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Test de saliva para detectar el covid: la idea española que ya usan los aeropuertos de UK
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mide la presencia de inmunoglobulinas

Test de saliva para detectar el covid: la idea española que ya usan los aeropuertos de UK

Las pruebas que utilizan saliva para identificar positivos por coronavirus permiten realizar diagnósticos masivos, más rápidos y económicos

Foto: Anabel Gil, Antonio Madejón y Christian Stephenson, CEO de Medusa19 UK. (Foto cedida)
Anabel Gil, Antonio Madejón y Christian Stephenson, CEO de Medusa19 UK. (Foto cedida)

Muchas cosas cambiarían en el control del coronavirus si pudiera realizarse un mayor número de pruebas diagnósticas, más rápidas y más baratas que la PCR. Científicos y autoridades sanitarias desarrollan y evalúan nuevos test que intentan aproximarse a ese ideal. Si además generasen menos molestias a los pacientes, ya sería la cuadratura del círculo.

Una de las últimas novedades parece aproximarse mucho. La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) aprobó el pasado fin de semana un test de covid que, en lugar de muestras nasofaríngeas o de sangre, utiliza saliva. El nuevo método ha llamado la atención porque se probó durante más de un mes con jugadores de la NBA concentrados en Florida para disputar la recta final de la competición estrella del baloncesto mundial. Desarrollada por investigadores de la Universidad de Yale y denominada SalivaDirect, la prueba cuesta unos cinco dólares por individuo y estará disponible en código abierto. Además, puede permitir obtener 90 resultados en tres horas.

Sin embargo, este proyecto no es único ni especialmente original. Esta misma semana el aeropuerto de Mánchester, en el Reino Unido, ha comenzado a implementar con éxito un nuevo test para pasajeros que también está basado en saliva, es económico y además promete resultados fiables en 12 minutos. Imaginemos el avance que supondría si se generaliza: el adiós a las cuarentenas a los viajeros de otros países y todo un respiro para el turismo. Pues bien, detrás de este desarrollo está un equipo de investigación español.

El sistema se probó durante más de un mes con jugadores de la NBA concentrados en Florida para la recta final de la competición

Anabel Gil, Antonio Madejón y Pablo Castán, científicos del Hospital Carlos III de Madrid, llevan los últimos meses embarcados en este proyecto. El test mide la presencia de inmunoglobulinas, es decir, tanto de los anticuerpos IgM como IgG. Los primeros indican que el paciente tiene la infección y puede contagiar, mientras que los segundos son marcadores para la inmunidad a largo plazo y aparecen cuando ya se ha superado la enfermedad.

En la saliva, las IgM tienen el mismo valor que en la sangre, pero de acuerdo con los ensayos que el grupo de investigación ha realizado en el Hospital Carlos III, en paralelo a otros colegas de Cambridge, son marcadores muy tempranos. “Permiten identificar a pacientes con sintomatología muy leve e incluso a los asintomáticos sin necesidad de realizar la PCR”, explica a Teknautas Castán, doctor en biología molecular.

placeholder Un sanitario realiza una PCR a una joven en Madrid. (Reuters)
Un sanitario realiza una PCR a una joven en Madrid. (Reuters)

Ensayos previos con otros virus relacionados con el tracto nasofaríngeo les habían permitido comprobar que cuando se produce una infección en ese punto aparecen “las primeras células inmunitarias que liberan anticuerpos”, de manera que se puede realizar “una detección más rápida que en la sangre” de las inmunoglobulinas IgM, las que indican que el sistema inmunitario está respondiendo a la infección.

Una de las grandes ventajas es la sencillez del método y la comodidad frente a los bastoncillos o hisopos que se introducen por la nariz o la extracción de muestras de sangre. El paciente solo tiene que depositar un poco de saliva en un tubito. Tras mezclar este fluido con una solución, una tira reactiva indica en poco más de 10 minutos si esta persona está sufriendo la infección (aparece señalado en la banda de las IgM), si ya la ha pasado y no es contagiosa (IgG) o si la ha pasado pero aún puede contagiar (las dos). Es una prueba tan simple que puede realizarse ‘in situ’ en cualquier lugar y sin necesidad de conocimientos técnicos. Así, “es posible identificar positivos en situaciones en las que sería inviable realizar la PCR”, como el tránsito en un aeropuerto.

El diagnóstico se podría confirmar después a través de la propia PCR, pero la fiabilidad del método es extraordinaria, ya que no tiene falsos negativos (los negativos resultan negativos en el 100% de los casos) y ofrece muy pocos falsos positivos (la sensibilidad está entre el 78% y el 95%). Además, “en el 100% de los casos en los que hemos realizado una detección temprana de IgM en saliva en pacientes que no tenían síntomas o con síntomas muy leves, la PCR ha confirmado ese resultado”, destaca el investigador. Aunque hay casos en los que esta prueba podría incluso detectar a una persona infectada antes que la propia PCR, “aún no tenemos un volumen de casos suficientemente grande como para afirmarlo”.

