Una economía basada en tanques: este es el plan de Rusia para aguantar otro año de guerra

La economía rusa ha dado un vuelco desde que comenzó la invasión a gran escala. Cuando las tropas atravesaron la línea divisoria que les separa de Ucrania, los presupuestos generales del Kremlin —divididos en trienios— centraron todos los esfuerzos económicos en la "defensa nacional" y en la "operación militar espacial".

Sin embargo, tras casi dos años de conflicto, Rusia ha vuelto a apostar por la guerra. Un plan de mercado basado en tanques y fusiles que, según se aprecia en las arcas públicas, se está preparando para un conflicto largo, que no se detendrá ni este año venidero ni el siguiente.

La primera lectura de los borradores, elaborada por Maksim Stanislávovich Oreshkin, ministro de Desarrollo Económico, fue pronunciada el 26 de octubre, después de que ambas cámaras del Parlamento —la Duma estatal y el Consejo de la Federación— aprobaran los textos. El gabinete de la cartera rusa había destinado 10.775 miles de millones de rublos (105.710.842 euros) para 2024, un 8% más respecto al periodo anterior. Esto supone un incremento considerable si se tienen en cuenta los ligeros aumentos en otros apartados del borrador.

De un primer vistazo, lo que indica este crecimiento del gasto en materia bélica es que Rusia no tiene pensado dar su brazo a torcer. Es más, Moscú se está preparando para los próximos años. No se está echando para atrás, está doblando la apuesta para cumplir los objetivos marcados el 24 de febrero de 2022, cuando se pensaba que la bandera rusa se izaría en Kiev en apenas unos días.

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Sus presupuestos están diseñados para basar toda la economía en la victoria. Uno de los factores que más ha condicionado esta apuesta es el desgaste de la ayuda internacional a Ucrania.

En la celebración del Valdai Club, una reunión anual celebrada en la ciudad de Sochi, donde el presidente de Rusia analiza el estado del país junto a los principales pensadores nacionales, se pronunció la primera pista. "Imagínense que la ayuda cesa mañana. Ucrania vivirá solo una semana cuando se queden sin munición", dijo Vladímir Putin.

Una apuesta arriesgada

En esta esperanza de fatiga, que ya empieza a flaquear en Estados Unidos y en la Unión Europea, Putin ha centrado una de sus últimas cartas. En un escenario donde Ucrania se quede sola en el frente, los presupuestos generales, como los aprobados hasta 2026, parecen la llave para romper las líneas. Pero ¿podrá el mercado ruso resistir? Para responder a esta pregunta, Julian Cooper, uno de los mayores especialistas en economía rusa, ha desmenuzado el borrador en un estudio publicado en Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI), para extraer una visión del rumbo de este conflicto.

El primer problema que surge cuando un país dispone un elevado presupuesto para un determinado sector es que otros se quedan sin nada, más aún cuando se pone la vista a largo plazo. "No es bueno tener una economía basada en la guerra y sospecho que este es un problema que ahora preocupa a quienes administran el mercado ruso. La economía está cada vez más desequilibrada y la prioridad militar está provocando una falta de inversión en I+D y de inversión para el futuro. Así pues, cuanto más dure la guerra, más tiempo podrá Rusia tener una economía debilitada, con un crecimiento muy limitado y un ritmo modesto de cambio tecnológico, además de una dependencia cada vez mayor de China, lo que sospecho que también preocupa a algunos en Moscú", explica Cooper en entrevista con El Confidencial.

A pesar de los millones de rublos dedicados al gasto militar, la lluvia de dinero parece no ser la puerta para una victoria rusa

Los millones de rublos, según el análisis, parecen no ser la puerta para una victoria rusa. ¿Cambiará algo en el frente? "No espero un cambio considerable, pero ya hay cierto aumento en el número de tropas que luchan en Ucrania y un mayor equipamiento, la reconstrucción de reservas agotadas de tanques y vehículos blindados, además de la producción de drones, por lo que tal vez en la primavera podamos ver algunos intentos más vigorosos de ampliar los territorios ocupados", apunta el experto. "Además, es posible que las reservas de misiles hayan aumentado con más ataques contra la energía y otras infraestructuras en Ucrania".

Un matiz que parece interesante dentro de los presupuestos es la disminución del porcentaje para el año 2025, pero tiene una respuesta fácil. Según Cooper, y siempre desde su visión, los borradores trienales son muy difíciles de calcular, por lo que el primer año se hace una estimación realista y el segundo y tercero una minoritaria. Es por eso que, para 2025, se destinarían 8.602 miles de millones de rublos y, para el siguiente periodo, 7.482. Una bajada considerable en la cantidad de rublos destinados a "defensa nacional". Esto no significa que los halcones del Kremlin tengan pensado un final para Ucrania, simplemente tiene que ver con un tecnicismo económico.

Gastos "no programados" y sanciones

Un elemento que salta a la vista en el borrador es el apartado de "gastos no programados". Un porcentaje del presupuesto destinado a imprevistos para paliar medidas como las sanciones económicas —se ha aprobado recientemente el duodécimo paquete por parte de la Unión Europea contra Rusia— lanzadas por los Estados occidentales. Unas medidas económicas que no han tenido el efecto deseado en Bruselas.

"Las sanciones se consideran relevantes, pero Rusia ha sido capaz de adaptarse a ellas y sortearlas en gran medida, más de lo que esperaban quienes las impusieron. Pero sospecho que el gasto en la economía aumentará en mayor medida de lo que sugiere el presupuesto", razona Cooper. Pese a los esfuerzos de los 27, Moscú se las ha ingeniado para salvar su economía.

En primera instancia, las sanciones afectaron al crecimiento del PIB ruso. Pero, poco después, el cauce natural de la previsión económica, aunque sí que se redujo, tomó su rumbo natural. De todas maneras, el Kremlin no se quiere ver apurado en otra encrucijada económica como la de los primeros compases de la invasión. Por eso, el gabinete encargado de repartir los presupuestos ha destinado un porcentaje a "gastos no programados". Es decir, cualquier tipo de contratiempo en el mercado por los próximos tres años.

"Parece ser en parte una reserva de contingencia para financiar acontecimientos inesperados, incluidas probablemente acciones contra las sanciones, aliviar los cuellos de botella en el transporte (como los esfuerzos en curso para mejorar las conexiones ferroviarias con China), proyectos de construcción urgentes, etc. Por eso sospecho que la financiación presupuestaria de la economía podría resultar más generosa de lo que sugiere el presupuesto", deduce en el borrador el analista.

Con todo, estos esfuerzos por parte de Rusia para dar oxígeno a su economía y al frente no serán la clave definitiva que les haga romper las trincheras. Aunque sí que cumplen muy bien su cometido: aguantar lo más tiempo posible para que la fatiga en la ayuda provoque que esta disminuya. "En general, hay límites al grado en que la producción de armas y municiones puede ampliarse aún más. De hecho, en los últimos dos o tres meses, la tasa de crecimiento de la producción de la industria de Defensa parece haberse moderado hasta cierto punto", concluye Julian Cooper.