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Tras el incendio, miles de atrapados en casas 'prohibidas': "No puedo venderlo ni hipotecarlo"
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"Estoy atrapado en mi piso"

Tras el incendio, miles de atrapados en casas 'prohibidas': "No puedo venderlo ni hipotecarlo"

Más de tres millones de personas han quedado afectadas por el incendio de la Torre Grenfell de 2017, ya que, con los nuevos reglamentos, sus casas se consideran inseguras

Foto: La gente recuerda las vidas perdidas en el muro de Grenfell, en Londres. (EFE/Andy Rain)
La gente recuerda las vidas perdidas en el muro de Grenfell, en Londres. (EFE/Andy Rain)
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Cuando Pedro se mudó al piso que compartía con otras cuatro personas en Shoreditch, vio un cartel en la calle en que la policía pedía cualquier tipo de información que pudieran dar los vecinos sobre el asesinato que se había producido días antes. "Estamos hablando de 2003 y no era el barrio cool de modernitos de Londres en que se ha convertido ahora", explica a El Confidencial. Su objetivo era comprarse con el tiempo un apartamento. Pero los precios desorbitados de la capital eran inasumibles. Ni aun trabajando en el sector de las finanzas y teniendo un sueldo aceptable le salían los números.

Por lo que en 2007 decidió adquirir, a modo de inversión, dos apartamentos en el norte de Inglaterra mientras seguía compartiendo piso. "La idea era meter la cabeza en el mercado inmobiliario para luego venderlos y comprarme algo de dos habitaciones en Londres. Pero han acabado convirtiéndose en una cárcel porque no puedo ni venderlos ni rehipotecarlos. Ojalá pudiera dar marcha atrás en el tiempo", recalca.

Foto: Los reyes Felipe y Letizia a su llegada al Palau de la Música de Valéncia donde mantiene una reunión con los afectados. (EFE/Miguel Ángel Polo)

Pedro (nombre ficticio) es uno de los tres millones de personas afectadas por la tragedia de la Torre Grenfell. La virulencia y rapidez de las llamas del reciente incendio de Valencia ha recordado al fuego que en 2017 devoró en cuestión de minutos el bloque londinense de 24 pisos de altura. En ambos casos, en el punto de mira está la manera en que se dispusieron la ventilación y los materiales inflamables para revestir la fachada. La catástrofe británica, considerada el peor incendio residencial en Reino Unido desde la Segunda Guerra Mundial, dejó 72 muertos (incluyendo 18 menores).

Pero con los nuevos reglamentos, cientos de edificios en Reino Unido pasaron de la noche a la mañana a ser considerados peligrosos. Los costes para instalar nuevos revestimientos exteriores, sistemas de alarmas, balcones o puertas cortafuegos pueden llegar a las 100.000 libras por propietario. Son cifras inabarcables, ya que, en la mayoría de los casos, exceden lo que se pagó por el piso. ¿Quién lo paga? Las promotoras se lavan las manos asegurando que, en el momento de la construcción, estos materiales eran legales. El problema es que los bancos no dan hipotecas sin pruebas de que los pisos son seguros, por lo que sus propietarios han quedado atrapados o arruinados.

"Yo me compré un piso en Mánchester y otro en Leeds. Me los compré sobre plano. Eran de nueva construcción. Cada uno de una habitación y un precio de 100.000 libras. Con esas 200.000 libras no me podía comprar nada en Londres, yo solo", explica Pedro.

Su situación ahora a sus 49 años es diferente. Casado y con dos niños, en 2020 se compró un piso en Londres con su mujer de tres habitaciones. "Está bien, pero no es la casa que realmente queríamos porque aún no puedo vender los dos pisos. La única opción es venderlos a alguien sin hipoteca. Pero en ese caso, las ofertas son más bajas de lo que yo pagué en 2007 y pierdo dinero", matiza. "La cosa no queda ahí. Cuando me compré mi actual vivienda, al no ser primera propiedad, tuve que pagar un mayor impuesto sobre la compraventa [el llamado stamp duty], lo que me supuso 24.000 libras más de costes", señala.

Foto: El edificio de Nou Campanar en Valencia, con los dos bloques calcinados. (EFE/Manuel Bruque)

Tras el incendio de Grenfell, el Gobierno aprobó en 2022 la Building Safety Act (Ley de Seguridad de la Construcción) para endurecer las normas ante nuevas construcciones y responsabilizar al promotor o los freeholders (dueños del terreno y de la estructura del edificio) de los costes de los nuevos revestimientos en los bloques ya existentes. A los principales promotores inmobiliarios se les exigió pagar un mínimo de 2.000 millones de libras para reparar cualquier edificio de más de 11 pisos de altura y otros 3.000 millones de libras durante 10 años destinados a un fondo para los casos donde los responsables del revestimiento no pudieron ser identificados u obligados a pagar. Muchas empresas han quedado en quiebra.

