Es noticia
"El ISIS es la CIA con chilaba": de dónde viene la idea geopolítica bomba de la temporada
  1. Mundo
El mundo está loco, loco, loco

"El ISIS es la CIA con chilaba": de dónde viene la idea geopolítica bomba de la temporada

El atentado del ISIS en Rusia da alas a la tesis de que EEUU mueve los hilos islámicos. Cómo una idea que originalmente tuvo algo de realidad mutó en frenesí conspiratorio

Foto: Tropas estadounidenses en Siria en 2022. (EFE)
Tropas estadounidenses en Siria en 2022. (EFE)

Palabra de Juan Manuel de Prada en una columna reciente en ABC:

"Nunca como en nuestra época [los medios de comunicación] se habían convertido en recipientes de los infundios más chirriantes… de los bulos más descarnados y rocambolescos. Ahora propagan que una hecatombe terrorista en Moscú ha sido perpetrada por el ISIS, como si el ISIS fuera una organización musulmana y no la CIA con chilaba (como ha reconocido sin ambages algún mandatario yanqui)".

El artículo de De Prada, con fama de librepensador conservador transversal, tuvo éxito en los círculos -de izquierda a derecha- que desconfían de las bondades del bloque EEUU-OTAN-UE enfrentado a Rusia. Sus palabras llegaron, por ejemplo, a Canal Red. No es casualidad que quienes más están moviendo el artículo de De Prada en Telegram y otras redes sociales sean cuentas rusas en español.

O la ceremonia de la confusión que sacude a diario la geopolítica mundial.

Tras el salvaje atentado del ISIS en Rusia, Steven Seagal -antiguo icono de acción hollywoodiense con una segunda vida como geyperman putinesco- visitó a los supervivientes rusos en un hospital. La foto de Seagal con bata blanca inspiró a algunos tuiteros: "Imagina despertarte después de que te disparen y la primera cosa que ves es a Steven Seagal haciéndose pasar por un doctor".

Además de ingenioso, el tuit funciona como metáfora de la creciente complejidad de la geopolítica internacional, con la ciudadanía confusa ante el enloquecido carrusel militar y comercial, un escenario de intereses cruzados tan complejo que la Guerra Fría parece Amélie en comparación. El grado de dificultad es tal que sería injusto exigir al ciudadano medio una idea profunda sobre las relaciones entre EEUU y Oriente Medio, aunque sí parece buena idea intentar aclarar al menos lo gordo: el ISIS no es exactamente la CIA con chilaba.

Historia de un malentendido geopolítico en cinco actos.

Primer acto. 1979

En plena lógica de la Guerra Fría, la CIA pone en marcha la llamada Operación Ciclón para armar a los guerrilleros afganos que luchan contra la URSS. La ayuda se canaliza a través de Pakistán, donde poco antes un golpe de Estado ha derrocado al presidente secular Zulfiqar Ali Bhutto (que ha acabado colgando de una cuerda) y ha llevado al poder a un régimen militar de corte islamista liderado por el general Muhammad Zia-ul-Haq. Y los paquistaníes priorizan a las facciones más radicales entre los muyahidines, como la de Gulbuddin Hekmatyar, frente a otras consideradas más eficaces militarmente como la del célebre Ahmed Shah Massoud. O sea, se puede decir que la ayuda de la CIA acabó empoderando a los más cafres. Y existe cierto debate historiográfico sobre si el llamado Maktab Al-Khidamat ("La Oficina de Servicios"), la red que coordinaba a los combatientes árabes que venían a Afganistán a hacer la yihad y que acabaría siendo el germen de Al Qaeda, se benefició o no de esta asistencia.

"¿Qué es lo más importante para la historia del mundo? ¿Los talibanes o la caída del soviética?"

En realidad, según confesó el ex Asesor de Seguridad Nacional Zbigniew Brzezinski en una entrevista con el diario francés Le Nouvel Observateur en 1998, el apoyo a los muyahidines había comenzado incluso meses antes de la invasión soviética de Afganistán, ante el convencimiento de que la URSS iba a invadir el país sí o sí. En esa conversación el furibundo anticomunista Brzezinski, preguntado si no se arrepiente de haber favorecido al integrismo islamista, llegó a decir: "¿Qué es lo más importante para la historia del mundo? ¿Los talibanes o la caída del imperio soviético?". Los hay que han sacado petróleo de esa entrevista.

