El mejor fotógrafo de fauna es de España y llena estadios: "¿IA? La gente no es tonta"

Afirmar que el salmantino Mario Cea es uno de los fotógrafos de fauna más importantes del mundo lo acredita y avalan sus más de ochenta premios nacionales e internacionales, incluyendo el Wildlife Photographer Of The Year (2016) y el Bird Photographer Of The Year, entre otros muchos. Sin embargo, Cea es también un reconocido músico, miembro durante muchos años de la banda La Unión,además de otros grupos y acompañante de solistas. Hoy sigue disfrutando de la adrenalina sobre los escenarios para emboscarse luego en la soledad, la perseverancia y la sensibilidad que exige la fotografía en la naturaleza.

Cea se distingue por haber alcanzado un inconfudible estilo de gran plasticidad, superando el mero documentalismo para imprimir una creatividad inédita con la fotografía de fauna a través de técnicas fotográficas que no duda en compartir abiertamente con los aficionados en su libro Fotografía Creativa de Fauna Salvaje.

En una entrevista con El Confidencial, el músico y fotógrafo salmantino también se adentra en un terreno de actualidad y aporta sus reflexiones sobre el potencial impacto de la inteligencia artificial, especialmente en la fotografía de fauna y naturaleza, que exige unas dosis de técnica, paciencia y sacrificios que podrían quedar diluidos frente a las imágenes creadas en segundos por un ordenador.

PREGUNTA. ¿Cómo se llega a compatibilizar la música profesionalmente y la fotografía a tan alto nivel?

RESPUESTA. La pasión por la naturaleza llegó hacia los seis años, gracias a mis padres que vivían en el campo, y con mis pequeños prismáticos salía a observar la naturaleza. La música llega por parte de mi hermano, que tenía una banda, con un pequeño local donde tocaban. Yo cogía los instrumentos a escondidas, y también me enganchó. Después tuve un proyecto personal de una banda de rock duro, grabamos dos discos, y luego pude engancharme en giras profesionales. Empecé con parte de la banda de Tequila, estuve muchos años con La Unión, entre medias toqué con Café Quijano, Malú, con Diana Navarro, Pasión Vega… Para mí ha sido un privilegio.

P. La vida de músico es muy intensa. ¿Cómo la combina con la fotografía?

R. La música se convirtió en mi profesión, mis ingresos venían de las giras, para lo que necesitas mucho tiempo y dedicación. Son muy exigentes, y no tenía posibilidad para nada más. Pero supe ir conjugándolo todo, porque ahora las giras son más en fin de semana que en verano, por lo que tengo más tiempo entre semana.

Sigo con Rafa Sánchez (antiguo líder de La Unión) pero a diario tengo tiempo para mis proyectos personales fotográficos. Y así, poco a poco, también se ha convertido en mi profesión. Hoy estoy al 50 por ciento con la música y la fotografía. He logrado el equilibrio.

P. La fotografía de naturaleza requiere enorme paciencia, grandes dosis de tiempo, técnica… O uno sale al campo con la cámara, y lo que pille.

R. Muchas veces solo voy con los prismáticos para buscar lugares, ver animales… En esas salidas empieza el proceso con la imagen en la cabeza que quiero hacer, y luego toca llevarlo a la cámara. Es un proceso que puede durar meses y años de trabajo para lograr esa foto en el lugar adecuado, con la especie que sea cómplice contigo, entendiendo también cómo funciona ese individuo en particular dentro de su especie, qué te deja hacer, qué no.

Experimentas con luces, escenarios, hasta que puedes hacer la foto, pero otras muchas veces no lo consigues. O te salen otras imágenes, porque los animales son los actores, pero también los directores, ya que ese día han decidido comportarse de otra forma.

P: Para la mayor parte de la gente, poder ver un animal determinado en la naturaleza es ya una singular experiencia. No digamos fotografiarlo. En su caso, ha pasado de la mera documentación a desarrollar una creatividad única.

R: Todo nace de tu cabeza con esa imagen que quiero conseguir, pero luego hay que poder hacerlo. También soy aficionado de la fotografía nocturna, entiendo bastante bien cómo funciona esta parte de la fotografía y cómo se puede captar con una cámara, y siempre me ha gustado combinar técnicas.

Es igual que tocar un instrumento, hay que practicar y estudiar casi todos los días para estar en forma. Y, sobre todo, ser muy autocrítico. Yo busco los errores que quiero corregir, no las virtudes en la imagen. Este afán de superación te hace conseguir una foto mejor.

