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El magnate de las mil denuncias: ¿puede alguna sentencia hacer mella en Trump?
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El magnate de las mil denuncias: ¿puede alguna sentencia hacer mella en Trump?

La primera sentencia contra la Organización Trump por fraude fiscal y otros procesos judiciales. ¿Existe alguna posibilidad de acabar con su carrera hacia la presidencia de EEUU?

Foto: Donald Trump sale de la torre de su organización. (Reuters/David 'Dee' Delgado)
Donald Trump sale de la torre de su organización. (Reuters/David 'Dee' Delgado)

Desde que Donald Trump dio el salto a la fama hace más de cuarenta años, su vistosa carrera, en política y fuera de ella, ha estado jalonada por el pleito y el escándalo. El conflicto es parte inherente a su persona. Un reflejo de su energía y de su manera carnívora de ver el mundo. Por eso, la culpabilidad de la Organización Trump, el negocio familiar del expresidente, por 17 cargos de fraude fiscal y financiero, es solo una muesca más en sus larguísimos antecedentes judiciales. El problema no es el veredicto en sí (que acarreará una multa relativamente escasa), sino el contexto en el que se produce. Una época de fracasos y desgaste para quien hace menos de un mes anunciaba una nueva candidatura presidencial de cara a 2024.

"La ciudad de Nueva York es un lugar difícil para ser Trump, al tiempo que los negocios y la gente escapa de la que una vez fuera la Gran Ciudad", respondió el republicano en un comunicado al conocer el veredicto. En un mensaje escrito en la red social conservadora Truth Social, Trump reiteró que sigue siendo la víctima de (en mayúsculas) "la mayor caza de brujas de todos los tiempos".

Foto: El expresidente de Estados Unidos Donald Trump. (Reuters/Jonathan Drake)

El expresidente no ha sido implicado en este proceso que juzgaba las dotaciones a ejecutivos ilegalmente exentas de impuestos, entre los que se encontraban regalos o el pago de matrículas de colegios privados para los familiares, a pesar de que los fiscales argumentaban que Trump estaba al tanto de todo. El principal acusado, el ex responsable financiero de la empresa, Allen Weisselberg, no incriminó a su antiguo jefe. Weisselberg será seguramente condenado a cinco meses de prisión, de los que cumplirá menos, y la empresa deberá pagar en torno a 1,6 millones de dólares. Una cantidad considerada anecdótica, dados sus abundantes ingresos. La Organización Trump ha declarado que apelará la decisión ante los tribunales.

Si todo se redujera a eso, el republicano podría respirar tranquilo y dedicarse a hacer campaña. Pero hay otros procesos abiertos contra él. La investigación parlamentaria del asalto al Capitolio, aparentemente incitada por él mismo el 6 de enero de 2021, continúa cercando a su entorno. El Comité judicial del Congreso que lleva las pesquisas pedirá al Departamento de Justicia que impute a las personas implicadas. Una de las cuales podría ser el propio Donald Trump.

Foto: Donald Trump. (Reuters/Jonathan Ernst)

El Departamento de Justicia, además, lleva su propio proceso. Casi al mismo tiempo que conocíamos el veredicto respecto a la Organización Trump, el Gobierno mandaba citaciones a cargos electorales de cuatro de los estados donde el expresidente y sus allegados presuntamente habían intentado ejercer presión para invalidar el resultado legítimo de los comicios: Arizona, Wisconsin, Pensilvania y Michigan. Las citaciones buscan los diálogos mantenidos entre Trump o sus empleados y estos cargos oficiales. La investigación policial más amplia de la historia de EEUU acaba de ser puesta en manos de un consejero especial, Jack Smith.

Pero el caso potencialmente más peliagudo para Trump es el que tiene que ver con su manejo de documentos oficiales, entre ellos de alto secreto, una vez dejó el Despacho Oval. En agosto, el FBI efectuó una redada en la mansión Mar-a-Lago de Florida, residencia de Trump, incautando 11.000 documentos oficiales. El expresidente podría ser acusado de quebrantar la Ley de Espionaje y también de obstrucción a la justicia. Aparentemente, no tenía permiso para llevarse los documentos a su residencia privada y habría tratado de dificultar su recuperación.

