Misoginia, armas y Andrew Tate: la deriva de Carlos 'Ocelote', el rey español de los 'eSports'

"Es esclarecedor ver cuántas ucranianas guapas hay en Dubái. Sentadas en mis mesas, divirtiéndose, en busca de un hombre, mientras sus maridos reales están en las trincheras, muriendo, sin poder salir del país. ¿Dónde están ahora esas putas jefazas? El feminismo es una mentira". "Moveré mi culo blanco mientras conduzco mi V10 solo para contaminar". "La gente pobre también puede ser feliz. Supongo que nunca lo sabré". "Nada te mata, excepto si estás muerto. Perdí todo mi dinero, mis amistades, mi familia... Todo era terrible, pero me tenía a mí mismo. Gané dinero de nuevo, hice amigos de nuevo, y lo podría hacer otra vez".

Son cuatro frases que podrían haber sido pronunciadas por Andrew Tate, el influencer que se hizo un nombre a base de misoginia, violencia y estafas piramidales y ha sido arrestado recientemente en Rumanía. Sin embargo, vienen firmadas por Carlos Rodríguez (Madrid, 1990) —más conocido como Ocelote—, quien ha sido durante años el nombre más conocido del mundo de los eSports en España. Una etapa de éxitos que hace tiempo que se esfumó para dar paso a una deriva reciente que todavía nadie consigue explicarse.

En los últimos meses, Ocelote se ha metido de lleno en todo tipo de lodazales, hasta el punto de forzar su retirada como consejero delegado de G2, el equipo de eSports que él mismo había fundado y transformado en un proyecto multimillonario. La gota que colmó el vaso fue un vídeo de una celebración compartido por él mismo en Twitter. En él, aparecía entre botellas de champán junto al propio Tate, al que se podía ver disfrutando de un puro, algo que sembró la polémica entre sus seguidores.

"Nadie podrá controlar nunca mis amistades. Me voy de fiesta con quien me da la puta gana", respondió el propio Ocelote a los críticos, algo que supuso lanzar una garrafa de gasolina a un fuego que ya campaba a sus anchas. Horas más tarde, se anunciaba que el español dejaba su cargo como consejero delegado. "Anoche os fallamos. Las acciones y el lenguaje de nuestro CEO contrastan con nuestros valores y cultura, y nos disculpamos por ello", dijeron en el equipo.

"Haré cualquier cosa para proteger a esta empresa y a mis colegas, ya que es mi deber incondicional para con ellos", comentó Ocelote, que desde entonces ha pisado tantos lodazales como ha podido, al más puro estilo Tate. Por ejemplo, uno de los aspectos que más han sorprendido a propios y extraños es su repentino interés por el mundo de las armas, compartiendo varias fotografías en un campo de entrenamiento de tiro en Jordania. "Nueva vida, nuevos objetivos, nuevas habilidades que dominar", escribió en aquel momento.

Desbarre como forma de vida

"Hoy me he mudado a Dubái para continuar mi conquista del mundo", escribía el pasado 11 de febrero el propio Ocelote, que ha cambiado por completo su forma de vestir y hasta de peinarse (ahora va siempre con el pelo engominado y hacia atrás). A partir de ahí, el desbarre ha sido su modus operandi en redes sociales, dejando el vídeo que provocó su salida como una mera anécdota. Este periódico ha intentado contactar con él, sin haber obtenido respuesta en el momento en el que se publican estas líneas.

"A todo el mundo le ha sorprendido. Es cierto que a veces podía tener comportamientos tóxicos, pero más a nivel empresarial. Lo que está ocurriendo ahora son temas más serios", explica a El Confidencial un conocido comentarista de League of Legends —el juego con el que alcanzó el estrellato—, que pide que no se revele su nombre. "En G2 parece que están intentando casi borrar su legado. La mayoría quieren evitar que se les vincule con él".

