Suecia completa con su ingreso a la OTAN una región nórdica bajo el control de la Alianza
La entrada de Suecia en la OTAN, formalizada este jueves, supone que todos los países nórdicos estarán bajo el paraguas de la OTAN, que refuerza así su flanco en norte
La entrada de Suecia en la OTAN, formalizada este jueves, supone que todos los países nórdicos estarán bajo el paraguas de la OTAN, que refuerza así su control sobre todo el mar Báltico. Con esta firma, la Alianza refuerza su flanco norte, una de las zonas grises que siempre ha exigido Putin como "neutrales" y que, en abril del año pasado, con la entrada de Finlandia se marcó con tonos rojos desde el Kremlin.
Con la recepción del protocolo de adhesión a la Alianza por parte del Departamento de Estado en Washington, Suecia culmina su giro en materia de política exterior y clausura dos siglos de no alineación militar. "Suecia es ahora miembro de la OTAN. Gracias a todos los aliados por darnos la bienvenida como el miembro número 32. Nos esforzaremos por lograr la unidad, la solidaridad y el reparto de cargas", escribió la oficina del primer ministro, Ulf Kristersson, en un tweet.
En respuesta, Jens Stoltenberg, Secretario general de la OTAN, aseguró que la Alianza y Suecia son ahora "más seguras" para después añadir que Estocolmo "ocupa el lugar que corresponde en la mesa". El noruego izará el próximo lunes la bandera de la organización militar.
Suecia, que se convierte así en el miembro número 32, ya había ido dando pasos para acercarse a la OTAN desde hace tres décadas, coincidiendo con el fin de la Guerra Fría, como suscribir la iniciativa Asociación Por la Paz de la Alianza, lo que permitió la participación de soldados suecos en las misiones de Kosovo y Afganistán.
"La incorporación de los dos Estados nórdicos significará que la OTAN dominará el mar Báltico", explicaba en una entrevista publicada en El Confidencial, el analista Paal Sigurd Hilde, del Instituto Noruego de Estudios en Defensa. En su entrevista, el experto explica que un nuevo punto de choque entre el bloque y Moscú supondría una división que traerá cambios estratégicos en la región. La formación, ahora ampliada, puede cambiar las reglas del juego en el Báltico. Y eso no beneficia en nada al Kremlin.
La anexión de Crimea por Rusia en 2014 fue el argumento usado para estrechar aún más la relación, permitiendo por ejemplo por primera vez la presencia en su territorio de tropas de la Alianza para hacer maniobras conjuntas, además de provocar la reinstauración del servicio militar y el envío de un destacamento permanente a la isla báltica de Gotland.
Pero fue el inicio de la intervención militar en Ucrania en febrero de 2022 el que desencadenó un proceso, de la mano de Finlandia, que culminó tres meses después con el envío de una solicitud de ingreso.
Para ello fue necesario que dos de las tres principales fuerzas parlamentarias, los socialdemócratas y los ultraderechistas Demócratas de Suecia, modificaran su política contraria a la OTAN, cambiando el orden de fuerzas en la Cámara sobre esa cuestión.
El ingreso de ambos países fue ratificado en junio de ese año en la cumbre de la Alianza en Madrid, pero las reticencias de Turquía y Hungría provocaron que se demorase un año, en el caso de Finlandia, y casi dos, en el de Suecia.
Turquía esgrimió la "permisividad" de Estocolmo con el exilio kurdo y la guerrilla del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), mientras esperaba a que Estados Unidos autorizase la venta de cazas F-16.
En el caso de Budapest, se aludió a críticas anteriores de Suecia al Gobierno húngaro, aunque finalmente su Parlamento —el único que faltaba de los 31 países miembros de la OTAN— ratificó hace dos semanas el ingreso sueco.
Suecia cuenta con una fuerza de unos 25.000 soldados, una potente industria militar y la fuerza aérea más grande de los países nórdicos, con un centenar de cazas, además de la isla de Gotland, la mayor de todo el Báltico y de gran valor estratégico. El refuerzo del control de la OTAN sobre el Báltico afectará también a la capacidad de movimiento de la flota rusa en San Petersburgo y Kaliningrado.
La entrada de Suecia en la OTAN, formalizada este jueves, supone que todos los países nórdicos estarán bajo el paraguas de la OTAN, que refuerza así su control sobre todo el mar Báltico. Con esta firma, la Alianza refuerza su flanco norte, una de las zonas grises que siempre ha exigido Putin como "neutrales" y que, en abril del año pasado, con la entrada de Finlandia se marcó con tonos rojos desde el Kremlin.
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