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Rusia estrena el año admitiendo el peor golpe de Ucrania: 63 soldados en un solo ataque
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'Un gran golpe'

Rusia estrena el año admitiendo el peor golpe de Ucrania: 63 soldados en un solo ataque

El Ministerio de Defensa ruso ha admitido la muerte de 63 soldados tras un ataque con misiles HIMARS en Donestsk, mientras que Kiev cifra el número de bajas en más de 400

Foto: Soldados ucranianos preparan un ataque en Donetsk, el 1 de enero de 2023. Anna Kudriavtseva / REUTERS
Soldados ucranianos preparan un ataque en Donetsk, el 1 de enero de 2023. Anna Kudriavtseva / REUTERS

Las fuerzas rusas han estrenado el año con uno de los ataques más letales de Ucrania. El Ministerio de Defensa ruso ha confirmado este lunes que 63 militares murieron en un ataque con artillería HIMARS en la ciudad de Makiivka, a las afueras de Donetsk. "Se brindará toda la asistencia y el apoyo necesarios a los familiares y seres queridos de los militares fallecidos", anunciaron las autoridades. El Estado Mayor de Ucrania ha elevado los fallecidos a 400, aunque esta cifra no ha podido ser confirmada.

Aunque solo tengamos en cuenta el número oficial de Rusia, el ataque es uno de los más mortíferos contra las fuerzas rusas desde el inicio de la invasión. Daniil Bezsonov, uno de los portavoces del Kremlin en Donetsk, lo ha calificado como "un gran golpe", uno más después de las últimas derrotas de las fuerzas rusas en el frente.

Foto: Un tanque destruido en el pueblo de Kam'yanka, cerca de Izium, región de Járkov, Ucrania. (EFE/EPA/Sergiy Kozlov)

La Escuela número 19 de Makiivka fue el foco de los misiles HIMARS en la madrugada de la noche de Año Nuevo y fue completamente destruida porque el edificio era utilizado por los rusos como almacén de munición. Con el impacto de los misiles, detonó también la munición rusa. Muchos de los soldados "permanecen bajo los escombros", según escribió en Telegram Igor Girkin, exoficial del Servicio Federal de Seguridad (FSB), quien cifra el número de bajas en cerca de 200.

El ataque ha sido otro motivo más para alentar las críticas de los blogueros rusos, que se han convertido en una de las voces más importantes por su seguimiento de la guerra en medio de la censura rusa a los medios de comunicación. Los analistas, que ponen en duda algunas de las estrategias del Kremlin en el frente, han llegado a tildar de "ineptos" a los altos mandos. En este caso específico, apuntan que el ataque fue causado por el uso de teléfonos móviles por parte de los soldados, lo que permitió a las fuerzas ucranianas a identificar la ubicación de la escuela y almacén de artillería.

Una gran parte de los soldados que se encontraban en este centro serían los últimos enviados a Ucrania en el marco de la movilización parcial de Vladímir Putin. "Preliminarmente, el motivo del golpe de HIMARS fue el uso activo de teléfonos celulares por parte de los militares recién llegados", informaron los medios estatales rusos. Esta postura habría provocado el malestar de las tropas rusas, porque consideran que el Kremlin está culpando a los soldados del ataque por no desconectar sus móviles. "Estaban llamando a sus familias por Año Nuevo", detalla el experto OSINT Uri en su cuenta de Twitter.

Además del uso de teléfonos, los analistas también han criticado que se sigan cometiendo errores estratégicos en el frente de Ucrania, como aglutinar en un mismo edificio a cientos de soldados (400, según las autoridades ucranianas). "¿A quién se le ocurrió la idea de colocar personal en gran número en un edificio, donde incluso un tonto entiende que si golpean con artillería, habrá muchos heridos o muertos?", escribió el bloguero militar Arcángel Spetznaz Z. Por su parte, el portavoz del Kremlin Daniil Bezsonov afirmó que los que estuvieron detrás de la decisión de utilizar esta instalación deberían ser castigados. "El Donbás tiene suficientes objetos con una infraestructura sólida donde se puede alojar al personal del Ejército".

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Los bombardeos en la escuela de Makiivka fueron provocados por misiles HIMARS, el sistema de cohetes guiados suministrado por Estados Unidos. El arma se ha convertido en una de las herramientas más poderosas de la contraofensiva ucraniana y en uno de los mayores dolores de cabeza de las fuerzas rusas. El radio de acción, de 80 kilómetros, ha permitido atacar centros de mando y depósitos logísticos rusos, lo que ha afectado a la capacidad de reabastecimiento. Los HIMARS permiten destruir edificios en cuestión de segundos porque son muy rápidos de configurar y de utilizar. Además, después del ataque pueden ser rápidamente recogidos para evitar que sean objetivo de un contraataque del enemigo.

El ataque en la madrugada de Año Nuevo ha sido el primero que reconoce Rusia, a pesar de que las autoridades ucranianas han informado de varias ofensivas contra las fuerzas rusas desde el inicio de la invasión. El Kremlin nunca se había pronunciado sobre ninguna de ellas. Mientras Mariivka era víctima del bombardeo, Kiev despedía el año con un ataque a gran escala de misiles y drones bomba. Las explosiones se repitieron en la capital ucraniana hasta altas horas de la madrugada y la tarde de este lunes, en las que fueron atacadas instalaciones de infraestructura energética, una de las armas de guerra de Rusia contra la población en medio del frío invierno.

Las fuerzas rusas han estrenado el año con uno de los ataques más letales de Ucrania. El Ministerio de Defensa ruso ha confirmado este lunes que 63 militares murieron en un ataque con artillería HIMARS en la ciudad de Makiivka, a las afueras de Donetsk. "Se brindará toda la asistencia y el apoyo necesarios a los familiares y seres queridos de los militares fallecidos", anunciaron las autoridades. El Estado Mayor de Ucrania ha elevado los fallecidos a 400, aunque esta cifra no ha podido ser confirmada.

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