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PCR, test rápido y test serológico: cómo se diferencia cada prueba y qué pueden detectar
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Cuidado con perderse entre los nombres

PCR, test rápido y test serológico: cómo se diferencia cada prueba y qué pueden detectar

Con la llegada de septiembre, muchas compañías, administraciones y todo tipo de instituciones se han lanzado a testar a miles de personas. Pero ¿cómo aclararse con las pruebas?

Foto: EFE.
EFE.

Es algo de lo que llevamos hablando desde el inicio de la pandemia. Ya en febrero, se empezó a saber, entre el gran público, lo que era una PCR. En marzo, vimos cómo se disparaba la esperanza en unos test rápidos que luego no cumplieron las expectativas y, algo después, comenzamos a hablar de test serológicos para conocer quién había pasado el virus tras la primera ola. Todos los nombres empezaron a cruzarse y mezclarse, y ahora, con la llegada de septiembre, los conceptos vuelven a bailar cuando entre instituciones y empresas que por diversas razones (algunas puede que por puro populismo pandémico) han lanzado campañas gigantes para testar a millones de personas. Pero ¿cómo no perderse entre tantos conceptos?

Positivo en PCR, anticuerpos IgG, anticuerpos IgM, test de antígenos... Últimamente, cada vez más gente se familiariza con estos términos, pero muchas veces se confunden. ¿Qué indica cada nombre, qué hacer si eres positivo o negativo en cada uno de ellos? Por suerte, hay expertos y administraciones que llevan meses hablando de ello o intentando explicarlo, y es sencillo aclarar estas dudas. Incluso el propio Ministerio de Sanidad ha lanzado distintos comunicados para explicar las diferencias y evitar confusiones.

Foto: Un empleado realiza test rápidos de antígeno en la India el pasado 3 de septiembre. (Farooq Khan / EPA)

Las famosas PCR

La prueba más conocida de las que se hacen para detectar el coronavirus y frenar la pandemia son las PCR. Es el famoso palito que te introducen hasta el fondo de la nariz y en la garganta que puede ser muy doloroso. España ya ha realizado más de siete millones, según datos de Sanidad, y es el método más conocido de todos. ¿La razón de esta fama? Que es la que detecta el virus cuando está activo en tu cuerpo.

Como explicaba Daniel Carnevali, jefe del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, en este artículo para El Confidencial, la prueba PCR (reacción de cadena de polimerasa, PCR por sus siglas en inglés) detecta la presencia de ARN del virus en las muestras respiratorias que deben ser tomadas en la zona posterior de la faringe. Si la prueba es positiva (detecta ARN viral), entendemos que existe multiplicación viral. “Esta prueba nos confirma la existencia de una infección activa y que el individuo es capaz de contagiar a otros”.

placeholder Una sanitaria hace un test PCR en un Centro de Salud de Ejea de los Caballeros (Zaragoza). (EFE)
Una sanitaria hace un test PCR en un Centro de Salud de Ejea de los Caballeros (Zaragoza). (EFE)

Conseguida la muestra de nuestro sistema respiratorio, el hisopo (el algodón) se mezcla con un líquido estéril (el reactivo) que hace que las células se separen del algodón y se puedan divisar. La prueba tarda unas 24 o 48 horas, dependiendo de la carga del laboratorio, ya que es un test que debe ser revisado por expertos. La fiabilidad se marca en torno a un 70%, se han descrito falsos negativos (nunca falsos positivos) entre un 2% y un 29%, pero aumentan durante las primeras etapas de la enfermedad, pues la carga viral suele ser mayor, y se reducen según avanzan las semanas.

Hasta que la PCR no es negativa, se considera que el individuo es potencialmente contagioso, algo que suele durar solo un par de semanas, pero que se puede alargar durante meses en casos graves y es uno de los asuntos que más preocupan a los científicos, porque no se conocen exactamente las razones ni hasta qué punto estos enfermos de larga duración son contagiosos. La PCR detecta el virus activo, pero no mide la carga viral que tenemos ni si tenemos anticuerpos. Es una foto fija para saber si en ese momento exacto tienes el virus o no en tu cuerpo.

Test serológicos y los anticuerpos

Tras conocer con detalle la prueba PCR, la siguiente prueba más conocida y utilizada es la serológica. Esta prueba, que se basa en una muestra de sangre, ya sea por una punción en un dedo (test de inmunocromatografía) o mediante la técnica ELISA, que requiere la extracción de un tubo de sangre del brazo, ha sido la utilizada, por ejemplo, para testar al personal de los colegios de Madrid, para hacer el megaestudio de seroprevalencia mandado por Sanidad, y es una de las más comunes entre las empresas, pues es bastante más barata (normalmente, oscilan entre los 25 y los 80 euros en clínicas privadas, como explicábamos en este otro artículo) y tarda unos 15 minutos en el primer caso y 24 horas si se usa ELISA.

