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El G20 cierra el acuerdo para el impuesto global y prevé vacunar al 70% del mundo en 2022
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El G20 cierra el acuerdo para el impuesto global y prevé vacunar al 70% del mundo en 2022

El mecanismo, que se adoptará para 2030, sigue el camino ya trazado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE)

Foto: Cumbre del G20 en Roma. (Reuters)
Cumbre del G20 en Roma. (Reuters)
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Los líderes del G20 acordaron hoy en Roma la adopción de un impuesto mínimo global a sociedades de al menos el 15 %, como medida para lograr un sistema tributario más justo y evitar que las empresas se beneficien de regímenes fiscales complacientes y no paguen impuestos en los países en los que operan, informaron hoy fuentes conocedoras de las sesiones, que se celebran a puerta cerrada. Además, los líderes se han comprometido a vacunar a al menos el 70 % de la población mundial en 2022, mediante el reparto del fármaco contra el covid en países pobres, confirmaron fuentes de la cumbre.

Según las fuentes, los líderes alcanzaron este histórico acuerdo tras cuatro años de intenso debate, un sistema que estará basado en dos pilares y que abordará los retos fiscales que plantea la digitalización y globalización de la economía. El mecanismo, que se adoptará para 2030, sigue el camino ya trazado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) de un sistema sustentado en dos pilares: el primero fija que el volumen del beneficio residual de las empresas (el que queda después de que el país donde esté la sede se haya quedado con el impuesto correspondiente al 10 % de la rentabilidad) se repartirá entre los países donde operan las compañías, y el segundo establece un tipo mínimo de sociedades mínimo del 15 % para las compañías que tengan una facturación de al menos 750 millones de euros.

Foto: Una reunión de la OCDE, en 2019. (EFE)

Fue Estados Unidos quien lideró al mundo occidental hacia el multilateralismo en el siglo XX y el que, con Donald Trump en el XXI, lo hirió de muerte. Ahora, Joe Biden asume el desafío de resucitarlo. De ahí la gran expectación que ha generado el viaje del presidente estadounidense a Roma para participar, este sábado y domingo, en la cumbre de los líderes del G20, el club de los países más desarrollados del planeta y los principales en vías de desarrollo. Una expectación que, por el momento, no parece hacer mella en el escepticismo generalizado de un mundo pospandémico en modo 'sálvese quien pueda'.

Esto no ha amilanado al anfitrión. Las aspiraciones de Italia, presidente de turno del G20, son ambiciosas. La cumbre ha comenzado con las palabras del primer ministro italiano, Mario Draghi, con una petición a los líderes internacionales: mayor colaboración para luchar contra la pandemia, contra el cambio climático, e impulsar la economía global. “Estamos construyendo juntos un nuevo modelo económico, del que el mundo se beneficiará”, dijo el expresidente del Banco Central Europeo (BCE) en el discurso de apertura.

placeholder El primer ministro italiano, Mario Draghi, posa con el presidente Sánchez a su llegada al G20. (Reuters)
El primer ministro italiano, Mario Draghi, posa con el presidente Sánchez a su llegada al G20. (Reuters)

Bajo el eslogan de las tres 'P' (personas, planeta y prosperidad), se esconden en realidad esas tres 'C': clima, coronavirus y carga fiscal. La más previsible era la ratificación de un impuesto mínimo global a las multinacionales que ponga fin al fenómeno de la baja (o nula) fiscalidad internacional de la que se han beneficiado estas empresas hasta ahora —tema sobre el cual ya se alcanzó un principio de acuerdo en la reunión ministerial previa—.

Foto: Joe Biden. (Reuters)

En el polo opuesto, la emergencia climática, sobre la que no hay unanimidad. Parte del grupo aspiraba a ratificar el compromiso de limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados sobre niveles preindustriales —como previa a la cumbre climática COP26 que comienza el domingo en Glasgow—. Pero la idea ya ha sido rechazada por China e India. El tercer desafío es la pandemia y la necesidad de encontrar una salida ordenada y coordenada a la crisis sanitaria global, en la que los países desarrollados están dejando atrás a los emergentes.

La pregunta es si escenas como la del G20 de Osaka —cuando todos los países del grupo salvo EEUU apoyaron el Acuerdo de París— ya son cosa del pasado o si ese papel ahora lo encarnarán otros países. La respuesta podría estar a mitad camino. Los sherpas, los técnicos que representan a los líderes mundiales, reanudaron las negociaciones el miércoles con el objetivo de que las cartas estuviesen sobre la mesa el viernes en la noche. Pero no se descartan sorpresas de último momento con la cumbre ya iniciada.

Biden 'in', Xi 'out'

Para Biden, esta será la ocasión para encontrarse vis a vis por primera vez como presidente con muchos mandatarios a los que no ha visto hasta la fecha. Pero no con sus principales adversarios geopolíticos, los mandatarios China y Rusia —Xi Jinping y Vladímir Putin—, que seguirán la cumbre vía remota. Una ausencia que no ha ayudado a mejorar el optimismo sobre la cita romana.

Otras ausencias destacadas, pero justificadas, son la del primer ministro japonés, Fumio Kishida, y el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador; el primero porque hay elecciones en su país; el segundo, porque no viaja al extranjero y delega en su ministro de Asuntos Exteriores, Marcelo Ebrard (quien, a diferencia del resto de las delegaciones, no tiene prevista ninguna rueda de prensa con los medios de comunicación).

