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#SendNUPES: cómo Mélenchon logró cerrar en dos semanas 25 años de división en la izquierda
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#SendNUPES: cómo Mélenchon logró cerrar en dos semanas 25 años de división en la izquierda

Tras cinco años de política de Macron, y con los partidos tradicionales moribundos, Francia Insumisa pudo recuperar el espacio y el término ‘izquierda’ con facilidad

Foto: Carteles de Jean-Luc Mélenchon. (Reuters/Gonzalo Fuentes)
Carteles de Jean-Luc Mélenchon. (Reuters/Gonzalo Fuentes)

Siempre dispuesto a sacarse de la manga una referencia histórica, literaria o filosófica, la noche de la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas (10 de abril), el candidato de la izquierda radical, Jean-Luc Mélenchon, eliminado con el 21,95% de los votos, echó mano de sus canas y recordó el mito de Sísifo: el rey de Corinto castigado eternamente a empujar hasta lo alto de una colina una pesada piedra, que acaba sin remedio en el fondo de un precipicio.

A diferencia de 2017, donde quedó cuarto en la carrera electoral, con el 19,5% de los votos, a Mélenchon se le veía el domingo 10 de abril extrañamente esperanzado, y no tardó ni dos semanas en jugarse una nueva carta electoral, irrumpiendo en televisión la víspera del debate de la segunda vuelta: a sus 70 años, pidió a los franceses que le elijan primer ministro en las elecciones legislativas de junio.

Foto: La multitud en los Campos de Marte recibe al presidente Emmanuel Macron. (Reuters/Gonzalo Fuentes)

El golpe estratégico de Mélenchon es de los que dejan huella. En la semana previa a la segunda vuelta, el candidato de Francia Insumisa logró monopolizar buena parte del debate público, imponiendo la idea de una “tercera vuelta” en las legislativas. “Les pido que me elijan primer ministro”, repitió durante días allá donde le invitaban, a pesar de haber encadenado la tercera derrota en las presidenciales de su carrera. La política del 'fake it until you make it', como analizó en la radio pública France Info el antiguo consejero de comunicación del presidente François Hollande, Gaspard Gantzer: "Haz creer que es posible hasta que lo sea", una expresión sacada de Silicon Valley.

"En 2017, no tenían un plan B a las elecciones presidenciales. Se puede ver en las reacciones del partido durante la noche electoral, había algo de resentimiento, porque habían estado muy cerca de la segunda vuelta", explica Arthur Borriello, politólogo especializado en los movimientos populistas del sur de Europa. Pero “en 2022, la estrategia posterior a las presidenciales había sido trabajada con esmero, antes de los resultados de la primera vuelta”.

Las elecciones legislativas, que palidecen en términos de participación desde hace 20 años (68% en 1997, 64% en 2002, 48% en 2017), cuando se decidió celebrarlas después de las presidenciales para que el presidente electo se beneficie de esta dinámica y evitar la cohabitación con un gobierno de signo contrario, se volvieron de repente 'sexis'.

Foto: Discurso de Mélenchon tras la primera ronda de las presidenciales francesas. (EFE/Mohammed Badra)

Y la noche de la segunda vuelta, con Macron entronizado y Le Pen reivindicando su posición de principal opositora al presidente gracias a sus 13 millones de electores, Mélenchon no tardó en sacarse una nueva carta: las legislativas de junio se ganarán ampliando la alianza por la izquierda.

La fuerza que hace la unión

La maquinaria simbólica funcionaba a todo trapo. La sede del partido Francia Insumisa, el martes después de la segunda vuelta, apareció rebautizada con una pegatina como 'Matignon', por el nombre del palacio donde reside el primer ministro galo. Y por 'Matignon' comenzaron a desfilar los responsables de los principales partidos de izquierda: ecologistas en primer lugar, comunistas y socialistas. La alianza, que no se pudo lograr para las presidenciales de 2022, parecía tomar forma para las legislativas.

La gran pregunta que se hacía la izquierda francesa era: ¿por qué ahora?, ¿por qué en las legislativas? 2017 y las presidenciales de 2022 fueron despejando un poco la incógnita. La alianza de ecologistas y socialistas había logrado un 6,3% de votos en 2017. Por separado, en 2022, el Partido Socialista se hundió por debajo del 2% y los verdes no llegaron al 5%, dejando a Francia Insumisa el espacio de la izquierda transformadora: 19,5% en 2017, presentándose con los comunistas, 22% por sí solos en abril. Sin embargo, el modelo de escrutinio de las legislativas, sistema uninominal de doble vuelta en 577 circunscripciones, penaliza a los partidos pequeños y beneficia a los centristas. Para que Mélenchon fuera primer ministro había que resolver la 'x' de la unión.

placeholder Foto: EFE/Christophe Petit Tesson.
Foto: EFE/Christophe Petit Tesson.

