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He hablado en castellano con la IA de Google: la revolución está más verde de lo que pensabas
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BARD YA NO SOLO HABLA ESPAÑOL EN LA INTIMIDAD

He hablado en castellano con la IA de Google: la revolución está más verde de lo que pensabas

Los 'chatbots' de IA generativa parecía que iban a poner patas arriba la forma en que buscamos información en internet. He probado Bard, el de Google, y todo va mucho más lento de lo esperado. O eso parece

Foto: Sundar Pichai, CEO de Google, en una imagen de archivo. (Getty Images)
Sundar Pichai, CEO de Google, en una imagen de archivo. (Getty Images)

Bard, el ChatGPT de Google, ya habla castellano. Ya lo hacía, pero es que ahora lo hace públicamente. Hasta el día de hoy lo chapurreaba en la intimidad, cuando estaba en manos de un reducido grupo de testers de confianza, encargados de ponerlo en forma antes de dejarlo volar libremente. El resto de la humanidad que quisiera utilizarlo podía hacerlo en inglés, japonés o coreano, que eran los idiomas en los que estaban disponibles de forma oficial desde el pasado mayo. Se podía usar libremente en todas partes excepto en la Unión Europea, donde los de Mountain View prefirieron no dar al botón de encendido hasta no asegurarse de que su servicio no iba a provocar un efecto llamada entre las agencias de protección de datos.

Foto: Jensen Huang, CEO de Nvidia. (Reuters/Ann Wang)

El pasado jueves aterrizó de forma definitiva a este lado del Atlántico. Lo hizo en el marco de una expansión internacional que incluyó su lanzamiento en 40 nuevos idiomas. Idiomas, por cierto, entre los que no están incluidos ni el euskera, ni el catalán ni el gallego por ahora. Ocurre lo mismo que con el castellano. Probablemente, Bard ya sepa hablarlo, pero sus responsables prefieren comprobar que lo hace de una manera aceptable y que no se dedica a vomitar las respuestas sin ton ni son. Se acabó lo de necesitar una VPN que nos ayude a engañar al sistema diciéndole que estamos conectándonos desde otro lugar para que nos deje utilizar el chatbot.

En definitiva, ChatGPT ya no está solo. Es cierto que ya estaba Bing Chat, pero lo cierto es que Microsoft y OpenAI forman parte de una misma cara de la moneda, que por algo utilizan una serie de tecnologías comunes. La otra cara, a la espera de que gente como Meta explique de qué nos va a servir la IA generativa en sus redes sociales, es Google. Nos hemos pasado dos días hablando con Bard para conocer un poco más detalladamente sus capacidades, cómo funciona, qué nos puede ofrecer en nuestro día a día, las diferencias con sus rivales... y la conclusión es que la gran revolución del ecosistema Google puede estar más verde de lo que pensabas.

Más sencillo que el mecanismo de un chupete

Acceder a Bard es tan sencillo como estar logueado en tu cuenta y acceder a la URL correspondiente. Este chatbot a día de hoy permanece como una herramienta independiente, a la que podemos acceder a través del navegador del ordenador o con el móvil como puede ser el caso de ChatGPT. No existe todavía una integración con el buscador, como sí que ha hecho Microsoft con Bing. Personalmente, estoy convencido de que hasta el día que no veamos a Google integrar esto en el buscador (actualmente lo está probando de manera muy reducida en EEUU) no sabremos cómo afectará realmente la inteligencia artificial a la forma que tenemos de movernos por internet. No hay que olvidar que Alphabet cuenta con una cuota del 90% cuando hablamos de buscadores, a lo que habría que añadir la gente que utiliza YouTube para informarse.

Volviendo a Bard, basta decir que su interfaz es más sencilla que el mecanismo de un chupete. La mayor parte de la pantalla estará ocupada por la caja donde el chatbot irá escribiendo las respuestas a lo que le vayamos pidiendo en la caja de la parte inferior. En el lateral izquierdo podremos ver nuestras conversaciones recientes y, además, si queremos, podremos fijar uno o varios hilos como favoritos para tenerlos a mano porque los vamos a consultar con cierta recurrencia.

placeholder El Pixel Fold, presentado en el Google I/O. (M. McLoughlin)
El Pixel Fold, presentado en el Google I/O. (M. McLoughlin)

Aunque luego entraremos a valorar el resultado de su inteligencia artificial, hay que destacar que Google ha cuidado una serie de detalles que hacen un producto más usable y que facilita muchas cosas, a pesar de que no deja de ser algo experimental. Hablo de los accesos directos, hablo de las facilidades para compartir las respuestas creando un enlace para posteriormente poder compartirlo por correo o en redes sociales. Hablo de la posibilidad de escoger entre tres posibles versiones de la respuesta. O hablo de ese botón con el símbolo de Google que nos sugiere búsquedas relacionadas de lo que estamos preguntando. Visualmente, la interfaz es bonita y minimalista. A la vista todo resulta muy limpio. Poca pega se le puede sacar en este sentido. Si a Bard se le puede definir como una suerte de cerebro, Google le ha dotado de un magnífico cráneo.

