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La "traición" turca a Rusia: Putin descubre al Erdogan que todos conocemos en Europa
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Lo que Turquía da, Turquía lo quita

La "traición" turca a Rusia: Putin descubre al Erdogan que todos conocemos en Europa

El presidente turco ha respaldado el eventual acceso de Kiev a la Alianza del Atlántico Norte y permitido el retorno a Ucrania de prisioneros de guerra liberados, desatando la ira de Moscú

Foto: Volodímir Zelenski y Recep Tayyip Erdogan. (EFE/EPA/Murat Cetin Muhurdar)
Volodímir Zelenski y Recep Tayyip Erdogan. (EFE/EPA/Murat Cetin Muhurdar)

La primera visita de Volodímir Zelenski a Turquía había despertado expectativas, pero el resultado del pasado fin de semana sorprendió hasta a los más optimistas. El presidente de Ucrania no solo recibió de su homólogo ruso, Recep Tayyip Erdogan, un respaldo a su eventual acceso a la Alianza del Atlántico Norte —“Sin duda alguna, Ucrania merece ingresar en la OTAN”, aseveró el mandatario turco—, sino que también regresó a su país con un regalo inesperado: cinco prisioneros de guerra ucranianos liberados.

Erdogan permitió a Zelenski el retorno a Ucrania de cinco comandantes del regimiento de Azov capturados por el Ejército ruso tras la batalla de Mariúpol. Como parte de un intercambio de prisioneros de guerra, el Kremlin los había liberado con la condición de que permanecieran en Turquía hasta el fin de la guerra. Sin embargo, todos ellos abordaron el sábado el avión presidencial ucraniano para regresar a sus hogares, una decisión que desató el júbilo en Leópolis, la ciudad más importante del oeste de Ucrania, donde fueron recibidos como héroes. Mientras tanto, Moscú recibía la noticia con furia.

“Traición” ha sido el término más repetido desde entonces en los canales de Telegram rusos dedicados a seguir la invasión rusa de Ucrania. Sergei Markov, ex asesor presidencial de Rusia, describió el retorno de los comandantes como “un insulto a Rusia” en la red social. El propio Kremlin hizo público su profundo malestar con la decisión. “El regreso de los comandantes de Azov de Turquía a Ucrania no es más que una violación directa de los acuerdos existentes”, se quejó el portavoz del presidente Vladímir Putin, Dmitry Peskov, quien agregó que el Gobierno ruso no había sido informado al respecto.

Turquía ha tratado de mantener una relación equidistante entre Rusia y Ucrania desde el inicio de la guerra, ofreciendo la ciudad de Estambul como terreno neutral para las negociaciones entre ambas partes. Desde Occidente, la postura de Ankara se ha interpretado frecuentemente como una de cercanía hacia Putin, pero la realidad es más compleja y llena de matices. De hecho, lo que el Kremlin pudo ver el pasado fin de semana no es más que el rostro de Erdogan al que los países europeos están de sobra acostumbrados.

Foto: El presidente turco, Tayyip Erdogan, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y el primer ministro sueco, Ulf Kristersson. (Reuters/Yves Herman)

La Unión Europea lleva tiempo teniendo que lidiar con el carácter transaccional de las decisiones de política exterior turcas, ya sea a la hora de contener la llegada de refugiados al continente europeo o de bloquear la entrada de nuevos integrantes de la OTAN. Este mismo lunes, horas antes de partir rumbo a la cumbre de la Alianza en Vilna, Erdogan ofreció un discurso televisado en el que vinculaba la ansiada aprobación de la candidatura de Suecia a la Alianza con la adhesión de Ankara a la UE. Horas más tarde, tras recibir señales de apoyo tanto del líder de la OTAN, Jens Stoltenberg, como de Estados Unidos y el propio Gobierno sueco, a su presunto plan de resucitar el proceso de adhesión al bloque comunitario —entre otras concesiones— el líder turco daba su visto bueno a la incorporación de Estocolmo en la OTAN. Quid pro quo. Tres palabras que acompañan a cualquier acuerdo que busque incluir a Ankara, sea con Bruselas o con Moscú.

Como recordaba este lunes Thomas Jäger, profesor de la Universidad de Colonia, los intereses geopolíticos rusos en Ucrania están en directa confrontación con los turcos. "Rusia quiere unir el mar de Azov y el mar Negro en un gran mar Ruso. El puente de Kerch [que une la península de Crimea con la Rusia continental] es un símbolo de esto. Tanto Turquía como Ucrania quieren evitarlo, lo que implica un interés geopolítico común muy importante y una base para la cooperación" entre Ankara y Kiev, explicaba el experto en Twitter.

