Perder la guerra para ganarte a los tuyos: cómo queda Hamás tras la ofensiva de Israel en Gaza
Una escalada militar que acaba en una tregua de unos años es un baile que ya conocen Hamás e Israel. ¿Cuáles han sido los motivos detrás de Hamás en esta ocasión?
Israel y Hamás han anunciado este jueves un alto el fuego en su ofensiva contra Gaza, que se ha saldado con la muerte de al menos 227 palestinos (64 menores) y 12 israelíes (dos menores). Pese a las presiones internacionales por un alto el fuego, incluida una llamada personal del el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, el primer ministro en funciones, Benjamín Netanyahu, se resistía a dar por finalizada la operación militar. Insistía en la necesidad de acabar con suficientes efectivos de Hamás y destruir su capacidad militar como "para devolver la tranquilidad a los ciudadanos de Israel". Once días después, ese momento ha llegado. ¿Qué ha ganado y qué ha perdido Hamás?
Tanto Israel como Hamás están vendiendo la operación como una "victoria" con los objetivos cumplidos. El portavoz de la rama militar de Hamás, Abu Obeida, ha declarado, poco después de anunciarse el fuego, que Hamás ha sido capaz "de humillar al enemigo y a su Ejército" con los más de 4.000 cohetes lanzados contra ciudades israelíes, pese a que la mayoría han sido interceptados por la batería antimisiles 'Cúpula de Hierro'. La operación israelí 'Guardianes de los Muros' ha descargado varias toneladas de bombas por tierra, mar y aire contra sedes, infraestructuras de lanzamiento de cohetes y túneles de Hamás en intensos bombardeos, "objetivos de alto valor". Al mismo tiempo, las IDF israelíes han afianzado su campaña de asesinatos selectivos mediante misiles dirigidos y drones contra líderes de Hamás. Según el Ejército israelí, en esta ofensiva habrían muerto al menos 130 militantes de Hamás y otros grupos como Yihad Islámica.
Los gazatíes no han detallado cifras, pero las Brigadas Al Qassam han admitido que un número indeterminado de sus líderes han muerto en los bombardeos israelíes. Entre ellos, pesos pesados de la organización como Basem Issa, comandante de las brigadas de la ciudad de Gaza, Jumah Tahla, el comandante de los sistemas de auditoría de misiles y cibernética de Hamás, Jamal Al Zebdeh, el comandante del sistema de desarrollo y producción [de misiles] y Hazem Al Khatib, comandante de los cuerpos de ingeniería y segundo al mando del sistema de producción.
Una organización jerárquica pero diversificada
¿Es efectiva esta estrategia?, se preguntan los analistas. Aquí las opiniones están divididas. Los mandos militares israelíes consideran estos blancos como la forma más efectiva de aplacar el conflicto con las mínimas víctimas civiles. Otros creen que matar a líderes concretos de los grupos paramilitares en Gaza "no afecta de manera fundamental al conflicto o la balanza de poder", como apunta Thabet Al-Amor, investigador especializado en las facciones de resistencia palestina. Hamás es muy jerárquica, pero también muy diversificada, con muy distintas ramas en todo el territorio de Gaza y en el extranjero. Un caído será reemplazado.
De hecho, estos "asesinatos selectivos" han generado en ocasiones un efecto contrario al espolear los ánimos e intensificar la lucha. Por ejemplo, la muerte de Ahmed Al Jabari, el segundo al mando de las Brigadas al-Qassam abatido por un dron israelí en Gaza, marcó el comienzo de la ofensiva de ocho días Pilar de Defensa contra Gaza en 2012. En 2014, Israel acabó con los principales líderes de las milicias palestinas en el sur de la Franja de Gaza, Muhammad Abu Shamala y Raed Al Attar, pero la guerra continuó al mismo ritmo por 51 días.
Al-Amor apunta a que la política de 'asesinatos selectivos' de altos cargos es parte también de la estrategia de vender la "victoria" de la ofensiva ante la opinión pública israelí, lo que empujaría a Israel a buscar el asesinato de algunas figuras simbólicas del brazo político de Hamás y otros líderes militares.
En esta ofensiva, uno de los objetivos principales de los israelíes es Mohammed Deif, líder del brazo armado de Hamás y uno de los hombres más buscados por Israel, quien ha logrado esquivar hasta dos bombardeos de las fuerzas armadas israelíes (IDF) dirigidos a acabar con él, según declaró el propio Ejército. En los últimos años, el considerado comandante de las Brigadas al-Qassam habría sobrevivido hasta siete intentos de asesinato. Al menos otros siete líderes de Hamás que eran blancos prioritarios habrían escapado también de la muerte, aunque algunos han resultado heridos, detalló la IDF.
Otra de los potenciales objetivos de Israel era Yehiya Sinwar, líder de la rama política de Hamás en Gaza, y que ha sobrevivido al bombardeo del edificio donde estaba su residencia en Khan Younis, localidad al sur de la Franja de Gaza, según publicó la prensa israelí. Sinwar es la mayor autoridad política en Gaza, quien toma las decisiones del día a día, ya que el resto de los altos líderes políticos de Hamás, como Ismail Haniyeh, están desplazados en Qatar. Sinwar fue elegido en 2017 en unas herméticas elecciones internas de Hamás, y reelegido este 2021. Desde el comienzo de la ofensiva, sin embargo, se ha mantenido oculto y es Haniyeh, en Qatar, quien dirige el discurso público.
