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¿Alarmismo o amenaza? Qué te tiene que preocupar de verdad (y qué no) de ómicron
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LAS IDEAS CLARAS

¿Alarmismo o amenaza? Qué te tiene que preocupar de verdad (y qué no) de ómicron

La aparición de la nueva variante del covid ha causado una tremenda confusión debido a la ausencia de certezas científicas y a la reacción política. ¿Qué sabemos de verdad?

Foto: Vacuna. (EFE)
Vacuna. (EFE)
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Cuando nos empezábamos a olvidar de la pandemia e intentábamos volver a hacer planes relativamente normales, llega la variante ómicron y parece la más temible de todas. La sensación de hartazgo, cansancio y desazón aumenta por momentos. ¿Volvemos a empezar? En realidad, los datos que manejan los científicos aún son muy escasos, así que es difícil tener ideas claras sobre lo que está sucediendo. En cambio, la fulminante reacción política, con la cancelación de vuelos y el endurecimiento de muchas medidas por parte de los países europeos, nos sitúa en un escenario muy delicado.

Es imposible no estar confuso. La complejidad del conocimiento científico, con todos sus matices, y la contundencia de los titulares y las declaraciones nos vuelven locos. ¿Qué alcance tendrá esta nueva versión del coronarivus? ¿Está cambiando algo de verdad en el curso de la pandemia? ¿Seguiremos protegidos por las vacunas? Intentamos aclarar algunas ideas con las pocas certezas que tenemos, lo mucho que desconocemos y lo que podemos deducir como más probable en esta nueva fase de la pandemia que no podíamos ni imaginar hace tan solo una semana.

Foto: Realización de test de antígenos en orense

Se transmite más, pero... ¿importa?

Hay buenas razones para pensar que ómicron se transmite con una facilidad extraordinaria. Las primeras son epidemiológicas y justificaron la alarma, como ocurrió antes con otras variantes: en la zona de Sudáfrica donde se detectó los casos se dispararon un 321% en una semana. En sí mismo, este dato puede ser circunstancial, debido a que se partía de cifras de incidencia muy bajas y hay poca cobertura vacunal (con pauta completa, un 24% del total de la población sudafricana). Sin embargo, la secuenciación genética del virus detectó mutaciones como N501Y (que ya hacía más transmisible a alfa, beta y gamma) y varias presentes en delta, la versión del SARS-CoV-2 más contagiosa hasta ahora, tanto, que se ha impuesto en casi todo el mundo.

La cuestión es si esa mayor transmisión va a tener relevancia para el control de la pandemia. Un aumento de la incidencia que no provoque casos graves tendría una importancia relativa. Así que, en primer lugar, habrá que ver si ómicron consigue desplazar a la variante delta. Si es así, sería necesario analizar si la enfermedad que provoca es más severa o si las vacunas dejan de ser efectivas. Por el momento, no hay evidencias de ninguna de las dos cosas y, dada la experiencia anterior, ambas son poco probables aunque no se pueden descartar.

De hecho, los médicos de Sudáfrica aseguran que, por el momento, los casos son leves, con un cuadro algo diferente al habitual: cansancio extremo, sequedad de garganta y síntomas característicos del resfriado, pero sin pérdida de olfato ni gusto. ¿Es posible que el nuevo virus sea menos virulento? Sí, pero el brote se ha dado principalmente en gente joven, así que no se puede asegurar. Hasta ahora, ninguna variante ha provocado cambios significativos en la gravedad ni en la letalidad.

Tiene mutaciones que burlarían a los anticuerpos, pero...

La posibilidad de que las mutaciones afecten a la efectividad de las vacunas es mucho más preocupante. ¿Está fundamentada? Lo cierto es que tendrían que ocurrir muchas cosas para que la alta protección que ofrecen las vacunas frente al SARS-CoV-2 se viese gravemente alterada con la nueva variante. Ómicron tiene 32 mutaciones en la proteína S, la que sirve al virus para infectar a las células y la que reconocen los anticuerpos para neutralizar el virus (tanto los de pacientes que han superado la enfermedad como los de personas vacunadas). Algunas de estas mutaciones podrían hacer, precisamente, que el virus esquivara estas defensas. Los experimentos 'in vitro' aclararán en pocos días si esto es así, ya que se pondrá en contacto el virus con suero de infectados y vacunados.

