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La indignación por el secuestro y asesinato de Sarah Everard golpea a Scotland Yard
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Un agente, el principal sospechoso

La indignación por el secuestro y asesinato de Sarah Everard golpea a Scotland Yard

La respuesta violenta a una vigilia en Londres por la joven víctima, cuyo caso ha conmocionado a Reino Unido, ha añadido leña al fuego contra la institución policial

Foto: Protesta por el secuestro y asesinato de Sarah Everard, este lunes en Londres. (Reuters)
Protesta por el secuestro y asesinato de Sarah Everard, este lunes en Londres. (Reuters)

¿Han perdido los británicos la confianza en Scotland Yard? El de Sarah Everard no ha supuesto “un caso más” de secuestro y asesinato de una joven. Miles de mujeres comenzaron a compartir en redes sociales sus experiencias cotidianas de intimidación y acoso sexual cuando se conoció la desaparición de esta ejecutiva de 33 años mientras regresaba sola a su casa en Londres. El lema “reclamemos estas calles” corrió como la pólvora para exigir mayor seguridad y protección. Y la conmoción fue aún mayor cuando se supo que el detenido como principal sospechoso era precisamente un agente de Policía.

Pero no queda ahí. Cuando se creía que la imagen de la institución no podía estar más dañada, las fotografías de unos agentes empleando la fuerza y deteniendo con esposas a algunas de las participantes de la vigilia que se celebró el pasado fin de semana en recuerdo a Sarah han supuesto la última gota. Lo que está ahora en juego es el propio puesto de Cressida Dick, que en 2017 hizo historia al convertirse en la primera mujer al frente de la Policía Metropolitana.

El caso plantea un debate lleno de aristas. ¿Qué está fallando para que las mujeres sigan teniendo miedo a caminar solas por las calles? ¿Por qué la Policía se siente indefensa cada vez que tiene que actuar ante una manifestación en plenas restricciones sociales por pandemia? Y por último, si no hubiera sido por este suceso, ¿los británicos habrían puesto su atención en una nueva normativa con la que el Gobierno quiere limitar determinadas concentraciones?

Foto: Imagen de Sarah Everard la noche de su desaparición. Foto: Metropolitan Police

La últimas imágenes que se tienen con vida de Sarah fueron grabadas el pasado 3 de marzo por las cámaras de seguridad del metro en un barrio del sur de Londres. A las 21.00 horas, salió de casa de una amiga. Llamó a su novio para decir que iba ya de regreso. Pero nunca llegó a su domicilio. Después de una larga y angustiosa semana de búsqueda en la que su fotografía inundó televisiones, periódicos y redes sociales, Scotland Yard acabó deteniendo el pasado martes a uno de los suyos. Wayne Couzens, de 48 años y padre de dos hijos, era uno de los responsables de velar por la seguridad en Downing Street, Parlamento y zona de embajadas. El cuerpo descuartizado de Sarah se encontró 24 horas más tarde en el condado de Kent (en el sureste de Inglaterra), a pocos kilómetros de la casa del agente. Las autoridades han arrestado asimismo a una mujer en la treintena por haber presuntamente ayudado al sospechoso.

Con los sucesos, unos casos cobran todo el protagonismo y otros no. Todo se trata de las circunstancias y las de Sarah reunían todos los requisitos para que el resto de mujeres se sintieran identificadas con ella. Anónimas y famosas han relatado el temor que sienten cuando andan solas por la noche y un hombre camina a sus espaldas, cómo llevan las llaves listas en la mano o pretenden llamar por teléfono, o calzan zapatillas de deporte en lugar de tacones por si tienen que correr.

“Todas las mujeres deberían sentirse seguras al andar por nuestras calles, sin miedo de acoso o violencia”, señala la ministra de Interior, Priti Patel, quien ha puesto en marcha un proceso de consulta pública para mejorar la ley. En 24 horas ha recibido más de 20.000 sugerencias.

El sábado, centenares de personas comenzaron a acudir al parque de Clapham, donde Sarah fue vista por última vez, para depositar flores y encender velas. Entre ellas, la mismísima Kate, duquesa de Cambridge, mujer del príncipe William, heredero al trono.

placeholder Homenaje floral a Sarah Everard. (Reuters)
Homenaje floral a Sarah Everard. (Reuters)

Bajo el lema, “Reclamar estas calles”, los organizadores habían pedido permiso a la Scotland Yard para celebrar un concentración, pero les fue denegado por las restricciones sociales que aún existen por la pandemia. Los manifestantes acudieron incluso hasta el Tribunal Superior de Londres, pero no recibieron respuesta clara y ante el temor de una multa de 10.000 libras decidieron desconvocar la cita. En cualquier caso, eso no impidió que la gente empezara a acudir por su cuenta al parque para celebrar una vigilia.

Durante casi un año, las ambigüedades y omisiones dentro de las restricciones del coronavirus han dejado tanto a la Policía como a los ciudadanos buscando respuestas sobre lo que es posible y no hacer. Las reuniones están prohibidas en Inglaterra, pero, al mismo tiempo, las reglas reconocen que hay “excusas razonables” para salir a calle. En cualquier caso, la normativa no especifica si una vigilia por la muerte de una mujer, supuestamente a manos de un agente, es una de esas “excusas”.

