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El mensaje de Sánchez a favor de las protestas en Israel, una rareza para complacer... ¿a quién?
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Ante 200.000 manifestantes

El mensaje de Sánchez a favor de las protestas en Israel, una rareza para complacer... ¿a quién?

El mensaje de Sánchez fue sencillo, de apoyo de los socialistas a los israelíes en su lucha por la democracia, que es algo que no se puede dar por sentado

Foto: El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, en una imagen de archivo. (EFE/Jesús Diges)
El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, en una imagen de archivo. (EFE/Jesús Diges)

Cuando en la gran pantalla apareció el presidente español y secretario general de la Internacional Socialista, Pedro Sánchez, en la calle Kaplan de Tel Aviv este sábado por la noche frente a unos 200.000 manifestantes, la bióloga Liraz Shalev era uno de ellos. Asidua a las protestas en contra de la modificación judicial del Gobierno de Benjamin Netanyahu desde que comenzaron hace 17 semanas, a las que asiste con sus dos gemelos de nueve meses, escuchó a Sánchez sin saber quién era, mientras atendía a uno de los bebés, el otro dormía en medio del barullo.

“Qué discurso más corto, ¿no?”, fue lo primero que dijo. Después también señaló con aprobación su aspecto: “Cómo se nota que es europeo”.

Además de los 30 segundos de Sánchez, también se dirigieron al público el expresidente del Tribunal Supremo Yoram Danzinger y el premio nobel de química Aaron Ciechanover, explicando cómo la modificación legislativa en el nombramiento de los jueces mermará los controles al Gobierno porque el propio Gobierno los nombra, el primero, y como la ciencia empieza a sufrir cuando hay falta de libertad y como los científicos están ya abandonando el país, el segundo.

El mensaje de Sánchez fue sencillo, de apoyo de los socialistas a los israelíes en su lucha por la democracia, que es algo que no se puede dar por sentado. Y ya. Pero caló hondo en los presentes.

Aislados del mundo

Con pancartas en las que los manifestantes israelíes despliegan creatividad, en muchas ocasiones creatividad familiar, porque las protestas están llenas de padres, hijos, abuelos, y se han convertido en una cita fija de los jueves y los sábados por la tarde a donde van con sus banderas de Israel y sus pancartas collage; muchas dicen cosas como “el mundo os mira”, “los ojos del mundo están sobre vosotros”, “la historia os está observando”, y así. Aludiendo a los políticos de la coalición del primer ministro Benjamin Netanyahu.

“Tal vez sea solo un deseo profundo de que el mundo esté atento a lo que pasa aquí”, dijo a este diario Tomer Cohen, manifestante que en las últimas semanas protesta con una pancarta con un gran ojo. “Creo que es un fenómeno muy israelí sentir que estamos alejados del mundo, siempre queremos estar a la vanguardia de todo, como si eso nos colocase en Europa, como que queremos ser parte de las naciones civilizadas, pero es difícil siendo un país ocupante, nos queremos vestir como los europeos, pero no nos sale bien, y ahora el colmo de los colmos, tenemos un Gobierno populista que nos está arrastrando hacia una dictadura”.

Foto: Una pancarta, con Netanyahu en el centro, durante una protesta contra la reforma judicial del Gobierno, en Jerusalén. (Getty/Amir Levy)

“Pero, si líderes como Sánchez nos brindan palabras de aliento, eso no cae en saco roto”, agregó. “A mí me anima y a Netanyahu le jode, y, tal vez, le haga recular y no sacarnos definitivamente del mundo civilizado”.

El mensaje de Sánchez fue muy bienvenido por las manifestantes in situ, y muchos de los que no estaban en las calles esa noche, por haberse ido ya del país o cualquier otro motivo menos radical, también supieron de su intervención porque recibieron el vídeo por WhatsApp.

Sánchez no está solo en su muestra de apoyo, pero casi. El presidente estadounidense, Joe Biden, tomó distancia de Israel al comienzo de la saga de votaciones en la Knéset (Parlamento israelí) y primeras manifestaciones en contra del paquete legislativo. Al ser preguntado por periodistas sobre ello, Biden contestó que el Gobierno de Netanyahu "no puede continuar por este camino" sin una negociación. También respondió que no había planes inmediatos de invitar al mandatario israelí a la Casa Blanca.