placeholder Test en un aeropuerto. (EFE)
Test en un aeropuerto. (EFE)

Sin embargo, con otras variantes ya se temió que se produjera un escape vacunal y esa posibilidad de reinfección que en la práctica es casi inexistente. Fue el caso de beta y gamma (originarias de Sudáfrica y Brasil, respectivamente): los resultados 'in vitro' resultaron alarmantes y las farmacéuticas se pusieron a trabajar en vacunas adaptadas que finalmente no han sido necesarias. ¿Por qué? Porque a pesar de los cambios, la proteína S sigue siendo muy reconocible para los anticuerpos y porque la respuesta inmune es mucho más compleja. Las vacunas entrenan al sistema inmunitario para que tenga memoria del virus, de manera que incluso cuando los anticuerpos decaen, los linfocitos T reaccionan frente a la infección.

La OMS dice que el riesgo es “muy elevado”, pero...

En los últimos días, muchos titulares han contribuido a sembrar el pánico. Algunos aludían a un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicado este lunes que destacaba el riesgo “muy elevado” que representaba ómicron para todo el planeta. ¿Alarmismo? En realidad, se refería al peligro de que esta variante se transmita a todo el mundo. Además, hay que tener en cuenta que este organismo internacional emite sus mensajes pensado en todos los países y, en particular, en los más vulnerables y en los que tienen menos recursos.

placeholder Tedros Ghebreyesus. (Reuters)
Tedros Ghebreyesus. (Reuters)

En efecto, una mayor transmisibilidad irá asociada a complicaciones graves para los sistemas de salud de los territorios con menor cobertura vacunal, ya que una alta incidencia se traducirá en más hospitalizaciones y fallecimientos, como ha ocurrido en todas las olas. Sin embargo, su impacto no sería tan grave en países como España si lo único que cambia es el número de casos, como demuestran los datos del Ministerio de Sanidad: en los dos últimos meses, la tasa de hospitalizados entre 60 y 79 años es de 2 por 100.000 habitantes entre los vacunados y de 35,7 entre quienes no han recibido la vacuna. Incluso la transmisión es muy distinta: los no vacunados se contagian tres veces más.

Ya está circulando en España, y es inevitable

Como si estuviéramos al inicio de la pandemia, en Europa llevamos varios días contabilizando casos aislados relacionados con viajeros procedentes de la zona afectada. Es lógico, porque el foco de los sistemas de vigilancia y secuenciación se ha puesto en los aeropuertos, pero la experiencia también nos enseña que, si realmente ómicron es más transmisible, en algún momento la situación se desbordará y habrá transmisión comunitaria. Lo más probable es que ya exista. Países Bajos comunicó este martes el hallazgo de la nueva variante en muestras tomadas 11 días antes, es decir, antes de que Sudáfrica diera la voz de alarma. Algunos países europeos ya tienen casos para los que no han encontrado una vinculación directa con el sur de África. Incluso algunos expertos consideran que del análisis filogenético de la variante podría deducirse que está circulando hace tiempo.

Es cierto que algunas variantes que llegaron a considerarse muy peligrosas, como la beta y la gamma, nunca llegaron a convertirse en predominantes en suelo europeo. El número de casos fue testimonial y los brotes se asociaron casi siempre a personas procedentes de Sudáfrica y de América del Sur. Entonces, ¿aún es posible controlar la expansión de ómicron? Como a estas alturas no parece que se vayan a imponer medidas mucho más drásticas, todo depende de las características del propio virus. Si la nueva variante tiene alguna ventaja en su competencia con delta a la hora de transmitirse, se acabará imponiendo. No obstante, algunos expertos abogan por mantener la prudencia: la suspensión de vuelos con los lugares más afectados puede tener sentido hasta que los casos autóctonos superen a los importados.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i), la ministra de Sanidad, Carolina Darias, y el ministro de Exteriores, José Manuel Albares. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

Los datos importantes: hospitalización y muertes

Así que, por el momento, estamos como siempre. La clave de un cambio importante en la pandemia la darán los datos. Y ya no será la incidencia acumulada a 14 días por cada 100.000 habitantes, porque la vacunación ha roto la correspondencia directa entre el número de casos y su repercusión en hospitalización, UCI y fallecimientos, que es lo verdaderamente relevante. Los cambios en el 'semáforo covid', que establece cuáles deben ser las restricciones según los niveles de riesgo, ya recogen esta idea.

