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¿Media España vacunada de coronavirus en mayo? Por qué esta promesa es poco realista
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"Más balas en la recámara"

¿Media España vacunada de coronavirus en mayo? Por qué esta promesa es poco realista

Las comprobaciones científicas y la planificación logística aún pondrán obstáculos antes de que lleguemos a un escenario en el que convivirán varias vacunas

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El anuncio de que la vacuna de Pfizer y BioNTech es eficaz en un 90% ha disparado la euforia de todo el mundo, incluyendo el Gobierno español. Ni 24 horas pasaron desde la noticia hasta que los miembros del Ejecutivo se atrevieron a adelantar varios meses las primeras vacunaciones contra el covid. La semana pasada, Pedro Sánchez situaba ese horizonte en el mes de mayo y solo ha hecho falta el comunicado de una empresa —sin la publicación de resultados científicos ni la aprobación de ninguna agencia— para que el ministro de Sanidad, Salvador Illa, augure que en enero se estarán vacunando los primeros españoles.

Es más, el ministro Illa aseguraba que para mayo “podremos tener ya un porcentaje suficientemente relevante de población española y europea vacunada”, porque espera contar con 20 millones de dosis de la vacuna de Pfizer que servirán para inmunizar a 10 millones de personas (hacen falta dos dosis), a lo que habrá que sumar las aportaciones que harán otras vacunas avanzadas, también desde principios de año. ¿Son realistas estos plazos? ¿Anunciarlos ya es audacia o temeridad?

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Para conocer cómo será el escenario de vacunación que nos espera en los próximos meses, lo primero es hacer la foto fija de la carrera, en la que Pfizer parece destacar, pero no de forma tan clara como podría parecer. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 47 proyectos de vacuna están en evaluación clínica y 10 de ellos se encuentran en la fase 3, a las puertas de la comercialización. Cuatro candidatas a vacuna son de China (las de Sinovac, CanSino y dos de Sinopharm) y hay otra de Rusia, pero la Unión Europea descarta estas opciones. Las otras cinco son las de Oxford y AstraZeneca (Reino Unido), Novavax (EEUU), Moderna (EEUU), Janssen (del grupo Johnson & Johnson, cuyos ensayos clínicos se realizan en España) y la ya archiconocida de Pfizer.

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Foto: Reuters.

De entre este quinteto, la Comisión Europea ha cerrado acuerdos con AstraZeneca y Janssen para el suministro, al menos, de 300 y 200 millones de dosis. Con Moderna y Pfizer, tan solo hay preacuerdos y no contratos cerrados, así que los 20 millones de dosis que espera España (200 para el conjunto de la UE) aún están en el aire. A esto hay que añadir acuerdos con Sanofi (Francia) y CureVac (Alemania), cuyas vacunas aún no han superado la fase 2.

El Ministerio de Sanidad cuenta con un grupo específico de expertos que trabaja desde hace más de dos meses en los preparativos de la vacunación y que prepara un documento que podría darse a conocer próximamente. Además de revisar todos estos proyectos que van alcanzando las fases más avanzadas de los ensayos clínicos, están trabajando en la definición de los grupos prioritarios a los que administrar las primeras dosis, en la logística para llevar a cabo el proceso y en la campaña de comunicación que será necesaria.

Simón, sobre la vacuna de Pfizer: ''Los datos son muy esperanzadores''

Uno de estos asesores es el experto en vacunas José Antonio Navarro Alonso, miembro de la Asociación Española de Vacunología (AEV). En su opinión, el anuncio de Pfizer es una gran noticia, pero “en las próximas semanas habrá más balas en la recámara”, afirma en declaraciones a Teknautas. Por eso, a lo largo de 2021, “puede que tengamos tres o más vacunas, pero son incompatibles entre ellas, es decir, si me inyectan una dosis tengo que recibir la siguiente de la misma, y la industria no va a realizar estudios para ver la compatibilidad de su producto con el de la competencia”, advierte.

Cómo se pueden acelerar los plazos

Sin embargo, ni él ni otros especialistas se atreven a fijar fechas tan concretas como el Gobierno, y algunos consideran más realista pensar en la primavera como inicio de las campañas de vacunación, que se irían completando en la segunda mitad del año. Todo ello, pensando en una inmunización generalizada en la población, cuya duración todavía se desconoce.

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Foto: Reuters.

No obstante, es cierto que los resultados de Pfizer invitan a pensar que los plazos se pueden acelerar con respecto a lo previsto hace tan solo unos días. El principal motivo es que la estrategia de esta vacuna es común al resto: se basa en utilizar como antígeno la espícula del virus, es decir, la famosa proteína S que se encuentra en la superficie del SARS-CoV-2 y que le permite entrar en las células. Los diferentes proyectos de vacuna pretenden que nuestro sistema inmunitario la reconozca para poner en marcha los mecanismos de defensa. El razonamiento lógico lleva a los expertos a esperar que si los resultados son buenos en el caso de Pfizer, también lo serán en los demás.

La diferencia está en la tecnología que utiliza cada proyecto, y eso también es una buena noticia. En lugar de inyectar el antígeno de forma externa, Pfizer utiliza ARN mensajero para hacer que nuestras células lo fabriquen. Sin embargo, nunca hasta ahora se ha comercializado una vacuna de este tipo y otros proyectos avanzados emplean la misma técnica (en concreto, los de Moderna y CureVac), así que también es de esperar que obtengan buenos resultados.

