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Se abre la veda de los test covid-19: cómo sobrevivir en el Salvaje Oeste de la serología
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YA PUEDEN HACERSE SIN PRESCRIPCIÓN MÉDICA

Se abre la veda de los test covid-19: cómo sobrevivir en el Salvaje Oeste de la serología

Con el fin del estado de alarma, ya no hace falta un volante médico para conseguir un test de coronavirus. Muchas clínicas los ofertan ya desde 25 euros, pero la posibilidad de engaño es alta

Foto: Los test rápidos se hacen con un pinchazo en el dedo. (EFE)
Los test rápidos se hacen con un pinchazo en el dedo. (EFE)
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Tres chicas jóvenes y esbeltas esperan sentadas en el vestíbulo de una clínica privada cercana al Santiago Bernabéu. La escena podría ser el preludio de muchas cosas, pero estamos en las postrimerías de un brote epidémico de coronavirus. Al ser llamada la primera de ellas, se levanta y se acerca al mostrador mientras las otras dos siguen mirando sus teléfonos.

—Hola, he venido a hacerme el test.
—¿Cuál te vas a hacer?
—El de PCR.

Estas mujeres han sido enviadas aquí por la empresa donde trabajan como azafatas. Miles de escenas similares, con protagonistas diferentes, se están produciendo estos días en toda España. Compañías de todo tipo, multinacionales y pymes de todos los sectores, quieren tener a sus trabajadores en perfecto estado de revista inmunológica antes de reanudar su actividad este lunes 22.

Foto: Un hombre sometiéndose a una prueba PCR por el covid-19. (EFE)

Hasta ahora, era imprescindible un volante prescrito por un médico para poder hacerse una de estas pruebas. Por eso, en los últimos días han aumentado los pacientes que han visitado a su médico de cabecera en busca de un volante para hacerse el test del covid-19. "Ayer, por ejemplo, vinieron cuatro personas a mi consulta", cuenta Patricia, médica de Atención Primaria en un centro de salud al sur de Madrid. "Suelen decir que van a ir a visitar a sus familiares".

Pero con el fin del estado de alarma en España, también ha caído la única barrera que se interponía entre una persona y su test de covid-19. A partir de hoy, queda declarada la barra libre. "Nosotros vamos a seguir pidiendo autorización del médico", explica a El Confidencial Santiago Valor, director médico de la cadena alemana de laboratorios Synlab. Pero su ejemplo no está demasiado extendido. En Madrid, otras muchas clínicas ya están ofertando test serológicos o de anticuerpos a precios cada vez más bajos. "Si no tienes volante, vente el lunes que ya no hace falta", recomiendan por teléfono a quien pregunta en otros laboratorios situados en la captal.

Test sí, pero ¿para qué?

Hacerse un test para saber si se ha pasado el covid-19 es posible a cambio de tarifas que oscilan entre los 25 y los 80 euros. Los más baratos suelen ser los llamados test rápidos o de inmunocromatografía. Basta una gota de sangre y 15 minutos de su tiempo para tener un resultado. La otra opción es mediante la técnica ELISA, que requiere la extracción de un tubo de sangre del brazo y esperar 48 horas. En este caso, el precio rara vez baja de los 50 euros.

Las diferencias entre ambas técnicas son, sin embargo, muy sustanciales. Todo el mundo promete una sensibilidad de casi el 100% —la capacidad de un test de identificar correctamente a quien tiene la enfermedad— pero, como hemos visto a lo largo de esta crisis sanitaria, la realidad está bastante lejos y la mayoría de los test "fallan como escopetas de feria, sobre todo los test rápidos, pero no solo", según una persona que ha estado analizando cientos de ellos en los últimos meses. "Hay algunos muy buenos", dice Valor, "especialmente ahora que muchas marcas de referencia como Roche o ThermoFisher se han lanzado a producirlos", pero si alguien se hace la prueba por 30 euros o menos, lo más probable es que no sea uno de estos sino alguna oscura referencia asiática.

placeholder Una médica manipula muestras para serología de covid-19 en Lugo. (EFE)
Una médica manipula muestras para serología de covid-19 en Lugo. (EFE)

"A nosotros, estos test rápidos no nos interesan, a un hospital no le salen rentables", explica una microbióloga que se dedica precisamente a comparar distintos métodos diagnósticos en un gran hospital catalán. "Los resultados han sido desastrosos con casi todos los laboratorios. Vamos, con todos menos uno que se llama VivaDiag, eran test que no servían para nada, daban tantos falsos negativos que era una lotería".