Ahora, el riesgo extremo está establecido por encima de 500 (este martes, alcanzábamos los 208,5) y cobran especial importancia otros indicadores, como la ocupación de camas y la tasa de nuevas hospitalizaciones. Ómicron puede afectar a todas estas cifras, pero las consecuencias solo serán verdaderamente graves si además de incrementar la transmisión (algo que aún no podemos dar por seguro), fuera capaz de repercutir sobre la gravedad del covid, por ejemplo, esquivando la protección vacunal. No obstante, el 10% de personas mayores de 12 años que están sin vacunar son, en la práctica, cuatro millones de personas sin protección frente al coronavirus que tienen su peso en datos, haciendo que la cifra de muertes por covid siga siendo elevadísima: este martes, se sumaron 44 fallecidos al recuento oficial.

Entonces, ¿por qué tantas restricciones en Europa?

La OMS, al mismo tiempo que advierte de la gravedad de la situación, ha criticado la reacción de algunos países. "No se basan en pruebas ni son eficaces por sí mismas", aseguró este martes el director general de la organización, Tedros Adhanom Ghebreyesus. Por eso, muchas voces se preguntan si esta vez Europa no se ha pasado de frenada con las restricciones. En realidad, se está castigando a Sudáfrica por hacer las cosas bien, ya que cuenta con un buen sistema de secuenciación genómica que permite detectar las nuevas variantes. No podemos descartar que haya más variantes similares en países con menos capacidad de vigilancia.

placeholder Variante ómicron en Sudáfrica. (EFE)
Variante ómicron en Sudáfrica. (EFE)

Sin embargo, el hallazgo ha pillado a la mayor parte del continente europeo en un momento delicado y con demasiadas malas experiencias acumuladas. Países como Alemania y Austria están lejos de conseguir sus objetivos de vacunación y han visto cómo se disparan la incidencia y las hospitalizaciones en las últimas semanas. En ese contexto, el continente no está dispuesto a recibir un nuevo mazazo (y menos en vísperas de Navidad, con el previsible aumento de contactos sociales) y las autoridades han decidido poner todos los medios a su alcance, incluyendo la restricción de movimientos y el pasaporte covid. No obstante, la reacción de los actores políticos y económicos (el batacazo de las bolsas fue monumental) no suele estar directamente relacionada con los datos que manejan los científicos.

¿Debo tomar más precauciones? ¿Qué hago esta Navidad?

Frente a esta nueva situación, ¿debemos tomar más precauciones? En realidad, las medidas para detener el virus son siempre las mismas sea cual sea la variante que circule. De hecho, muchos expertos consideran que haber mantenido la mascarilla en interiores es una de las claves, junto con la vacunación, de que España mantenga una menor incidencia que otros países. El peligro se concentra en lugares cerrados no ventilados y el frío no anima a que los contactos sociales puedan realizarse al aire libre en estas fechas.

Con respecto al año pasado, es evidente que las vacunas ofrecen un escudo fundamental contra el virus y, salvo que los datos comiencen a decir lo contrario, podemos asumir que así sigue siendo. En el caso de las personas más vulnerables, como los mayores de 60 años, la generalización de la tercera dosis aporta aún más confianza. Sin embargo, también es posible que medidas como el pasaporte covid induzcan una falsa seguridad y hagan que nos relajemos en exceso. Ya sabemos que los vacunados pueden transmitir el covid, aunque en menor medida, pero no tenemos ni idea de si ómicron aumentará las posibilidades de contagio de forma significativa.

Cuando nos empezábamos a olvidar de la pandemia e intentábamos volver a hacer planes relativamente normales, llega la variante ómicron y parece la más temible de todas. La sensación de hartazgo, cansancio y desazón aumenta por momentos. ¿Volvemos a empezar? En realidad, los datos que manejan los científicos aún son muy escasos, así que es difícil tener ideas claras sobre lo que está sucediendo. En cambio, la fulminante reacción política, con la cancelación de vuelos y el endurecimiento de muchas medidas por parte de los países europeos, nos sitúa en un escenario muy delicado.

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