En teoría, los seis principales prestamistas (Barclays, HSBC, Lloyds, Nationwide, NatWest y Santander) se comprometieron a considerar hipotecas en bloques con riesgo de incendio de más de 11 metros de altura si se podía demostrar que el promotor o el fondo gubernamental pagaría las reparaciones. Pero en la práctica, los bancos piden además otro tipo de evaluaciones ante riesgo de incendio, por lo que alrededor del 90% de pisos sigue a día de hoy invendible. "Yo ahora tengo que rehipotecar los pisos y estoy hablando con varias entidades. Una de ellas podría darme hipoteca, pero a intereses mucho más altos", explica Pedro.

Por otra parte, la Building Safety Act cuenta con una polémica letra pequeña, ya que no protege a todos los propietarios por igual. Aquellos con más de tres propiedades a partir del 14 de febrero de 2022 quedan completamente dejados a su suerte, ya que se enfrentan a facturas de seguridad ilimitadas a perpetuidad. Peor aún, quien compre cualquiera de sus pisos se enfrentará a facturas de seguridad ilimitadas y a perpetuidad.

Foto: La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. (AFP)

"Esto es completamente injusto porque no tienen en consideración el valor del patrimonio. Es decir, una persona con un patrimonio de un millón de libras queda protegida y otra con tres pisos de 100.000 libras cada uno, no", denuncia Pedro. En su caso, solo compró dos pisos, por lo que está protegido.

Sin embargo, Malcolm, un electricista de 59 años, se ha declarado en quiebra. En 2008, compró nueve pequeños apartamentos para alquilar en Salford, Greater Manchester, por unas 80.000 libras cada uno, como fondo de pensión. Ahora se enfrenta a facturas sin límite de más de 300.000 libras para afrontar los riesgos de incendio. Todos los pisos tienen contratos de no calificados, para siempre, por lo que no puede venderlos: cualquier comprador, incluso uno primerizo sin otras propiedades, enfrentaría los mismos costos. Su esposa, Helen, explicaba recientemente a The Times que están perdiendo sus ingresos de jubilación y probablemente su hogar. "Malcolm ha hecho todo lo que el Gobierno le ha dicho durante años [invertir para la jubilación] y ahora lo están apuñalando por la espalda. Me siento traicionada", lamenta.

Alrededor de 400.000 pisos en bloques de más de 11 metros de altura tienen contratos que no califican. El problema es que hay un efecto dominó. Con que haya un solo propietario en el bloque que no cumpla con las condiciones, los trabajos de remodelación para hacer que las viviendas sean seguras pueden retrasarse o directamente no llevarse a cabo.

Giles Grover, de la campaña End Our Cladding Scandal (EOCS), asegura que en los últimos siete años se han hecho algunos avances, pero la situación está "aún a kilómetros de distancia de haberse solucionado". "La ley de 2022 no protege a todos los propietarios por igual y solo cubre los edificios de más de 11 pisos de altura. Lo que empezó como un escándalo sobre los revestimientos de los edificios se ha convertido en una crisis de seguridad", señala. "Millones de personas viven en casas que siguen sin estar protegidas en caso de incendio. Y muchas de ellas están atrapadas sin poder venderlas. Queda aún mucho trabajo por hacer", añade a este diario. Según la encuesta realizada por EOCS, el 23% de los afectados ha sufrido en algún momento pensamientos suicidas. Por su parte, los beneficios de las cinco principales constructoras del país desde 2017 —cuando tuvo lugar el incendio en Grenfell— superan los 10.000 millones de libras.

Cuando Pedro se mudó al piso que compartía con otras cuatro personas en Shoreditch, vio un cartel en la calle en que la policía pedía cualquier tipo de información que pudieran dar los vecinos sobre el asesinato que se había producido días antes. "Estamos hablando de 2003 y no era el barrio cool de modernitos de Londres en que se ha convertido ahora", explica a El Confidencial. Su objetivo era comprarse con el tiempo un apartamento. Pero los precios desorbitados de la capital eran inasumibles. Ni aun trabajando en el sector de las finanzas y teniendo un sueldo aceptable le salían los números.

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