Esta historia le suena a casi todo el mundo porque, entre otras cosas, fue la trama de uno de los grandes taquillazos de Hollywood en 1988: Rambo III. Alineado al fin con los suyos tras su etapa de veterano de Vietnam en guerra contra el establishment estadounidense, John Rambo aterrizaba en Afganistán para ayudar a los muyahidines a hacer la guerra de guerrillas contra los soviéticos. Por si el mensaje no hubiera quedado claro -John Rambo, gran héroe de acción americano, liderando la insurgencia islámica- Hollywood se encargó de recordarlo en La guerra de Charlie Wilson (2007), película con Tom Hanks sobre el congresista estadounidense que facilitó la venta de armas a los muyahidines afganos.

De ese modo queda establecida la primera parte de esta historia: la idea de que EEUU creó a los radicales islamistas afganos que pronto se convertirían en talibanes. Algo que pronto permea en ámbitos izquierdistas, y que no tarda en quedar difuminada hasta convertirse en "EEUU creó Al Qaeda". El filósofo estadounidense Noam Chomsky, de hecho, solía decir que no creía en las teorías de la conspiración sobre el 11-S porque la versión oficial ya era bastante grave.

Segundo acto. 2011

La revuelta que sacude al mundo árabe penetra en Siria, donde las manifestaciones pronto desembocan en una rebelión armada, alimentada por los desertores del ejército sirio, muchos de ellos suníes. El régimen de Bashar Al Assad, mayormente de confesión alauí -una variante local del chiísmo-, pronto ve una oportunidad en el componente sectario que tiene la insurrección, y hace una jugada magistral: libera a cientos de yihadistas de las prisiones sirias y los manda al norte, para deslegitimar la revuelta. (Esto, que podría parecer una teoría de la conspiración, fue parcialmente confirmado a El Confidencial por el disidente sirio Anwar Al Bunni en una entrevista en 2015: "En 2011 yo todavía estaba en la cárcel. El régimen promulgó una amnistía y sacó de las cárceles a los actuales líderes de esos grupos [yihadistas], pero a los demás nos dejó en la cárcel. Por supuesto, él los manejaba. Sabía que iban a recurrir a la violencia, y lo fomentó", declaró).

A la vez, Al Qaeda mueve sus peones y envía emisarios desde Irak para crear un nuevo frente yihadista en Siria. Estos combatientes tienden a ser más despiadados y estar más motivados ideológicamente, por lo que sus unidades se cuentan entre las más exitosas en la guerra contra Assad -los atentados con vehículos suicidas, por ejemplo, causan estragos en el frente-, lo que a su vez atrae nuevos miembros, armas y recursos. La revolución siria se va radicalizando progresivamente, convirtiéndose en una yihad que atrae al mayor número de combatientes extranjeros de la historia. Y resumiendo muchísimo, alrededor de 2013 los conflictos internos en la rama siria de Al Qaeda, el llamado Frente Al Nusra, acaban desembocando en una escisión que se llamará Estado Islámico de Irak y el Levante. Ha nacido el ISIS.

Mientras tanto, EEUU y sus aliados, como Francia y Jordania, crean una oficina en Turquía para coordinar la ayuda a la insurgencia siria. Al contrario de lo que después dirán algunos, la obsesión estadounidense es, precisamente, que no les pase lo mismo que en Afganistán, por lo que Washington trata de promover a las facciones que considera "moderadas". Las dos primeras operaciones para crear un ejército proxy en Siria -una de la CIA, otra del Pentágono- son un fracaso estrepitoso: en el primer caso, una fracción significativa de los combatientes armados y entrenados por EEUU se pasa al Estado Islámico en el minuto uno, con armas y todo; en el segundo, solo consiguen entrenar a 50 rebeldes que no tengan simpatías yihadistas, y nada más cruzar la frontera son arrinconados y desarmados.

Pero al régimen de Assad y sus aliados no les interesan estos matices, y difunden machaconamente el mensaje de que "EEUU y Occidente apoyan a los rebanacuellos". En ese contexto, por ejemplo, la cadena venezolana Telesur emite un vídeo con un fragmento de una antigua entrevista de Fox News a Hillary Clinton. En el original, la entonces Secretaria de Estado reconocía la responsabilidad histórica de EEUU hacia Afganistán por haber financiado a los muyahidines y después haberse lavado las manos, pero el vídeo de Telesur modificaba la pregunta de la entrevistadora de Fox para introducir sibilinamente las palabras "Al Qaeda", que nunca se pronunciaron, y que pareciese que Clinton admite el apoyo a la organización terrorista.