Un detalle interesante es que la compañía ha sentado la base para que interactuemos con estas inteligencias artificiales sin escribir absolutamente nada. Tenemos la opción de activar el micrófono para que capture nuestras palabras. Pero es que también tenemos la opción de que nos lea las respuestas. Obviamente hay que afinar mucho esto, pero puede ser la primera piedra de un Bard en formato asistente de voz.

¿Por qué digo que necesita mejorarse? Para empezar porque cada vez que consulto algo hay que volver a apretar el micrófono. Y dos, porque la voz con la que nos contestará es la misma que Assistant. Y para ciertas cosas se hace raro y queda poco natural. En una de las pruebas pedí que hiciese un poema. Es cierto que los versos dejaban algo que desear ya sobre el papel, pero cuando la voz brotó de la misma manera que brotaría de un altavoz inteligente aquello perdió todo el encanto. La sensación es la misma que cuando se le pide a Alexa que te cuente un chiste: que no tiene gracia.

placeholder Bard, en pañales. (Google)
Bard, en pañales. (Google)

Antes de entrar a valorar las respuestas, un breve repaso sobre las tecnologías que sostienen Bard. En el pasado I/O, Google presentó su nuevo modelo de lenguaje PaLM-2, que es el que actualmente sostiene Bard pero también otros desarrollos como Med-PaLM-2, su inteligencia artificial para el mundo sanitario. Se trataba de un desarrollo entrenado con 340.000 millones de parámetros y que estaba llamado, al menos sobre el papel, a competir de tú a tú con GPT-4, el último modelo de lenguaje que sostiene tanto la versión de pago de ChatGPT como Bing Chat. La versión gratuita de ChatGPT funciona gracias a GPT 3.5.

Dicho esto, ¿cómo funciona Bard en español? Pues particularmente me parece que está por detrás frente a lo que ofrecen sus principales competidores. Algo que ya se puede sospechar cuando te conectas a la herramienta y te encuentras múltiples avisos diciendo que la cosa está en pañales. El primero el cartel de "Experimental" que hay junto al nombre del chatbot. A eso hay que sumar la presentación que hace el invento de sí mismo: "Tengo algunas limitaciones y no siempre acertaré, pero tus comentarios me ayudarán a mejorar".

placeholder Foto: Google.
Foto: Google.

Más allá de la interfaz y las funcionales, ¿qué he visto bueno en Bard? Creo, particularmente, que se expresa bastante bien en castellano, estructurando bien las frases y los párrafos. Lo he comprobado pidiéndole que me escribiese pequeñas historias con diferentes argumentos y otras consultas. Eso sí, he tenido la percepción de que Bard peca de charlatán y muchas veces rellena las preguntas con demasiado texto o reiteraciones.

Noticias viejas y restaurantes inventados

Pero que esté bien escrito no significa, en absoluto, que la respuesta sea correcta. Porque a la hora de la verdad los fallos no tardan en aparecer. Y es sorprendente porque una de las supuestas ventajas de Bard es estar conectado a Internet, lo que le permite ofrecer, supuestamente, información fresca y actualizada. Este privilegio en el caso de ChatGPT solo está al alcance de los que pagan religiosamente la cuota mensual. Los que no lo hacen, tienen que conformarse con una base de datos que solo incluye referencias hasta 2021.

Pues bien, por mucho que esta inteligencia artificial esté conectada a internet no tarda en mostrarte respuestas bastante pasadas de fecha. La primera vez que me di cuenta fue al pedirle un resumen de las noticias del día. Me respondió la siguiente sarta de generalidades:

  • La guerra en Ucrania continúa, con los combates concentrados en el este del país. Las fuerzas rusas han hecho algunos avances en la región de Donbas, pero las fuerzas ucranianas continúan resistiendo.
  • La economía mundial se enfrenta a una serie de desafíos, incluido el aumento de la inflación, la escasez de suministros y la guerra en Ucrania. Estos desafíos están provocando una desaceleración económica en muchas partes del mundo.
  • Los Estados Unidos están experimentando un aumento de la violencia armada. En el último mes, se han producido varios tiroteos masivos en los Estados Unidos, lo que ha provocado una renovada discusión sobre el control de armas.
  • El cambio climático es una amenaza cada vez mayor para el planeta. El último informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) advirtió que el cambio climático está teniendo un impacto significativo en el planeta, y que los efectos solo empeorarán si no se toman medidas.
  • La pandemia de COVID-19 aún está en curso, aunque la situación está mejorando en muchos países. Se han producido nuevos brotes de COVID-19 en algunas partes del mundo, y es importante seguir tomando medidas para prevenir la propagación del virus.