“En 2017, los socios de izquierdas pensaban que el resultado de Mélenchon era un epifenómeno coyuntural. No se les pasaba por la cabeza abdicar de la hegemonía de izquierda y unirse a Francia Insumisa. Pero ahora la relación de fuerzas es diferente”, cuenta Arthur Borriello, quien recuerda que “en las alianzas, no es la unión quien hace la fuerza, sino la fuerza quien hace la unión”.

Después de que el 5 de mayo los socialistas aprobaron unirse a la coalición de ecologistas, comunistas y del partido de Mélenchon, desde las filas de la nueva alianza, la Nueva Unión Popular Ecologista y Social (Nupes) no han parado de desgastar la palabra “histórico”. Si bien los “frentes amplios” forman parte de la historia de la izquierda francesa, como recordó el historiador y profesor en el Instituto de Ciencias Políticas de París (Sciences Po) Marc Lazar en la radio pública France Culture, el Frente Popular francés de 1936 tardó dos años en formarse, el Programa Común de la izquierda de 1972, diez, y la alianza de Izquierda Plural de las legislativas de 1997, un mes. Mélenchon, en 2022, logró sacar a la izquierda francesa de 25 años de división en menos de dos semanas.

Para Borriello, la novedad también se encuentra “en que quien está en el centro de la dinámica, la fuerza hegemónica, es una fuerza de izquierda radical” como Francia Insumisa, aunque Borriello piensa que “tampoco hay que exagerar sobre el nivel de radicalidad de su programa. Desde un punto de vista histórico, no estamos ante un programa revolucionario, se asemeja a lo que la izquierda podía proponer hace 30 años”.

Foto: francia-de-ultramar-ultimo-imperio-de-europa

Por eso, desde la línea programática, el partido de Mélenchon apenas tuvo que hacer concesiones en los aspectos que más dividían, como la posibilidad de desobedecer a ciertas reglas de la Unión Europea para impulsar la transición ecológica, o la jubilación a los 60 años.

Aunque para contentar a todos los socios, Francia Insumisa solo retuvo el 56% de los escaños, frente al 17% de los verdes, el 12% del Partido Socialista y el 8% de los comunista. Un acuerdo que, para Borriello, permite esconder la poca implantación local y regional del partido de Mélenchon, que solo consiguió además 17 diputados (de 577) en las legislativas de 2017: “Hasta ahora, solo les interesaban las presidenciales, les daban igual el resto de elecciones, no querían ser vistos como un partido de gestión, como los ecologistas, sino como un instrumento para lograr el poder”, considera Borriello.

#SendNUPES

El sábado pasado, 7 de mayo, flotaba en el aire durante la convención de creación de la Nueva Unión Popular Ecologista y Social (Nupes) la sensación de que el calificativo 'histórico' se había desgastado en apenas 14 días, y había que buscar los referentes en la ficción, como la serie francesa Barón Negro, en la que un ambicioso diputado socialista busca la unión de todas las izquierdas con tácticas dignas de Maquiavelo.

Foto: Carteles electorales, con Jean-Luc Mélenchon, Emmanuel Macron y Marine Le Pen. (Reuters/Benoit Tessier)

La victoria de Mélenchon, más allá de los resultados que pueda sacar en las legislativas, hay que encontrarla en el hecho de que ha conseguido, desde la izquierda radical y postulados populistas en 2017, que su partido encarne por sí solo la palabra 'izquierda'.

“En 2017 no querían ni ver la palabra ‘izquierda’, mancillada por el mandato de François Hollande. Articularon su programa en torno a la idea de democracia y soberanía popular. Pero tras cinco años de política de Macron, y con los partidos tradicionales moribundos, Francia Insumisa pudo recuperar el espacio y el término ‘izquierda’ con facilidad, enfocando su campaña en temas sociales y ecologistas”, analiza Borriello.

Un puñal clavado muy hondo en el corazón del Partido Socialista, mortecino desde la elección de Emmanuel Macron en 2017, y con un deprimente 1,7% en 2022. Con un 62% a favor de la alianza con Mélenchon, el Consejo Nacional socialista del 5 de mayo terminó de escenificar la ruptura dentro de la socialdemocracia francesa, entre los que se dejan tentar por las mieles de Macron, como el ex primer ministro Manuel Valls, y los que, como Olivier Faure, secretario general del partido, buscan una vía a la izquierda del centro izquierda, mientras los barones del PS francés les acusan de venderse “por un plato de lentejas”.

Entre los estertores del Partido Socialista, Twitter se llenó el sábado pasado de mensajes que llamaban a enviar Nupes a la Asamblea Nacional, con el hashtag #SendNUPES (juego de palabras con #SendNudes). Quién habría dicho hace un mes que Mélenchon iba a lograr que las legislativas fueran sexis.

Siempre dispuesto a sacarse de la manga una referencia histórica, literaria o filosófica, la noche de la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas (10 de abril), el candidato de la izquierda radical, Jean-Luc Mélenchon, eliminado con el 21,95% de los votos, echó mano de sus canas y recordó el mito de Sísifo: el rey de Corinto castigado eternamente a empujar hasta lo alto de una colina una pesada piedra, que acaba sin remedio en el fondo de un precipicio.

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