Puristas vs. pragmáticos: cómo el Brexit está destrozando la ideología en UK
Desde hace tiempo la batalla ya no es entre euroescépticos y europeístas, sino entre pragmáticos, que quieren buscar una solución cuanto antes, y puristas, que no están dispuestos a rendirse
La crisis del Brexit está llevando al Reino Unido a escenarios totalmente rocambolescos, como el que tendrá lugar el próximo 23 de mayo. Tres años después de apostar por la salida del bloque, el electorado tendrá que elegir representantes al Parlamento europeo. Inaudito.
Las conversaciones entre Gobierno y oposición no avanzan. Y no hay ninguna señal que lleve a pensar que sus señorías -que han rechazado ya hasta en tres ocasiones el Acuerdo de Retirada- estén ahora planteándose respaldar el pacto. ¿Hay alguna manera de salir de esto? Desde hace tiempo la batalla en Westminster ya no es entre euroescépticos y europeístas, sino entre pragmáticos y puristas.
Los primeros quieren buscar una solución y están dispuestos incluso a traspasar sus líneas rojas iniciales, con tal de pasar página y centrarse en otros asuntos. El resto de ministerios llevan prácticamente paralizados tres años. Pero los segundos no están dispuestos a rendirse. Y aquí entran los que quieren un divorcio “puro” y los que quieren revertirlo. Paradójico, pero cierto: núcleo duro euroescéptico y partidarios de un segundo referéndum juntos… aunque no revueltos.
Desafortunadamente para la premier Theresa May y para el líder de la oposición, Jeremy Corbyn -al que la crisis del Brexit también le está pasando factura-, son los puristas los que se encuentran ahora más fuertes. Por lo que, incluso si los líderes de las principales formaciones lograran llegar a un acuerdo -algo que se antoja improbable-, les sería luego prácticamente imposible sacarlo adelante en la Cámara de los Comunes.
En las elecciones locales de la semana pasada, el voto conjunto de conservadores y laboristas no llegó al 56%. Tras el batacazo en las urnas, ambas formaciones han retomado las conversaciones para intentar desbloquear la crisis. Pero no hay prácticamente ninguna opción de que prosperen con éxito.
El fin del pragmatismo
La mayor crítica de los de Corbyn al Acuerdo de Retirada que May cerró el año pasado con Bruselas es que es se trata de un pacto “ciego” que no esboza ningún tipo de compromiso sobre la futura relación del Reino Unido con la UE. En este sentido, la supuesta oferta que May se estaría planteando -nada oficialmente confirmado- de dejar al país en una unión aduanera temporal hasta 2022 no es suficiente para lidiar con la ceguera.
La 'premier' no puede ofrecer una unión aduanera permanente porque eso rompería -ya casi por completo- a su partido. Y siendo sinceros, a Corbyn tampoco le interesa electoralmente apoyar este acuerdo porque los votantes laboristas están completamente divididos entre euroescépticos y europeístas a favor de un nuevo plebiscito.
Todo indica, por tanto, que las conversaciones entre ambas formaciones colapsarán antes de que tengan lugar las elecciones europeas, donde el batacazo para el bipartidismo se espera aún peor que en las locales. Según los últimos sondeos, el voto conjunto para ambas formaciones podría caer por debajo del 50% situándose incluso en alrededor del 30%.
Las encuestas vaticinan que el gran ganador será Nigel Farage, que tras abandonar el UKIP se presenta con nueva formación, el Partido del Brexit. Podría hacerse con el 30% de los votos. Por su parte, el voto conjunto de los que piden un segundo referéndum – Liberal Demócratas, Change UK, Verdes y Nacionalistas Escoceses- podría estar al mismo nivel. El voto total se dividiría, por tanto, a tres bandas: los que quieren Brexit duro, los que demandan un nuevo plebiscito y los que siguen apostando por el establishment.
En definitiva, una nueva lucha entre pragmáticos y puristas. Y está claro que los grandes partidos no van a poder sacar adelante un acuerdo si la Cámara de los Comunes interpreta que el 60% del electorado está en contra: ya sea porque quiere un divorcio más duro del que May plantea o porque quieren revertirlo.
Ante tal escenario, según el columnista de 'Financial Times', Robert Shrimsley, es muy posible que finalmente se termine con una celebración de una nueva consulta. Hasta ahora, los euroescépticos se muestran reacios a poner en riesgo su victoria. Pero el éxito que se espera que cosechen en las europeas podría hacerles cambiar de opinión.
En cualquier caso, fuentes del círculo conservador consultadas por este diario consideran que son más factibles unas elecciones generales anticipadas. Aunque muchos tories se arriesgan a perder su escaño, ven prácticamente inevitable unos comicios en caso de que finalmente cambien de líder. Y la salida de May se va a producir tarde o temprano.
El Comité 1922 -que agrupa a los 'tories' sin cartera- le habría dado un ultimátum para fijar fecha a su dimisión. Un importante número de diputados quiere poner a otro líder en julio, antes de que la Cámara de los Comunes cierre sus puertas por vacaciones de verano. Pero May podría estar intentando aguantar hasta otoño para sacar adelante el Brexit antes del 31 de octubre, cuando termina la última prórroga concedida por la UE.
La crisis del Brexit está llevando al Reino Unido a escenarios totalmente rocambolescos, como el que tendrá lugar el próximo 23 de mayo. Tres años después de apostar por la salida del bloque, el electorado tendrá que elegir representantes al Parlamento europeo. Inaudito.
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