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Rusia mira al cielo: ¿por qué no paran de llover drones sobre Moscú precisamente ahora?
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El ataque "inevitable" contra el Kremlin

Rusia mira al cielo: ¿por qué no paran de llover drones sobre Moscú precisamente ahora?

Los ataques con drones en Moscú han subido la moral de la población ucraniana y pueden esconder una estrategia militar en una de las fases más importantes de la contraofensiva

Foto: El distrito financiero de Moscú ha sido atacado con drones en varias ocasiones desde el fin de semana. (EFE/Yuri Kochetkov)
El distrito financiero de Moscú ha sido atacado con drones en varias ocasiones desde el fin de semana. (EFE/Yuri Kochetkov)
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Los drones han llegado, de nuevo, al corazón de Rusia. Un edificio del distrito financiero de Moscú ha sido atacado por segunda vez en tres días. Un artefacto explosivo impactó en el piso 21 de uno de los rascacielos que conforman el moderno circuito financiero de Moscow City, que también fue atacado el pasado 29 de julio. "Drones ucranianos nos atacaron esta noche. Las fachadas de dos torres de oficinas de la City resultaron levemente dañadas. No hay víctimas ni heridos", anunció el alcalde de la ciudad, Serguéi Sobyanin. El funcionario añadió que se activaron inmediatamente los sistemas de defensa antiaérea y que varios drones fueron abatidos. Por su parte, el Ministerio de Defensa ruso aseguró que ha repelido un ataque nocturno de tres drones navales ucranianos contra sus buques patrulleros en el mar Negro, uno de los puntos más tensos entre Kiev y Moscú.

Rusia no ha dudado que Ucrania está detrás del ataque, a pesar de que el Gobierno de Kiev no ha confirmado ni desmentido su autoría. Sin embargo, el presidente Volodímir Zelenski dijo que la guerra está llegando a Rusia, a sus centros simbólicos y bases militares. "Y este es un proceso inevitable, natural y absolutamente justo". Las declaraciones del mandatario han marcado un cambio de postura con respecto a los anteriores ataques en el territorio, sobre los que Kiev había mantenido hasta ahora una política basada en el silencio o la ambigüedad. La ofensiva en la capital rusa ha llegado, además, en un momento clave de la contraofensiva ucraniana.

Foto: Vista del edificio dañado tras el ataque de drones ucranianos en el centro financiero de Mosú. (EFE/EPA/Yuri Kochetkov)

Pocas horas después de que el primer dron impactara en Moscú y de las declaraciones de Zelenski, Rusia lanzó un ataque en un edificio residencial y un complejo universitario en la ciudad natal del presidente, Kryvyi Rih. Al menos seis personas murieron y otras 75 resultaron heridas, según las autoridades. Después del ataque de la noche de este martes, se registró un nuevo ataque ruso con drones bomba Shahed de fabricación iraní contra un centro de formación profesional en la ciudad de Járkov.

El Kremlin ha calificado la "lluvia de drones" en Moscú como un acto terrorista, hasta el punto de que Maria Zajárova, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, los comparó con el atentado terrorista del 11 de septiembre en las Torres Gemelas de Nueva York. "Echemos un vistazo a un ejemplo, el 11 de septiembre y las Torres Gemelas. Un recuento de bajas colosal. Pero la metodología es la misma. La ciudad de Moscú es un objeto civil, que alberga no solo oficinas, sino también espacios residenciales, así como espacios de oficinas civiles que no tienen nada que ver con el ejército. Es la misma imagen que vemos repetirse", dijo Zajárova en un programa de televisión.

Foto: Drones sobrevolando a los ciudadanos de Taiwán (EFE Ritchie B. Tongo)

Posteriormente, el secretario de prensa de Vladímir Putin, Dmitry Peskov, respondió que el Gobierno no ve ninguna analogía entre lo ocurrido en Nueva York en 2001 y en Moscú en los últimos días, pero reconoció que existía un peligro y que se están tomando medidas para combatirlo.

