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Ataque anfibio a Odesa: por qué Rusia se enfrenta a su operación militar más compleja
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Ataque anfibio a Odesa: por qué Rusia se enfrenta a su operación militar más compleja

Carga de los buques, zonas de desembarco, mareas... Hay múltiples variables que influyen en un ataque anfibio y lo convierten en una de las operaciones más complejas. Ucrania podría asestar un duro golpe a Rusia si esta comete fallos

Foto: El buque de asalto anfibio Aleksandr Otrakovskiy, de la clase Ropucha, durante un ejercicio de desembarco. (Mil.ru)
El buque de asalto anfibio Aleksandr Otrakovskiy, de la clase Ropucha, durante un ejercicio de desembarco. (Mil.ru)
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La concentración de buques de la flota rusa frente a las costas de Odesa presagia una importante operación anfibia. De tener éxito, supondría un fuerte golpe a Ucrania al amenazar su principal capital en el mar Negro y la base donde está lo que le queda de su escasa y débil flota de superficie. Pero Rusia se enfrenta también a una operación muy compleja y, si se vuelven a cometer errores como los que vimos en los primeros días, puede que el resultado final no sea el que Putin espera.

El interés ruso en meter presión en el flanco sur ucraniano es evidente y doble. Por un lado, la toma de Odesa aseguraría de manera definitiva la península de Crimea y cerraría la salida de Ucrania al mar Negro, lo que supondría su asfixia económica y situaría al Gobierno ucraniano en una manifiesta posición de debilidad. Por otro lado, toda actividad militar fuera del eje de acción principal, que se orienta hacia Kiev, facilitaría el asalto y ocupación de la capital, lo que podría desencadenar el desenlace final.

Foto: Tupolev Tu-160. (Vitaly Kuzmin)

Las operaciones anfibias, incluso las de menor entidad, son de las operaciones militares más complejas que se pueden realizar. El número de elementos que intervienen, tanto materiales como humanos, es grande y la labor de coordinación ha de ser meticulosamente planificada y ejecutada, exigiendo una coordinación milimétrica en todo momento. Todo sucede, o debe suceder, como en esas cadenas de fichas de dominó que van cayendo, cada una empujada por la anterior. Cualquier fallo en una sola de esas fichas supone el desastre.

placeholder Pieza de artillería autopropulsada 2S1 Gvozdika. (Vitali Kuzmin)
Pieza de artillería autopropulsada 2S1 Gvozdika. (Vitali Kuzmin)

Los medios materiales son diversos, desde grandes buques a escoltas, unidades menores auxiliares, lanchas de desembarco, vehículos anfibios, helicópteros, aviones e incluso equipos de operaciones especiales. Los medios humanos implican elementos con muy diferentes funciones, que van desde los equipos de reconocimiento, preparación y apoyo al desembarco hasta las tropas desembarcadas y listas para el combate con sus propios vehículos blindados, artillería, material de apoyo y equipos navales de playa para guiar a las lanchas a los puntos de varada especialmente elegidos. Todo debe seguir el orden establecido.

La planificación debe ser tan meticulosa que hasta la carga y el orden en que esta se coloca en los buques responden a lo planificado. Es algo lógico, pues dentro de los navíos de desembarco no se pueden recolocar los medios (vehículos, material, etc.), no hay espacio y las cubiertas van, casi siempre, atestadas. Por ello se deben cargar atendiendo al orden en el que deben salir. Distribuir todo en el buque es casi un arte, un juego de ‘tetris’ para el que hay verdaderos especialistas.

Otro de los problemas en un desembarco es elegir la playa y zona adecuada, estudiar las mareas algo en extremo vital y crítico en océanos— y en función de ello elegir los horarios más convenientes. Por suerte para los rusos, ellos conocen a la perfección la zona y todos los demás elementos, además de que las mareas no tienen ninguna importancia ni en el mar Mediterráneo ni en el Negro, por lo que es el único aspecto donde pueden sentirse cómodos.

Aunque esto depende mucho del tipo de acción que se va a realizar, todo empezaría con la inserción vía helicóptero de varios equipos de reconocimiento. Son tropas especialmente adiestradas que estarían camufladas sobre el terreno uno o varios días, vigilando los movimientos del enemigo e informando de todo.

La forma de realizar el asalto es variada, pero lo que no se puede hacer, so pena de sufrir enormes pérdidas y que todo acabe en un desastre, es realizar el desembarco con oposición de fuerzas enemigas en las proximidades. Por ello lo normal es realizar una operación aérea previa para atacar las defensas enemigas y, en su caso, un ataque con aviones SEAD (Suppression of Enemy Air Defenses) que elimine las baterías de misiles antiaéreos. También se deberá contar con el apoyo de los buques de escolta.

placeholder Buque de desembarco Georgiy Pobedonosec, de la clase Ropucha. (Mil.ru)
Buque de desembarco Georgiy Pobedonosec, de la clase Ropucha. (Mil.ru)

La siguiente fase sería enviar un equipo especializado en marcar y balizar los lugares de desembarco. Esto es importantísimo, pues un error podría hacer que parte de las fuerzas llegara al lugar equivocado. Una vez con sus posiciones bien definidas y con los horarios establecidos (que son extremadamente rígidos), los buques o las lanchas de desembarco ya cargadas se acercarían a la playa en sucesivas oleadas, descargando vehículos, equipo y tropas. Los horarios son tan críticos que un retraso demasiado grande podría suponer que la variación de las mareas dejara algún buque varado en la orilla, aunque esto no ocurre en el mar Negro. Por eso, cada lancha sale de su buque-madre con un minuto concreto en el que debe varar, ni el minuto anterior ni el posterior. Esa es la precisión requerida.

