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Rusia apunta a Ucrania por el atentado. Kiev le devuelve la pelota: "¿Por qué los guardas no respondieron?"
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Excusa para atacar

Rusia apunta a Ucrania por el atentado. Kiev le devuelve la pelota: "¿Por qué los guardas no respondieron?"

“¿Los guardas de seguridad no tenían armas? ¿Cómo es que los terroristas pudieron entrar y salir tranquilamente, sin que llegaran fuerzas de seguridad, con tantas víctimas llamando a emergencias?”, se pregunta Alexander, en Lviv

Foto: Escenas de destrucción tras el atentado del Crocus City Hall. (Reuters)
Escenas de destrucción tras el atentado del Crocus City Hall. (Reuters)
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En una tierra donde se han intentado organizar operaciones de falsa bandera para justificar la invasión, en donde Rusia ha mentido una y otra vez, donde llevan ya dos años temiéndose que alguna de las operaciones de desinformación termine por calar en un público occidental que quiere olvidarse de la guerra, hay una cosa de la que Roman está seguro: “¿El atentado en Rusia? Van a culpar a Ucrania”.

“Es como los atentados del principio del Gobierno de Putin. Va a intentar culpar a Ucrania, justificar una movilización y nuevos ataques”, dice este ucraniano, en Lviv. Quizá por obvio fue profético.

La tarde del lunes, el presidente ruso Vladímir Putin admitió por primera vez la participación de miembros afiliados al grupo terrorista Estado Islámico como perpetradores directos del atentado, pero insistió en el papel de Kiev como cerebro en la sombra. “EEUU está intentando convencer a sus satélites y otros países de que, según su Inteligencia, no hay trazas de [participación] de Kiev en el atentado terrorista en Moscú. Que el sangriento atentado se llevó a cabo por islamistas del ISIS, una organización prohibida en Rusia. Sabemos quiénes cometieron estos crímenes contra Rusia y su gente. Queremos saber quién lo ordenó", ha afirmado.

Este martes, el presidente ruso pidió a la Fiscalía un "castigo justo" contra los responsables. "Confío en que los fiscales en el marco de sus facultades, incluido al presentar las acusaciones estatales durante el proceso judicial, hagan todo lo necesario para que los criminales reciban un justo castigo, como lo exige la legislación rusa", dijo.

Foto: Rusos depositan flores en un altar a las víctimas del atentado en el Crocus City Hall. (Reuters/Yulia Morozova)

Esta admisión de la autoría material del Estado Islámico —tras la publicación por parte del grupo del vídeo de las cámaras frontales de los terroristas mientras cometían la masacre, la propia detención de los perpetradores, musulmanes de origen tayiko, y numerosas pruebas que confirman su adhesión al grupo— no ha impedido que Putin incidiera en lo que ha sido la primera y principal reacción de Moscú: culpar a Ucrania.

En su intervención de este lunes, Putin enmarcó el atentado como “parte de los ataques del régimen de Kiev a Rusia”, mientras que distintas fuentes del aparato de seguridad han insistido en que los terroristas, acusados formalmente ya en una corte moscovita, tenían contactos al otro lado de la frontera ucraniana. El jefe del Servicio Federal de Seguridad (FSB), Alexandr Bórtnikov, acusó a Ucrania de haber participado "directamente" y a Occidente de estar implicado en el atentado.

Los cuatro presuntos terroristas, con marcas de haber sido golpeados o incluso torturados en custodia (uno de ellos, sin una oreja, otro, prácticamente inconsciente), fueron formalmente acusados la madrugada del lunes ante un tribunal moscovita. El testimonio de uno de los detenidos, un muy amoratado Shamsiddin Fariduni, distribuido en Telegram por la directora de RT, Margarita Simonyan, apuntala la teoría de que los presuntos terroristas, de ascendencia tayika, habrían sido contactados por Telegram para participar en el atentado a cambio de unos 500.000 rublos (4.900 euros). “No fue ISIS, fueron los ucranianos”, ha insistido, sin más pruebas, Simonyan.

Kiev ha negado cualquier participación. En las calles, muchos vocean a cambio sus sospechas contra Moscú. “¿Los guardas de seguridad del Crocus City Hall no tenían armas? ¿Cómo es que los terroristas pudieron entrar y salir tranquilamente, sin que llegaran fuerzas de seguridad, con tantas víctimas llamando a emergencias?”, se pregunta Alexander. "Qué casualidad también que ocurra justo después de las elecciones".

