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El ataque de Irán a Israel (y su respuesta) demuestra que Oriente Medio ya no es el que creías
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Nuevas alianzas en la región

El ataque de Irán a Israel (y su respuesta) demuestra que Oriente Medio ya no es el que creías

La exhibición defensiva se ha interpretado como la culminación de una estrategia estadounidense para forjar vínculos más fuertes entre Israel y sus antes adversarios árabes

Foto: El sistema antimisiles israelí. (Reuters/Amir Cohen)
El sistema antimisiles israelí. (Reuters/Amir Cohen)
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Fueron cerca de 300 drones y misiles en un ataque telegrafiado que duró cinco horas. Irán disparando a Israel. Todo, pese a lo inédito, según un guion acorde al Oriente Medio que todos conocemos desde hace décadas. Prácticamente ninguno alcanzó su objetivo. La mayoría, interceptados por la defensa aérea israelí y el empuje de los cazas de combate de sus aliados occidentales, Estados Unidos y Reino Unido. Pero, en esta ocasión, en la defensa de Israel frente al enemigo iraní también participaron países árabes. La respuesta regional a este ataque ha ilustrado, por primera vez y en público para los ojos de todo el mundo, la irrupción de nuevos equilibrios de poder en un Oriente Medio ya lejos del todos versus Israel.

La exhibición defensiva, por la que un grupo de países árabes participaron en la defensa ‘multicapas’ y ayudaron a Israel con la transmisión de información secreta sobre los planes de ataque de Teherán, abrieron su espacio aéreo a aviones de combate y, en algunos casos, proporcionaron sus propios recursos militares para interceptar los drones y misiles ha sido la culminación de una larga estrategia estadounidense para forjar vínculos más fuertes entre Israel y sus antes adversarios árabes, con el objetivo de crear una alianza que haga sombra a la amenaza común de Irán.

Un movimiento que, por supuesto, no nació ayer ni este fin de semana, pero que tras años bajo cuerda de duro trabajo diplomático de Washington en esta línea, por fin se ha visto en la práctica. El hecho de que haya sucedido justo en el contexto de la invasión israelí de Gaza, cuando sus vecinos árabes más reticentes pueden mostrarse de alinearse junto a Israel de cara a su público interno y externo, habla de cuán profundo es el cambio.

Foto: Captura de vídeo de IRNA que muestra el momento en el que la Fuerza Aeroespacial del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica lanza los misiles. (EFE)

La nueva alianza entre Israel y sus socios árabes en la región, "lejos de ser una versión de la OTAN para Oriente Medio" —como la describe el diario estadounidense The Wall Street Journal, pretende ser una cooperación regional menos formal centrada en la coordinación, capacitación e integración regional de los sistemas de defensa aérea antimisiles, pensada precisamente para mitigar el creciente arsenal de drones y misiles de Teherán. El esfuerzo diplomático, dirigido por Estados Unidos, se remonta de hace décadas, pero con avances mínimos, al menos, hasta el momentum ganado con los Acuerdos de Abraham de 2020, negociados por la Administración Trump y que establecieron relaciones diplomáticas formales entre Israel, Emiratos Árabes Unidos y Baréin. Sin embargo, la Alianza de la Defensa Antiaérea de Oriente Medio (MEAD) —como la ha denominado en alguna ocasión el ministro israelí Benny Gantz— no solo es todavía tan informal que cuesta llamarla alianza, sino también muy frágil.

“Arabia Saudí y Jordania no quieren verse arrastrados a una guerra entre Israel e Irán, pero tienen interés en derribar cohetes que entren en su espacio aéreo. Dudo mucho que alguno de los países considere unirse a una alianza oficial con Israel contra Irán. Como temen el poder militar de Irán, preferirían mantener a Irán cerca para no exponerse a un ataque iraní directo contra ellos”, apunta Joost Hiltermann, director del Programa de Medio Oriente y Norte de África del International Crisis Group, a El Confidencial.

Israel, al menos en sus declaraciones públicas, es consciente de esas reticencias de sus aliados árabes (mucho menos dispuestos a admitir su participación), pero también de la oportunidad que puede suponer esta nueva alianza en Oriente Próximo. "Tenemos ahora la oportunidad de establecer una alianza estratégica contra esta grave amenaza de Irán", aseguraba Yoav Gallant, ministro de Defensa de Israel. Fueron precisamente los israelíes, junto a los estadounidenses, los más ansiosos por publicitar la participación de los países árabes en la reticente coalición. La coalición regional liderada por EEUU "demostró su capacidad en tiempo real (...) demostró que era capaz de enfrentarse a Irán", declaró el contraalmirante y portavoz de las IDF, Daniel Hagari.

Muchos detalles sobre el papel de países como Arabia Saudí en esa defensa de Israel se han mantenido en secreto, pero Jordania es el que puede afrontar más consecuencias por su papel durante la ofensiva de Teherán.

El “favor” a Israel —se estima que las defensas jordanas lograron interceptar alrededor del 20% de los drones que entraron en su espacio aéreo— tiene, como era esperado, un efecto muy negativo sobre la población. Además de las protestas públicas, algunas personas mostraron su malestar en redes sociales publicando fotografías trucadas como la del rey Abdullah II con uniforme israelí. El Gobierno jordano respondió en un comunicado que los medios jordanos se utilizaron para excitar poner en peligro "la seguridad de nuestros ciudadanos y de las zonas residenciales y pobladas".