Tercer acto. 2014

El Estado Islámico toma Raqqa (Siria) y Mosul (Irak) y proclama el Califato. La Casa Blanca entra en pánico: de repente, Assad ya no parece un problemilla tan grave. Los estadounidenses cambian de caballo a mitad de carrera y apuestan por los kurdos, mucho menos interesados en tumbar a la dictadura siria que en enfrentarse a los yihadistas, y que han demostrado que saben pegar tiros.

Ese verano se publican la autobiografía de Hillary Clinton, titulada Decisiones difíciles, que en el mundo árabe aparece bajo el título Password 360. Inmediatamente empiezan a circular capturas de pantalla de estas memorias, en las que Clinton hace una sorprendente confesión: EEUU, con ayuda de los Hermanos Musulmanes, diseñaron la creación del Estado Islámico. Esas capturas, como pronto queda de manifiesto, son más falsas que una moneda de euro con la cara de Popeye -se sospecha de los servicios de inteligencia sirios o iraníes-, pero su difusión en redes causa una auténtica conmoción en varios países árabes, obligando al embajador estadounidense en Beirut a explicarse ante el Ministerio de Exteriores del Líbano y a emitir un desmentido oficial.

placeholder Clinton con su libro 'Decisiones difíciles'. (AP)
Clinton con su libro 'Decisiones difíciles'. (AP)

Da igual las veces que la coalición internacional liderada por EEUU bombardee a las huestes del Califato en Oriente Medio, que el ISIS cometa múltiples atentados por toda Europa, que Estados Unidos y la UE al completo modifiquen toda su política exterior para hacer frente a esta amenaza: la narrativa de que "Occidente promueve el terrorismo yihadista" ha calado profundamente en muchos sectores, y es demasiado útil para determinados actores geopolíticos.

Al año siguiente, Rusia se une a la fiesta. Y con ella, un personaje con el que no contábamos: Daniel Estulin.

Cuarto acto. 2015

2015. Rusia se presenta internacionalmente como el gran paladín internacional en la lucha contra el terrorismo yihadista, tras intervenir en Siria a favor del gobierno de Assad. Por supuesto, al Kremlin le interesa muchísimo mantener la confusión, pintando a todos los insurgentes sirios como extremistas islámicos. Ergo, si Occidente les apoya, está promoviendo el yihadismo. El ecosistema de propaganda y desinformación ruso turboalimenta ese mensaje en cada ocasión. Desde entonces, oiremos constantemente por boca del presentador de El Zoom de RT que "Estados Unidos atacó Afganistán porque los talibanes cometieron el pecado de acoger a Al Qaeda, pero el propio Estados Unidos había respaldado a estos grupos, igual que hizo con el Estado Islámico", o a algunos huéspedes de Sputnik Radio diciendo que "EEUU creó a los yihadistas" que mataron a los periodistas David Beriain y Roberto Fraile en Burkina Faso.

placeholder Fidel Castro y el escritor ruso Daniel Estulin, en 2010.  (EFE)
Fidel Castro y el escritor ruso Daniel Estulin, en 2010. (EFE)

En esas llega Daniel Estulin, célebre teórico de la conspiración y autor de libros como La verdadera historia del club Bilderberg y El instituto Tavistock, con una nueva obra titulada Fuera de control: cómo Occidente creó, financió y desató el terror del Estado Islámico sobre el mundo. Nada menos.

El libro arranca fuerte ya desde las primeras páginas: "Desde los atentados del 11 de septiembre, Estados Unidos, junto con sus aliados regionales, ha patrocinado cada vez más a yihadistas de todo tipo para destruir cualquier estado social que se resista a sucumbir a las pretensiones hegemónicas del Imperio". Dos páginas después: "El ISIS es un prototipo, un recurso para intensificar el control de Oriente Medio, liderado por Estados Unidos, por medio del terrorismo, el caos y la devastación social". En un pie de foto del librillo interior de imágenes: "Al Shabab, la piedra angular del terrorismo de Al Qaeda en Somalia, promueve la ideología de desindustrialización que viene como anillo al dedo al Imperio británico y a la élite globalista". Y así todo.

Durante la campaña de 2016, el entonces candidato Donald Trump repitió la idea de que “Obama y Clinton crearon el ISIS”

Por supuesto, no se aporta ni una sola evidencia seria para respaldar todas esas afirmaciones redactadas en lenguaje conspiranoico. Estulin mezcla cuatro medias verdades con mucho ‘análisis’ (traducción: me lo saco de la chorra), mete algunos documentos descontextualizados que, analizados en frío, no dicen lo que él dice que dicen, y una sucesión de disparates históricos (valga como ejemplo este párrafo: "La metodología del asesinato y la desestabilización era prioritaria y fundamental en el momento en el que el Imperio anglo-estadounidense asesinó al presidente egipcio Anuar el Sadat, trató de desestabilizar Arabia Saudí y destruyó la economía mundial al orquestar la crisis del petróleo de 1973, por no mencionar el derrocamiento del sah de Irán y su sustitución por el ayatolá Jomeini") y se saca de la manga el gran complot internacional para dominar el mundo. Fuente: creedme.

