Frenadol Descongestivo, pero en total "hay 31 medicamentos bajo vigilancia en España", algunos financiados por el Sistema Nacional de Salud y otros no. En cualquier caso, el hecho de que muchos no necesiten prescripción médica, explica, no cambia nada, puesto que "todos están sujetos a las mismas normas".

Este viernes, la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (Sefac) recomendaba en un comunicado "extremar la precaución en la dispensación de los medicamentos que contengan pseudoefedrina", recordando que la composición de cada uno de los productos que la llevan es muy variada: entre seis y 240 miligramos. El uso está especialmente contraindicado para pacientes con hipertensión arterial, hipertiroidismo, enfermedad coronaria y que estén tratados con inhibidores de la monoaminooxidasa. No obstante, la mayoría "llevan más de cinco años comercializados en España sin que se tenga noticia de casos similares a los registrados en Francia", puntualiza. Sefac recuerda que todos estos medicamentos están dentro del grupo de los simpaticomiméticos y, como tal, "presentan un riesgo conocido de episodios isquémicos cardiovasculares y cerebrovasculares" que incluyen el ictus y el infarto de miocardio.

Dependencia para respirar

Si queremos aliviar nuestra nariz, aún nos queda otra opción muy popular, la oximetazolina. No es oral, como las anteriores, sino que se comercializa en forma de espray a través de marcas como Respibien o Utabon, y se aplica directamente en la nariz. No obstante, también produce vasoconstricción, pero en este caso, uno de los principales problemas detectados es que el abuso de esta solución genera dependencia, provocando lo que se llama rinitis medicamentosa. Tras un impacto positivo inicial en la descongestión, la mucosa se acaba adaptando a estos fármacos y, sin ellos, se congestiona más. Por eso, está desaconsejado usarlos más de tres días.

"Los vasoconstrictores nasales crean una dependencia de forma muy rápida", destaca Armenteros. El riesgo "puede ser grave", en forma de "patologías oculares, por cercanía en la aplicación", pero "también cardiovascular", precisamente por el estrechamiento de los vasos. "En Francia se ha dado un paso importante y se está informando de los riesgos, pero en España aún no hay un criterio definido con este tipo de productos, sobre la información que se debe dar o sobre el control de la venta", apunta el portavoz de la SEMG.

El mundo de los jarabes infantiles

Si la eficacia de estos fármacos es más que dudosa para los adultos, sucede lo mismo en el caso de los niños. Según un estudio publicado hace un año en la revista Anales de Pediatría, de la Asociación Española de Pediatría, "la evidencia científica no recomienda medicamentos anticatarrales en niños". Sin embargo, lo peor de todo es que en muchas ocasiones se producen "intoxicaciones no intencionadas" que llegan a ser "moderadas o graves". Los autores, de distintos centros de Cataluña, describen 63 casos ocurridos por diversos motivos, como la administración a edades no recomendadas o errores en las dosis.

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En el ámbito infantil, la gama de productos también es muy variada, pero los jarabes contra la tos están entre los más demandados. Un repaso a la literatura científica pone de manifiesto la ineficacia de fármacos como el dextrometorfano, el antitusígeno más empleado del mundo, que no obtiene mejores resultados que el placebo. Alternativas como la cloperastina tampoco tienen suficientes evidencias. Si les seguimos dando a nuestros hijos este tipo de productos, probablemente, es porque se benefician de las apariencias. "El cuerpo humano se va defendiendo y la mejoría ocurre con el paso de los días, pero no por el producto", señala Armenteros.

No obstante, sí hay un tipo de jarabe que parece contar con el respaldo científico acerca de sus propiedades frente a los síntomas típicos de catarros y gripes: los que tienen miel. Es el caso del popular Grintuss, con distintas formulaciones para niños y para adultos. Sin embargo, lo cierto es que los estudios no avalan exactamente el producto farmacéutico, sino solamente el componente natural que producen las abejas. Al menos así se deduce de un artículo publicado en 2020 en BMJ Evidence-Based Medicine: la revisión de 14 estudios mostraba que la miel era mejor que cualquier medicamento. No obstante, esta investigación resultó polémica porque contradecía revisiones anteriores que habían encontrado beneficios muy escasos en el uso de la miel como remedio en el caso de los niños.