Huawei tiene una ciudad en el MWC: esto explica cómo se ha salvado la joya tecnológica china

"Esta es una feria bastante exagerada en todo, pero lo de los chinos es otro nivel". El veterano directivo que dice esto se refiere al Mobile World CongressMobile World Congress, que se celebra estos días en Barcelona, y por "los chinos", se refiere a Huawei. El negocio de la multinacional asiática es el resumen perfecto de todo lo que se habla en este encuentro, considerada la feria. ¿Móviles? Están metidos en la pomada. ¿Portátiles, relojes, auriculares o tabletas? Afirmativo. ¿Redes y 5G? Más de lo mismo. ¿Inteligencia artificial, semiconductores, energía o automoción? También. Se trata de un mastodonte tecnológico que cada edición reserva más espacio que nadie en el recinto catalán.

Eso sigue pasando año sí y año también, pese al veto de Estados Unidos, que puso a la compañía de Shenzhen en una lista negra acusándola, básicamente, de ser un caballo de Troya de Pekín. No es que siga manteniendo el trono, es que lo ha aumentado en los últimos MWCMWC hasta prácticamente devorar el primero de los ocho pabellones de la Fira de Hospitalet de Llobregat. El 75% de ese recinto es suyo. En esta ocasión contratado 10.000 metros cuadrados de suelo.

El segundo cajón de este podio corresponde a Ericsson, que contrata algo más de 7.000 metros cuadrados. Bastante más distanciado, en tercer lugar está Nokia, con unos 3.000. Los tres mayores expositores del cónclave son los tres gigantes de las infraestructuras de redes. Algo que refleja bastante bien cómo la feria cada vez está dejando de ser un escaparate comercial para la electrónica de consumo y está siendo una plaza para debatir la agenda de la industria de las telecomunicaciones con asuntos elevados y alejados del consumidor de a pie.

"No solo hay que contar el espacio expositivo. Hay marcas como Samsung, que contratan dos espacios en diferentes pabellones además de salas de reuniones que se construyen expresamente para estos días en otros puntos del recinto", explican fuentes conocedoras del funcionamiento de las cañerías del MWC a este periódico. “Por ejemplo, Huawei tiene sus propias salas en su estand, pero alquila unos 16 teatros en el hall 8. Es una barbaridad. Otra liga”, añaden estas voces.

Dentro del estand de dos plantas, además de los puntos para mantener reuniones con autoridades, clientes y demás visitas, tienen su propio comedor, una suerte de jardín y terraza y un largo etcétera de demostraciones de producto y comodidades. Solo una pequeña porción está del espacio está abierta al público general.

El resto solo es accesible con invitación, a través de unos tornos que bien podrían ser los de una estación de metro de Madrid. “Tienen que traer varios grupos electrógenos e instalar potencia adicional porque la instalación por defecto no les da para alimentar todo”, añaden. Por supuesto, traen cientos de empleados propios, tanto para los días de congreso como para el montaje, que se inicia unos 20 días antes, como los más grandes. La organización tiene que dedicar una persona durante todo el año a gestionar menesteres relacionados con este espacio.

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Que Huawei mantenga un espacio así, opinan fuentes de la industria, “es la mejor demostración” de que la compañía sigue siendo un negocio estable a pesar de que el veto iniciado hace un lustro amenazaba con convertir a la multinacional en un gigante con pies de barro. “Siempre hay algo de propaganda en un despliegue así, pero es que ellos siguen siendo muy, muy grandes y parece que ya han conseguido capear el temporal en lo financiero”, comentan. La facturación de la compañía prevé cerrar las cuentas relativas 2023 con un crecimiento interanual del 9%, hasta rozar los 100.000 millones de dólares. Está lejos de su pico, pero ya parece que se empieza a acercar.

¿Un milagro de Huawei? Quizá no hacía falta

Pero ¿cómo es posible que la compañía haya vuelto a la senda del crecimiento tras un lustro de tener a Estados Unidos y varios de sus socios apretándole las tuercas y el hundimiento de su negocio de smartphones cuando estaba a punto de convertirse en el primer fabricante mundial?