El manto de teorías conspirativas que ha alimentado la desinformación rusa en los últimos años contaminó también, por supuesto, a países como Ucrania, durante mucho tiempo en su órbita cultura. Especialmente, cuando algunas de las teorías acaban apuntalando, por ejemplo, los primeros años de Vladímir Putin en el poder. Y ahora no es difícil jugar a su propio juego.

La tarde del lunes, Myjailo Podoliak, asesor de la Presidencia ucraniana, concentraba algunas de las preguntas en un tuit. “¿Por qué los detectores de metales [del Corcus City Hall] estaban apagados? ¿Por qué el departamento de distrito del FSB [la agencia de seguridad interior], cuya oficina está a apenas unos cientos de metros del Crocus City Hall, no reaccionó en dos o tres horas? ¿Por qué las fuerzas especiales no llegaron al lugar hasta más de una hora después? ¿Por qué se ignoró la advertencia de un atentado terrorista? ¿Por qué los terroristas pudieron abandonar tranquilamente el edificio acordonado y desaparecer? (…)”.

"Al principio, muchos creímos que era un ataque de falsa bandera del FSB (no sería la primera vez que matan a su propia gente)", admite Oleksander, a quien las posteriores pruebas de participación del Estado Islámico, “además del desorden inicial de la propaganda rusa y del hecho de que Putler [juego de palabras entre Putin y Hitler] estuvo ausente durante casi 24 horas”, le han, sin embargo, terminado de convencer. "Era a la vez predecible y ridículo que la propaganda rusa culpe a Ucrania. La parte triste es que los que se tragan eso en Occidente se lo traguen incluso sin preguntarse cómo narices funciona eso de un hueco en la frontera seguramente más militarizada del mundo para que un Renault blanco cruce varias líneas de defensa rusas antes de entrar en Ucrania".

Justificar nuevos ataques

Más importante que el juego de culpas es, una vez cometida la masacre, que acumula ya 139 muertos, cómo Rusia va a utilizarla. Desde hace ya meses, las amplias pérdidas rusas tanto de material como humanas en el frente apuntaban a que el Kremlin tendría, tarde o temprano, que organizar una nueva movilización y una subida de impuestos para financiar la invasión y la producción de material militar. La mayoría de los analistas apuntaban a que se produciría poco después de las elecciones; ahora, con el horror del atentado todavía fresco, sería previsible que el Kremlin avivara la unión nacional “contra los enemigos de la patria” rusa para justificar estas medidas impopulares.

Pero, para algunos en Ucrania, Rusia puede ir incluso más allá. “Esto es demasiado grande. Además de atacar más a Ucrania, quizás incluso pueda encontrar alguna manera de justificar un ataque a los Bálticos”, sostiene Roman. No para invadirlos, lo que previsiblemente desataría la respuesta de la OTAN, sino para escalar la tensión hasta posicionarse para un ataque relámpago que establezca un corredor hasta Kaliningrado desde la aliada Bielorrusia. El conocido como Corredor de Suwalki.

Porque, para aumentar sus ataques en Ucrania, Rusia no necesita justificación. La misma mañana del viernes cuando se produjo el atentado, Moscú lanzó una de las peores oleadas de ataques con misiles y drones contra el país. Las explosiones sacudieron zonas lejos del frente, desde el interior del país a las provincias más occidentales, como Lviv, y la frontera con Polonia.

El objetivo nuevamente es la infraestructura energética ucraniana: ciudades rusófonas como Járkov quedaron durante días sin electricidad ni agua corriente; la principal eléctrica, DTEK, perdió el 50% de su capacidad de generación. Pero lo más peligroso, admite Kiev, fueron los ataques de hasta ocho misiles balísticos coordinados contra la central hidroeléctrica de Dnipro, la principal presa del país tras la destrucción de la de Nueva Kajovka.

En una tierra donde se han intentado organizar operaciones de falsa bandera para justificar la invasión, en donde Rusia ha mentido una y otra vez, donde llevan ya dos años temiéndose que alguna de las operaciones de desinformación termine por calar en un público occidental que quiere olvidarse de la guerra, hay una cosa de la que Roman está seguro: “¿El atentado en Rusia? Van a culpar a Ucrania”.

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