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Las empresas chinas no pueden competir con EEUU en inteligencia artificial (por ahora)
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por culpa de la censura comunista

Las empresas chinas no pueden competir con EEUU en inteligencia artificial (por ahora)

La presentación de Ernie, el ChatGPT de Baidu, ha sido una gran decepción que demuestra cómo la censura China se está convirtiendo en un enorme lastre para el desarrollo de sus IAs

Foto: Robin Li en la presentación de Earnie. (Reuters)
Robin Li en la presentación de Earnie. (Reuters)

Baidu, el gigante tecnológico conocido en occidente como el Google chino, acaba de presentar su propia versión del ChatGPT con un resultado muy decepcionante. La causa, apuntan los expertos, se debe a la mala impresión que dejó la tecnología en su debut, a los problemas de Pekín para conseguir chips de calidad y, sobre todo, a la censura y la restricción de los datos de entrenamiento que impone el Partido Comunitsta Chino.

Foto: El nuevo generador puede cambiar rápidamente entre distintos tipos de combustible. (Mainspring)

La decisión de OpenIA de lanzar ChatGPT ha pillado con el pie cambiado a mastodontes de la industria tecnológica como Google o Baidu que han tenido que adelantar a marchas forzadas el lanzamiento de sus propios modelos de lenguaje. Google Bard ya tuvo problemas en su estreno mostrando errores factuales en sus respuestas, así que Baidu ha preferido no tomar riesgos y, aunque prometió que la presentación sería en vivo, mostró una versión de su IA con respuestas pregrabadas que ha dejado muchas dudas de su funcionamiento.

Ernie no está listo

El nombre del modelo de lenguaje de Baidu es Ernie y aunque la compañía aseguró que la presentación se iba a realizar en vivo, su director general Robin Li, desveló que la habían grabado previamente "para ahorrar tiempo". Además, aseguró que la IA se ha lanzado apresuradamente debido al furor que están causando estas tecnologías, pero que no está lista todavía para competir con ChatGPT.

“Comparar a Ernie Bot con ChatGPT, o incluso con GPT-4, es un listón muy alto. Ninguna de las grandes empresas tecnológicas a nivel mundial lo ha hecho”, aseguró Li.

Wang Zhigang, ministro chino de Ciencia y Tecnología, también quiso rebajar las expectativas sobre la nueva IA. "Jugar al fútbol implica regatear y disparar, pero no es fácil ser tan bueno como Messi", aseguró. "Nuestro país también ha hecho muchos preparativos y ha investigado en este campo durante muchos años y ha conseguido algunos resultados. Sin embargo, aún puede llevar algún tiempo alcanzar el mismo nivel de rendimiento que OpenAI".

placeholder El director general de Baidu, Robin Li. (Reuters)
El director general de Baidu, Robin Li. (Reuters)

A pesar de las excusas, las errática presentación ha resultado un mazazo para las aspiraciones chinas de convertirse en la primera potencia mundial en inteligencia artificial y además ha hundido el valor de las acciones de Baidu en la bolsa de Hong Kong un 10 por ciento.

La censura China un límite para su IA

Si a los países occidentales les cuesta tener un modelo de lenguaje que funcione bien y no tenga ni fallos factuales ni sesgos en sus respuestas, China lo tiene todavía más negro. A todo esto hay que añadirle sus problemas para conseguir chips de alta gama para construir los potentes ordenadores que hacen falta para construir las IAs. Pero sobre todo, al severo control que ejerce Pekín sobre la información, algo que es vital para el entrenamiento de este tipo de inteligencias artificiales.

Foto: inteligencia-artificial-generativa-fin-de-la-realidad

El mes pasado, sin ir más lejos, el gobierno chino prohibió el uso del ‘chatbot’ ChatYuan, porque, entre otras cosas, sus respuestas cuestionan la postura oficial del Partido Comunista Chino sobre la guerra de Rusia en Ucrania. Esa prohibición también se extiende al uso del ChatGPT de OpenIA, al que no se puede acceder desde China ni tampoco se puede usar en las herramientas desarrolladas en el propio país asiático.

"China es increíblemente buena a la hora de ampliar un invento existente, pero no es muy buena a la hora de hacer avances", comenta Huang Yasheng, profesor de gestión del Instituto Tecnológico de Massachusetts para el New York Times. En su opinión, el país carece de la diversidad de pensamiento y la libre expresión de ideas que contribuyen a fomentar el pensamiento innovador.

El diario neoyorkino también recoge las opciones de Xu Chenggang, investigador principal del ‘Stanford Center on China's Economy and Institutions’, que opina que la razón fundamental por la que los modelos de lenguaje chinos no pueden acercarse al nivel de ChatGPT es que la estricta censura que impone su gobierno socava la calidad de los datos y obstaculiza el desarrollo de los ‘chatbots’. "Si hay restricciones por todas partes en la configuración de sus algoritmos, por supuesto que su capacidad se verá restringida", afirmó.

Baidu, el gigante tecnológico conocido en occidente como el Google chino, acaba de presentar su propia versión del ChatGPT con un resultado muy decepcionante. La causa, apuntan los expertos, se debe a la mala impresión que dejó la tecnología en su debut, a los problemas de Pekín para conseguir chips de calidad y, sobre todo, a la censura y la restricción de los datos de entrenamiento que impone el Partido Comunitsta Chino.

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