La carga simbólica del ataque a Moscú

Ucrania, en este caso, no ha desmentido que pueda estar detrás del ataque, aunque estas acciones militares chocan directamente con la postura de los países occidentales, que no quieren ser vistos como partidarios de una ofensiva en territorio ruso. Estados Unidos, por ejemplo, se ha negado a enviar a Kiev misiles de largo alcance por el temor a que se utilicen más allá de las fronteras de Ucrania. "No vamos a enviar a Ucrania sistemas de cohetes que ataquen a Rusia", dijo el presidente estadounidense, Joe Biden, en septiembre pasado. Por ahora, no ha cambiado de opinión, a diferencia de otros aliados como Reino Unido.

Una parte de los países occidentales que apoyan a Ucrania no ha escondido que atacar a Rusia supondría cruzar una línea roja que, para Kiev, sigue siendo ambigua. Sin dar muchos detalles, Andriy Yusov, portavoz de la inteligencia militar ucraniana, dijo que Moscú debería prepararse para un aumento de la violencia en su territorio. "Hasta que los ocupantes abandonen el territorio ucraniano, hasta que los criminales sean castigados, no hay lugares seguros en el Estado agresor".

Foto: Fotografía facilitada por el Ministerio de Defensa británico. (EFE/EPA/L. Matthews)

El Gobierno de Zelenski ha asegurado que no utilizaría los misiles de largo alcance para atacar Moscú, pero su nueva postura después de los ataques con drones este fin de semana podría aumentar la preocupación de los aliados. "El riesgo que ven es que puede ser que todo vaya bien, pero que se cruce esa línea roja y las cosas se descontrolen muy rápido", opinó Jennifer Kavanagh, investigadora del Carnegie Endowment for International Peace. La escalada podría materializarse con el uso de armas nucleares —una de las amenazas más recurrentes de Vladímir Putin—, con mayores bombardeos sobre ciudades ucranianas o ataques cibernéticos contra los países de la OTAN, continuó Kavanagh para The Atlantic.

El dron que ha impactado sobre Moscú este martes es el sexto que se ha registrado desde el pasado mes de mayo. Cada una de esas ofensivas ha subido la moral del ejército y de la población ucraniana porque demuestran, para muchos, que el país es capaz de hacer frente al enemigo. Este ataque envía también un mensaje al pueblo ruso de que la guerra les está haciendo menos seguros y que tiene un efecto en su vida cotidiana, al contrario de lo que Putin ha dicho en anteriores ocasiones.

Foto: Un cartel de restricciones a los drones en la plaza Roja de Moscú. (EFE/EPA/Maxim Shipenkov)

Los objetivos que se han escogido para estos ataques tienen, además, una gran carga simbólica, porque el distrito financiero de Moscú se ha posicionado como una forma de representar la Rusia moderna. Los altos rascacielos construidos en los años noventa pretendían integrar el país en la economía global pero, después de la anexión de Crimea por parte de Rusia en 2014, se convirtieron en otro símbolo, esta vez del conflicto entre el Kremlin y Occidente. Muchas de las oficinas se quedaron vacías y pasaron a ser las sedes de agencias gubernamentales, como el Ministerio de Desarrollo Digital y el de Economía, que fueron víctimas de los drones enviados presuntamente por Ucrania.

El posible plan para desestabilizar a Rusia

Para Ucrania, aumentar la moral de la población es especialmente importante en la nueva fase de la contraofensiva. Más de un mes después de que las tropas de Kiev hicieran los primeros avances en el frente de Zaporiyia, un grupo de funcionarios occidentales sostuvo que las acciones militares están a punto de dar el "impulso" más importante y que miles de soldados entrenados y equipados por Occidente se han unido a la batalla. Las afirmaciones de los funcionarios llegaron después de que algunos gobiernos occidentales, así como investigadores, reclamaran mayores avances en el territorio. "La guerra no es una película de Hollywood y por eso el contraataque es lento", afirmó, en respuesta, el mandatario ucraniano.

Además de levantar la moral en un momento clave para la guerra de Ucrania, los ataques con drones sobre Moscú también pueden tener una estrategia militar detrás, porque podrían obligar a Rusia a mantener las defensas aéreas en lugares como Moscú, en lugar de desplegarlas en el frente con Ucrania. "La mejor manera de intentar desestabilizar a Rusia es crear problemas de priorización para el alto mando ruso y que no sepan dónde centrar los esfuerzos", explicó Frederick B. Hodges, teniente general retirado y excomandante del Ejército de EEUU, a The New York Times.

