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Vacunas para todos: así afrontó la industria farmacéutica el mayor desafío de su historia
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PROTECCIÓN FRENTE AL COVID

Vacunas para todos: así afrontó la industria farmacéutica el mayor desafío de su historia

Con cuatro vacunas aprobadas y una veintena en la última fase de investigación, el siguiente reto se centra en optimizar la producción y lograr una distribución equitativa

Foto: Pixabay.
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La pandemia del coronavirus ha dado origen al mayor desafío en la historia de la industria farmacéutica mundial. No solo se trataba de conseguir vacunas eficaces en el menor tiempo posible, sino de ser capaces, posteriormente, de producirlas y distribuirlas en cantidad suficiente como para lograr la inmunización global.

A este desafío científico, tecnológico y logístico, se sumaba también otro mucho más ligado a las emociones: conseguir transmitir confianza en una sociedad llena de dudas y preguntas. Ahora, con más de 2.100 millones de dosis administradas a nivel global, de acuerdo con los datos de la OMS, desde El Confidencial analizamos cómo afrontó el sector la pandemia y los retos que aún le quedan por delante.

Una carrera contrarreloj

Desde el inicio de la pandemia, la industria se comprometió con la OMS y con la sociedad en un doble objetivo. Por una parte, colaborar y compartir conocimiento; por otra, ofrecer vacunas a precio asequible y cooperar para conseguir un acceso equitativo. ¿Cómo lo logró?

  • Minimizando tiempos. Con este primer propósito, se trataba de conseguir tratamientos en el menor tiempo posible. Por eso, era necesaria la colaboración entre gobiernos, industria y la comunidad científica. Gracias a esa unión, las primeras vacunas fueron desarrolladas, testadas y aprobadas en menos de un año (es un proceso de I+D que suele requerir, en circunstancias normales, una media de 10 años). Eso ha supuesto que, en menos de 15 meses desde que la OMS declaró de manera oficial la pandemia, tengamos ya cuatro vacunas aprobadas por la Agencia Europea de Medicamentos y una veintena en la última fase de la investigación.
  • Firmando acuerdos de colaboración y licencia. Pero no bastaba con la vacuna: se trataba de ser capaces de producir y distribuir contrarreloj miles de millones de dosis. Por ello, se han sellado alrededor de 300 acuerdos de licencia entre compañías desarrolladoras y empresas capaces de participar en la producción de vacunas. Estos acuerdos han posibilitado, según los datos que recoge Unicef, que plantas de hasta 33 países estén fabricando vacunas ya autorizadas, o estén preparadas para ponerse en marcha y producir las que se vayan aprobando.
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En este sentido, Humberto Arnés, director general de Farmaindustria, destaca que "este tipo de acuerdos de colaboración para fabricar las vacunas se están dando en todo el mundo, incluso entre compañías competidoras, porque muy pocas plantas en el planeta están capacitadas para producirlas. Apenas una quincena de compañías farmacéuticas en el mundo se dedica a desarrollar vacunas. Por eso, las desarrolladoras han sellado acuerdos de este tipo con toda compañía que tenga capacidad de participar en la producción, buscando un único objetivo: incrementar al máximo la capacidad productiva, ganando tiempo al tiempo y salvaguardando la obligada calidad de la producción".

Transferencia de tecnología

Antes del covid, la capacidad total para producir todo tipo de vacunas era, globalmente, de cerca de 5.000 millones de dosis. Ahora, gracias a los acuerdos alcanzados, y solo para las vacunas contra el coronavirus, las previsiones de la industria farmacéutica —que concuerdan con las estimaciones de organismos internacionales como Unicef o la Universidad de Duke— apuntan a una producción prevista de unos 11.000 millones de dosis en 2021, suficientes para vacunar a la población adulta mundial y lograr la deseada inmunidad de grupo.

La colaboración ha sido imprescindible para poder alcanzar este número, pero no todo el mundo estaba capacitado para producir estas vacunas. Hablamos de productos biológicos de alta complejidad; además, algunas vacunas utilizan tecnologías completamente nuevas, así como unas condiciones de producción y conservación que no se han experimentado a nivel industrial con anterioridad. Y todo ello, recuerda la Federación Internacional de la Industria Farmacéutica (Ifpma), supone que la mayoría de estas colaboraciones implique transferencia de tecnología, lo que no sería posible en ausencia de un sólido sistema de protección industrial.

Las previsiones de la industria apuntan a una producción de dosis suficiente para vacunar a la población adulta mundial contra el covid en 2021

Este sistema, explica Arnés, "es el que ha permitido que en menos de 10 meses hayamos dispuesto de vacunas contra el covid-19, un coronavirus que solo hace un año no se conocía. Todo el trabajo investigador de décadas auspiciado por este modelo, la experiencia y el liderazgo de la industria farmacéutica, junto a la colaboración en ámbito global, han facilitado este logro sin precedentes. La propiedad industrial es la gran impulsora del progreso terapéutico".

Y no solo se trata de propiedad intelectual, señala Thomas Cueni, director general de Ifpma, "sino de compartir conocimiento y de generar confianza. El 70% de la fabricación de vacunas tiene que ver con el control de la calidad, y eso es algo que no puede simplemente imponerse, porque la transferencia de tecnología implica a dos partes que construyen una mutua confianza".

Un reparto equitativo

El siguiente gran desafío es el de procurar una distribución equitativa de las vacunas. Una tarea que presenta múltiples ángulos sobre los que trabajar. Para ello, y dentro de la Alianza Mundial de la OMS, la industria farmacéutica está colaborando con Covax —la Alianza Gavi, la Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias (CEPI), Unicef y la propia OMS—. Se trata de una iniciativa que cuenta con el respaldo de los gobiernos y de grandes organizaciones sociales, impulsada por la OMS, para hacer llegar las vacunas contra el covid-19 a las poblaciones con menos recursos.

Con este nivel de producción de vacunas previsto, los integrantes de Covax consideran que el problema actual se encuentra en una mejor redistribución de las dosis. Los miembros de la alianza han anunciado que ven posible lograr la inmunidad en todo el mundo si los países con un mayor número de vacunas comparten sus excedentes de dosis con las 92 naciones de ingresos medios o bajos que se benefician de esta iniciativa. “Después de compartir estos millones de dosis, los países ricos tendrían dosis suficientes para vacunar al 80% de su población mayor de 12 años en 2021”, aseguran desde Covax.

El objetivo final es facilitar el acceso a las dosis para conseguir vacunar al 70-75% de la población mundial, con independencia de sus recursos y capacidad para adquirir dosis, y lograr que la inmunidad de grupo sea una realidad en pocos meses.

La pandemia del coronavirus ha dado origen al mayor desafío en la historia de la industria farmacéutica mundial. No solo se trataba de conseguir vacunas eficaces en el menor tiempo posible, sino de ser capaces, posteriormente, de producirlas y distribuirlas en cantidad suficiente como para lograr la inmunización global.

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