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Maratón diplomático en Bruselas para cerrar filas ante la fase más peligrosa de la guerra
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Maratón diplomático en Bruselas para cerrar filas ante la fase más peligrosa de la guerra

A última hora de la tarde del miércoles, Bruselas estaba ya preparándose para el auténtico maratón diplomático que se vive este jueves: helicópteros, calles cerradas, alambres de espino

Foto: Joe Biden junto a Emmanuel Macron. (EFE/Olivier Hoslet)
Joe Biden junto a Emmanuel Macron. (EFE/Olivier Hoslet)

Pasadas las 10:00 horas de la mañana, ha arrancado en Bruselas la cumbre extraordinaria de la OTAN, en la que los líderes evaluarán cómo pueden dar más apoyo a Ucrania para que se defienda de la invasión de Rusia, y dar su respaldo a un nuevo refuerzo en el este de la Alianza con cuatro nuevos batallones en Bulgaria, Rumanía, Hungría y Eslovaquia. Los jefes de Estado y de Gobierno de los 30 aliados, incluido el presidente de EEUU, Joe Biden, están reunidos en Bruselas para mostrar unidad frente a la agresión ordenada por el presidente ruso, Vladímir Putin, en un encuentro en el que también participará por videoconferencia el ucraniano, Volodímir Zelenski.

A última hora de la tarde del miércoles, Bruselas estaba ya preparándose para el auténtico maratón diplomático que se vive este jueves: helicópteros, calles cerradas, alambre de espino y fuerte presencia policial. En las próximas horas se celebraría la cumbre de líderes de la Alianza Atlántica, seguida por un encuentro de los líderes del G-7 y, posteriormente, un Consejo Europeo, al que ha sido invitado el presidente estadounidense —la primera vez que un inquilino de la Casa Blanca participa en este foro—. En la agenda, un solo punto: Ucrania, cuando se cumple un mes de la invasión rusa.

placeholder Foto de familia de la OTAN. (Brendan Smialowski/Pool/Reuters)
Foto de familia de la OTAN. (Brendan Smialowski/Pool/Reuters)

Sobre el terreno, estas cuatro semanas se viven en un ambiente agridulce. El país está sufriendo el embate furioso de Putin, con miles de muertos bajo bombardeos indiscriminados, más de un cuarto de su población desplazada de sus hogares y más de 3,5 millones ya fuera del país. Sin embargo, la moral está alta. Los rusos, que habían previsto una operación militar relámpago, están sufriendo numerosas bajas y apenas han logrado ocupar un par de ciudades menores, que les está costando controlar. La resistencia no solo ha logrado frenar la ocupación, sino que en los últimos días incluso han protagonizado algunas audaces contraofensivas para recuperar terreno perdido.

"Hace unas semanas, quizá no tenía mucha esperanza [de vencer]. Pero ahora…", asegura Maxim, un voluntario en la ciudad portuaria de Odesa, mientras carga sacos de arena en la parte trasera de una 'pick-up' para luego levantar barricadas. Su sentimiento parece generalizado en varias ciudades ucranianas. Según una reciente encuesta de la firma Rating Group —a coger con alfileres dada las circunstancias de su realización — muestra que el 90% de los ucranianos confía en que tienen posibilidades de ganar la guerra.

Foto: Fuerzas de Defensa Territorial en las afueras de Kiev la semana pasada. (Getty/Chris McGrath)

"[Si no fuera por los bombardeos] contra los rusos, frente a frente, podemos", valora Yuri, un militar desplegado en Lviv, la ciudad clave de la retaguardia. "Somos capaces de vencer a la que antes creíamos ‘todopoderosa’ Rusia", insiste, desplegando ese tono de nuevo orgullo nacional que está alimentando la agresión rusa.

En realidad, el conflicto ha entrado ahora en una fase de desgaste, en la que el Kremlin proseguirá su campaña de fuego aéreo, terrestre y naval para desgastar al máximo las defensas urbanas y hundir el ánimo de militares y civiles. La guerra se ha convertido en una competición de aguante: cuánto pueden soportar la resistencia ucraniana el bombardeo ruso 'versus' cuánto durará el cofre de guerra de Putin —y la moral de sus soldados— para mantener el músculo militar flexionado sobre el país vecino.

"Acudid a vuestras plazas, a vuestras calles. Que se os vea y se os escuche", dijo el presidente Volodímir Zelenski en un discurso grabado en inglés, pidiendo a la gente de todo el mundo que este jueves muestren su rechazo a la ofensiva de Moscú. "Decid que la gente importa. Que la libertad importa. Que la paz importa. Que Ucrania importa", agregó el mandatario en el vídeo cerca de la oficina presidencial en Kiev, desde donde lidera la defensa del país.

La fase más peligrosa

En Bruselas hay consenso de que la guerra está entrando en un terreno más peligroso, tanto para Ucrania —que enfrenta ataques contra objetivos civiles y militares—, como para los aliados. Cada vez va a resultar más complicado mantener el equilibrio, tomar decisiones y conservar la unidad de acción. Un ejemplo son las sanciones a nivel europeo, algo que saldrá en el debate de líderes del Consejo Europeo. Estados Unidos, Reino Unido y Canadá han anunciado que cortan las importaciones de gas y petróleo ruso; pero entre los socios europeos no hay acuerdo sobre esta medida que exige unanimidad.