Por otra parte, a falta de la publicación de los resultados en documentos científicos, una protección del 90% es elevadísima para lo que se esperaba, ya que organismos como la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de EEUU) o la propia OMS habían establecido un umbral mínimo del 50%, así que es de esperar que no pongan problemas en este aspecto.

Los retrasos científicos

Sin embargo, la lista de incertidumbres que ponen encima de la mesa los especialistas en vacunas todavía es más amplia, empezando por el hecho de que el primer paso que esperan es un artículo científico que recoja los resultados anticipados por Pfizer. “No sabemos lo que protege frente a casos leves o frente a casos graves, si evita hospitalizaciones y muertes o si ese porcentaje de eficacia incluye a personas mayores”, destaca Navarro Alonso.

Las vacunas no incluyen a niños, embarazadas, personas inmunodeprimidas ni enfermos de VIH. "Lo probarían en una fase posterior"

La información proporcionada por la empresa no entra en detalles sobre los casos de contagios que sirven de base para comparar el grupo que recibió la vacuna y el que tomó placebo. “Tampoco conocemos si la vacuna erradica el virus del tracto respiratorio superior y, por tanto, impide la diseminación del coronavirus entre la población, lo cual sería un punto a favor de conseguir la inmunidad de grupo”, comenta el experto.

Los expertos también advierten de que esta vacuna tiene algún efecto adverso, como fiebre, cefalea y escalofríos. Aunque no son graves y se puede considerar segura, es cierto que “su perfil de reactogenicidad es ligeramente superior al de otras vacunas” y que esta circunstancia puede echar para atrás a algunas personas o complicar la administración de una segunda dosis.

placeholder Personal sanitario atiende a un paciente covid en un hospital en Francia. (Reuters)
Personal sanitario atiende a un paciente covid en un hospital en Francia. (Reuters)

Entre el resto de las candidatas a vacuna, puede haber algunas que mejoren estas características, pero no parece que puedan producir resultados demasiado específicos para ciertos grupos de población tal y como se han diseñado los ensayos clínicos. De acuerdo con los protocolos que se han hecho públicos, ninguno de los proyectos incluye colectivos como personas inmunodeprimidas, niños, enfermos de VIH ni embarazadas. “Todo esto lo probarían en una fase posterior”, comenta el experto de la AEV, con lo que sumarán nuevos retrasos antes de completar la inmunización de amplios colectivos de la población.

Los retrasos logísticos

En cualquier caso, tal y como avanzan las cosas, la mayor preocupación se centra en el aspecto logístico y, en particular, en los requerimientos de temperatura de las vacunas de ARN mensajero, como la de Pfizer y la de Moderna. La necesidad de conservación de este material genético a -70 °C complica muchísimo un programa sistemático de vacunación. “Espero que resuelvan el problema tarde o temprano, pero a día de hoy sabemos que en un frigorífico normal solo aguanta cinco días, y a temperatura ambiente, seis horas”, apunta Navarro Alonso.

En cualquier caso, CureVac —que aún no ha llegado a la fase 3— ha resuelto ese problema, ya que su vacuna es de ARN, pero puede estar durante seis meses a una temperatura de -18 °C, es decir, la que alcanza un frigorífico normal de una casa. “Será cuestión de que tarde o temprano las demás compañías también consigan cambiar su formulación para tener condiciones de almacenamiento similares, pero 'a priori' es un hándicap muy importante”, insiste.

"Hay que tener perfectamente planificada toda esta distribución hasta los puntos de vacunación para no perder la cadena de frío"

El asunto de la temperatura condiciona todo el resto de la distribución, sobre todo dependiendo de dónde se fabrique. Algunos cálculos indican que serán necesarios unos 15.000 vuelos con los sistemas de refrigeración adecuados para satisfacer la demanda mundial, precisamente cuando la propia pandemia ha causado una importante paralización de la flota aérea, de manera que no se pueden aprovechar vuelos comerciales ya programados.

Además, cada país deberá tener un gran laboratorio central de distribución. En el caso de España, de allí pasará a las comunidades autónomas y cada una de ellas tendrá que disponer de un almacén amplio para mantener las vacunas a -70 °C. “Hay que tener perfectamente planificada toda esta distribución hasta los puntos de vacunación para no perder la cadena de frío”, advierte Navarro Alonso. Y cada detalle cuenta para no perder material, tiempo ni dinero: por ejemplo, las vacunas se envasan en multidosis de cinco o de 10. Si se quedan en el vial, hay que tirarlas, porque no duran nada a temperatura ambiente, así que la planificación de la vacunación en cada punto con los pacientes que van a recibirla tendrá que ser exquisita.

El anuncio de que la vacuna de Pfizer y BioNTech es eficaz en un 90% ha disparado la euforia de todo el mundo, incluyendo el Gobierno español. Ni 24 horas pasaron desde la noticia hasta que los miembros del Ejecutivo se atrevieron a adelantar varios meses las primeras vacunaciones contra el covid. La semana pasada, Pedro Sánchez situaba ese horizonte en el mes de mayo y solo ha hecho falta el comunicado de una empresa —sin la publicación de resultados científicos ni la aprobación de ninguna agencia— para que el ministro de Sanidad, Salvador Illa, augure que en enero se estarán vacunando los primeros españoles.

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