En un principio, el sábado la Policía apostó por mostrar flexibilidad y prudencia ante un asunto tan delicado y con tanta repercusión en la sociedad. Sin embargo, entrada la tarde, la tensión entre manifestantes y agentes fue aumentando. “Debería daros vergüenza”, “la Policía no la protegió” o “arrestad a los vuestros”, gritaban algunos de los participantes. Finalmente, los enfrentamientos terminaron con cuatro detenidos. Y las imágenes de los agentes utilizando la fuerza para esposar en el suelo a las mujeres protagonizaron todos los rotativos.

Miles de personas se manifestaron el domingo ante las puertas de Westminster y ante la sede central de Scotland Yard para protestar contra la actuación policial. Las concentraciones se sucedieron también este lunes.

Foto:  Carl Beech, en una imagen de archivo de la revista del Servicio Nacional de Salud británico. (NHS)

El pasado verano, durante las protestas del movimiento Black Lives Matter (Las vidas de los negros importan), la Policía decidió no intervenir. Es más, algunos agentes llegaron incluso a arrodillarse como gesto solidario. Por su parte, la semana pasada, las fuerzas de seguridad decidieron mirar para otro lado en Glasgow, cuando miles de aficionados de los Rangers decidieron celebrar en la calle la victoria de su equipo. Se limitaron a esperar que la concentración se dispersara por sí sola.

¿Por qué no actuaron de la misma manera en la vigilia de Sarah? Esta y otras preguntas sobre cómo se desarrolló la operación tendrán que ser respondidas en la investigación que se está llevando a cabo y que, en última instancia, podía acabar forzando la dimisión de la máxima responsable de la institución, Cressida Dick que, de momento, tiene el apoyo del Gobierno.

“La Policía tiene un trabajo muy, muy difícil. Pero no hay duda de que las escenas que vimos eran muy angustiosas y, por lo tanto, es correcto que Tom Winsor, el inspector de Policía, haga un informe completo”, señala el premier Boris Johnson. “La realidad es que el país está unido, todavía en estado de shock y dolor por lo que le sucedió a Sarah Everard y debemos hacer todo lo posible para encontrar las respuestas”, añadió.

La conmoción por el suceso ha coincidido con la tramitación de una ley que busca otorgar a los agentes mayores poderes para controlar las concentraciones.

La conmoción por el suceso ha coincidido precisamente con el inicio esta semana de la tramitación en Westminster del Proyecto de Ley de Policía, Crimen, Sentencias y Tribunales, que entre muchas otras disposiciones, busca otorgar a los agentes mayores poderes para controlar las concentraciones. Entre otros, se incluiría la capacidad de imponer tiempos de inicio y finalización, hacer cumplir los “límites máximos de ruido” y evitar que las protestas tengan lugar frente al Parlamento.

El Ministerio del Interior señala que el proyecto de ley es necesario porque la Ley de Orden Público aprobada en 1986 “ya no es apta para gestionar los tipos de protestas que experimentamos hoy en día”, como el “Extinction Rebellion”, el movimiento social cuyo objetivo es influir sobre los gobiernos del mundo y las políticas medioambientales globales mediante la resistencia no violenta y la desobediencia civil. Pero las organizaciones por los derechos civiles se muestran en contra de una normativa que, según el Gobierno, lo único que buscar es limitar las concentraciones que puedan provocar “intimidación”, “abuso” o “alarma” en otros ciudadanos. En un principio, la oposición laborista había planeado abstenerse ante una ley que, en otro contexto, habría pasado de puntillas por la Cámara de los Comunes. Pero debido al impacto social causado por los enfrentamientos en la vigilia del pasado sábado, las filas de Keir Starmer han decidido ahora votar en contra de la normativa.

El problema es que la legislación no se trata solo de protestas. Es un proyecto de ley muy extenso, que cubre desde sentencias para delincuentes sexuales y personas que agreden a los trabajadores de los servicios de emergencia, así como revisiones de homicidios que involucran armas ofensivas y reformas a la libertad bajo fianza. Y los 'tories' tienen ahora muy fácil criticar a la oposición por no apoyarles en una normativa que, entre otros, dicen que busca sentencias más duras para los pedófilos. En cualquier caso, muchas de las manifestantes consideran que los parlamentarios cometerían un gran error si permiten que el único legado político de este caso sea un enfrentamiento por una legislación que hace muy poco para abordar la violencia contra las mujeres.

¿Han perdido los británicos la confianza en Scotland Yard? El de Sarah Everard no ha supuesto “un caso más” de secuestro y asesinato de una joven. Miles de mujeres comenzaron a compartir en redes sociales sus experiencias cotidianas de intimidación y acoso sexual cuando se conoció la desaparición de esta ejecutiva de 33 años mientras regresaba sola a su casa en Londres. El lema “reclamemos estas calles” corrió como la pólvora para exigir mayor seguridad y protección. Y la conmoción fue aún mayor cuando se supo que el detenido como principal sospechoso era precisamente un agente de Policía.

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