"Hombres jóvenes que estáis por ahí, esto es un 10", comentó Ocelote, quien se ha divorciado recientemente, sobre un vídeo en el que aparecía una tiktoker defendiendo el papel de la "esposa tradicional"; es decir, una mujer que se dedique a cocinar y limpiar mientras su marido es el que trae el dinero a casa. Ante las críticas de sus seguidores, que le afeaban que lo que quería era una criada, respondió: "Quiero una mujer que use su instinto para levantar mi espíritu. Me aseguro de que experimente las partes más hermosas de la vida sin el estrés que una carrera tan exitosa acarrearía sobre la mayoría de los hombros. Tengo preferencias, como todo el mundo, y estas son las mías".

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En este tiempo, también ha aprovechado para alabar el papel de Tate, al que parece imitar en cada paso que da. "Es el hombre", dijo en un vídeo compartido por él mismo. "Creo que lo que ha hecho por el mundo y lo que está haciendo por la gente joven es fantástico. Está inspirando a la juventud para que sean los hombres que quieren ser. Lo respeto un montón. Si crees que es un pedazo de mierda porque es un misógino y blablá... Lo primero, no lo has escuchado suficiente. Lo segundo, eres una oveja; lo tercero, no tienes pensamiento crítico para tener tus propias ideas; cuarto, eres demasiado emocional; y quinto, estoy seguro de que eres una zorra y pareces una zorra", desarrolló el fundador de G2. Cabe recordar que Tate sigue en prisión en Rumanía, donde afronta cargos por tráfico de personas y violación.

"Esa imagen de ególatra fue potenciada por él mismo, tanto como jugador como empresario, pero no se veía venir la evolución. Ha sido bastante rápido. Ni la gente que ha trabajado con él se lo explica", apunta el comentarista citado anteriormente. "A mí no me habría sorprendido saber que tenía negocios con Andrew Tate, pero sí que eso le haya hecho cambiar su forma de pensar, hasta el punto de transformarse en lo mismo". "Siempre le ha gustado el papel de malo de la película. Ahora ya no se sabe si es el personaje ha devorado a la persona o, en realidad, siempre ha sido así", incide por su parte Nasty, también comentarista de eSports, en conversación con este diario.

De hecho, al igual que Tate, Ocelote también ha tenido una supuesta conversión al islam. Cuando la preguntaron si era musulmán, se limitó a responder con un "alhamdulillah", cuya traducción es algo así como "gracias a Dios". "No soy de extrema derecha, estoy por la hermandad y el excepcionalismo, por Dios y una vida con principios fuertes". Uno de sus seguidores le pidió que no volviera a España, a lo que respondió: "Voy a volver a gastarme dinero en barcos y luego me voy tranquilo".

No era la primera vez que hacía un comentario en ese sentido: buena parte de sus publicaciones van enfocadas a reflejar su tren de vida. "Me he comprado otro", tuiteó hace unos días junto a una foto de un Lamborghini. Antes, también había tuiteado que no permitía que hubiera "gente con el pelo azul" en su círculo, adjuntando un vídeo mientras corría con un buggy por el desierto. "Soy el nuevo rey de Dubái", escribió para mostrar imágenes de una cena con espectáculo a la que estaba asistiendo, y unos minutos después aseguró que "el dinero se sigue multiplicando". "Desconozco el tipo de negocios que tiene ahora mismo. Su único foco parece convertirse en multimillonario y dar una imagen de persona de éxito", recalca el comentarista de League of Legends mencionado anteriormente.

A veces, por cierto, junta la ostentación con sus ideas políticas, bromeando con que los colores de sus coches de alta gama eran su forma de "apoyar" al colectivo LGTB. De paso, también ha aprovechado para difundir bulos, como aquel que dice que España ha despenalizado la zoofilia. "Españoles, estáis como una putísima cabra", tuiteó.

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En los últimos meses, Ocelote ha dado una única entrevista. Fue para el podcast de Tam Khan, luchador de artes marciales mixtas que está exportando el deporte a Emiratos Árabes y, dicho sea de paso, es otro aspirante a ser el nuevo Tate. "Estoy hecho para conquistar el mundo, y lo seguiré haciendo", aseguró cuando compartió el enlace al programa. "La mayoría me ve como su mentor. Gano decenas de millones de dólares al año. Tengo hermandad con hombres respetados. Puedo conseguir lo que quiera y a quien quiera. Orgulloso de mí mismo. Duermo como un bebé. Nunca he consumido drogas. No hago mierdas ilegales. Yo diría que estoy conquistando", añadió después.