Foto: Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, junto al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski. (EFE)

Turquía tiene mucho que perder en caso de una victoria total de Rusia sobre Ucrania. Por el contrario, tiene mucho que ganar al posicionarse como un aliado diplomático de Moscú y Kiev al mismo tiempo. En el pasado, Ankara ya ha proporcionado al Ejército ucraniano drones de combate Bayraktar TB-2 y algunas bombas de racimo —cuya entrega por parte de Estados Unidos está desatando ahora un fuerte debate entre las potencias occidentales— que datan de la Guerra Fría. Paralelamente, ha apoyado económicamente al Gobierno de Putin, aumentando su adquisición de gas y petróleo procedente del país euroasiático y ayudándolo a esquivar algunas sanciones occidentales.

En este delicado juego de equilibrismo, cuánto da Erdogan a cada bando depende de cuánto pueda obtener a cambio. Múltiples analistas han señalado que el posicionamiento del presidente turco a favor del acceso de Ucrania a la OTAN y la liberación de los comandantes responde a su necesidad de ofrecer una buena imagen de cara a la Alianza, a quien apenas acaba de ofrecer su compromiso para que Suecia acceda. Por otra parte, también sirve para mandar un mensaje claro a Moscú, justo cuando se cumplen 500 días desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania. “Si Rusia quiere algo de mí, tiene que darme algo más”, resume el profesor Jäger.

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Pese a la furiosa reacción rusa, Moscú y Ankara han superado momentos mucho peores en el pasado. En 2015, las relaciones entre las dos naciones estuvieron al borde de la ruptura después de que Turquía derribara un avión ruso que, aseguraba, había violado su espacio aéreo cerca de la frontera con Siria. Sin embargo, tras apenas un año de tensión, Erdogan se disculpó y se mostró dispuesto a restablecer los lazos con el Kremlin. Un mes después, Rusia ofrecía ayuda al presidente turco tras un fallido intento de golpe de Estado en su contra y ambos Estados volvían a convertirse en importantes aliados diplomáticos.

Foto: Un carguero con grano ucraniano, en el estrecho del Bósforo. (EFE/Erdem Sahin)

Este lunes, con los ánimos ya más calmados, Rusia ofrecía múltiples señales de que su relación con Turquía no se vería afectada por el retorno de los comandantes de Azov a Ucrania, a pesar de que ni Erdogan ni Zelenski han ofrecido explicaciones públicas al respecto. “Tenemos la intención de continuar nuestras relaciones con la República de Turquía. Son verdaderamente versátiles. Y continuaremos la cooperación económica y comercial de beneficio mutuo”, manifestó Peskov durante una rueda de prensa. El ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Lavrov, también mantuvo conversaciones con su homólogo turco, Hakan Fidan. “Los ministros reafirmaron la necesidad de preservar y fortalecer los lazos basados en la confianza entre Moscú y Ankara”, señaló el ministerio.

Sin embargo, todavía queda por ver el impacto que tendrá este roce en la Iniciativa de Granos del mar Negro, el acuerdo entre Rusia y Ucrania auspiciado por Turquía y las Naciones Unidas que permite la exportación de cereales ucranianos a través de rutas marinas controladas por Moscú. El tratado cumple un año este 18 de julio tras varias prórrogas y, una vez más, no existen garantías de que Putin esté dispuesto a mantener con vida una de las pocas arterias económicas que le quedan al Ejecutivo de Zelenski. Especialmente cuando los cantos de sirena de Erdogan que han ayudado a mantener al Kremlin en la mesa de negociaciones pueden haber perdido encanto para los oídos rusos. El quid pro quo, al fin y al cabo, va en dos direcciones.

La primera visita de Volodímir Zelenski a Turquía había despertado expectativas, pero el resultado del pasado fin de semana sorprendió hasta a los más optimistas. El presidente de Ucrania no solo recibió de su homólogo ruso, Recep Tayyip Erdogan, un respaldo a su eventual acceso a la Alianza del Atlántico Norte —“Sin duda alguna, Ucrania merece ingresar en la OTAN”, aseveró el mandatario turco—, sino que también regresó a su país con un regalo inesperado: cinco prisioneros de guerra ucranianos liberados.

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