La división entre las capitales que abogan por detener las importaciones rusas, aunque eso impacte sobre sus ciudadanos (Polonia), frente a los que consideran que es una medida desproporcionada (Alemania o Italia), ya se vio en una reunión de ministros de Asuntos Exteriores el lunes. La UE compra un 40% del gas que utilizó en 2021 a Rusia, por lo que la Comisión plantea una desconexión progresiva, de hasta un 65% de las importaciones este mismo año hasta la independencia energética total del Kremlin en 2027. Sin embargo, algunos socios, con el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, a la cabeza, cree que ha llegado el momento de las decisiones radicales: cada día que se compra gas a Moscú se financia al mismo tiempo la guerra en Ucrania.

La línea oficial que repiten fuentes diplomáticas, ministros y líderes es que "nada se descarta". Berlín apuesta por la desconexión gradual y prefiere mantener la cuestión del gas fuera del debate, mientras los halcones quieren intentar debatir al menos sanciones sobre el petróleo, que es más fácilmente sustituible. Sin embargo, estas mismas fuentes diplomáticas apuntan a que no se decidirán nuevas sanciones este jueves. Tampoco se espera que Estados Unidos vaya a aleccionar a los socios europeos sobre qué deben hacer, pero sí tienen el objetivo de inyectar nueva vitalidad a este debate, después de que Jake Sullivan, asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, avanzara que su país sí aplicará nuevas medidas coercitivas contra Rusia.

placeholder Biden charla con el secretario general de la OTAN. (Reuters)
Biden charla con el secretario general de la OTAN. (Reuters)

Sin margen de maniobra

Pero la Unión está empezando a quedarse sin margen de maniobra más allá del tabú de la energía. Algunos diplomáticos muestran su frustración por cómo una respuesta rápida, ágil, unida y sin precedentes de los aliados esté quedando ensombrecida por la cuestión energética y piden tiempo para que las sanciones ya aprobadas surtan efecto. Pero la misión de Biden también es pelear contra lo que Gabrielius Landsbergis, ministro de Exteriores de Lituania, calificó de "fatiga" en lo referente a las sanciones.

Así que el principal objetivo en este esprint de cumbres es cerrar filas, asegurarse de que todo el mundo se encuentra, más o menos, en la misma página y evaluar los próximos pasos para lidiar con la guerra y sus posibles escenarios. En los últimos días, en Washington y Bruselas se habla de forma abierta sobre la posibilidad de que Rusia utilice armas químicas en Ucrania. Los líderes de la OTAN discutirán el envío de equipamiento a Kiev para combatir esa amenaza, que el secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg, ha asegurado implicaría “un cambio total de la naturaleza del conflicto”.

También está previsto que durante la cumbre de la Alianza se discuta sobre cómo reaccionar en el escenario de un ataque con armas nucleares, algo de lo que se lleva hablando en voz baja en Bruselas desde hace algún tiempo. Stoltenberg ha pedido a Rusia que cese su "ruido de sables nuclear" y ha lanzado una advertencia a Moscú: "Debe entender que nunca se debe librar una guerra nuclear y que nunca podrá ganar una guerra nuclear". Otro punto en la OTAN será el despliegue de cuatro nuevos batallones multinacionales en Eslovaquia, Hungría, Polonia y Bulgaria ante la amenaza de Rusia y tendrán un debate más amplio sobre lo que el secretario general calificó como la necesidad de "resetear" la defensa común.

Foto: El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, durante el Consejo de ministros de Defensa y Asuntos Exteriores de la UE.

El viernes, los jefes de Estado y de Gobierno europeos debatirán sobre la otra cuestión energética, no la referida a las sanciones: tanto sobre el abastecimiento como de la escalada de precios. Sobre este segundo punto, la Comisión Europea ha presentado un amplio abanico de propuestas para que los líderes discutan sin demasiados corsés, y se recoge la idea española de establecer un límite de precio para controlar el precio de la electricidad, aunque se advierte de sus riesgos.

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, ha sido calificado como "Don Quijote" por fuentes diplomáticas de uno de los países que se oponen a esta idea, y Moncloa ha asegurado que si no hay consenso europeo querrían establecer la medida a nivel nacional junto con Portugal. Sobre el primer punto, el de abastecimiento, el Ejecutivo comunitario reclama que los Estados miembros llenen sus reservas de cara a la próxima temporada de calefacción y quiere que los líderes debatan la posibilidad de compra conjunta de gas, una idea que propuso España en septiembre.

Pasadas las 10:00 horas de la mañana, ha arrancado en Bruselas la cumbre extraordinaria de la OTAN, en la que los líderes evaluarán cómo pueden dar más apoyo a Ucrania para que se defienda de la invasión de Rusia, y dar su respaldo a un nuevo refuerzo en el este de la Alianza con cuatro nuevos batallones en Bulgaria, Rumanía, Hungría y Eslovaquia. Los jefes de Estado y de Gobierno de los 30 aliados, incluido el presidente de EEUU, Joe Biden, están reunidos en Bruselas para mostrar unidad frente a la agresión ordenada por el presidente ruso, Vladímir Putin, en un encuentro en el que también participará por videoconferencia el ucraniano, Volodímir Zelenski.

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