Los falsos negativos quieren decir que alguien con el virus se ha hecho la prueba y el test no ha sido capaz de detectarlo. Incluso con la técnica PCR, la más fiable, se han descrito falsos negativos entre un 2% y un 29% de las veces. Es decir, que si se hacen a 100 personas sospechosas de tener el virus, hasta una tercera parte de los contagiados habrían sido tomados por sanos y seguido con sus vidas.

"Si sale positivo, te lo tienes que creer porque es muy raro que falle, pero si sale negativo, no quiere decir que no tengas anticuerpos o que no hayas pasado la enfermedad", explica esta responsable de análisis clínicos. Eso en cuanto a los test rápidos. Los ELISA, sin embargo, "tienen una concordancia muy alta aunque hay que perfeccionarlos", explica. Es una técnica muy fiable, es como la PCR, "si la muestra está bien cogida".

Pero incluso con la técnica adecuada se están produciendo abusos en clínicas de baja estofa. En una circunstancia tan excepcional como esta, se mezclan las ganas de saber si hemos pasado la enfermedad con la ignorancia sobre el tipo de cosas que se están analizando. "Hay muchos timos con los laboratorios privados. Algunos están cobrando por IgG e IgM y solo hacen una de las dos", añade esta fuente.

Para el director médico de Synlab, no hay prueba mala sino indicación incorrecta. "Todo depende del propósito clínico", apunta. "¿La prueba de los anticuerpos es mala? No, es magnífica, pero no para diagnosticar un caso activo, para eso tiene una sensibilidad del 50%, pero para saber que has pasado el covid, sube hasta casi el 99%".

Dudas sobre la inmunidad

Existe aún mucha confusión sobre los anticuerpos que genera el covid-19 a su paso por el cuerpo de una persona. "Hemos seguido a muchos pacientes y prácticamente se ha reescrito la dinámica de aparición de anticuerpos con respecto a lo que nos había llegado desde China", dice Valor.

Hace unas semanas, hacíamos titulares grandilocuentes sobre personas que seguían dando positivo después de muchas semanas de enfermedad. Ahora, estos investigadores han comprobado que es algo más habitual de lo que pensábamos, sobre todo en pacientes que han cursado el covid-19 de forma severa. "Frente a lo que decían en China, muchos pacientes mantienen IgM e IgA positivas hasta 10 semanas, y ahora también sabemos que la IgG y la IgM aparecen prácticamente a la vez, en torno al quinto o séptimo día".

Las inmunoglobulinas A y M son las que aparecen en primer lugar en respuesta al coronavirus, para combatir la enfermedad. La inmunoglobulina G es la mayoritaria —llega a conformar el 80% de todas las defensas— y está asociada a la memoria inmunológica: si el virus vuelve a aparecer en el cuerpo de un contagiado, es la proteína encargada de reconocer al viejo agresor y detener su progresión.

Sin embargo, lo que en otros virus genera una reacción que es sota, caballo y rey, con el SARS-CoV-2 que provoca esta enfermedad nada funciona de una forma tan sencilla y automática. "Tenemos ingresos de seis a ocho semanas y esos mantienen anticuerpos positivos mucho tiempo", indica Valor, que en sus clínicas ha realizado un seguimiento longitudinal de trabajadores sanitarios durante tres meses. "Sin embargo, vemos a gente joven con una sintomatología leve que o no desarrolla inmunidad o en seguida pierde los anticuerpos".

placeholder Profesionales sanitarios realizan test PCR en los centros de Atención Primaria. (EFE)
Profesionales sanitarios realizan test PCR en los centros de Atención Primaria. (EFE)

Es decir, que haber pasado la enfermedad no equivale a que el test de anticuerpos —por fiable que sea la técnica ELISA— vaya a dar el resultado que esperamos. "Hay infectados que no desarrollan inmunidad en esta enfermedad, todavía es difícil de saber, pero si decimos que están entre el 4% y el 8%, no estaremos lejos de una cifra real", explica el director médico. "Y hay otro porcentaje que pasan la enfermedad, desarrollan anticuerpos y se negativizan muy pronto, en un par de meses".

