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Sánchez, presidente de la Internacional Socialista: una palanca más para el salto a una carrera internacional
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EL FUTURO DE SÁNCHEZ

Sánchez, presidente de la Internacional Socialista: una palanca más para el salto a una carrera internacional

El presidente del Gobierno tratará de reunificar a la familia socialista, dividida desde 2011, y afianzar la relación con los partidos de izquierda que ostentan el poder en América Latina

Foto: Pedro Sánchez tras ser elegido presidente de la Internacional Socialista. (EFE/Chema Moya)
Pedro Sánchez tras ser elegido presidente de la Internacional Socialista. (EFE/Chema Moya)
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Pedro Sánchez asumió el pasado viernes la presidencia de la Internacional Socialista (IS), una organización aletargada y debilitada que pretende revitalizar y que, a largo plazo, aprovechará probablemente como un trampolín, uno más, para iniciar una carrera internacional cuando deje la política española.

Su ambición a los 50 años recuerda bastante a la del portugués António Guterres, que también compaginó la jefatura del Gobierno de su país con la de la presidencia de la IS (1999-2005). De ahí, a los 56 años, dio el salto al cargo de Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados para, finalmente, ser elegido secretario general de la ONU en 2017.

Foto: Pedro Sánchez, durante su discurso de clausura del Congreso de la Internacional Socialista en Madrid. (EFE/Chema Moya)

A finales de octubre, cuando se cerró el plazo para la presentación de candidaturas, Pedro Sánchez era el único aspirante a encabezar la IS de la que forman parte 132 partidos socialistas o socialdemócratas y de la que él era ya vicepresidente. Anunció su intención un mes antes, en la reunión del presídium socialista en Nueva York.

El XXII Congreso de la IS, que se celebró, de viernes a domingo, en el recinto ferial de Ifema en Madrid, designó este viernes por aclamación a Sánchez como presidente y a la ghanesa Benedicta Lasi como secretaria general, aunque ambos solo fueron proclamados formalmente el domingo. Sánchez, que sustituye al ex primer ministro griego Yorgos Papandreu, es el primer español que encabeza la organización fundada en 1951, pero en declive desde 1992, cuando el excanciller alemán Willy Brandt dejó de encabezarla. Su mandato es de cuatro años.

La candidatura de Sánchez, anunciada hace dos meses, suscitó tales apoyos entre sus correligionarios que probablemente disuadió la presentación al puesto de otros socialistas. El primer ministro portugués, António Costa, fue de los primeros en brindarle su respaldo. “La IS necesita renovar su dirección y la personalidad de Pedro Sánchez le dará un nuevo soplo”, afirmó después el buró político de los socialistas marroquíes (USFP).

placeholder Pedro Sánchez durante la clausura del XXVI Congreso de la Internacional Socialista. (EFE/Chema Moya)
Pedro Sánchez durante la clausura del XXVI Congreso de la Internacional Socialista. (EFE/Chema Moya)

“La candidatura de un dirigente de primer plano de nuestra familia política, que desarrolla políticas que honran al socialismo, respetado y escuchado en todo el mundo, crea una nueva situación política que debemos aprovechar”, recalcó a mediados de mes, en un comunicado, la dirección del Partido Socialista francés. Anunció a continuación su regreso en Madrid a la IS de la que los franceses se separaron en 2011 siguiendo la estela del SPD, los socialdemócratas alemanes y de los suecos (SAP).

El SPD fundó ese año la Alianza Progresista porque, explicó entonces Sigmar Gabriel, que presidía el partido, rehusaba “sentarse en la mesa con criminales”. Se refería a formaciones políticas como el Reagrupamiento Constitucional Democrático, del dictador tunecino Ben Ali, y al Partido Democrático Nacional, del dictador egipcio Hosni Mubarak. Ambos fueron expulsados en 2011 y ocho años después le llegó el turno al nicaragüense Frente Sandinista de Liberación Nacional.