P: De las muchas fotografías premiadas y no premiadas que ha hecho, ¿de cuál se siente particularmente orgulloso, por las circunstancias y la dificultad para lograrla?

R: La fotografía que usé para la portada del libro, la del martín pescador a punto de zambullirse con toda la estela detrás es muy, muy complicada de hacer. Porque la técnica empleada se utiliza normalmente por la noche, por la manera de componer y el tiempo de exposición, y de día es muy complicada.

El martín pescador es un animal diurno, salvaje, la foto está hecha en un entorno totalmente salvaje, en el que se tenían que dar unas circunstancias muy concretas. Tenía que presentarse a ultimísima hora en un día super nublado, casi de noche, lo que no suele pasar, porque estos animales a cierta hora se van a sus dormideros hasta el día siguiente. Así que se dieron estas circunstancias en solo un día de seis meses.

Pude hacerle dos fotos. Una es la que empleé en la portada del libro, porque conjuga tres de las técnicas que más me gustan: la fotografía de alta velocidad, de combinación de luces (luz continua y luz de flash) y la fotografía de reflejo.

P: Es una foto que se hizo viral, con millones de visualizaciones

Sí, además tuvo otra historia, porque fue premiada en uno de los concursos más importantes del mundo de fotografía de naturaleza, el Wild Life Photography of the Year, en una categoría especial, la People Choice, es decir la que vota la gente de a pie.

Ganó entre numerosas fotografías, y el mismo fin de semana que dieron los premios, cuando la publicaron, tuvo tantas visitas que se hizo más viral que la ganadora del concurso. De repente te encuentras que una imagen tuya que te gusta mucho, que literalmente llega a millones de personas. Entonces encuentras la satisfacción de lo bonito que es cuando a un artista le conocen por el trabajo que le mola. Que no es fácil.

P: ¿Qué proporciona más satisfacción entonces, tocar encima de un escenario o haciendo esa foto en solitario, que se hace viral para millones de personas?

R: Es distinto, porque la adrenalina de un escenario no la sientes en el campo. Para mí, es lo opuesto, la tranquilidad de estar en el campo sin ruido y gente alrededor, frente a la vorágine de un escenario con 50.000 personas. La adrenalina que se produce en ese momento justo no se puede ni expresar con palabras, es un sentimiento, lo que hablan del feeling.

En la música hay diferentes versiones. Hay conciertos en salas donde trabajas para doscientas personas, y hay macro escenarios. El más grande en el que he tocado era el Estadio Azteca, donde había 100.000 personas. Es diferente la energía cuando estás solo en un hide (puesto de fotografía, oculto en la naturaleza) haciendo fotos.

La fotografía, sin embargo, es el resultado de todo el camino que has recorrido para llegar allí, que es lo que me motiva. No es tanto la foto, sino el ir paso a paso, poniendo un poco de carne un día, un poco de agua otro, viendo a los animales día a día… Hoy le hago un retrato, luego intento hacer una composición más interesante, luego intentas fusionar tres técnicas en una... Esto es lo que me motiva.

P: Su profesión es 50% música, la otra parte fotografía ¿Cuál es más la parte más dura de las dos?

R. Es una buena pregunta, porque creo que todo tiene su parte dura y gratificante. Para mí, la parte dura es madrugar, meterte en una furgoneta, hacer pruebas de sonido, darte una ducha y, sin descansar, subir a un escenario para darlo todo, porque es tu trabajo.

Ahí arriba es cuando empiezas a trabajar, aunque lleves quince horas trabajando antes, además de muchísimos años de estudios, prácticas y ensayo. En el escenario subes a divertirte, el trabajo es todo lo demás. Acabas el concierto, dos horas de descanso, y otros ochocientos kilómetros de vuelta.

En la fotografía me pasa al revés. Lo que me gusta es todo lo que hay antes. También la foto, el momento de captar la imagen, lo comparo cuando subo al escenario. Pero aquí, el madrugón, el trasnoche, el frio, el insistir en mantener el punto para que un animal esté en el sitio, es lo duro, pero también lo bonito.

P: ¿Es cierto que se puede entrar en trance tocando ante 100.000 personas? ¿También en la fotografía?

R: Más que en trance, entras en un estado de concentración extremo. Muchas veces, me pasa a diario en los conciertos, que estás tan concentrado que no sabes lo que hay más allá de ti. En directo hay complicidad una hora y media, pero son momentos efímeros.

