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Profesión: abogado vip. "Sancho no se salvaría ni con todas las teles españolas a su favor"
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Dentro del juicio mediático

Profesión: abogado vip. "Sancho no se salvaría ni con todas las teles españolas a su favor"

El caso Daniel Sancho esconde una batalla generacional entre nuevos y viejos abogados mediáticos en la que destaca el emergente Juango Ospina, letrado catódico de la familia colombiana de Edwin Arrieta

Foto: Juango Ospina, letrado. (Cedida)
Juango Ospina, letrado. (Cedida)
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Una trampa cultural acecha al contingente español que intenta estos días hacer gestiones en Tailandia: el sí tailandés, que significa 1000 veces no

"No importa el papel que pidas en Tailandia, que siempre te responden 'Sí, sí' con la mejor sonrisa... pero el papel nunca llega. Lo digo con cariño, eh. Cuando al fin comprendes que el 'sí, sí' tailandés solo es una manera de hablar, cambias de enfoque y las cosas mejoran mucho", cuenta Juango Ospina, abogado de la familia de Edwin Arrieta, el cirujano colombiano descuartizado por Daniel Sancho el pasado verano en una paradisiaca isla tailandesa.

Los últimos meses, Ospina viajó varias veces a Tailandia para la obligada contratación de un bufete local (“muchas horas de gestiones exhaustivas y complicadas”) y preparar el proceso contra Sancho, el más jugoso en años para los medios españoles por su masivo seguimiento. El juicio empezó la semana pasada en un tribunal de Samui, al sur del país.

En el candelero

Cualquiera que haya seguido la trayectoria de Juango Ospina, de 37 años, sabe que su irrupción en un juicio de estas características era cuestión de tiempo. Fundó su propio bufete penalista cuando aún era un veinteañero. En 2022, se presentó a las elecciones del Colegio de la Abogacía de Madrid. Su alcance llega también al costumbrismo madrileño: pertenece a "Los Curris", que suena a banda latina, pero es la pandilla bon vivant de Íñigo Onieva, marido inconstante de Tamara Falcó.

Ospina también tiene un fascinante estilo propio, que plasma en vídeos de TikTok, rodados por un asistente en los juzgados, con el letrado en modo final de Champions, narrando el caso con afán, mostrando su mejor sonrisa a cámara. ¡Weah! Los vídeos son hipnotizantes en todos los sentidos; algunos se los toman a risa, a otros, les flipan. "Es el abogado joven que conocen los estudiantes de derecho, es lo que entienden por un profesional de éxito", afirman fuentes del sector.

Igual que a Cristiano Ronaldo, a Ospina se le ve venir, es transparente en sus ambiciones. Lleva años en tertulias televisivas porque “vender el negocio es parte del trabajo, hay que participar del ritual de los medios, porque ellos van a hablar de ti en cualquier caso”, razona el letrado.

"A Ospina le encanta salir en los papeles. Se ve a sí mismo como el Kennedy de la abogacía madrileña", añaden las fuentes.

¿Es buena tanta exposición mediática para un abogado? "Depende de cuál sea tu cliente. Para los casos gordos quizá no le llamen, porque prefieran a un penalista sobrio de sesenta años, pero también te digo que Ospina es listo y muy trabajador, algo que no se puede decir de otros abogados mediáticos".

"No soy solo el abogado Tik Tok, como me llaman algunos, he ganado varios recursos en el Supremo", matiza Ospina.

Su bufete se dedica a todo tipo de casos, también de andar por casa, pero a Ospina le gusta estar en el ajo. Suya fue la defensa de los fiesteros a los que la policía tiró la puerta abajo durante el confinamiento, pique digital incluido con el exfiscal y letrado de los agentes, Juan Antonio Frago.

En esas le contactó la familia de Edwin Arrieta el pasado septiembre, tras un mes de agosto con las tertulias televisivas españolas echando fuego con el caso Daniel Sancho. “Algunos tertulianos banalizaron y relativizaron el crimen, hasta se hicieron comentarios racistas sobre Arrieta, como si fuera responsable de lo que le pasó. Había que dar la batalla ahí para salvar su honor”, asegura Ospina.