A la fiabilidad variable de los test serológicos que comenzarán a ofrecerse por doquier en laboratorios y clínicas se une que lo que creíamos de la inmunidad del covid-19 está siendo puesto en tela de juicio en estos mismos momentos por los científicos. "Estamos documentando casos que han dado positivo con el PCR pero luego la prueba de anticuerpos es negativa. Y muchos pacientes han tenido síntomas que indican que claramente han pasado la enfermedad y tampoco aparecen anticuerpos", explica un médico del Hospital de Alcalá de Henares, una de las ciudades más afectadas por la epidemia en España.

También es frecuente que en un mismo domicilio donde una famiia ha convivido durante toda la cuarentena, solo la mitad presenten anticuerpos. "Yo me infecté y estuve varios días en el hospital, así que hicimos la prueba de anticuerpos a mis hijos y mi marido. El pequeño dio positivo y el resto negativo, pero convivimos tres meses en un piso de 70 metros cuadrados", explica Nuria, propietaria de un negocio en el área metropolitana de Madrid.

La inmunidad, en duda

Entre quienes padecieron el SARS de 2003, el pariente más cercano del covid-19, las inmunoglobulinas IgG llegaron a detectarse hasta 12 años más tarde. Con otros coronavirus como el 229E o el OC43, los que provocan los resfriados comunes, la inmunidad dura al menos 18 meses. Por eso, en un primer momento, se pensaba que ahora ocurriría, si no lo mismo, algo muy parecido. Esta semana, a la teoría le han caído encima dos jarros de agua fría.

Un primer 'preprint' publicado en 'medRxiv' que analiza la prevalencia de IgG en trabajadores hospitalarios de Wuhan arroja las siguientes conclusiones: "Muy pocos sanitarios tienen anticuerpos IgG para el SARS-CoV-2, aunque una proporción significativa de ellos —hasta un 25% se calcula— han sido infectados con el virus. Tras la infección con SARS-CoV-2, es improbable que la gente produzca anticuerpos protectores contra el virus durante mucho tiempo".

De acuerdo, se trata de un trabajo preliminar que podría ser matizado o refutado, pero otro trabajo de esta semana publicado en 'Nature Medicine', y por tanto revisado por pares, ergo más robusto, apunta a la misma conclusión: en apenas unos días, "un 40% de los individuos asintomáticos y un 12,9% de los sintomáticos daban negativo en IgG".

placeholder Realización de un test serológico para valorar la situación del covid-19. (EFE)
Realización de un test serológico para valorar la situación del covid-19. (EFE)

Estos hallazgos, apuntan los autores, "podrían tener implicaciones para las estrategias de inmunidad y las encuestas serológicas". No quiere decir que todas las estrategias que ahora mismo buscan una vacuna —y dan por hecha esa inmunidad que ahora no parece garantizada— vayan a estrellarse, pero desde luego la búsqueda va a ser muchísimo más complicada de lo que se preveía.

Por otro lado, se ha documentado una cierta inmunidad de origen desconocido. "El virus tiene muchas proteínas distintas", explica el virólogo Estanislao Nistal. "La principal de las partículas virales se llama S —de 'spike protein', en inglés—, pero el virus tiene muchas más proteínas. Hay una que es muy inmunogénica, que es la proteína N".

Los anticuerpos contra esa proteína N no son protectores, es decir, no evitan que el virus penetre en las células, "pero eso no significa que no hagan nada", incide Nistal. "Tienen una función, y una posibilidad es que las personas que no tienen anticuerpos de la proteína S es porque los tienen contra la N. Te sale negativo el anticuerpo en la analítica, pero quizá tienes anticuerpos a la proteína N o a otras proteínas que tiene el virus que podrían ser inmunogénicas".

En definitiva, "lo has podido eliminar sin crear anticuerpos a la proteína S", que son precisamente los que buscan muchos test comerciales. Es decir, el cuerpo habría eliminado el virus pero no quedaría ningún rastro detectable de su hazaña.

