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El F-35 está muy cerca de lanzar bombas nucleares: por qué este paso lo cambia todo
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El avión más temido

El F-35 está muy cerca de lanzar bombas nucleares: por qué este paso lo cambia todo

Una prueba que ha pasado desapercibida puede revolucionar el equilibrio de fuerzas a nivel global. EEUU y la OTAN cuentan con un arma de las que no disponen sus rivales

Foto: Lanzamiento de una bomba B61-12 inerte desde un F-35A. (USAF)
Lanzamiento de una bomba B61-12 inerte desde un F-35A. (USAF)
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Todos los aviones de combate se van mejorando a lo largo de su vida y cada vez se les incorporan nuevas armas y sistemas. El F-35 no iba a ser menos y continúa avanzando en su desarrollo, aunque ya hayan pasado algunos años desde que entró en servicio. Muy recientemente ha dado un nuevo paso en su cada vez más larga lista de capacidades, pero este no es un paso cualquiera, porque el avión se encuentra listo para realizar una misión que muy pocos pueden hacer, lanzar bombas nucleares. Y esto es algo muy importante y que puede trastocar el equilibrio de fuerzas entre las grandes potencias.

Ocurrió el 21 de septiembre pasado, hace poco más de un mes, y el suceso, como noticia, pasó desapercibido. Dos F-35A del 422d Test and Evaluation Squadron (422 TES) y del 59th Test and Evaluation Squadron (59 TES), dos unidades encargadas de realizar ensayos y basadas en la famosa Base de la fuerza aérea de Nellis, despegaron para una prueba muy importante. En sus bodegas internas, ocultas a los radares, cada avión llevaba una bomba termonuclear B61-12 de pruebas, idéntica a las reales, pero sin su carga nuclear. Ambos lanzaron sus ingenios sin ningún contratiempo, lo que suponía el paso final para obtener la certificación operativa con este tipo de bombas.

Foto: Super Hornet Bloque II en un portaaviones norteamericano. (US Navy)

El F-35 está en servicio operativo desde 2015 con la USAF en su versión terrestre o Alfa, aunque realizó su primer vuelo en 2006. Desde el primer momento se sabía y para eso estaba pensado, que este avión iba a poder realizar misiones de ataque nuclear, pero que se hayan tardado 6 años para que se logre, demuestra que integrar armamento en los aviones no es una tarea sencilla y requiere bastante tiempo, muchos ensayos y mucho dinero. Todo esto ha sido preciso para conseguir que el cazabombardero furtivo pueda lanzar unas bombas que significan mucho y lo cambian todo.

Una mejora muy importante

Lanzar bombas nucleares es algo trascendental, pues disponer de este tipo de armas es lo que sustenta la disuasión entre las grandes potencias y ha sido la base del (a veces) frágil equilibrio entre la antigua URSS y los Estados Unidos. Desde el punto de vista americano, la posibilidad de atacar con bombas nucleares lanzadas por aviones era una de las 'patas' de su programa nuclear defensivo, junto a los misiles terrestres y los submarinos.

La USAF (fuerza aérea norteamericana) ya dispone de varios aviones con esta capacidad, como el F-15, F-16, B-52, B-1 y B-2. Esto nos podría hacer pensar que no es tan importante que el F-35 adquiriese esta certificación, pero lo es y mucho. La clave está en sus características furtivas y la posibilidad que tiene de penetrar un espacio aéreo enemigo dotado de defensas antiaéreas. Todos los otros aviones, salvo el B-2, pueden lanzar esas bombas, pero ninguno son aviones de quinta generación y ninguno tiene características "stealth".

placeholder Uno de los F-35A que lanzaron una bomba B61-12 el 21 de septiembre de 2021. (USAF)
Uno de los F-35A que lanzaron una bomba B61-12 el 21 de septiembre de 2021. (USAF)

El B-2 es un tema distinto. Por un lado, es un avión desmesuradamente caro, solo se dispone de una flota de 20 ejemplares, 19 en realidad tras el reciente accidente sufrido por uno en Whiteman AFB, (Missouri) y aunque es un avión furtivo, no deja de ser un bombardero con bastantes años a sus espaldas y sobre el que ya se está trabajando en su relevo. Fiar un ataque nuclear de penetración a un solo modelo de avión y con tan pocas unidades, no era muy tranquilizador, pero que ahora esa misión la puedan llevar a cabo un par de F-35 con más posibilidades de éxito, no deja de ser una gran ventaja.