No hay una explicación única a esto. La primera de todas es que se "magnificó" el alcance del veto. Es cierto que EEUU tiene una poderosa maquinaria diplomática y empujaron a países como Reino Unido, Australia, Suecia o Nueva Zelanda a tomar decisiones similares. En otros mercados, “como España”, han sido los propios operadores los que han decidido si sacaban a la china de sus redes o en qué grado lo hacían.

“Esto no es sencillo, por lo que todavía hay importantes contratos en Europa”, rematan fuentes conocedoras de la situación, que ponen el dedo en la llaga. “Cuando se hizo el análisis de los efectos que esto podría tener en el negocio de Huawei muchos lo hicieron de una visión bastante ombliguista, viéndolo desde la óptica de Occidente, de Estados Unidos y de Europa”, añade, destacando que la compañía sigue teniendo mucha influencia en el desarrollo de las redes en Oriente Medio y el Golfo Pérsico, el sudeste asiático, América Latina o África. “Está posicionada tremendamente bien en países que están empezando a invertir grandes sumas en el despliegue y mejoras de redes”, resume. “No todo son los móviles”, bromean estas fuentes.

Recuperación de los móviles

Su unidad de consumo fue la que más sufrió. Se vieron privados de los servicios de Google, que es un conjunto de aplicaciones y herramientas que convierten Android (un sistema operativo que es libre en realidad) en lo que conocemos a través de terminales de Samsung, Xiaomi, Honor, Oppo y un largo etcétera.

Aquello hizo que se derrumbase en mercados como el español, después de un importante despliegue comercial en términos de tiendas y equipos. No hay que olvidar que en Madrid, por ejemplo, llegó a abrir su local oficial más grande fuera de China. Todos esos han ido echando la persiana. En los mercados occidentales ha reorientado su oferta de dispositivos electrónicos, centrándose en los mercados de la informática personal y el audio.

En lo que se refiere a los móviles, Huawei se refugió en su país natal, donde los servicios y productos de Google ya estaban vetados y, por tanto, el veto no resultaba tan traumático en lo que se refiere al software. Sin embargo, la compañía se vio lastrada en lo que se refiere a la posibilidad de crear teléfonos con 5G, ya que durante mucho tiempo tuvo acceso muy limitado a chips y módems necesarios para generarlos.

Esa ha sido su principal penalización durante este tiempo. Y aun así ha conseguido, en el último ejercicio, colarse en big five del mercado chino con una cuota, según Canalys, muy similar a la de Apple (15%). Habrá que ver cómo evolucionan los siguientes meses, pero parece que la compañía de Shenzhen puede dar un nuevo golpe de pedal, ya que SMIC, el principal foundry chino, ha demostrado estar en condiciones de producir chips de cinco y siete nanómetros a gran escala como se vio con el Mate 60 Pro de Huawei, lanzado en la segunda mitad de 2023 al mercado doméstico.

Una barrera que parecía difícil, casi imposible de alcanzar, sin el acceso a las máquinas de litografía ultravioleta extrema que solo pueden fabricar los holandeses de ASML. Como incluyen tecnología desarrollada en suelo estadounidense, también consiguieron que no se pudiesen vender a empresas chinas.

Con SMIC pudiendo producir estos chips, la división de diseño de Huawei, HiSilicon, está en condiciones de reverdecer los mejores laureles de su negocio. Los brotes verdes ya se vieron en el tercer trimestre del pasado ejercicio, cuando esta subsidiaria se posicionó como la quinta empresa de este gremio con mayor facturación a nivel mundial.

Todavía quedan datos por conocer. Se sabrán cuando se publique la documentación completa de resultados, algo que el pasado curso ocurrió el mes de marzo. El gigante chino no cotiza en Bolsa, entonces la publicación de los informes anuales puede demorarse en el tiempo y no conocerse en las primeras semanas del año, como es habitual con las empresas presenten en los mercados públicos.