La inversión británica

Hace menos de cuatro meses la idea de este equipo de investigación tan solo era una prueba de concepto y hoy en día ya es una realidad. Ubicados dentro del Hospital Carlos III, lo habitual es que estos científicos reciban fondos del extranjero, desde la Fundación Bill y Melinda Gates a empresas y grupos de inversión del Reino Unido y EEUU. “Planteamos esta idea al grupo inversor Zeus Capital, que es el segundo más grande de toda Europa en capital riesgo aplicado a biomedicina. Estudiaron la propuesta y, a través de sus fondos, se gestó la empresa Medusa19, que es la que ha invertido todo lo necesario para completar el desarrollo y fabricar el producto”, explica Castán.

Foto: El bioingeniero César de la Fuente. (Diana Fontenla)

Medusa 19 ya tiene un acuerdo con el aeropuerto de Mánchester, que va a incorporar el método de forma rutinaria tras las primeras pruebas con pasajeros reales, que lleva a cabo en estos días. De aquí a final de año fabricarán al menos 1,2 millones de test, pensando en su comercialización en empresas. “En el Reino Unido tienen la idea de utilizarlo como un sistema de cribado cara a empleados que tienen que trabajar juntos”, comenta el biólogo molecular.

En los próximos días esperan que la FDA también les dé el OK a ellos, al igual que ha hecho con el test de Yale y otros basados en la saliva. De hecho, la idea original parte de una colaboración del Hospital Carlos III con investigadores de EEUU, pero el test que implementaron en la NBA funciona de manera diferente: utiliza la técnica RT-qPCR, similar pero más rápida que la PCR habitual. Sin embargo, “nosotros tenemos la tecnología para poder solubilizar proteínas en estado nativo y que reaccionen bien. No buscamos el ARN del patógeno, sino que el cuerpo del propio individuo nos da la pista a través de los anticuerpos que haya generado para combatir la infección”, comenta.

Medusa 19 ya tiene un acuerdo con el aeropuerto de Mánchester, que va a incorporar el método de forma rutinaria tras las primeras pruebas

Los diagnósticos a través de la saliva no son un campo de investigación nuevo. La empresa española Geroa Diagnostics, con sede en Vitoria, ha patentado un nuevo biomarcador de diagnóstico salival del alzhéimer. También en el País Vasco está en marcha otro proyecto de diagnóstico de coronavirus a través de la saliva, una iniciativa de la 'startup' SOMAprobes que ha obtenido financiación europea.

Los prometedores diagnósticos salivales

El test en saliva “lleva siendo el Santo Grial mucho tiempo”, reconoce Pablo Castán, pero la realidad es que es muy complicado de desarrollar. El problema es que las proteínas no se amplifican, como ocurre con los ácidos nucleicos (ARN o ADN) a través de la PCR. Esto supone que "es necesario contar con una tecnología que te permita mantenerlas en un estado nativo pero soluble para asegurar que el 100% de las proteínas disponibles sean capaces de interactuar con los reactivos”.

El grupo del Hospital Carlos III tuvo suerte porque sus últimos trabajos justo antes de la irrupción de la pandemia se enfocaban, precisamente, al tratamiento de muestras líquidas en las que hay proteínas. Por eso, cuando surgió el nuevo coronavirus no dudaron en lanzarse a probar su solución tecnológica para diagnosticarlo. Las alternativas de otros test de saliva es la identificación por PCR (como el test de la NBA) y otras tecnologías más rápidas que, en cualquier caso, requieren amplificación.

El éxito de las pruebas de saliva en covid no supondría una sustitución de las pruebas de PCR, sino más bien una opción complementaria

El éxito a la hora de encontrar en la saliva las moléculas clave que permitan realizar un diagnóstico depende de la enfermedad. En algunos casos funciona sorprendentemente bien: por ejemplo, la hepatitis se identifica gracias a este método a pesar de que el órgano afectado es el hígado. Con respecto al covid hay varios intentos “con resultados diversos”, pero en principio resulta mucho más lógico poder detectar en la saliva esta enfermedad debido a que la infección se produce en el tracto nasofaríngeo. “Los nódulos linfáticos de la garganta son los primeros que van a reclutar y liberar anticuerpos y están al lado de las glándulas salivales”, apunta el investigador.

En cualquier caso, el éxito de las pruebas de saliva en covid no supondría una sustitución de las pruebas de PCR, sino más bien una opción complementaria. El diagnóstico molecular del ARN del virus seguirá siendo muy útil, entre otras cosas, porque detecta posibles cambios en el SARS-CoV-2, como mutaciones que se puedan asociar a una mayor o menor virulencia de la enfermedad. Sin embargo, es probable que a medida que pasa el tiempo proliferen otros test rápidos, tanto en sangre como en saliva, ya que “permiten realizar un muestreo generalizado y masivo al estilo de Corea del Sur”, pero con un coste económico y unos tiempos asumibles.

Muchas cosas cambiarían en el control del coronavirus si pudiera realizarse un mayor número de pruebas diagnósticas, más rápidas y más baratas que la PCR. Científicos y autoridades sanitarias desarrollan y evalúan nuevos test que intentan aproximarse a ese ideal. Si además generasen menos molestias a los pacientes, ya sería la cuadratura del círculo.

Reino Unido ADN
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