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Un estudio pionero con coronavirus reales muestra qué mascarillas son más efectivas
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N95, quirúrgicas y de tela, por este orden

Un estudio pionero con coronavirus reales muestra qué mascarillas son más efectivas

Científicos japoneses aseguran haber probado que ninguna mascarilla reduce por completo el riesgo de infección por SARS-CoV-2, incluso si todo el mundo se protegiera adecuadamente

Foto: Una joven cuida de una persona mayor, ambas protegidas con mascarilla (iStock)
Una joven cuida de una persona mayor, ambas protegidas con mascarilla (iStock)

Hace un año, nadie hubiera imaginado que la población española tendría que usar mascarilla hasta en sus actos más cotidianos. De tela, quirúrgicas o filtrantes, se han convertido en un elemento de protección básico para frenar la transmisión del SARS-CoV-2, conforme a las recomendaciones sanitarias y las últimas evidencias científicas, si bien hasta ahora no existía ningún estudio que demostrara su eficacia frente a muestras reales de coronavirus.

Un equipo de la Universidad de Tokio, dirigido por el virólogo Kawaika Yoshihiro, asegura ser el primero en hacerlo. Para ello, los investigadores construyeron una pequeña vitrina aislante e introdujeron dos cabezas de maniquí. Una de ellas estaba equipada con un nebulizador que simulaba la tos de una persona y expulsaba partículas de SARS-CoV-2. El otro contaba con un ventilador que imitaba la respiración humana y una película de gelatina para recolectar los virus en las vías respiratorias.

Los resultados fueron claros: las mascarillas protegen hasta cierta medida, pero ni siquiera las más profesionales eliminan por completo el riesgo de contagio. Con el emisor descubierto, el riesgo de absorción del virus se redujo entre el 20% y el 40% cuando el receptor estaba protegido con una mascarilla de tela; y entre el 47% y el 50% cuando portaba una quirúrgica. Con una N95, el porcentaje fue de entre el 79% y el 90%.

Con el emisor protegido por una mascarilla de tela o quirúrgica y el receptor descubierto, las probabilidades de transmisión menguaban al 50%, mientras que la N95 colocada de forma apropiada reducía casi al máximo el riesgo de contagios. No obstante, el estudio demuestra que las mascarillas con mejor filtración tampoco restringen por completo el paso del virus y que se siguen absorbiendo partículas incluso si se fija el cubrebocas con cinta adhesiva pues al aumentar la cantidad de dosis infecciosa, los científicos detectaron ARN viral en todas las muestras.

También observaron que la amenaza de infección sigue presente aunque ambos maniquíes cubran sus vías respiratorias. Si los dos sujetos usan mascarilla de algodón, la probabilidad de inhalar el virus es del 30%; de entre el 20 y el 30% si lo hacen con quirúrgicas. "Es importante que todos usen mascarilla para evitar la propagación del virus, pero debemos abstenernos de tener una confianza excesiva en la mascarilla", explica Kawaoka en declaraciones al medio japonés 'Asahi'. "Lo importante es no fiarse demasiado de las mascarillas", resume.

Refuerzo a la teoría de los aerosoles

Los resultados de este pionero proyecto, publicados en la revista 'mSphere', refuerzan la idea de que la transmisión por aerosoles es un importante campo de batalla contra el covid-19. Los miembros del Instituto de ciencias Médicas de Tokio involucrados hicieron sus pruebas tanto con gotículas —considerada la principal vía de transmisión desde las fases tempranas de la pandemia— como con aerosoles —opción que multitud de científicos han exigido revisar a la Organización Mundial de la Salud (OMS)— y encontraron que en ambos casos había una gran probabilidad de transmisión.

"Es importante que todos usen mascarilla para evitar la propagación del virus, pero debemos abstenernos de tener una confianza excesiva"

"Nuestros datos ayudarán a los trabajadores médicos a comprender el uso y el rendimiento adecuados de las máscaras (por ejemplo, la importancia de colocarse bien las mascarillas y evitar su reutilización) y a determinar si necesitan equipo de protección adicional (por ejemplo, una sala de presión negativa o máscaras de presión positiva) para protegerse de los pacientes infectados", concluye el texto.

Hace un año, nadie hubiera imaginado que la población española tendría que usar mascarilla hasta en sus actos más cotidianos. De tela, quirúrgicas o filtrantes, se han convertido en un elemento de protección básico para frenar la transmisión del SARS-CoV-2, conforme a las recomendaciones sanitarias y las últimas evidencias científicas, si bien hasta ahora no existía ningún estudio que demostrara su eficacia frente a muestras reales de coronavirus.

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