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La UE llega a un acuerdo político sobre la primera ley para regular la inteligencia artificial
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La UE llega a un acuerdo político sobre la primera ley para regular la inteligencia artificial

Tras 22 horas de reunión este miércoles y jueves y una nueva sesión de 14 horas este viernes, los colegisladores de la Unión Europea han alcanzado un acuerdo político

Foto: Un hombre usa ChatGPT en su móvil. (Pexels)
Un hombre usa ChatGPT en su móvil. (Pexels)

Fumata blanca en el Justus Lipsius, el frío y triste edificio del Consejo de la Unión Europea en el que los negociadores de los colegisladores del bloque comunitario se han reunido durante los últimos días para sacar adelante un acuerdo político para aprobar la primera ley que regulará el uso de la inteligencia artificial. Ha hecho falta una maratoniana reunión de 22 horas entre el miércoles y el jueves y un nuevo encuentro de 14 horas este viernes para alcanzar un pacto. Lo cierto es que la sensación generalizada es que la presidencia española del Consejo de la Unión Europea ha actuado con mucha autonomía durante las negociaciones y que el acuerdo puede encontrar ciertas resistencias cuando sea presentado a los Estados miembros, que tienen que validarlo para que este se convierta en ley, algo que también debe hacer el Pleno de la Eurocámara.

La ley incluirá una serie de usos prohibidos de la tecnología, aquellos que presentan un riesgo "inaceptable" para la sociedad, y establecerá una lista de aquellos usos que pueden presentar riesgos sistémicos. Se establecerán condiciones para el uso de las tecnologías que puedan presentar riesgos sistémicos, como por ejemplo un alto nivel de transparencia o mitigar riesgos. Esta lista podrá modificarse rápidamente a través de un acto delegado de la Comisión Europea, un sistema que se ha pensado para que la Unión Europea pueda reaccionar rápidamente ante la aparición de nuevas tecnologías, una experiencia que los colegisladores han aprendido bien durante los últimos años: desde que el Ejecutivo comunitario hizo su propuesta inicial en 2021 han aparecido los "modelos fundacionales" como ChatGTP que han cambiado por completo el trabajo de los legisladores. Ahora, aunque haya un acuerdo político, habrá que continuar con el trabajo técnico durante las próximas semanas.

Puntos sensibles

La Comisión Europea, el Consejo, representado por España, al ostentar la presidencia rotatoria, y el Parlamento Europeo han negociado durante meses pero llegaban a este trílogo, como se llaman estos encuentros de los colegisladores, con la intención de cerrarlo de una vez por todas. La presión ha sido enorme, especialmente sobre el grupo de eurodiputados que han representado al Parlamento Europeo y a los que el Consejo ha exprimido durante días. La posición inicial de la Eurocámara era restrictiva, con espíritu de sacar adelante una regulación muy garantista, pero se ha encontrado con unos Estados miembros que le han presionado en sus dos frentes clave.

Por un lado, Alemania, Francia e Italia han redoblado los esfuerzos en las últimas semanas por conseguir que la norma recogiera un alto nivel de autorregulación, argumentando que el exceso regulatorio podía "matar la innovación" en las pequeñas empresas europeas que tratan de competir con sus rivales americanas. Se achaca en ocasiones a la Unión estar más preocupada por regular a los gigantes digitales que por crear las condiciones adecuadas para que aparezcan en Europa, y esa crítica ha estado muy presente. Por el otro, los Estados miembros también han presionado al Parlamento Europeo en otro aspecto fundamental: las excepciones a ciertos usos de la inteligencia artificial sobre la base de intereses para la seguridad nacional, como por ejemplo el uso de vigilancia biométrica en tiempo real en espacios públicos. Los negociadores del Parlamento Europeo defienden que han conseguido cesiones importantes, como por ejemplo la prohibición de reconocimiento de emociones o del uso del reconocimiento biométrico según criterios como las creencias religiosas o la raza.

Al caer la noche ha sido cuando ambos lados se han puesto a intentar cerrar sus diferencias

El grupo de eurodiputados, que acudían a estas negociaciones con un mandato negociador de la Eurocámara que se ha ido diluyendo, se han visto divididos en más de una ocasión, especialmente ante la presión del Consejo para que hiciera cesiones en materia de uso de la IA por las fuerzas de seguridad. Sin embargo, este viernes, durante la larga segunda jornada de negociaciones, han sido capaces de presentar una contrapropuesta frente al paquete que había puesto la presidencia española del Consejo. Durante una buena parte de la jornada las conversaciones se han limitado a ese intercambio de propuestas y al caer la noche ha sido cuando ambos lados se han puesto a intentar terminar de cerrar sus diferencias, algo que ha ocurrido poco después de las 23:00. Como parte del paquete, la Eurocámara ha cedido en el reconocimiento biométrico por parte de las fuerzas de seguridad en casos de algunos delitos concretos, como terrorismo, asesinato o trata de personas.

Estas negociaciones son siempre sensibles. Al principio se avanza rápido, pero a medida que se llega a los trílogos finales las cosas empiezan a complicarse porque los colegisladores acaban llegando al hueso del acuerdo, a la parte más compleja de pulir y poner en común, los puntos en los que menos dispuestos están a hacer cesiones. Precisamente por esa razón los trílogos se plantean de esta manera, como auténticos maratones, porque el objetivo es también que el cansancio y las ganas de cerrar puntos ayuden a encontrar consensos.

Fumata blanca en el Justus Lipsius, el frío y triste edificio del Consejo de la Unión Europea en el que los negociadores de los colegisladores del bloque comunitario se han reunido durante los últimos días para sacar adelante un acuerdo político para aprobar la primera ley que regulará el uso de la inteligencia artificial. Ha hecho falta una maratoniana reunión de 22 horas entre el miércoles y el jueves y un nuevo encuentro de 14 horas este viernes para alcanzar un pacto. Lo cierto es que la sensación generalizada es que la presidencia española del Consejo de la Unión Europea ha actuado con mucha autonomía durante las negociaciones y que el acuerdo puede encontrar ciertas resistencias cuando sea presentado a los Estados miembros, que tienen que validarlo para que este se convierta en ley, algo que también debe hacer el Pleno de la Eurocámara.

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