Foto: Pedro Sánchez (c) conversa con Joe Biden (d) en una imagen de archivo. (EFE)

Sí participará Narendra Modi, el primer ministro de India, otro peso pesado emergente y quien, con toda probabilidad, será una de las estrellas del evento. También está confirmada la presencia de Jair Bolsonaro. El controvertido presidente brasileño, recientemente acusado de crímenes contra la humanidad por su gestión de la pandemia en Brasil, ya ha provocado polémicas antes de aterrizar en Roma. La decisión de Anguillara Veneta, el pueblo de origen de su familia en Italia, de conferirle la ciudadanía honoraria ha sido recibida con furia por el obispo local. España, que no es miembro oficial del G20, pero sí invitado permanente desde hace una década, estará representada por el presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, quien tiene previstas varias reuniones bilaterales.

Asunto aparte será la presencia en la capital italiana del mandatario turco, Recep Tayyip Erdogan. Su llegada a Roma se produce pocos días después de que el líder turco decidiera declarar persona 'non grata' a los representantes diplomáticos de una decena de países, entre ellos Estados Unidos, Francia y Alemania, por haber pedido la liberación del empresario Osman Kavala. La amenaza, que finalmente no materializó, es el enésimo incidente desde que en abril desairara a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von de Layen, durante un encuentro EU-Turquía (un incidente que provocó la ira del primer ministro italiano, Mario Draghi, que lo tachó de 'dictador necesario'). Aun así, no se descarta que Erdogan tenga su primer cara a cara con Biden en algún momento durante la cumbre.

Alianza Pruebas de resistencia

En el plano diplomático, la cumbre de Roma ofrece la oportunidad para medir el estado de salud la relación transatlántica, especialmente la histórica alianza franco-estadounidense, que no pasa por su mejor momento. En septiembre, el Gobierno francés montó en cólera por la crisis de los submarinos nucleares, desencadenada por la decisión de Australia de cancelar un multimillonario contrato con la empresa gala Naval Group para entrar en la alianza AUKUS -Australia, Reino Unido y EEUU-. "Esto no hace entre aliados", se quejó entonces París.

Ahora, el objetivo es que se encuentren puntos comunes para evitar que el conflicto escale y pueda afectar a la 'resurrección' de los lazos EEUU-UE, con múltiples intereses compartidos y también varios focos de tensión abiertos. De ahí que la rama de olivo parezca la ya avanzada negociación sobre impuestos a las multinacionales, que llega una semana después de que Washington prometiera no llevar adelante la amenaza de subir los aranceles a las importaciones de cinco países europeos —España, Francia, Italia, Austria y Reino Unido— si cumplen ciertas condiciones. La principal, que las llamadas tasas Google de estos países se deroguen cuando esté en marcha la nueva fiscalidad internacional.

Foto: Humo y vapor surgen de la central energética de Belchatow, en Polonia, la mayor de carbón de toda Europa. (Reuters)

También Biden podrá demostrar su apetito por impulsar la transición verde más allá de sus fronteros. Tras la negativa china e india a reafirmar el compromiso climático, la reunión ministerial del G20 sobre el asunto el pasado mes de julio fue una de las más espinosas de la presidencia italiana. Acabó sin un acuerdo claro y completo que vinculase a todos los países del grupo. Bajo el repetido argumento de que medidas como estas amenazan su crecimiento económico, Pekín y Nueva Delhi ni quisieron fijar una fecha tope para eliminar el carbón de su menú energético. EEUU no puede reprochar mucho a otros países después que Trump reventara la agenda climática global los últimos cuatro años, pero puede dar señales de que está dispuesta a liderar el cambio.

"Fue una negociación larguísima y extenuante" que finalmente se convirtió en un choque "pared contra pared", explicaba en esos días Roberto Cingolani, ministro italiano de Transición Ecológica. Cualquier avance en este sentido, de producirse, podría considerarse sin duda un gran éxito.

Alboroto romano

Los romanos, en su mayoría indiferentes a la reunión de potencias, tratarán de seguir estos días su vida normal sorteando las molestias ocasionadas por el operativo policial. Durante tres días de alboroto, Roma parecerá una ciudad casi militarizada. Habrá francotiradores, drones y helicópteros surcando los cielos de la capital, con más de 8.000 agentes de distintos cuerpos sobre el terreno.

Foto: Un trabajador camina frente a una tienda en Roma. (EFE)

Lo peor se lo llevarán los habitantes del Euro, donde se celebrará las principales reuniones —en concreto en el edificio futurista conocido como 'la Nube', usado durante la pandemia para la vacunación— y en el Palacio de Congresos, donde estarán los periodistas. Pero también habrá limitaciones en muchas zonas del resto de la ciudad, en particular el centro, el Vaticano y el lujoso barrio de Parioli, donde se alojarán una parte de las 35 delegaciones que arribarán a Roma, para regocijo de los hoteleros que han alquilado más de 4.000 habitaciones, según los últimos datos.

Tampoco los medios italianos han mostrado especial interés en el G20. Durante la semana se ocuparon más de temas que tienen que ver con el día a día de la ciudadanía local, las medidas de Draghi para levantar el país de la crisis económica y la inesperada decisión del Parlamento italiano de hacer naufragar una ley que pretendía castigar aquellos que son culpables de actos de homofobia y transfobia. Muestra de que las cumbres internacionales ya no son lo que eran.

Los líderes del G20 acordaron hoy en Roma la adopción de un impuesto mínimo global a sociedades de al menos el 15 %, como medida para lograr un sistema tributario más justo y evitar que las empresas se beneficien de regímenes fiscales complacientes y no paguen impuestos en los países en los que operan, informaron hoy fuentes conocedoras de las sesiones, que se celebran a puerta cerrada. Además, los líderes se han comprometido a vacunar a al menos el 70 % de la población mundial en 2022, mediante el reparto del fármaco contra el covid en países pobres, confirmaron fuentes de la cumbre.

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