Allí, por cierto, acudió junto a un agente inmobiliario palestino que se hace llamar The Real Assad, al que se refería todo el rato como su "hermano", y que junto a Khan, parece una de las personas de su máxima confianza en Dubái.

En este pódcast, Ocelote aprovechó para dar su versión de la salida de G2, pero en un tono bien distinto del que adoptó en su momento. "La industria es mayoritariamente de izquierdas, gente con pelo de colores, llámalos como quieras", dijo. "Mi teléfono no paraba de sonar a las 7 de la mañana, con patrocinadores y personas importantes llamando. No puedo decir quiénes eran, pero me pedían tres cosas: que pidiera disculpas por tener amigos que no les gustaban, que denunciara la misoginia y que dijera que Andrew Tate es un misógino. Tenía dos opciones: mantener mi carrera o decirles que les jodieran y ver qué pasaba, y eso fue lo que hice".

Un trabajador del sector, que también pide que no se le identifique en este artículo, hace hincapié en el impacto económico que tuvo para G2 el famoso vídeo de Ocelote saliendo de fiesta junto a Andrew Tate. "Fue algo que le costó la plaza de la competición VCT de Valorant a G2, y se estima que eso les costó entre 15 y 20 millones de euros. RiotGames [desarrolladora del videojuego] prioriza la estabilidad del equipo sobre lo demás, y G2 no era estable en cuanto a imagen en ese momento", explica, aunque recuerda que "mucha gente piensa que está totalmente fuera, pero en realidad sigue siendo accionista".

De hecho, es habitual que responda a los tuits de G2 para mostrar su apoyo. "Todavía soy copropietario", recordó hace unos días a un seguidor. "Ahora voy a seguir cosechando los frutos de este trabajo. Merezco cada billón de dólares que me llegue del éxito de G2. Cópiame, aprende de mí", dijo para promocionar lo que parece que será su propia academia, como (una vez más) ya hizo Tate.

De ser "el mejor" a convertirse en 'meme'

La carrera de Ocelote comenzó allá por 2007, cuando el mundo de los eSports aún era una aldea. Lo hizo mediante el videojuego World Of Warcraft, aunque no en un inicio no destacó por tener grandes habilidades. "La gente se reía de él porque era muy, pero que muy malo. Y un día le dió un arrebato y dijo: ‘Me voy, pero cuando volváis a verme seré el mejor’. Todos se rieron, la verdad. Yo no supe más de él y de pronto, meses después, volvió, empezó a jugar con un guerrero [una de las diferentes clases del juego] y empezó a subir, a subir, a subir… y acabó arriba", relata Tharkum, uno de los primeros profesionales de este título en España. "En la siguiente temporada o la posterior, no recuerdo muy bien, acabó el primero del servidor".

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En poco tiempo, Ocelote ya estaba participando en torneos a nivel europeo. "Desde luego, él era muy competitivo en esa época. Pero aparte de eso, tenía un don a la hora de venderse a sí mismo. A nosotros no nos conocía nadie y Blizzard no nos financiaba el viaje al torneo. Nos decían que nos lo pagáramos nosotros o encontráramos un sponsor. Nos habíamos clasificado de los últimos, así que no había muchas esperanzas, pero él dijo que, aunque tuviera que hablar con 30 equipos distintos, iba a conseguir que nos lo pagaran. Y realmente lo consiguió", continúa Tharkum, que entonces formaba parte del mismo equipo.

Unos meses después, ya en otro club, Ocelote consiguió llegar a las finales de BlizzCon, el mayor evento de WoW. A partir de ahí, fue uno de los muchos que decidió dar el salto a League of Legends, título que entonces daba sus primeros pasos y que tenía en la remuneración económica uno de sus principales atractivos. Le fichó el equipo alemán SK Gaming para jugar durante tres años, aunque en ese periodo fue sancionado en varias ocasiones por su comportamiento. "Ha sido siempre una persona conflictiva. Era la némesis de xPeke. Eran los dos españoles más conocidos, y uno hacía de bueno y otro de malo. Él aceptó ese papel", dice Nasty, mientras que Tharkum no comparte esa percepción: "Él era el típico graciosete, muy joven, pero nunca le vi un lado muy tóxico. Todo lo contrario, a mí me caía de puta madre".