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Todos estos procesos pueden estar estrechamente relacionados con el hecho de que Trump anunciase campaña para 2024. No es igual que el Departamento de Justicia impute a un señor jubilado que a un líder opositor. La candidatura a la presidencia no blinda legalmente a Donald Trump, pero le ofrece los pinceles retóricos para retratarse como víctima de una supuesta caza de brujas lanzada por Joe Biden.

El problema es que, para usar eficazmente estos pinceles retóricos, Trump primero tiene que remontar el vuelo y salir del bache en el que parece estar metido. A pesar de que los republicanos recuperaron el control de la Cámara de Representantes, el partido obtuvo unos resultados muy decepcionantes en las recientes elecciones de medio término. Y dado que la mayoría de los candidatos afines al magnate, aquellos que diseminaban el bulo del supuesto fraude electoral en 2020, perdieron sus respectivas carreras estatales, el dedo acusatorio de parte del Partido Republicano se ha posado en el expresidente. No era el momento de presentar candidatos conspirativos y radicales, sino de equilibrarse un poco y volver a apuntar hacia el centro del tablero político.

Foto: Póster promocional de 'Solo en casa 2'. (Disney)

A la luz de la historia electoral, los resultados de las elecciones legislativas fueron un auténtico fracaso para los conservadores. La victoria el pasado martes del senador demócrata Raphael Warnock en la segunda ronda de los comicios de Georgia empeoraron aún más el balance. Las legislativas de este año fueron las primeras desde 1934 en las que el partido en el poder ha conservado todos los escaños que tenía en el Senado, sumando uno, lo cual permitirá a los demócratas, por cierto, mandar citaciones y seguir adelante con parte de las pesquisas contra el expresidente Trump.

Su marca política también se está desgastando por otros ángulos. Al mismo tiempo que muchos de los candidatos bautizados por él, como Herschel Walker en Georgia, Kari Lake en Arizona o Mehmet Oz en Pensilvania, perdieron sus respectivas elecciones, un republicano que tocó el cielo con una victoria de casi 20 puntos de margen fue Ron DeSantis, gobernador de Florida y principal rival de Donald Trump para las presidenciales de 2024. Desde las elecciones de mitad de ciclo, DeSantis ha pasado de ser un segundón a presumir de favorito en distintas encuestas.

Foto: Elon Musk. (Reuters/Mike Blake)

La visible debilidad de Trump podría estimular el apetito político de otros republicanos. El gobernador de Virginia, Glenn Youngkin, también está en el radar de los observadores. El año pasado fue el primer conservador en ganar en Virginia en más de una década y podría intentar hacer valer, a nivel nacional, una marca híbrida parecida a la de DeSantis; mitad guerrero cultural, mitad sobrio gestor. Otros nombres que huelen a primarias son los de Larry Hogan, exgobernador de Maryland y uno de los pocos críticos consistentes de Donald Trump; Nikki Haley, exembajadora de EEUU ante la ONU; el ex secretario de Estado Mike Pompeo y alguno que otro sospechoso habitual de las campañas presidenciales, como el senador Ted Cruz.

Estos son los múltiples vientos en contra que enfrenta el nacionalpopulista, criticado también por haberse juntado recientemente con el nacionalista blanco y antisemita Nick Fuentes y Kanye West, la estrella del rap caída en desgracia por su deriva hacia posiciones radicales y conspiranoicas. Pero en política dos años son mucho tiempo. Y son 23 los meses que nos separan de la gran cita de 2024.

Desde que Donald Trump dio el salto a la fama hace más de cuarenta años, su vistosa carrera, en política y fuera de ella, ha estado jalonada por el pleito y el escándalo. El conflicto es parte inherente a su persona. Un reflejo de su energía y de su manera carnívora de ver el mundo. Por eso, la culpabilidad de la Organización Trump, el negocio familiar del expresidente, por 17 cargos de fraude fiscal y financiero, es solo una muesca más en sus larguísimos antecedentes judiciales. El problema no es el veredicto en sí (que acarreará una multa relativamente escasa), sino el contexto en el que se produce. Una época de fracasos y desgaste para quien hace menos de un mes anunciaba una nueva candidatura presidencial de cara a 2024.

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