Aún quedan en la IS partidos poco democráticos o cuyo comportamiento ayuda a blanquear a regímenes autoritarios

Aún quedan en la IS partidos poco democráticos o cuyo comportamiento ayuda a blanquear a regímenes autoritarios. Khaoula Lachgar, hija de Driss Lachgar, el líder de los socialistas marroquíes, fue designada el pasado fin de semana, a propuesta de su padre, vicepresidenta de la IS. En ningún momento los socialistas marroquíes han levantado la voz cuando defensores de derechos humanos o periodistas han sido encarcelados en su país.

“¡Hemos vuelto y estamos más vivos que nunca, somos más necesarios que nunca!”, proclamó Sánchez en su primer discurso, el viernes, intentando infundir ánimo a los congresistas, ante los que también hizo un balance harto positivo de su etapa al frente del Gobierno español. “Estamos convocados en este congreso para reivindicar la socialdemocracia y vigorizarla”, añadió anunciando sus intenciones.

La primera tarea que Sánchez quiere acometer es reagrupar de nuevo a todos los socialistas, empezando por el SPD, en la organización que él preside. Su segunda prioridad es ahondar la relación con los partidos de izquierdas latinoamericanos, no siempre socialistas, que están en auge y gobiernan en Brasil, Colombia, Chile, etcétera. “Se abre una oportunidad para trabajar más estrechamente con las fuerzas progresistas de América Latina”, escribía este mes en El Socialista Hana Jalloul, secretaria de política internacional del PSOE.

Foto: El presidente de Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. (EFE/Chema Moya)

Pero, más allá del deseo de sacar de su letargo a la IS, la presidencia de Sánchez le brindará la posibilidad de ampliar aún más su red de contactos, sobre todo en países emergentes, como lo hizo António Guterres en su día, para lanzarse a una carrera internacional. Entre diplomáticos europeos acreditados en Madrid se sospecha que algunos gestos en la política exterior de España van a servirle de palanca para dar ese salto.

A diferencia de sus dos predecesores, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy, que no hablaban idiomas, a Sánchez le gusta la política exterior y, por eso, no ha parado de viajar, incluso a países como Kenia, Sudáfrica o Corea del Sur que los jefes de Gobierno español no solían frecuentar. Alardea de tratarse de tú a tú con los líderes de Occidente y por eso la Moncloa distribuyó, el 16 de noviembre, una foto en la que se le veía, en la cumbre del G20 en Bali (Indonesia), departiendo en un corrillo con los presidentes de EEUU y Francia, y los primeros ministros de Alemania y del Reino Unido.

placeholder Sánchez, junto a Biden, Scholz, Sunak y Macron. (Cedida)
Sánchez, junto a Biden, Scholz, Sunak y Macron. (Cedida)

Pero es, sobre todo, en el ámbito europeo y atlántico donde ha marcado sus principales tantos. Tuvo un papel decisivo en 2020 en la gestación de los fondos europeos de recuperación, que sirven para mitigar el impacto de la crisis provocada por el covid-19. Fue, en junio pasado, el anfitrión en Madrid de una cumbre exitosa e histórica de la OTAN. La cita atlántica fue precedida de una entrevista con el presidente de EEUU, Joe Biden, en la que Sánchez dio su aprobación al despliegue en la base de Rota (Cádiz) de dos destructores, que se añadirán a otros dos ya allí atracados, para reforzar el escudo antimisiles. España es “un aliado indispensable”, declaró entonces Biden.

Los ejércitos españoles participan en todas las misiones de la OTAN, excepto en Kosovo, con más de 1.600 hombres, pero, aun así, a España se le formulaba un reproche desde la Casa Blanca: su escaso gasto de defensa. Figura en el penúltimo lugar entre países aliados, alejado del compromiso alcanzado en la OTAN de dedicar a esa partida el 2% del PIB. El Gobierno español empieza a subsanarlo en los presupuestos de 2023 con un aumento del 26% hasta alcanzar los 12.825 millones de euros adjudicados al Ministerio de Defensa. A esa cantidad hay que añadir la financiación de programas de armamento que corre a cargo del Ministerio de Industria.