Foto: Un soldado ucraniano, en el frente de Zaporiyia, el 21 de junio. (Reuters/Stringer)

La mejor manera de neutralizar esa ventaja es destruir, degradar o interrumpir la sede y la logística, dijo. Los ataques en territorio ruso, específicamente, "crean problemas de priorización para los altos mandos". Además, estos ataques lanzan el mensaje de que las defensas antiaéreas rusas no son tan inquebrantables, como el Kremlin afirmaba. La extensión de Rusia es la explicación más lógica, por las dificultades a la hora de defender un espacio tan grande, sobre todo después de meses de guerra.

Los ataques contra el distrito financiero de Moscú han reafirmado la apuesta de Ucrania por los drones. El Gobierno de Kiev ha aumentado la producción a medida que ha crecido la demanda en el frente, mientras que el grupo Ejército de Drones ha gestionado miles de euros en recaudación de fondos, a través de campañas con las que ha conseguido más de 100 millones de dólares para poder potenciar el arsenal. Los artefactos, además de utilizarse como un arma, también se han convertido en un elemento clave para monitorear territorios como el de Zaporiyia, donde las fuerzas rusas han incrementado sus líneas defensivas rodeadas de campos minados.

Muchos de los vehículos aéreos no tripulados que se utilizan en el marco de la guerra de Ucrania son de fabricación casera, pero, según las informaciones de expertos en inteligencia de código abierto (Osint), uno de los drones que se han estrellado en un edificio de Moscú este martes podría ser el Beaver UJ-22, de alta tecnología. Este modelo tiene una autonomía que ronda los 1.000 kilómetros, lo que permite atacar objetivos de manera segura sin ser descubierto. Son también muy similares a los drones kamikaze de fabricación iraní, utilizados hace una semana en los ataques rusos en el puerto de Odesa.

Mientras una gran parte de la población ucraniana celebra la ofensiva con drones en la capital rusa, este golpe al Kremlin también es un foco de temores por la respuesta del Gobierno de Vladímir Putin. "Estoy de acuerdo con lo que dice Zelenski de que es inevitable que la guerra también llegue hasta Rusia y de que la población también sepa lo que es vivir en ella, como hacen los rusos con nosotros en todos sus ataques a civiles", afirma Yuliia desde la ciudad de Zaporiyia. “Pero también es verdad que cuando vemos un ataque como ese sabemos que algo pasará aquí, y que es cuestión de horas o pocos días que ataquen alguna de nuestras ciudades”, dice a El Confidencial.

La ciudad natal de Zelenski y Járkov fueron atacadas poco después del ataque contra la ciudad financiera de Moscú. No fue el caso de Zaporiyia, pero Yuliia es consciente de que cualquier acción militar en Rusia que se pueda interpretar como una provocación para ellos puede tener consecuencias. "Ahora es por este último ataque, pero vivimos bajo esa amenaza constante. No solo por estar cerca del frente, sino porque estamos también a muy pocos kilómetros de la central nuclear de Zaporiyia y estamos convencidos de que pueden atacarla en cualquier momento y de que pueden utilizar cualquier excusa para hacerlo".

Los drones han llegado, de nuevo, al corazón de Rusia. Un edificio del distrito financiero de Moscú ha sido atacado por segunda vez en tres días. Un artefacto explosivo impactó en el piso 21 de uno de los rascacielos que conforman el moderno circuito financiero de Moscow City, que también fue atacado el pasado 29 de julio. "Drones ucranianos nos atacaron esta noche. Las fachadas de dos torres de oficinas de la City resultaron levemente dañadas. No hay víctimas ni heridos", anunció el alcalde de la ciudad, Serguéi Sobyanin. El funcionario añadió que se activaron inmediatamente los sistemas de defensa antiaérea y que varios drones fueron abatidos. Por su parte, el Ministerio de Defensa ruso aseguró que ha repelido un ataque nocturno de tres drones navales ucranianos contra sus buques patrulleros en el mar Negro, uno de los puntos más tensos entre Kiev y Moscú.

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