Foto: El príncipe saudí Mohammed bin Salmán recibió al presidente estadounidense, Joe Biden, el pasado 15 de julio. (EFE/Bandar Aljaloud)

Netanyahu respondió con una declaración oficial en la que expresaba su agradecimiento por los años de apoyo de Biden a Israel y prometiendo buscar un "amplio consenso" sobre el programa legal. Pero también dijo que “Israel es un país soberano que toma sus decisiones por la voluntad de su pueblo y no con base en presiones del exterior, incluso de los mejores amigos”.

Miembros de su coalición reaccionaron con el estilo que han traído a la política israelí: “(Israel) no es una estrella más en la bandera estadounidense”, dijo el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, líder del partido ultranacionalista Poder Judío. “Espero que el presidente de EEUU pueda entender este punto”.

El primer líder europeo en decir algo sobre la deriva israelí fue el presidente francés Emmanuel Macron. Eludiendo el tema en sus declaraciones públicas después de reunirse a fines de enero con Netanyahu, la oficina de Macron filtró al diario Le Monde poco después que el mandatario francés advirtió a Netanyahu sobre las implicaciones de tal plan.

Foto: El ex primer ministro israelí y líder del partido Likud, Benjamin Netanyahu (d), y su esposa Sara. (EFE/EPA/Abir Sultan)

Por eso los 30 segundos de Sánchez han causado revuelo, porque son como una carta de amor y no un “dile a tu primo que le diga que me gusta” para los opositores a la modificación institucional.

“Espero que no sean solo palabras”, dijo Liraz Shalev. “Espero que esto se convierta en alguna acción manifestada en las relaciones bilaterales entre Israel y España. Que Sánchez no reciba a Netanyahu, que le dé una lección de democracia en una rueda de prensa… ¡Algo!”.

Injerencia extranjera

La prensa israelí se centró más en las críticas a Sánchez que en su mensaje. Es decir, la noticia era más la reacción del ministro de Exteriores, Eli Cohen, quien tuiteó: “Para los opositores a la reforma, no hay límites, incluido el intento de dañar el estatus internacional. Ninguna entidad extranjera decidirá por el público en Israel, y estoy seguro de que Sánchez no tiene esa intención. Como alguien que apoya la reforma, no tengo ninguna duda de que fortalecerá la democracia y equilibrará los poderes del Estado”.

El diputado del partido de la coalición Sionismo Religioso Simcha Rothman, quien preside el Comité de Constitución, Ley y Justicia de la Knéset encabeza la modificación legislativa junto con el ministro de Justicia, Yariv Levin, criticó a Sánchez por sus propias propuestas judiciales, que fueron anuladas por el Tribunal Constitucional español el pasado diciembre.

“Hace solo unos meses intentó reducir la mayoría de parlamentarios necesarios para nombrar jueces de tres quintos a una mayoría simple, y fue bloqueado por el Tribunal Constitucional de España”, tuiteó Rothman el sábado.

El fastidio ante la sospechada injerencia de poderes exteriores es una relación especular en algunos (varios) políticos israelíes de la derecha del espectro político y la prensa extranjera, a la que no quieren dar declaraciones sobre asuntos internos. Declinó hablar con este medio la disidente del Likud Limor Livnat, diciendo que no daba entrevistas a la prensa extranjera, y la actual ministra de Información, Galit Distel, quien evitó responder a nuestras preguntas.

Cuando en la gran pantalla apareció el presidente español y secretario general de la Internacional Socialista, Pedro Sánchez, en la calle Kaplan de Tel Aviv este sábado por la noche frente a unos 200.000 manifestantes, la bióloga Liraz Shalev era uno de ellos. Asidua a las protestas en contra de la modificación judicial del Gobierno de Benjamin Netanyahu desde que comenzaron hace 17 semanas, a las que asiste con sus dos gemelos de nueve meses, escuchó a Sánchez sin saber quién era, mientras atendía a uno de los bebés, el otro dormía en medio del barullo.

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