No sabemos qué impacto tuvo el libro en sí, pero sí que defendía ideas que ya circulaban a plena potencia por el universo del "pensamiento alternativo", y que eran música para los oídos de algunos… como Donald Trump. Durante la campaña electoral de 2016, el entonces candidato repitió en varias ocasiones la idea de que "Obama y Clinton crearon el ISIS". Y muchos de sus seguidores le creyeron.

Quinto acto. 2024

Varias bombas provocan una carnicería durante la celebración del aniversario de la muerte del comandante de la Guardia Revolucionaria iraní Qassem Soleimani en Kermán, Irán. El régimen iraní inmediatamente culpa a Israel, pero pronto el Estado Islámico – Provincia de Jorasán (o ISKP, por sus siglas en inglés, la rama afgana del ISIS) reivindica el atentado, obligando a Teherán a recoger cable.

Aún así, no faltan las voces que promuevan lo que a estas alturas ya es una cantinela familiar: "Lo que está en juego es el control de Asia Occidental, que lo impide Irán, mientras el control de Asia Central lo impiden China y Rusia", asegura un comentarista chileno en Sputnik Radio, poco antes de añadir: "El Estado Islámico es una organización creada por la CIA, lo reconoció Hillary Clinton en sus memorias. Y fue creada para luchar contra Irán y Hezbolá".

Tras la masacre de Kermán, las fuerzas de seguridad iraníes lanzan una redada masiva contra las redes del ISKP y detienen a decenas de personas. Tras apretarles las clavijas y empezar a tirar del hilo, concluyen que el Estado Islámico está preparando otro atentado, nada menos que en Moscú, a quien avisan unos pocos días antes.

También lo hace EEUU, junto a otros siete países –Reino Unido, Letonia, Canadá, Corea del Sur, Suecia, Alemania y la República Checa-, que emiten alertas para que sus ciudadanos extremasen las precauciones ante la posibilidad de un inminente ataque terrorista. Pero Putin tiene el cuajo de salir a denunciar públicamente las "declaraciones provocativas de ciertas estructuras oficiales occidentales sobre potenciales ataques terroristas en Rusia. Todo esto parece un chantaje obvio y un intento de intimidar, de desestabilizar nuestro país". Tres días después se produce la escabechina del Crocus City Hall en Moscú.

placeholder Vladimir Putin, el pasado 10 de abril. (Reuters)
Vladimir Putin, el pasado 10 de abril. (Reuters)

Inmediatamente Rusia dice que ha debido ser Ucrania. Cuando el Estado Islámico reivindica el atentado a través de su agencia oficial Amaq, los propagandistas rusos empiezan a decir que si el comunicado debe ser falso. Los terroristas les dejan en evidencia haciendo público un vídeo ‘gore’ de la matanza filmado por ellos mismos. El propio Putin acaba admitiendo, días después, que el atentado fue perpetrado por "terroristas islámicos". Aún así, la línea oficial es culpar a Ucrania y sus aliados, y en esas siguen. Para probarlo se apoyan en pruebas como unas supuestas transferencias de fondos en criptomonedas que nadie excepto el servicio de inteligencia ruso ha visto, y en el testimonio de los propios terroristas arrestados, a uno de los cuales le cortaron la oreja y se la metieron en la boca (todo ello filmado y difundido por los propios agentes rusos, oiga).

De modo que la repetición machacona de mensajes como "El ISIS lo creó Occidente", "Los yihadistas están controlados por los anglosionistas", "El ISIS y Occidente son la misma mierda", se hace por un motivo: porque cumple una función. Va conformando una cierta forma de pensar en mucha gente que logra que cuando -contra toda no ya evidencia empírica, sino lógica racional- el Kremlin insiste en que ha existido una alianza entre el gobierno ucraniano y el terrorismo yihadista para golpear en el corazón de Rusia, haya una masa crítica de gente suficiente que se lo crea. Como el mismo librepensador Juan Manuel de Prada, con el desparpajo de dar a entender que los tontos somos los demás.

Palabra de Juan Manuel de Prada en una columna reciente en ABC:

Estados Unidos (EEUU)
El redactor recomienda