En el país, que tiene un tratado de paz con Israel así como una gran población de ascendencia palestina, han tenido lugar varias protestas contra Israel desde que empezó la guerra en Gaza. No obstante, una parte de las tensiones entre los dos gobiernos parecen haberse disipado por la amenaza iraní. “Estamos entrando en esta era en la que una confrontación directa entre Israel e Irán —que podría arrastrar a la región al conflicto y que podría arrastrar a Estados Unidos— y esa perspectiva de una guerra regional va a estar sobre la mesa todo el tiempo”, explicó Randa Slim, investigador del Middle East Institute, a The New York Times.

El ataque iraní ha dejado a la región en un terreno desconocido, aunque no fuera una sorpresa. Teherán informó días antes a sus homólogos saudíes y otros países del Golfo sobre las líneas generales del plan para la ofensiva, para que pudieran prepararse y proteger su espacio aéreo. La ofensiva calculada muestra que, a pesar de las consecuencias, el régimen iraní no buscaba escalar la guerra.

Foto: Protesta en Irán después del ataque con drones y misiles a Israel. (Reuters)

Pero los ciudadanos de algunos países árabes vieron cómo algunos de los drones y misiles sobrevolaban sus cielos y el temor a un conflicto mayor marcó los comentarios de varios líderes de la región. En el caso de Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos, varios funcionarios estadounidenses apuntaron que desempeñaron un importante papel en la defensa del territorio israelí y compartieron información confidencial sobre los planes iraníes en el territorio.

En el caso de Arabia Saudí, el reino ha mejorado sus vínculos con Irán desde que se restablecieron las relaciones diplomáticas el año pasado. No obstante, el Gobierno expresó su preocupación por las implicaciones que puede tener una escalada militar en la región. Las autoridades pidieron que se ejerza la máxima moderación y que los implicados, Tel Aviv y Teherán en este caos, “protejan la región a su gente de los peligros de la guerra”.

Riad ha afirmado que está dispuesto a seguir manteniendo conversaciones con Tel Aviv para normalizar las relaciones, aunque ha puesto condiciones como el reconocimiento de un Estado palestino. A pesar de los retos, la ayuda saudita a Israel durante el ataque iraní es la culminación de unas relaciones que parecen acercarse en medio de la escalada de tensiones en la región. “Una de las razones por las que Arabia Saudita ha permanecido abierta a una futura relación con Israel es que ahora más que nunca, los saudíes esperan una garantía de seguridad de Estados Unidos en caso de un ataque de Irán”, dijo Yasmine Farouk, académica no residente de la Carnegie Endowment for International Peace.

El despliegue defensivo durante la ofensiva de Teherán el pasado sábado ha sido un acelerón dentro de los esfuerzos estadounidenses para acabar con las barreras que frenaban la cooperación entre Israel y los gobiernos árabes de la región. La iniciativa lleva años fraguándose y llegó a uno de sus puntos álgidos con los Acuerdos de Abraham de 2020, negociados por Donald Trump y que establecieron vínculos políticos entre Israel, Emiratos Árabes Unidos y Baréin.

Foto: Un mural antiisraelí en una calle de Teherán. (Reuters)

Washington ha conseguido fortalecer las relaciones militares entre estos países para seguir de cerca el desarrollo de la amenaza iraní, pero una alianza oficial todavía está lejos de materializarse por las tensiones políticas entre los diferentes gobiernos. Algunos expertos apuntan a que todavía es pronto para hablar de integración de la seguridad en la región. “Siempre iba a ser gradual, y [el sábado] fue un primer paso importante en el mundo real”, dijo Bilal Saab, miembro del grupo de expertos Chatham House, a The Wall Street Journal.

Al respecto, Yasmine Farouk apuntó al medio estadounidense que los países árabes ofrecieron su ayuda para defender a Israel del ataque de Teherán porque vieron los beneficios de cooperar con Estados Unidos, siempre y cuando pudieran hacerlo con un perfil bajo. "Los países del Golfo saben que todavía no tienen el mismo nivel de apoyo que Israel recibe de Estados Unidos y ven lo que hicieron como una forma de obtenerlo en el futuro", dijo.

La respuesta conjunta del pasado sábado fue la primera vez que se puso a prueba la cooperación entre países como Israel, Jordania y Arabia Saudí. El resultado ha puesto de relieve que con este tipo de acciones son capaces de repeler ataques con drones y misiles. Sin embargo, algunos analistas dudan de lo que podría pasar si la ofensiva se intensificara con bombardeos masivos. No parece, según Joost Hiltermann, un escenario cercano en este momento. “Irán no tiene ningún interés en verse involucrado en una guerra con Estados Unidos, y lo ha dejado claro en este ataque. Esa es una buena estrategia. Pero al atacar a Israel, se ha abierto una nueva puerta, y esto aumenta el riesgo de una guerra regional”, sostiene.

Fueron cerca de 300 drones y misiles en un ataque telegrafiado que duró cinco horas. Irán disparando a Israel. Todo, pese a lo inédito, según un guion acorde al Oriente Medio que todos conocemos desde hace décadas. Prácticamente ninguno alcanzó su objetivo. La mayoría, interceptados por la defensa aérea israelí y el empuje de los cazas de combate de sus aliados occidentales, Estados Unidos y Reino Unido. Pero, en esta ocasión, en la defensa de Israel frente al enemigo iraní también participaron países árabes. La respuesta regional a este ataque ha ilustrado, por primera vez y en público para los ojos de todo el mundo, la irrupción de nuevos equilibrios de poder en un Oriente Medio ya lejos del todos versus Israel.

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