"La inmunidad es algo mucho más complejo que tener un anticuerpo que te neutralice o no", añade el virólogo de la CEU San Pablo. "Todas las personas que han pasado la infección tienen algún tipo de anticuerpos casi seguro, de una u otra manera, y que no tengan anticuerpos neutralizantes no quiere decir que no tengan otras células u otras funciones de estos anticuerpos".

A río revuelto...

Al debate científico todavía le queda mucho por delante hasta comprender bien cómo trascurre el virus por nuestro cuerpo y qué huellas deja a su paso, pero en este cóctel hay que introducir también la incertidumbre económica, que busca la forma de garantizar una reapertura segura de los negocios en todo el mundo. En el cruce de ambos caminos es donde se sitúan exactamente los test serológicos.

"Nosotros no los estamos ofreciendo como herramienta única, siempre tratamos de juntar varias herramientas para mejorar la sensibilidad del conjunto para el propósito, que es detectar si hay algún trabajador que pueda contagiar a otros en la vuelta al trabajo", explica Santiago Valor. "Con la serología, alguno pillamos, si ves una IgG negativa con una IgM positiva creciente... lo pillamos. ¿Cuántos? ¿El 40% de los posibles? Vale. Si le añadimos un cuestionario clínico y de contactos, a lo mejor subimos al 65%. ¿Es suficiente? No, pero es bueno".

Todos los expertos consultados para este reportaje coinciden en que gastarse 30 euros en un test rápido de covid-19 ahora mismo, en junio de 2020, es tirar el dinero. Este tipo de test —sean de la marca que sean, pero especialmente los fabricados en China— han sido revolcados muchas veces en la arena del descrédito durante estos tres últimos meses. Y han caído en el engaño todo tipo de administraciones desesperadas: el Ministerio de Sanidad, la Comunidad de Madrid, el Ayuntamiento de Torrejón de Ardoz, cientos de empresas... Y, sin embargo, ahí siguen.

placeholder Examen para detectar covid. (EFE)
Examen para detectar covid. (EFE)

¿Por qué? Porque en el fondo, no podemos prescindir de ellos. Los tratamientos o la vacuna siguen siendo una quimera y los análisis PCR requieren de demasiados recursos económicos, técnicos y sobre todo temporales. Solo un test rápido efectivo resolverá nuestro problema. En una tribuna reciente en el 'New England Journal of Medicine', varios científicos de Harvard recordaban que "los test de anticuerpos para el VIH de primera generación tenían especificidades en el mismo rango que hoy vemos en los test de anticuerpos de covid-19, pero los test para VIH de hoy en día son 99,5% específicos", es decir, son capaces de identificar a prácticamente todo el que tiene la enfermedad.

Para estos investigadores, el quid de la cuestión no es tanto técnico como legislativo, porque, en el fondo, desarrollar test de anticuerpos fiables no es ningún reto científico. El principal reto ahora mismo es sacar las malas hierbas del jardín. La FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos) admitía hace poco que en marzo abrieron un poco la mano a la entrada de distintos tipos de test en el país dado el estado de emergencia. "Sin embargo, flexibilidad nunca significó que se permitiera el fraude. Desafortunadamente, vemos actores sin escrúpulos poniendo en el mercado kits de test fraudulentos y usando la pandemia como una oportunidad para sacar ventaja de la ansiedad de los americanos".

Esto les llevó a ser cada vez más estrictos con los test de anticuerpos que entraban en el mercado estadounidense. Los fabricantes debían obtener una autorización para su uso de emergencia y pasar por un control de calidad. Aquellos que no lo hicieron fueron puestos en una lista y retirados del mercado. Actualmente, son 45 test, entre ellos el One Step SARS-CoV-2, fabricado por la china Testsea Labs y que se empleó en el estudio de seroprevalencia de Torrejón de Ardoz.

Tres chicas jóvenes y esbeltas esperan sentadas en el vestíbulo de una clínica privada cercana al Santiago Bernabéu. La escena podría ser el preludio de muchas cosas, pero estamos en las postrimerías de un brote epidémico de coronavirus. Al ser llamada la primera de ellas, se levanta y se acerca al mostrador mientras las otras dos siguen mirando sus teléfonos.