La idea de estos test es saber si en algún momento (en las últimas semanas o hace meses) has estado en contacto con el virus, ya que lo que detecta son anticuerpos. Estos anticuerpos son las defensas que genera nuestro cuerpo cuando un agente extraño de cualquier tipo se cuela en nuestro organismo. Como explica Carnevalli, en casos como el del coronavirus, interesan dos tipos de inmunoglobulinas: la IgG y la IgM. Estas determinan si el individuo ha estado en contacto con el virus, haya desarrollado síntomas o no. Eso sí, aquí empiezan los matices relacionados con el tiempo en el que aparecen estos anticuerpos y qué puede significar cada uno.

placeholder Realización de un test serológico en Argentina. (Foto: EFE)
Realización de un test serológico en Argentina. (Foto: EFE)

La inmunoglobulina M (IgM) se detecta antes y desaparece también antes que la IgG, que aparece un poco después y puede desaparecer o permanecer, incluso en ocasiones indefinidamente. La permanencia de la IgG en sangre varía mucho entre personas y de una infección a otra. En su dosier 'Interpretación de las pruebas diagnósticas frente a SARS-CoV-2', el Ministerio de Sanidad publicó el 24 de abril un cuadro ilustrativo sobre qué significa cada positivo y negativo en las diferentes pruebas y qué puede significar para ti. También lo recoge el catedrático en microbiología y divulgador científico Ignacio López-Goñi, en el exhaustivo 'post' que dedicó a los test en su blog MicroBIO.

placeholder Cuadro creado por López-Goñi basado en los datos de Sanidad. (Fuente: MicroBIO)
Cuadro creado por López-Goñi basado en los datos de Sanidad. (Fuente: MicroBIO)

Con este gráfico, vemos que con los test serológicos también podríamos encontrar ciertos positivos contagiosos, pero hay dos grandes problemas: no se encuentran en la primera etapa, que es la más contagiosa, y pueden fallar bastante a la hora de detectar esos positivos, según expertos consultados por este periódico y los propios datos de experimentos en los que se ha utilizado esta técnica.

Santiago Valor, director médico de la cadena alemana de laboratorios Synlab, dejaba claro en este artículo, publicado a finales de junio, que no hay prueba mala sino indicación incorrecta. "Todo depende del propósito clínico", apuntaba. "¿La prueba de los anticuerpos es mala? No, es magnífica, pero no para diagnosticar un caso activo, para eso tiene una sensibilidad del 50%, pero para saber que has pasado el covid, sube hasta casi el 99%".

Estas declaraciones se apuntalan con el ejemplo de la Comunidad de Madrid y los profesores. Primero se testó a la totalidad del personal docente y no docente con test serológicos (unas 95.000 pruebas) y encontraron 3.000 posibles casos. A esos 3.000 se les realizó una PCR y de los 1.500 primeros de ese grupo, o sea la mitad, en solo 18 de ellos se ha encontrado el virus. Falta conocer el resultado de los otros 1.500, pero esto ya da una idea del problema de estas pruebas para detectar casos.

La vuelta de los test rápidos

Ante este panorama, entre un método fiable para encontrar el virus activo como es la PCR, que no da falsos positivos, pero tarda en hacerse y corre el riesgo de dar falsos negativos, y un método fiable para encontrar personas que hayan pasado el virus pero poco útil para los casos activos, todo apunta a que, como señalábamos en este otro artículo, el futuro son los test rápidos. Esos que estuvieron a punto incluso de hundir al Ministerio de Sanidad en el mes de marzo, cada vez suenan más como tabla de salvación, y la razón principal es que en estos meses todo ha mejorado bastante.

Nos referimos con test rápidos a los test de antígeno que se diferencian de los de anticuerpo en que buscan trozos de ARN del coronavirus (proteínas de su nucleocápside) y no esos 'soldaditos' que se producen tras la respuesta inmunológica. Es decir, sirven para detectar individuos con una infección activa y no aquellos que ya hayan pasado la enfermedad. También se realizan con pruebas a través de la nariz o la boca y se diferencian de la PCR porque el tiempo que tardan en la detección es de unos 15 minutos, valen mucho menos (unos cuatro euros) y en muchos casos no se necesitan ni siquiera reactivos, solo una máquina que dice si la proteína está en la muestra analizada.

placeholder Test rápidos usados ahora mismo en la India. (Foto: EFE)
Test rápidos usados ahora mismo en la India. (Foto: EFE)

Estas pruebas rápidas son la última apuesta de la Comunidad de Madrid, por ejemplo, que anunció la compra de dos millones de dosis de, presumiblemente aunque no se dijo la marca, la solución del laboratorio Abbot o de LumiraDx. El gran aporte de los mismos es que, a pesar de que no son mejores que las PCR, estos sí podrían servir para hacer grandes campañas de testeo tanto por el precio como por el tiempo de espera o la fiabilidad.

Según las pruebas realizadas, el invento de LumiraDx coincide un 97,6% con la técnica PCR al señalar correctamente los positivos y un 96,6% de los negativos. Estas pruebas son más sensibles dentro de los tres primeros días de aparición de síntomas, cuando logran asemejarse al 100% con la PCR, y van perdiendo algo de eficacia en los nueve días posteriores, aunque siempre por encima del 96% de sensibilidad. Un alivio para los laboratorios y, sobre todo, los profesionales de los mismos.

Es algo de lo que llevamos hablando desde el inicio de la pandemia. Ya en febrero, se empezó a saber, entre el gran público, lo que era una PCR. En marzo, vimos cómo se disparaba la esperanza en unos test rápidos que luego no cumplieron las expectativas y, algo después, comenzamos a hablar de test serológicos para conocer quién había pasado el virus tras la primera ola. Todos los nombres empezaron a cruzarse y mezclarse, y ahora, con la llegada de septiembre, los conceptos vuelven a bailar cuando entre instituciones y empresas que por diversas razones (algunas puede que por puro populismo pandémico) han lanzado campañas gigantes para testar a millones de personas. Pero ¿cómo no perderse entre tantos conceptos?

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