La familia de Daniel Sancho fichó al abogado Marcos García Montes, subido a la ola de casos escandalosos desde los años ochenta. Ojo al dato: el juicio a Sancho empezó casi a la vez que el del bailaor Rafael Amargo, acusado de tráfico de estupefacientes, al que también defiende García Montes.

El Ospina versus García Montes tiene algo de batalla generacional entre la nueva y la vieja camada de abogados con un pie en el tribunal y otro en los medios.

placeholder Ospina atendiendo a los medios en Tailandia. (Cedida)
Ospina atendiendo a los medios en Tailandia. (Cedida)

Ejemplo de que en el caso Daniel Sancho no es fácil diferenciar lo judicial de lo mediático: dentro del ruido de los primeros días tras conocerse el crimen, una de las "expertas legales" que más se mojó en las tertulias en defensa de Sancho -habló de la presencia "terceras personas" en la habitación del descuartizamiento, teoría de la que ya nadie se acuerda- acabó contratada como abogada del equipo del acusado. ¿Dónde acaba el frenesí tertuliano y dónde empieza la justicia cuando todo se confunde?

Los casos criminales de impacto, en definitiva, pueden acabar siendo devorados por los medios, pero la derivada tailandesa ha puesto palos en las ruedas de la maquinaria mediática española...

Juicio paralelo

La defensa de Sancho, por tanto, se pertrechó para el caso mediático español, pero… ¿lo hizo también para el caso judicial en Tailandia? ¿Alguien cree que la influencia de las tertulias españolas llega al sudeste asiático?

En una entrevista reciente en 20 Minutos, García Montes dijo que su "mayor temor" era "que la opinión pública pueda influir en el tribunal, porque hay una gran presión social sobre este procedimiento.... Es bastante lamentable que durante meses se hayan filtrado documentos y opiniones por parte de la policía al margen del fiscal y del juez".

"El único juicio importante es el tailandés, el paralelo de los medios en España solo es humo"

Decir que la justicia tailandesa no es de fiar es casi un lugar común en España, pero el enfoque legalmente pertinente quizá sea otro. ¿Le gustará al sistema judicial tailandés que los letrados españoles les pinten la cara? ¿Atacar la instrucción puede llegar a ser contraproducente para los intereses de Daniel Sancho? Cualquiera lo diría según el juicio: tras asegurar Sancho que el cuchillo con sierra que compró antes de la muerte de Edwin Arrieta era para cortar cocos, el magistrado le respondió: “Todos sabemos lo que hiciste con ese cuchillo”, según algunas crónicas del juicio, aunque los abogados de Sancho aseguran que el juez no dijo eso, en otra muestra de la confusión España/Tailandia que caracteriza al proceso, que los periodistas españoles cubren desde fuera de la sala del tribunal.

Lo que está claro es que Daniel Sancho nunca se lo ha puesto fácil a sus letrados, que han intentado socavar la acumulación de pruebas en su contra jugando al ataque, desde el escaso margen dejado por las acciones de su cliente. “Daniel Sancho no sé salvaría ni con todas las teles de España remando a su favor”, asegura Ospina.

Calentar los platós españoles para un juicio tailandés, en definitiva, vale para algunas cosas, pero no para otras.

Foto: El actor español Rodolfo Sancho, padre de Daniel Sancho, declara ante medios de comunicación tras la segunda sesión del juicio contra su hijo. (EFE / Sitthipong Charoenjai)

Porque “caso mediático” no solo significa “resoluciones judiciales”, sino publicidad (buena o mala) para los bufetes implicados.

Preguntado sobre por qué aceptó un caso que está pagando de su bolsillo y no es barato (a instancias de poder cobrar algún día una indemnización), Juango Ospina ofrece varios motivos sobre su implicación. "Para hacer justicia" y porque “una experiencia judicial así no la vuelvo a tener en la vida”. Pero también para "posicionar al bufete". Ospina no esconde, en definitiva, que también buscaba ponerse en el candelero: “No éramos ajenos al interés mediático del caso”.

Dicho lo cual… "El juicio mediático es malísimo para las partes. El único veredicto importante aquí es el tailandés, el juicio paralelo de los medios en España solo es humo", zanja Ospina.

Una trampa cultural acecha al contingente español que intenta estos días hacer gestiones en Tailandia: el sí tailandés, que significa 1000 veces no

Daniel Sancho
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