La última, la de que la pandemia, cuyo fin decretó la OMS hace ya un tiempo, iba mejorando en muchos países fue la primera bandera roja. Decidí hacer otra prueba con la actualidad nacional. El resumen de prensa fue el siguiente:

  • El Gobierno ha aprobado un plan para hacer frente a la inflación. El plan incluye medidas como ayudas directas a las familias, bonificaciones al transporte público y medidas para controlar los precios de los alimentos y la energía.
  • El Tribunal Supremo ha condenado a dos años de cárcel a una mujer que fue violada por su marido. La sentencia es un paso importante en la lucha contra la violencia machista en España.
  • El Real Madrid ha ganado la Supercopa de España. El equipo blanco se impuso al Athletic Club de Bilbao por 2-0 en la final.
  • El verano está siendo muy caluroso en España. En algunas regiones del país se han registrado temperaturas superiores a los 40 grados centígrados.
  • El Gobierno ha anunciado que va a aumentar el gasto en defensa. El aumento del gasto se debe a la guerra en Ucrania y a la amenaza que representa Rusia para la seguridad de España.

De seis noticias, solo una se salva y porque es una obviedad a 14 de julio. "El verano está siendo muy caluroso en España". El 2-0 del Madrid al Athletic Club es de enero de 2022 y las noticias respectivas a la acción de gobierno tiene toda la pinta que pertenecen también a ese curso. La segunda, la del Supremo condenando a dos años una mujer violada por su marido y que eso sea "un paso importante "en la lucha contra la violencia machista" no tiene ni pies ni cabeza. Parece que eso de enchufar una IA a internet no es tan fácil como parece.

Estoy pasando unos días en Sopelana, una localidad costera de Vizcaya, el lugar donde pasé mi adolescencia. Se me ocurrió preguntar algo a Bard de no tan rabiosa actualidad como diez sitios buenos para comer. Me ofreció el listado que pueden ver en la imagen:

placeholder Lista de sugerencias para comer en Sopelana. Foto: Bard.
Lista de sugerencias para comer en Sopelana. Foto: Bard.

Hubo dos cosas que rápidamente me indicaron que Bard se había tirado un triple de espaldas desde medio campo con los ojos cerrados. La primera, la cantidad de locales que habían optado por la coletilla "del Puerto" en un pueblo en el que no hay puerto. Lo segundo, que ninguno de los nombres fuera en euskera. Me puse a comprobar con Google Maps. Solo había uno que existiese. El Peñón de Sopelana. El problema viene cuando te dicen que está en el centro y te tienes que pegar una caminata de 20 minutos hasta la playa, que es donde realmente está.

Hay otra respuesta que se puede dar parcialmente por buena, la del asador, pero no sabes si se refiere al local de 40 metros cuadrados que se hincha a vender pollos asados los fines de semana o la cervecera que está en las afueras. Volví a hacer una comprobación pidiéndole sitios para comer en Barcelona y me devolvió una ensalada en la que recomendaba cosas concretas como irme al Celler de Can Roca, Casa Leopoldo o el Quim de la Boqueria pero también, una vez más, generalidades como irme a Montjuic o La Barceloneta.

Todavía le quedaban tres pruebas. Puse en la caja de peticiones el enlace de la review del Nothing Phone (2) que publicamos este viernes en Teknautas y le pedí que me resumiese el artículo. Aunque a simple vista parecía que había solventado esa prueba, cuando empecé a leer el texto me di cuenta de que había mezclado datos de ese móvil y su predecesor y características de uno y otro, que además no salían referenciadas en el artículo, lo que me da que pensar que ha hecho un mix con lo que se cuenta en el artículo y lo que ha encontrado en internet.

Foto: Vista de la trasera de los Nothing Phone (2). (EC Diseño)

El siguiente encargo lo solventó de sobra. Le pedí una tabla con las comunidades españolas, indicando sus provincias, capitales y su población. Lo clavó tirando datos del INE. El último trabajo que iba a encargarle era traducir unos textos. Cogí un primer párrafo de una noticia del Frankfurter Allgemeine Zeitung y le pregunté si me lo podía traducir al español. Supuse que no iba a tener mayor problema porque una de las ventajas de PaLM-2 era ser multilingüe. Lo que me devolvió Bard no fue una traducción ni tan si quiera había un párrafo en español. Ante mis ojos apareció un texto en alemán. Lo copié, lo pegué en el Google Translate y lo que me estaba diciendo es que no estaba todavía capacitado para ese tipo de encargos.

