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España recula ante la presión de la UE y pone condiciones a la entrada de británicos

El pasado viernes varios líderes europeos presionaron pidiendo restringir la entrada de turistas británicos. España y Portugal se negaron, pero este lunes han anunciado nuevas medidas

Foto: Playa de Alcudia en Mallorca (EFE)
Playa de Alcudia en Mallorca (EFE)

Hace semanas que en París, Berlín y Bruselas hay una máxima preocupación por la expansión de la llamada variante Delta. El Gobierno alemán y francés impusieron hace tiempo ya fuertes restricciones, y toda la Unión Europea les ha seguido. Menos la irreductible península ibérica: Portugal y España, sedientos de turistas británicos, han mantenido las puertas abiertas de para en par a los turistas procedentes del Reino Unido sin necesidad de tener que presentar una prueba PCR, a pesar de la alta circulación de dicha variante en el país.

El viernes pasado, al terminar el Consejo Europeo que reunió a jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea en Bruselas, Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, dijo que no, que España no iba a imponer restricciones a los viajeros británicos. Pero este lunes ha cambiado de opinión, y ha anunciado que se comenzará a pedir pruebas PCR (o certificado de pauta de vacunación completa) en las próximas horas a los viajeros que lleguen desde el Reino Unido, donde se está “muy por encima de los 150 casos por 100.000 habitantes en 14 días”.

Foto: Una playa en Baleares (EFE)

El jueves los líderes tuvieron un largo debate sobre la situación de la pandemia, y también hablaron sobre la coordinación en la apertura de las fronteras. Porque precisamente Berlín y París están extremadamente preocupadas por la posibilidad de que se extienda la variante ‘Delta’ por la Unión Europea. Tras el encuentro Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, Emmanuel Macron, presidente francés, y Angela Merkel, canciller alemana, enviaron mensajes claros. No mencionaban a nadie, pero tenían nombres y apellidos: Portugal y España. Y la respuesta fue clara en las primeras horas posteriores: No. Non. Nein.

Von der Leyen y Macron hicieron hincapié en la necesidad de “coordinar” la reapertura de las fronteras. Ha sido una palabra que los líderes europeos han repetido una y otra vez, de forma insistente. Pero si en otras ocasiones han sido otros Estados miembros los que han incumplido ese llamamiento, poniendo restricciones por ejemplo a la entrada de viajeros de la propia Unión Europea, esta vez eran Lisboa y Madrid los que no escuchaban esas peticiones. Para ambos países el turismo británico es clave para salvar la temporada de verano.

España, Malta y Portugal han endurecido las normas, pero sin llegar tan lejos como habría querido Berlín

Ahora España ha endurecido las normas, como también lo ha hecho Portugal. Pero sin llegar tan lejos como habría querido Berlín. Antes de viajar a Bruselas la semana pasada, Merkel fue muy clara respecto a lo que querría el Gobierno alemán. “En nuestro país, si vienes del Reino Unido, tienes que hacer una cuarentena, y ese no es el caso en todos los países europeos. Eso es lo que me gustaría ver”, explicó la canciller. Las peticiones de requerir por ejemplo una prueba PCR ya llegaban desde dentro del país incluso antes de que el jueves y viernes otros líderes europeos reclamaran una mayor coordinación.

Nuevas medidas

Portugal ha ido más allá que el Gobierno español, y ha impuesto una cuarentena para las personas que no estén vacunadas, algo que también ha añadido en las últimas horas Malta, siguiendo así una línea más dura que España y más cercana a las peticiones de Merkel. La medida que más dura por parte del Ejecutivo luso también tiene una explicación: el Gobierno de António Costa, primer ministro de Portugal, se arriesga a perder a su público alemán si mantiene los privilegios de los turistas británicos. Y Berlín se lo hizo ver el viernes, cuando incluyó al país ibérico en la lista de zonas de alta transmisión de variantes, lo que hace que los turistas alemanes tengan que hacer cuarenta al volver a Alemania tras visitar Portugal.

Merkel ha sido claramente la que ha mostrado una mayor preocupación por la expansión de la variante. “No se trata de la cuestión de si la variante Delta se propagará o no. Se trata solamente de qué tan rápido se propagará y cuánto hemos progresado con las vacunas” para entonces, explicó la canciller alemana.

No es la única crítica que se ha hecho en los últimos días. Tras la cumbre de la semana pasada, Macron también disparó contra Grecia y Chipre por aceptar a turistas con la vacuna rusa y china. “Todos debemos reconocer las mismas vacunas, las que han sido autorizadas por la Agencia Europea del Medicamento”, explicó el líder francés. Esta semana entra en funcionamiento el llamado “pase digital” o pasaporte de vacunación, que permite el movimiento sin restricciones dentro de la Unión Europea, por lo que París y Berlín han redoblado su llamamiento a la coordinación.

Hace semanas que en París, Berlín y Bruselas hay una máxima preocupación por la expansión de la llamada variante Delta. El Gobierno alemán y francés impusieron hace tiempo ya fuertes restricciones, y toda la Unión Europea les ha seguido. Menos la irreductible península ibérica: Portugal y España, sedientos de turistas británicos, han mantenido las puertas abiertas de para en par a los turistas procedentes del Reino Unido sin necesidad de tener que presentar una prueba PCR, a pesar de la alta circulación de dicha variante en el país.

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