Ya en 2014, Ocelote ganaba cerca de 600.000 euros al año, según dijo en El Programa de Ana Rosa, en Telecinco, donde acudió para explicar en qué consistían los eSports, un nombre que cada vez sonaba con más fuerza. En aquel momento, acababa de sembrar la semilla de lo que sería G2, entonces llamado Gamers2, un equipo que había montado con todo el dinero que había ganado en su carrera. Entonces, los resultados no acompañaron, razón por la que dio un paso al lado y se centró en que el negocio floreciera.

"Carlos siempre ha tenido una visión empresarial, mientras que el resto lo veían solo como un deporte. Era el mejor haciendo su trabajo, el mejor CEO, el mejor general manager y la persona que mejor sabía llevar los proyectos. Eso era algo indudable. Siempre tenía claro su plan y cómo ejecutarlo, y casi siempre le salía como quería", dice el trabajador que ha accedido a hablar bajo la condición de anonimato.

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Es algo que explica que G2 acabara llegando a lo más alto de los eSports a nivel mundial. A mediados del año pasado, Forbes valoraba el negocio de este equipo en 340 millones de dólares. Entre sus hitos, está el fichaje de Ibai Llanos en 2019, cuando este era comentarista de la Liga Profesional de Videojuegos (LPV). "Consiguió fichar a Ibai, y para eso tienes que tener buena fachada y moverte con gente de confianza. Fue el que le convenció de firmar", dice Nasty. En aquella época, el stramer comentó en una entrevista las jornadas laborales maratonianas que enfrentaba, algo que desembocó en un debate sobre los derechos laborales en el sector. "El sindicato de mis huevos", fue la aportación de Ocelote, entonces su jefe.

Aunque Llanos montó su propio equipo apenas un año después, la relación entre ambos no pareció verse afectada. "Enhorabuena, os merecéis todo lo bueno que os viene", le dijo hace poco Ocelote en Twitter. "Sus trabajadores nunca han tenido queja de él, siempre han estado muy contentos. Es algo que me sorprende, pero no es solo un trabajador el que me lo ha dicho, sino muchos y de muchos ámbitos", continúa esta fuente anónima, que lo contrapone a lo que ocurría con los demás equipos. "Tenía bastante mala relación con el resto, aunque alguno se salvaba. Era una persona bastante orgullosa de sí misma, y eso se notaba en el trato con otros equipos. Una cosa es que haya rifirrafes, pero con Carlos era distinto".

Las fuentes consultadas coinciden en que uno de los aspectos que tensó más la relación fue su política de fichajes y renovaciones. "Cuando a un jugador le quedaba un año, le ofrecía renovar y, si no quería, lo vendía. Es decir, impedía que saliera nadie sin que supusiera ingresar dinero. Es algo común en otros deportes, pero aquí es algo que comenzó haciendo Ocelote y G2 y ha acabado siguiendo el resto", explican.

Cuando se pregunta por la imagen del Ocelote actual en el sector, las personas consultadas comparten percepción. "Las primeras semanas nos llamaba la atención a todos. Ahora ha llegado un punto que es semana sí, semana también, así que a la gente le ha acabado dando un poco igual", incide una de las fuentes, que recalca que "ya no es nadie que vaya a ser relevante ni con quien vayas a tratar".

Es una expresión que se repite al hacer la misma pregunta. "Ya se ha convertido en un meme y cada cosa que dice es solo otra burrada más. La gente le ha bajado del pedestal en el que tenía", recalca Nasty, algo que respalda el comentarista de League of Legends que ha preferido no desvelar su identidad. "Se comenta lo que va publicando, pero más en un tono de 'hasta dónde va a llegar esto'. Entiendo que alguien se le pueda ir la cabeza, pero es que cada vez sube más el nivel", lamenta.