"Está verde frente a la competencia"

Este caso me sirve para explicar uno de los problemas que me he encontrado con Bard que no es otro que en determinadas ocasiones le cuesta seguir el ritmo y tener en cuenta todo el contexto de la conversación. Si yo le he pedido en castellano una traducción de un texto en alemán, escribiendo la orden en castellano, ¿por qué me lo ha devuelto la explicación de nuevo en alemán?

Esta sensación de tener que repetir las cosas y volver a detallar cosas (algo que, por ejemplo, no he sentido tanto en ChatGPT) ha sido algo bastante habitual en mis conversaciones con Bard. Y es una sensación que también ha tenido Asier Gutiérrez Fandiño, exingeniero de IA en el Barcelona Supercomputing Center, asesor para el Gobierno en IA y director de LHF Labs, con quien hemos contactado para recabar su experiencia utilizando Bard en español.

Foto: Logo de Google. (Reuters/Dado Ruvic Illustration)
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"Da la sensación de que le cuesta entender bien toda la fotografía de lo que le estás pidiendo y que a veces no termina de saber exactamente lo que le pides", explica este experto, que ha experimentado también mucho con la versión en inglés de este chatbot.

"En inglés hay diferencias notables entre ChatGPT y Bard, pero en castellano se han multiplicado", apunta. Una de las razones que han podido motivar, según su punto de vista, esta brecha es que el conjunto de datos que ha utilizado Google para entrenar a Bard en nuestro idioma ha sido más reducido que el que utilizó OpenAI. "Todos tienen muchas cosas que mejorar, pero este producto está verde frente a sus competidores", reconoce en base a su experiencia y entiende que esta es una de las razones por las que Google no se ha atrevido aún a integrar su chatbot en el buscador como sí que ha hecho Microsoft con Bing. Este ingeniero señala una de las cosas que más le han sorprendido: los problemas con la traducción. "El modelo de Google Translate está muy pulido y es mucho más pequeño que el que utiliza Bard, me llama la atención que no hayan conseguido integrarlo y ofrecer rendimiento similar". En el lado de las cosas positivas, señala la interesante integración que han hecho con Lens (solo disponible en inglés por ahora) para poder incorporar imágenes a las peticiones y pedirle que escriba textos basándose en imágenes. "Se nota el trabajo de años con Lens".

placeholder Sede de Google. (Reuters)
Sede de Google. (Reuters)

Cree que esto también puede convertirse en una especie de losa para el entrenamiento de Bard en el corto plazo. "Si lo piensas, la gente no le está haciendo las mismas perrerías que a ChatGPT porque los fallos aparecen antes. Y que los usuarios intenten llevarlo más allá es algo importante para la mejora de estas tecnologías". Fandiño explica que Bard logra un buen resultado en tareas de programación (gracias a Palm-2 puede trabajar con 20 lenguajes de programación) pero cree, que en general, está todavía lejos de poder ser una herramienta de uso generalizado.

"Puede servirte para hacer algo sencillo pero hay que entender que los desarrollos son conjuntos de cientos de librerías y miles de líneas de código. No es tan sencillo", remata. A pesar de este análisis, Gutiérrez Fandiño rompe una lanza a favor de Google y destaca que la forma de trabajar, lanzando primero unos idiomas y luego otros en lugar de todo a la vez, puede acabar beneficiando a Bard frente a ChatGPT y que pronto "muestre mejor rendimiento" en ciertos idiomas que la alternativa de OpenAI. "Hay trabajo por delante. Mucho".

Bard, el ChatGPT de Google, ya habla castellano. Ya lo hacía, pero es que ahora lo hace públicamente. Hasta el día de hoy lo chapurreaba en la intimidad, cuando estaba en manos de un reducido grupo de testers de confianza, encargados de ponerlo en forma antes de dejarlo volar libremente. El resto de la humanidad que quisiera utilizarlo podía hacerlo en inglés, japonés o coreano, que eran los idiomas en los que estaban disponibles de forma oficial desde el pasado mayo. Se podía usar libremente en todas partes excepto en la Unión Europea, donde los de Mountain View prefirieron no dar al botón de encendido hasta no asegurarse de que su servicio no iba a provocar un efecto llamada entre las agencias de protección de datos.

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