Es noticia
'Pánico racial' en Rusia: "No te montes en su taxi, es tayiko"
  1. Mundo
crecen las conductas discriminatorias

'Pánico racial' en Rusia: "No te montes en su taxi, es tayiko"

Desde el ataque contra la sala de conciertos Crocus City en Moscú, varias organizaciones han denunciado ataques y redadas ilegales contra trabajadores migrantes de Asia Central

Foto: Una persona migrante trabaja en un mercado en Moscú. (EFE/Yuri Kochetkov)
Una persona migrante trabaja en un mercado en Moscú. (EFE/Yuri Kochetkov)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

"No comas en sus cafeterías, no te cortes el pelo con ellos, no montes en su taxi". Así de tajante se mostraba el mensaje de usuario en el canal de Telegram prorruso Greyzone. Habla sobre los inmigrantes de Asia Central y pide un boicot a todos los comercios y servicios que ofrecen las personas procedentes de países como Uzbekistán, Kazajistán y Tayikistán. Unos días antes, cuatro hombres de este último país fueron detenidos por el ataque terrorista en la sala de conciertos Crocus City de Moscú, en el que murieron 143 personas.

Los detenidos, que pertenecían a la rama del Estado Islámico ISIS-K, aparecieron ante los tribunales con signos de violencia. Uno de ellos apareció sin oreja, otro en silla de ruedas, y otro con el rostro desfigurado. Los cuatro vivían en Rusia y tenían visas como trabajadores temporales. En el país hay cerca de 7 millones de personas inmigrantes, de los cuales alrededor del 80% proceden de países de Asia Central como Tayikistán.

Desde el atentado del pasado 22 de marzo, una parte de este colectivo se ha convertido en el foco de comportamientos xenófobos y discriminatorios. Además de mensajes como los publicados en el canal Greyzone, la organización Asiáticos en Rusia informó que una mujer de la zona de Yakutia fue increpada en el metro de Moscú por un grupo de nacionalistas que hicieron el saludo nazi al rezo de "Rusia es para los rusos".

Además de la tensión en las calles que han denunciado algunas organizaciones, la Policía rusa ha estado realizando redadas en barrios donde viven mayoritariamente personas migrantes. A finales de marzo, cerca de 40 fueron detenidas en su lugar de trabajo a las afueras de Moscú y las autoridades llevaron a cabo una operación con registros masivos en la que se ordenó la expulsión de 466 personas del país.

Foto: Imagen del ataque en Moscú. (EFE/Vasily Prudnikov)

Valentina Chupik, una abogada y activista uzbeka que dirige la ONG Tong Jahoni centrada en los derechos de los migrantes, afirma que los problemas que afronta este colectivo en Rusia eran preocupantes antes del ataque terrorista de Crocus City, pero que el atentado ha empeorado la situación.

"Las detenciones ilegales por parte de la Policía por motivos racistas eran de unas 20 de una media de 170 detenciones por día. En el período del 23 al 30 de marzo, hubo de 600 a 1.100 denuncias por detenciones ilegales por día, en total más de 6.400 detenidos durante este tiempo", expone Chupik, según los registros de su organización.

Desde el atentado de Moscú, la Policía rusa ha estado realizando redadas en barrios donde viven mayoritariamente personas migrantes

Según otros datos de la ONG, compartidos con El Confidencial, las deportaciones ilegales y prohibiciones de entrada pasaron de 2 o 3 solicitudes al día, a 614 en las últimas semanas. Sobre la violencia física por parte de los cuerpos policiales, Valentina Chupik sostiene que de dos denuncias a la semana han pasado a recibir 164.

Por otro lado, Chupik afirma que ha recibido también denuncias relacionadas con ataques a inmigrantes por parte de civiles rusos. Uno de ellos en la cola de una cafetería, otra persona fue atacada en su barrio por un grupo de adolescentes y una empleada del hogar fue increpada violentamente por uno de sus clientes mientras realizaba sus labores de limpieza. "En ninguno de estos casos la policía tomó medidas para investigar y/o proteger a las víctimas, y en dos casos amenazó a las víctimas con la deportación e incluso con el asesinato por motivos racistas", sostiene la activista a este periódico.

Después del ataque terrorista, las autoridades de países de Asia Central como Tayikistán, Uzbekistán y Kirguistán han recomendado a sus ciudadanos que se abstengan temporalmente de viajar a Rusia y que, si se encuentran dentro del país, no participen en eventos masivos. "Los ciudadanos que se encuentren en el territorio de la Federación de Rusia deben abstenerse de visitar lugares concurridos y además llevar siempre consigo documentos que acrediten su identidad y la legalidad de su estancia en el territorio de Rusia", apunta un documento del ministerio de Asuntos Exteriores de Kirguistán.

Las dos caras de la postura migratoria

Una semana después del ataque en la sala Crocus City, Vladímir Putin pidió en un discurso que Rusia se mantuviese unida y que los rusos no deberían olvidar que son un país multinacional y multirreligioso. "Siempre debemos tratar a nuestros hermanos, representantes de otras religiones, con respeto, como siempre lo hacemos: musulmanes, judíos, todos". A pesar del llamamiento a la unidad, Putin se encuentra en una posición delicada con respecto a los trabajadores migrantes, especialmente los que proceden de Asia Central. Desde hace años, han ocupado trabajos poco cualificados, como taxistas, empleados de obra o camioneros, para enviar el dinero en forma de remesas a sus países de origen.