En la fotografía, el momento de concentración es pensar que lo que vas a hacer se va a quedar ahí para siempre. Si hablamos de una foto concreta, la del martin pescador, sabía que ese día y ese momento podían ser los únicos, había un único y último momento para hacer esa foto. Tenía que estar tan concentrado en hacerla bien que solo pensaba en eso. Son momentos de nervios, de tensión.

P: Como haber tirado miles y miles de flechas hasta dar en el blanco.

R: Más que eso, solo tienes una flecha para tirar, y tienes que acertar con ella. Has tirado un millón de flechas durante meses que te preparan para ese momento que quizás no se repita jamás. Y quieres que se quede plasmado para siempre.

P: Vamos a otro tema candente en relación a lo que está comentando. Mario Cea se ha tirado años saliendo al campo, disparando miles de fotos de prueba, pasando frío o calor, para lograr una imagen única. La inteligencia artificial puede lograr en segundos una imagen semejante. ¿Qué piensa sobre lo que se viene encima con la IA?

R. La IA no va a poder representar jamás lo que tú que has vivido para hacer una cosa, el proceso de una vivencia personal es algo que la IA no va reproducir jamás. Y como para mí es el proceso lo que importa, no me afecta demasiado.

Como con todo, entiendo que se van a poner en peligro muchos puestos de trabajo, porque es más sencillo generar un catálogo de moda por IA en una tarde, por ejemplo, sin contratar a todo el personal involucrado.

P: ¿Podrá afectar la IA a ese 50 por ciento de su vida profesional? Sobre todo, que pierda valor lo que encierra esa foto del martin pescador, como tantas otras que acompañan a esta conversación.

R: Cuando salió el Photoshop y muchos programas informáticos, estábamos en la cuerda floja sin saber qué iba a pasar. Esto es otra cosa más, un proceso que tendrá que evolucionar. La gente no es tonta, sabremos diferenciar lo que está hecho o no con IA. Lo último que he escuchado es que la legislación que intentan sacar adelante viene dada para que todo lo que se haga con IA sea identificado como tal, con lo que a la gente la ponen en aviso.

Llega un momento, fíjate, que creo que nos va a beneficiar a los fotógrafos, porque la gente valorará lo que hay detrás de nuestras imágenes. El ciudadano de a pie que no es fotógrafo pondrá en valor el factor humano y todo lo que hay detrás. También creo que la IA no solo se queda en la fotografía, va más allá, y vendrán avances médicos y de ciertas áreas que nos beneficiarán a todos.

P: Paradójicamente, sus fotografías son escenas reales y auténticas, pero que sin embargo parecen recreadas por la IA. Salen de su cámara prácticamente sin retocar. Como la del murciélago iluminado en la oscuridad con un rayo cayendo en el horizonte en el instante de la toma…

R: La IA es una tecnología que se nutre de imágenes reales. Esa fotografía del murciélago con tormenta eléctrica se podía hacer también con Photoshop. Lo que no se podrá hacer es quitarme a mí mi vivencia o dársela a otro. Detrás de la foto del murciélago con la tormenta eléctrica hay una vivencia detrás, aunque no lo sepa el espectador.

Luego, hay que entender la IA para saber lo que quieres que haga. Porque si le pides la foto del murciélago te puede crear una patraña. Quieres una luz cenital para tener la iluminación adecuada, y tiene que ser un Pipistrelo Pipistrelos con la boca abierta, las alas de tal manera, y la tormenta eléctrica tiene que tener los rayos naturales. Hay que darle las instrucciones adecuadas, y para eso hay que entender también de fotografía, de naturaleza.

P: En la cresta de la ola como músico, con fama mundial como fotográfo y ganando concursos uno tras otro ¿Qué le pide ahora Mario Cea a sus respectivas y compartidas profesiones?

R: Pues seguir practicando, como un aprendiz. Nunca he tenido en mi vida retos, vienen de las imágenes que sueño y pienso. Nunca he sido coleccionista de especies. Aquel niño de los prismáticos sigue ahí, y el chaval que se colgó una guitarra con trece años y para el que todo eran pegas porque nadie confiaba en él, sigue ahí, con la ilusión de seguir aportando lo que pueda, y de disfrutar con mis amigos de gira mientras el cuerpo aguante. Y con la fotografía, lo mismo.