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Cómo unas fotos de inmigrantes amenazan la ambición turística internacional de Melilla

Un megayate cancela su escala en la ciudad autónoma después de que un vídeo de la Guardia Civil rescatando a migrantes irregulares se hiciera viral

Foto: La Guarcia Civil encuentra 41 inmigrantes escondidos en contenedores. (EFE)
La Guarcia Civil encuentra 41 inmigrantes escondidos en contenedores. (EFE)

Melilla esperaba ansiosa, a principios de semana, el megayate Lady Moura con sus 26 acaudalados pasajeros a bordo y 65 miembros de la tripulación que los atienden. Pero las imágenes del rescate, el viernes, por la Guardia Civil de 41 inmigrantes escondidos en el puerto de la ciudad para intentar dar el salto a la Península han dado al traste con la escala de ese buque de lujo.

El Lady Moura, de 105 metros de eslora —equipado con piscina, salas de juego, discoteca e incluso de un helipuerto— canceló su parada en la ciudad autónoma, indicaron fuentes del sector náutico de recreo el martes. La embarcación es propiedad del magnate saudí Nasser Al Rachid, quien lo alquila para que aquellos que pueden pagárselo recorran el Mediterráneo occidental. Es una práctica habitual entre los dueños de grandes yates. Dos expresidentes de Estados Unidos, Bill Clinton y George Bush, navegaron años atrás en el suntuoso yate, valorado en 200 millones de euros.

Para la maltrecha economía de Melilla, el desembarco de las dos docenas de pasajeros del Lady Moura no iba a suponer un alivio considerable, por muy adinerados que fueran. Lo importante era abrir una ruta para que yates y cruceros hagan escala y reposten en su puerto siniestrado, cuyo tráfico de mercancías cae constantemente desde hace cuatro años, mientras que el de pasajeros se redujo el año pasado en un 72%. En 2020, con la pandemia, no atracó ni un solo crucero en la ciudad. El puerto de Melilla es el que más pérdidas acumuló el año pasado de todo el sistema portuario de España, según datos de la industria.

placeholder El Lady Moura. (Catálogo Yacht Harbour)
El Lady Moura. (Catálogo Yacht Harbour)

Navegar sin pagar IVA

El declive de Melilla se explica ante todo por dos razones. Marruecos cerró, en agosto de 2018, la aduana comercial con la ciudad sin comunicárselo previamente a España, por lo que dejaron de entrar mercancías por el puerto para ser exportadas legalmente al país vecino. A partir de marzo de 2020, la frontera terrestre con Marruecos quedó además cerrada a causa de la pandemia. Se suspendió el contrabando y la operación Paso del Estrecho (OpE), en la que decenas de miles de marroquíes residentes en Europa transitan cada verano por la ciudad para regresar a sus países de vacaciones.

El director de la Autoridad Portuaria de Melilla, Luis J. Ayala Navarro, soñó entonces con que los superyates “empiecen a ser fletados para itinerarios que incluyan su puerto”, según la revista 'Boat International'. Encargó un estudio al bufete madrileño Albors Galiano Portales, especializado en derecho marítimo, sobre cómo se podían aprovechar las ventajas del estatus fiscal de la ciudad para atraer barcos de recreo a su puerto deportivo, donde dispone de una dársena de 240 metros y de 15 amarres de popa.

Foto: Puertas de la frontera del Tarajal, que separa Ceuta de Marruecos. (EFE) Opinión

Los letrados concluyeron que la no pertenencia de Melilla a la unión aduanera europea le permitía convertirse en una ventajosa escala de repostaje para buques de recreo, como lo es Gibraltar, y en un foco de operaciones de arrendamiento náutico (servicios chárter). Para ser aún más atractiva, la ciudad aprovechó sus competencias para rebajar el IPSI (impuesto local que sustituye al IVA) para esas operaciones, del 4% al 0,5%. Melilla tiene además la ventaja de estar más cerca que el Peñón del área donde se efectúan esos cruceros de lujo (Baleares, Barcelona, Cerdeña, Sicilia, etcétera). Melilla es ahora “el punto de partida para navegar casi sin pagar IVA”, recalcaba 'Boat International'.

Ceniza tóxica en la prensa internacional

Un puñado de inmigrantes y el impacto de unas imágenes han desbaratado, provisionalmente, esos bonitos planes. Una pierna inerte que salía de una bolsa sellada de cenizas tóxicas llamó la atención de un guardia civil que, como cada día, inspeccionaba el puerto para impedir que los 'sin papeles' que están en Melilla den el salto a la Península colándose en los ferris que zarpan rumbo a Almería y Málaga.

El agente pensó que el hombre había fallecido, pero, cuando abrió la bolsa con un cuchillo, salió un joven asustado, aturdido y cubierto de ceniza. Otros 40 inmigrantes fueron descubiertos, ese mismo día, escondidos en bateas de reciclaje repletas de botellas de vidrio, muchas de ellas rotas y con bordes afilados. Todos ellos eran marroquíes y argelinos. Pese al cierre de la frontera desde marzo, 1.415 inmigrantes irregulares lograron colarse en Melilla en 2020. En lo que va de año, lo han conseguido 158 más.

El fin de semana empezó primero a circular un vídeo anónimo de ese rescate colectivo y, más tarde, la Guardia Civil, orgullosa de su operación, distribuyó el suyo propio. Las agencias de prensa internacionales y los corresponsales en Madrid se hicieron eco de la noticia, que acabó publicada hasta en el diario 'Sidney Morning Herald' de Australia. A lo largo del año pasado, la Guardia Civil y la policía portuaria apresaron a 11.669 personas en situación irregular —muchas de ellas, varias veces— que se habían introducido en el recinto con la intención de embarcar.

Foto: El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez (2i), junto al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska (i), durante la reunión que mantuvieron con el rey Mohamed VI (c) en el Palacio Real de Rabat, en noviembre de 2018. (EFE)

La difusión del vídeo del instituto armado ha causado malestar en la Autoridad Portuaria, porque daña la imagen de la ciudad y de su puerto. Cancelar la escala del Lady Moura es, desde luego, absurdo. La inmigración en Melilla no supone un peligro para los pasajeros del crucero y su objetivo no son los yates, cuyo destino desconocen, sino los ferris que parten hacia la Península.

El miedo a la inmigración como factor disuasorio del turismo ya afloró en Canarias, donde, como los centros de acogida están llenos, más de 6.000 inmigrantes irregulares se alojan provisionalmente en hoteles. La pandemia ha reducido drásticamente la llegada de visitantes extranjeros al archipiélago y esos establecimientos tienen algunos ingresos gracias a los pagos de los ministerios de Interior y de Inclusión por hospedar a inmigrantes. Algunos responsables del sector temen, sin embargo, que si a la larga persiste la inmigración masiva, el turismo trate de sortearla y deje de viajar a las islas.

Melilla esperaba ansiosa, a principios de semana, el megayate Lady Moura con sus 26 acaudalados pasajeros a bordo y 65 miembros de la tripulación que los atienden. Pero las imágenes del rescate, el viernes, por la Guardia Civil de 41 inmigrantes escondidos en el puerto de la ciudad para intentar dar el salto a la Península han dado al traste con la escala de ese buque de lujo.

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