Es este hecho lo que puede romper el equilibrio de disuasión nuclear. Hasta ahora, Rusia y China, principalmente, podían responder a los misiles intercontinentales (ICBM) con la misma moneda, da igual que sean lanzados desde silos, plataformas móviles o submarinos. Por ese lado había un equilibrio de amenazas, pero la posibilidad de que aviones F-35, fáciles de desplegar en casi cualquier lado y con soporte y equipos de apoyo en muchos países aliados que también son usuarios del avión, puedan lanzar un ataque con bombas nucleares partiendo desde cerca de sus objetivos, de noche, en modo furtivo y con pocas probabilidades de ser detectados, es sin duda un elemento desequilibrador y una muy mala noticia para los enemigos de Estados Unidos.

Nuclear Sharing

Hay otro factor importante que hace que esta, en apariencia rutinaria certificación, tenga gran trascendencia. Ya no afecta solo a los Estados Unidos, sino a sus aliados europeos y tiene un nombre muy raro que vamos a explicar. Es el denominado "Nuclear Sharing".

La estrategia defensiva de la OTAN establecía una respuesta nuclear inmediata en caso de ataque del bloque del este. Una vez desaparecido el Pacto de Varsovia, la OTAN decidió mantener esta política de disuasión nuclear y se llegó al acuerdo de que algunos países aliados que no dispusieran de armas nucleares propias, es decir, todos menos EEUU, Francia y Reino Unido, recibieran un número de bombas norteamericanas que se almacenarían en su territorio. A este compromiso se adhirieron Bélgica, Alemania, Países Bajos, Italia y Turquía.

Además de tener las armas, el compromiso obligaba a disponer de un modelo de avión capaz de lanzarlas y que se denominaron DCA (Double Capacity Aitcraft), pues debían servir para los papeles defensivos de cada país, pero también para utilizar las bombas americanas en caso de respuesta nuclear. Este ‘doble papel’ fue cumplido por los F-16 en los casos de Bélgica, Países Bajos y Turquía y por los PANAVIA Tornado en el caso alemán e italiano. El Reino Unido disponía también de los Tornado para su disuasión nuclear y Francia, siempre por libre, utilizó el Mirage IV y ahora el Rafale.

placeholder F-16 y F-35 de la Base de Nellis en vuelo. (USAF)
F-16 y F-35 de la Base de Nellis en vuelo. (USAF)

Pero el tema se ha complicado y mucho. Por un lado, hay una cuestión técnica y es que el Tornado ya es un avión anticuado, por lo que para Alemania e Italia era imprescindible un reemplazo con capacidad nuclear, algo que el Eurofighter ni tiene ni está previsto que tenga. Italia lo tuvo muy claro y solucionó su compromiso con el Nuclear Sharing al optar por el F-35. Era una apuesta segura.

Alemania en cambio ha complicado mucho más su posición. Por un lado, hay una fuerte oposición política (y social) a seguir participando de este acuerdo y almacenar armas nucleares. Se ha llegado a hablar incluso de la posibilidad de una salida de este país del tratado y esto podría encajar con la 'peculiar' negativa política de Alemania a adquirir el F-35, cuando en su fuerza aérea, la Luftwaffe, lo querían. La inminente baja del Tornado les dejaba sin un avión DCA y no les ha quedado otro remedio que estudiar otra alternativa que, de seguir así el tema, va a acabar con la adquisición (ya aprobada por Estados Unidos) de aviones Super Hornet, a los que Boeing se compromete a hacer la integración de las bombas B61.

placeholder Bomba B61-12 inerte bajo un F-15 norteamericano. (USAF)
Bomba B61-12 inerte bajo un F-15 norteamericano. (USAF)

Bélgica y Países Bajos lo tienen fácil pues el papel de aviones DCA pasará del F-16, ya de bastante edad, al F-35. Turquía, sin embargo, es otro país que está introduciendo tensión e incertidumbre en el juego. Desde el primer momento se metieron en el programa JSF (Joint Strike Fighter) del que salió el F-35, pero las desavenencias con Estados Unidos y la adquisición turca de misiles rusos S-400 motivó que los norteamericanos les dejaran fuera del programa, lo que para Turquía ha supuesto un golpe muy duro. El futuro es una verdadera incógnita dominada por la política, en la que siguen siendo miembros de la OTAN, siguen formando parte del Nuclear Sharing, siguen almacenando bombas nucleares y, muy a su pesar, tendrán que seguir utilizando los F-16 como avión DCA.