Foto: Sánchez recibe en Moncloa al fiscal general del Estado. (EFE/Fernando Calvo) Opinión
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La presidencia española de la Unión Europea, en el segundo semestre de 2023, le permitirá a Sánchez seguir acumulando credenciales para hacerse valer más allá de las fronteras de España. Tiene la intención de colmar uno de sus déficits en política exterior, el de América Latina. Es un continente al que ha viajado mucho, pero sin ahondar la relación con acuerdos substanciales.

En ese segundo semestre español se celebrará una cumbre entre los jefes de Estado y de Gobierno europeos, y los de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños. Sánchez y su ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, aspiran, además, a llenar esa cumbre, la primera desde hace siete años, de contenido. Anhelan que se pueda firmar en ella un acuerdo de asociación entre la UE y Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) que abarcaría al 91% del comercio entre ambas regiones. Por razones medioambientales, sanitarias y agrícolas, Francia, y algún otro Estado miembro menor, se resisten a darle su visto bueno.

El único fracaso de la Moncloa en política exterior, y no de la diplomacia española que fue mantenida al margen, es el Magreb. La reconciliación con Marruecos en marzo ha desatado una grave crisis con Argelia que dejó vacante su Embajada en Madrid y, en la práctica, veta el comercio con España, excepto las exportaciones de gas. A cambio de abandonar su neutralidad en el conflicto del Sáhara Occidental, la Moncloa solo ha logrado, por ahora, que Rabat haga un mayor esfuerzo desde la primavera para contener la inmigración irregular, sobre todo en Canarias. Albares lo resalta en cada una de sus intervenciones, lo que equivale a reconocer que antes Marruecos presionaba con la inmigración a su vecino septentrional.

El cargo que más se menciona es el de secretario general de la OTAN

Ese “respeto” del que goza, como escriben los socialistas franceses, Sánchez quiere plasmarlo en algún cargo internacional relevante cuando deje la política española. Reanudaría así, a otro nivel, una carrera internacional que empezó en los 90 como asesor en el grupo socialista del Parlamento Europeo y acabó en 1999, en Sarajevo, donde ejerció de jefe de gabinete de Carlos Westendorp, alto representante de Naciones Unidas para Bosnia-Herzegovina.

En los mentideros diplomáticos madrileños, el cargo que más se menciona es el de secretario general de la OTAN, pero las fechas no le vienen bien para postularse. El actual secretario, el noruego Jens Stoltenberg, concluye su mandato, en principio, en septiembre, en plena presidencia española y unos meses antes de las elecciones generales en España. Si, a causa de la guerra en Ucrania, obtuviese una nueva prórroga de su mandato hasta 2024, el momento sería más oportuno para Sánchez.

La presidencia del Consejo Europeo necesitaría de un hipotético apoyo de Feijóo

La presidencia del Consejo Europeo, que ostenta el ex primer ministro belga Charles Michel, debe renovarse a finales de 2024. Las fechas le vienen mejor a Sánchez, pero, si para entonces ya no preside el Gobierno, necesitará que su sucesor en la Moncloa le apoye para ser nombrado. ¿Estaría dispuesto a hacerlo el popular Alberto Núñez Feijóo? Diplomáticos del ámbito del PSOE recuerdan que Rodríguez Zapatero sí respaldó en 2004 al exvicepresidente Rodrigo Rato para que fuese director gerente del Fondo Monetario Internacional.

Hay otros puestos sobresalientes que son inalcanzables para Pedro Sánchez. El mandato de Ursula von der Leyen como presidenta de la Comisión Europea también expira a finales de 2024, pero en Bruselas se rumorea con insistencia que desea seguir en el cargo otros cinco años. Sánchez, en todo caso, no podrá repetir la jugada del portugués António Guterres porque este no dejará la secretaría general de la ONU hasta 2026. Será imposible entonces que el Consejo de Seguridad vuelva a proponer para el cargo a otro europeo del sur y socialista.

Pedro Sánchez asumió el pasado viernes la presidencia de la Internacional Socialista (IS), una organización aletargada y debilitada que pretende revitalizar y que, a largo plazo, aprovechará probablemente como un trampolín, uno más, para iniciar una carrera internacional cuando deje la política española.

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