La narrativa de Rabat: "Hemos humillado a España"
No es un ejemplo aislado. Estos días, medios públicos y privados afines a la monarquía han mostrado los dientes, con mayor o menor gusto, para cerrar filas con la causa
La crisis migratoria en Ceuta ha amainado desde que unos 8.000 inmigrantes aprovecharan que las autoridades marroquíes dejaron desprotegida la frontera entre lunes y martes para entrar en España. La vigilancia ya ha vuelto a la divisoria, cortando el éxodo de personas. Pero la tensión está lejos de acabarse, como muestra la narrativa que está impulsando Rabat a través de sus medios oficiales con un mensaje claro: "Hemos humillado a España".
“Cuando Sánchez se pone la máscara de Franco”, titulaba ayer ‘Le 360’, el diario digital más afín al rey Mohamed VI, en un artículo en el que afirma que las fuerzas de seguridad españolas atacaron a los migrantes con “porras, granadas de gas lacrimógeno y pelotas de goma muy peligrosas” —algo desmentido por el Ministerio del Interior español—.
“La avalancha de inmigrantes en la prefectura ocupada de Sebta (Ceuta) ha despertado los prejuicios coloniales y racistas de las autoridades españolas, que los han acogido con una violencia sin precedentes”, relata el periodista Hassan Benadad, quien firma la pieza publicada en la noche del miércoles en la que señala a “la España neofranquista” por dar una “triste imagen de Europa”.
El diario también identifica la secreta acogida del líder saharaui Brahim Ghali en un hospital español —con la “complicidad de Argelia”, gran rival regional de Marruecos— como el elemento detonador de la crisis, pero sin llegar nunca a especificar que eso provocara una orden directa del Gobierno alauí o de palacio de dejar sin vigilancia el paso fronterizo. “La crisis se agravó cuando la policía fronteriza española fracasó en su misión de proteger la prisión marroquí ocupada [Ceuta] de la avalancha de migrantes, como si Marruecos fuera el policía encargado de garantizar esta misión”, implica 'Le 360'.
La batalla por el relato
El relato entonces se centra en denunciar la supuesta violencia del Ejército español y la Guardia Civil contra los inmigrantes, a los que “agredían violentamente cuando salían del mar, mientras proferían insensateces y comentarios racistas [llegando] a asediarlos en las heladas aguas del Mediterráneo, provocando el desmayo de varias personas”.
No es un ejemplo aislado. Estos días, medios públicos y privados afines a la monarquía han mostrado los dientes, con mayor o menor gusto, para cerrar filas con la causa. La prensa —muy controlada en Marruecos, donde el periodismo independiente tiene muchas dificultades para sobrevivir— trata de contrarrestar las imágenes de agentes españoles rescatando bebés y niños del agua y activistas acogiendo a los inmigrantes. El propio director de la Agencia de Prensa de Marruecos, Khalil Hachimi Idrissi, le dedicó el miércoles un duro editorial al tema en el que tiraba con bala a Madrid.
“Lo que más preocupa de la crisis hispano-marroquí es que los españoles fingen, torpemente, ser víctimas de una situación de la que no serían responsables. ¡Ridículo!”, escribía el influyente periodista marroquí. “Hay que encontrar al estratega experto que alumbró esta idea [de acoger al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali] para otorgarle la medalla al tonto útil del año. Es espantoso”, sentenció.
También los caricaturistas utilizaron el tema en clave nacionalista, con viñetas como la que publicó el jueves el diario 'Hespress', el más leído de Marruecos, en las que un toro viejo y tembloroso perdía los cuernos bajo el serrucho de las autoridades marroquíes bajo la leyenda 'Hemos humillado a España'.
La narrativa marroquí contrasta, no obstante, con la percibida por la comunidad internacional. Las imágenes de niños nadando hasta las playas ceutíes y siendo rescatados por la Guardia Civil, el Ejército y la Cruz Roja han supuesto un importante golpe a la reputación de la monarquía de Marruecos fuera del país.
La crisis migratoria en Ceuta ha amainado desde que unos 8.000 inmigrantes aprovecharan que las autoridades marroquíes dejaron desprotegida la frontera entre lunes y martes para entrar en España. La vigilancia ya ha vuelto a la divisoria, cortando el éxodo de personas. Pero la tensión está lejos de acabarse, como muestra la narrativa que está impulsando Rabat a través de sus medios oficiales con un mensaje claro: "Hemos humillado a España".