Buques rusos frente a Odesa

La concentración de buques anfibios con sus fragatas de escolta es síntoma de que una operación anfibia se puede lanzar en cualquier momento. Se han detectado muy cerca de la costa nada menos que cinco buques de desembarco de la clase Ropucha, dos de la clase Alligator y uno de la clase Ivan Gren. Esto es la capacidad anfibia de la flota del mar Negro al completo con el refuerzo de dos unidades. A ello habría que sumar la participación de al menos cuatro fragatas de escolta. No puede ser algo casual.

La mayoría de las unidades rusas de desembarco son buques muy antiguos y tecnológicamente superados, salvo los modernos de la clase Ivan Gren. Aun así, actuando sin oposición y con superioridad aérea que les proporcione una ‘sombrilla’ protectora, pueden seguir siendo válidos. Los más anticuados son los de la clase Alligator. Son navíos de unos 112 metros de eslora y 3.400 toneladas de desplazamiento, con un diseño que data de los años sesenta. Son unidades desfasadas, sin cubierta de vuelo y con el portalón de desembarco ubicado en la proa, muy del gusto soviético de entonces.

placeholder Buque de asalto anfibio Ivan Gren. (TASS)
Buque de asalto anfibio Ivan Gren. (TASS)

Su principal función es servir como buque para el desembarco de carros de combate y fuerzas mecanizadas y en su interior pueden llevar 20 carros (T-72B / T-80B) o 40 APC o IFV, tipo MT-LB o BMP-2F, versión especial para operaciones anfibias, junto a los BTR-80 de ruedas. También llevan entre 300 y 400 soldados de infantería de marina. Su armamento se compone de misiles antiaéreos Strela de corto alcance, un lanzacohetes de 122 mm (para bombardeo de costa) y cañones de pequeño calibre.

Los de la clase Ropucha son de diseño más moderno pues, aunque proceden de la misma época que los Alligator, hacia mediados de los setenta se revisó su diseño dando origen a los denominados Ropucha II, que son los que en la actualidad se mantienen en servicio. Tienen 112 metros de eslora y unas 4.000 toneladas de desplazamiento, pueden llevar una tropa de 350 efectivos y tres carros de combate o una docena de BTR de ruedas. Su armamento consiste en misiles antiaéreos de corto alcance Strela, lanzacohetes de 122 mm y cañones ligeros.

Los navíos de la clase Ivan Gren son otra historia diferente. Su diseño es moderno, de principios de los dos mil. Tienen poco más de 130 metros de eslora y desplazan cerca de 6.000 toneladas y son equiparables a los buques occidentales similares, aunque no llegan a la altura de otros diseños, como el de los Galicia españoles, mucho más funcionales y capaces con sus casi 14.000 toneladas y su excelente diseño con dique inundable. No obstante, estos buques rusos son interesantes, hay dos unidades en servicio y otras dos en construcción, las cuales se han agrandado y llegarán a las 9.000 toneladas, incrementando sus capacidades.

Cuentan con cubierta de vuelo y hangar para dos helicópteros medios de transporte, los conocidos Kamov Ka-27 o Ka-29. Pueden llevar a bordo 300 efectivos de infantería con 13 carros de combate o hasta 40 blindados de infantería. Su armamento consiste en cañones multipropósito de 30 mm y tiro rápido, prescindiendo de los poco efectivos lanzacohetes.

Importante fuerza preparada

En su conjunto, la capacidad de esta fuerza anfibia es considerable. Se puede estimar que podrían poner en tierra un total de 2.700 efectivos, apoyados por unos 30 carros de combate T-72B, 24 blindados de ruedas BTR-90, 50 BMP-2F y 12 2S1 Gvozdika. Este último es una pieza de artillería autopropulsada de 122 mm sobre chasis del blindado MT-LB. Pesa 16 toneladas y proporciona el necesario apoyo con fuego a las unidades desembarcadas.

placeholder Helicóptero naval Kamov Ka-29. (Dmitry Ryazanov)
Helicóptero naval Kamov Ka-29. (Dmitry Ryazanov)

No olvidemos que estas tropas deben llevar consigo casi todo lo necesario y estar preparadas para sostenerse sobre el terreno con sus propios medios, al menos hasta que enlacen con tropas terrestres o reciban refuerzos. En este caso y por la cercanía a bases rusas, pueden recibir suministros vía helicópteros de transporte desde Crimea o bien desde los propios buques de la flota que, una vez desembarcados los efectivos, se mantendrán a una distancia prudencial mar adentro.

Se trata de una fuerza suficiente para dar un golpe certero al flanco sur ucraniano, pero se lo pueden poner muy complicado si la operación no funciona como un reloj. Un fallo podría suponer que parte de las tropas quedaran aisladas y fueran aniquiladas por el Ejército ucraniano. Un Ejército, por cierto, que aún no ha dicho la última palabra y que, bien informado por la Inteligencia occidental de todos los movimientos del enemigo, podría dar una sorpresa muy desagradable a las tropas desembarcadas y dar al traste con los planes de Putin.

La concentración de buques de la flota rusa frente a las costas de Odesa presagia una importante operación anfibia. De tener éxito, supondría un fuerte golpe a Ucrania al amenazar su principal capital en el mar Negro y la base donde está lo que le queda de su escasa y débil flota de superficie. Pero Rusia se enfrenta también a una operación muy compleja y, si se vuelven a cometer errores como los que vimos en los primeros días, puede que el resultado final no sea el que Putin espera.

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