El F-35 y las B61

Volviendo a la certificación del F-35, es de interés hablar de algunos aspectos técnicos sobre el avión y las bombas. Respecto a los aviones reseñar que parte del proceso de adaptación fue la introducción de determinadas modificaciones en el aparato y que éstas no se refieren solo a 'software', que también. Lo más relevante fueron dos modificaciones que se debieron implementar, una a nivel cabina de piloto y otra a nivel bodega de armas, aunque estas modificaciones no se aplicarán a todos los F-35, sino tan solo a los que se dedique a esta misión dual.

Ambas consisten en sendos 'interruptores' que, activados, indicarían a la computadora del avión que el aparato 'entra' en misión nuclear. La particularidad es que el interruptor de la bodega de armas solo puede ser activado en tierra. Esta es una seguridad importante y más corriente en aeronaves militares de lo que podría parecer. Significa que antes de despegar para una misión nuclear, la capacidad de lanzar las B61 debe ser confirmada en tierra. Esta seguridad impediría, por ejemplo, el lanzamiento fortuito (o intencionado) por parte de un piloto que saliera a volar con su F-35 armado con bombas nucleares. Por supuesto también debe ser activado el interruptor de cabina, lo que introduce una doble seguridad. Trabajar con ingenios nucleares no es un juego y todas las seguridades, son pocas.

placeholder F-35A de la Base de Nellis. (USAF)
F-35A de la Base de Nellis. (USAF)

Las bombas B61 son las de tipo nuclear en uso por EEUU desde hace bastante tiempo, aunque han ido sufriendo numerosas mejoras. Existen muchas versiones y con una gran variedad de poder destructivo. Las más antiguas aún en uso son las B61-3, que datan de 1979 y las más modernas son las B61-12. Las de tipo estratégico, como los modelos 7 y 11, tienen una carga de 340 y 400 kilotones, donde recordemos que cada kilotón equivale a la fuerza explosiva de 1.000 toneladas de TNT (la de Nagasaki fue de 20 kt). Las del tipo táctico, como el modelo 21, tienen una potencia explosiva configurable, de tal manera que se puede ajustar en un rango de entre 0,3 y 50 kt.

Contrariamente a lo que se pueda pensar, este tipo de bombas no son muy grandes. La B61 mide 3,6 m de largo y 34 cm de diámetro con un peso de 324 kg. Como se ve, mucho más pequeña que otros tipos de bombas convencionales. Las más modernas utilizan unos sistemas de guiado bastante sofisticados del tipo láser y GPS, aunque tampoco nada fuera de lo común y del estilo de los sistemas que incorporan bombas de precisión como las JDAM.

Pueden hacerse estallar en el aire o hacer que penetren en el suelo provocando una explosión subterránea, para lo que se les dota de una ojiva frontal (o punta penetradora) especial. Mientras la bomba está en el avión está siendo monitorizada de forma permanente mediante un sistema especial denominado Aircraft Monitor and Control (AMAC), específico para este tipo de armas. Con el AMAC se controlan todos los parámetros de la bomba como las funciones de seguridad, armado, habilitación, desactivación y espoleta, para evitar cualquier posible error.

Todos los aviones de combate se van mejorando a lo largo de su vida y cada vez se les incorporan nuevas armas y sistemas. El F-35 no iba a ser menos y continúa avanzando en su desarrollo, aunque ya hayan pasado algunos años desde que entró en servicio. Muy recientemente ha dado un nuevo paso en su cada vez más larga lista de capacidades, pero este no es un paso cualquiera, porque el avión se encuentra listo para realizar una misión que muy pocos pueden hacer, lanzar bombas nucleares. Y esto es algo muy importante y que puede trastocar el equilibrio de fuerzas entre las grandes potencias.

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