La UE necesita un segundo asalto tras 22 horas de reunión para cerrar la ley de inteligencia artificial

Tras veintidós horas de reunión y muchos litros de café, los colegisladores de la Unión Europea han decidido suspender las negociaciones para cerrar la primera ley que regulará la inteligencia artificial en el bloque comunitario hasta este viernes a las 9 de la mañana. Se han hecho progresos importantes, se han avanzado en algunos de los puntos clave, incluso EFE informó esta mañana de que los colegisladores ya estaban de acuerdo en un aspecto fundamental como es la regulación de los llamados “modelos fundacionales”, como por ejemplo es ChatGPT.

Pero en el refranero bruselense hay una frase que se repite hasta la saciedad: nada está acordado hasta que todo está acordado. Y eso ocurre especialmente en los llamados “trílogos”, las negociaciones entre los colegisladores, es decir, el Consejo (que representa a los Estados miembros), el Parlamento Europeo y la Comisión Europea, donde se cierran los textos legislativos que se convierten en ley. Estos documentos son un ejercicio de equilibrismo y tocar un artículo puede obligar a reequilibrar el resto del texto. Eso es lo que hace que estas negociaciones sean especialmente sensibles.

La reunión comenzó el miércoles a las 15:00 y se ha alargado durante casi un día. “Se han logrado muchos avances en las últimas 22 horas”, ha explicado Thierry Breton, comisario de Mercado Interior y encargado de presentar la primera propuesta legislativa en 2021. Fuentes de la negociación señalan que se trata de un texto extremadamente complejo en el que se trabajan sobre 22 puntos que llegaron abiertos a este miércoles y que incluyen, por ejemplo, la diferenciación entre aquellos usos de la tecnología prohibidos, que se incluirán en el artículo 5 del texto, y aquellos que presenten un alto riesgo, que irán a un anexo, lo que hará que la Comisión tenga más fácil retocar el listado a través de actos delegados.

Ese equilibrio entre las dos listas, la de usos prohibidos y usos de alto riesgo, es la clave de la negociación y está estrechamente conectada con las garantías. La apuesta de la presidencia rotatoria del Consejo de la UE ha pasado por un alto nivel de autorregulación, pero a cambio se intentan establecer garantías de que habrá límites y habrá algún monitoreo, como por ejemplo con la creación de una agencia europea sobre inteligencia artificial que coordine los trabajos de las agencias nacionales.

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En estas negociaciones se enfrentaban dos corrientes. A un lado están algunos Estados miembros, como Francia o Alemania, a los que preocupa que el exceso de regulación pueda “matar” la innovación y que represente una carga demasiado pesada para las pequeñas empresas europeas de IA que intentan crecer frente a compañías de EEUU o China. Al otro está la Eurocámara, cuyos eurodiputados han intentado que el texto sea garantista y que establezca unos límites claros al uso de la tecnología. Por ejemplo, uno de los puntos de conflicto tiene que ver con el uso de reconocimiento facial en espacios públicos, algo a lo que los eurodiputados se oponen pero que resulta importante para un buen grupo de países, que consideran que se trata de algo necesario en algunas circunstancias por seguridad nacional.

Las negociaciones han llamado la atención fuera de Bruselas, con críticas por parte de algunos activistas sobre las condiciones bajo las que se está intentando cerrar la ley. Lo cierto es que este método de negociación es marca de la casa: es así como se gestionan los trílogos sensibles y es así como en ocasiones se resuelven las cumbres históricas de líderes de la Unión Europea, haciendo que los participantes empiecen a flexibilizar sus posiciones por simple cansancio.