La necesidad de esta mano de obra para la economía rusa se contrapone con la posición antimigración de una parte del país. "Por una parte, las autoridades rusas han fomentado la narrativa de esa gran nación rusa en la que hay personas de otras etnicidades (como grupos étnicos del Cáucaso o Tártaros) y que no es posible excluirlos. Por otro lado, esa idea de la gran Rusia también ha fomentado el nacionalismo y algunos lo ven en términos nacionalistas y excluyen a los inmigrantes de Asia Central. Estas dos narrativas coexisten en el país", explica Alexey Bessudnov, investigador de la Universidad de Exeter especializado en los grupos étnicos en Rusia.

Bessudnov subraya que las conductas xenofóbicas son un fenómeno que afecta a muchos países europeos y a Estados Unidos, aunque reconoce que algunas actitudes de la población rusa en este sentido no son especialmente amigables. A pesar de que no hay cifras para comparar la evolución de este tipo de posturas en los últimos años, el investigador sostiene que es probable que la tensión haya aumentado desde el atentado de Moscú. "No sé si serán conductas que se perpetúen en el tiempo, pero normalmente son a corto plazo y no son excepcionales. Lo vimos también después de los atentados del 7 de julio de 2005 en Londres y normalmente son fenómenos que no perduran", asegura el investigador en una entrevista con El Confidencial.

placeholder Personas homenajean a las víctimas del atentado de Moscú. (Reuters/Evgenia Novozhenina)
Personas homenajean a las víctimas del atentado de Moscú. (Reuters/Evgenia Novozhenina)

Sin embargo, una de las diferencias con otros países reside en la postura de los gobiernos. "Mientras que en Europa se fomenta mayoritariamente una narrativa y retórica oficial contra la discriminación y se aprueban leyes para combatirla, en Rusia se ve menos. Tienen, de nuevo, esa doble narrativa en la que el Kremlin entiende que necesita a los migrantes en su mercado laboral, pero también han endurecido su discurso nacionalista y en algunas ocasiones han tenido comentarios pasados de tono sobre grupo étnicos", continúa Alexey Bessudnov.

Para el investigador, el futuro de estas posturas depende de la economía. En un momento de guerra, en el que muchos hombres han muerto o están en el frente de Ucrania, Rusia necesita mejorar sus índices de natalidad. Además, necesita mano de obra para mantener su economía y frenar los efectos de las sanciones occidentales. "Por ahora, la economía rusa está aguantando contra todo pronóstico, pero todo depende de cómo acabe la guerra. La situación de los migrantes dependerá de cómo esté la económica", concluye.

Más allá de la situación después del ataque en la sala Crocus City, las personas de Asia Central llevan dos años bajo la presión de la guerra de Ucrania. Desde que empezó la invasión a gran escala, varios ciudadanos centroasiáticos afirmaron que eran víctimas de una intensa campaña de reclutamiento para que se unieran al Ejército ruso.

Foto: El cantante ruso Yaroslav Dronov, también conocido como 'Shaman', actúa en el Día de la Unidad Nacional, en 2023. (Reuters/Maxim Shemetov)

No hay cifras exactas sobre cuántos migrantes han sido enviados a Ucrania, pero los que han denunciado la presión a la que fueron sometidos afirman que no son pocos. "¿Dónde están los batallones tayikos? Hay una guerra, Rusia necesita soldados. Bienvenidos a nuestra ciudadanía", escribió el legislador Mikhail Matveyev en una publicación de Telegram a mediados del año pasado.

Los registros y las redadas no han sido nunca una excepción para los trabajadores migrantes en Rusia, pero con la guerra de Ucrania aumentaron. Desde el atentado de Moscú, todavía más. Valentina Chupik no tiene esperanzas de que las conductas xenofóbicas o discriminatorias disminuyan. "Creo que nada cambiará. En el país no existe una opinión social común, porque no hay comunidad, no hay sociedad, la gente está extremadamente atomizada, no consideran a quienes los rodean sus amigos. Piensan que todos son solo con un Estado enorme, poderoso, criminal y obviamente impune. Por eso, prefieren identificarse con eso y odian a aquellos a quienes les ordenaron odiar", concluye.

"No comas en sus cafeterías, no te cortes el pelo con ellos, no montes en su taxi". Así de tajante se mostraba el mensaje de usuario en el canal de Telegram prorruso Greyzone. Habla sobre los inmigrantes de Asia Central y pide un boicot a todos los comercios y servicios que ofrecen las personas procedentes de países como Uzbekistán, Kazajistán y Tayikistán. Unos días antes, cuatro hombres de este último país fueron detenidos por el ataque terrorista en la sala de conciertos Crocus City de Moscú, en el que murieron 143 personas.

Noticias de Rusia Inmigración
El redactor recomienda