Hamás entra en la batalla de Jerusalén
"Las Brigadas Izz ad-Din al-Qassam no se quedarán de brazos cruzados ante los ataques al barrio de Sheij Jarrah. Por la ocupación, [Israel] pagará un alto precio si no cesa en sus acciones". Con estas palabras, publicadas en un comunicado el 4 de mayo, Hamás irrumpía en lo que hasta entonces habían sido protestas civiles palestinas en Jerusalén Este y la Explanada de las Mezquitas de Al Aqsa, reprimidas por la policía israelí. El comunicado lo firmaba Deif, el oscuro líder del brazo armado de Hamás en Gaza.
מוחמד דף שרד שבעה ניסיונות חיסול, שניים מהם בשבוע האחרון במבצע שומר החומות. מבוקש כבר 30 שנה, מאז התקדם מהמקום ה-16 למקום הראשון pic.twitter.com/owIuSy7hRJ
— רועי שרון Roy Sharon (@roysharon11) May 19, 2021
Seis días después del comunicado de Deif, Hamás cumplió su amenaza y lanzó varios cohetes contra la ciudad de Jerusalén. Según la organización islamista armada, que controla la Franja de Gaza, el ataque respondía a la "limpieza étnica" del barrio de Sheij Jarrah mediante la pretendida expulsión de 600 palestinos de sus casas. Las imágenes de los violentos choques durante las protestas en Jerusalén Este, en las que la policía israelí llegó a lanzar gases lacrimógenos dentro de la mezquita de Al Aqsa, uno de los lugares más sagrados del islam, terminó de dar la justificación pública para Hamás.
"Hamás entró en batalla por 'la defensa de Jerusalén' y esto es un importante cambio. Ampliará la popularidad del Movimiento de Resistencia (nombre completo de Hamás) debido al simbolismo de Jerusalén en la lucha contra la ocupación. Esta batalla se convierte así en la de los palestinos en donde estén [no solo en Gaza]", afirma el director general del Palestinian Center for Policy Research and Strategic Studies (Masarat, en árabe), Hani Al Masry, a El Confidencial. Al Masry hace referencia a las decenas de protestas de árabes israelíes en ciudades de dentro de Israel, de palestinos en Cisjordania e incluso en las fronteras de Israel con Líbano y Jordania.
La popularidad entre los palestinos de Hamás resulta especialmente clave en el contexto de las elecciones palestinas, las primeras en quince años y que tenían que haberse celebrado el pasado 22 de mayo. Al meterse de lleno en la batalla por Jerusalén, Hamás se perfila una vez más como el principal actor en la lucha palestina, frente a la 'inoperancia' o 'incapacidad' de la más moderada Autoridad Nacional Palestina, Fatah.
Unas elecciones frustradas
Desde 2007, cuando Hamás se hizo con el control de la Franja de Gaza, los dos principales partidos políticos palestinos, Fatah y Hamás, se han mantenido enfrentados. La existencia de una influyente rama militar en el seno de Hamás —considerado grupo terrorista por la Unión Europea y Estados Unidos— ha complicado los intentos anteriores de reconciliación con Fatah, que ha rechazado la lucha armada. El pasado marzo, una investigación del Palestinian Center for Policy and Survey Research afirmaba que el 30% de los encuestados iban a votar a Hamás en los comicios. La ruptura en tres facciones de Fatah, sin embargo, dividía su voto.
Ante la negativa israelí a que los comicios pudieran celebrarse también en Jerusalén Este, territorio bajo la ocupación israelí según la comunidad internacional y capital del hipotético futuro estado palestino, el presidente palestino Mahmud Abás (de Fatah) decidió posponerlas. Hamás denunció el movimiento como "un golpe".
El 10 de mayo, comenzó lo que Hamás ha bautizado como 'La espada de Al Quds', con el envío de miles de cohetes —más de 4.000, según cifras ofrecidas por el Ejército israelí— contra ciudades israelíes. La cantidad de cohetes, la intensidad de las batidas e incluso los objetivos han sorprendido a los analistas. Entre las dianas, además de las ciudades del sur de Israel más cercanas a la Franja, también se han lanzado cohetes contra Jerusalén o Tel Aviv. En cuanto a la cantidad y la intensidad, los misiles palestinos han llegado a poner en aprietos a la 'Cúpula de Hierro', diseñada para interceptar al menos el 90% de los cohetes. Este aparente "desarrollo cualitativo" de los misiles de Hamás también afectará a su popularidad, apunta Al Masry.
Sin embargo, la agresiva estrategia de Hamás, repudiada por Estados Unidos y Europa, juega en contra de la imagen de la causa palestina internacionalmente. Los ataques con cohetes son contraproducentes y en realidad, "debilitan los métodos de resistencia popular" civil en Jerusalén y Cisjordania, asegura Islam Nasr, miembro del politburó del partido de la Unión Democrática Palestina (FDA), a El Confidencial. Entrando en una confrontación directa con Israel, infinitamente superior militarmente, sabían que los gazatíes serían quienes pagaran el mayor precio, lamenta Nasr.
Israel y Hamás han anunciado este jueves un alto el fuego en su ofensiva contra Gaza, que se ha saldado con la muerte de al menos 227 palestinos (64 menores) y 12 israelíes (dos menores). Pese a las presiones internacionales por un alto el fuego, incluida una llamada personal del el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, el primer ministro en funciones, Benjamín Netanyahu, se resistía a dar por finalizada la operación militar. Insistía en la necesidad de acabar con suficientes efectivos de Hamás y destruir su capacidad militar como "para devolver la tranquilidad a los ciudadanos de Israel". Once días después, ese momento ha llegado. ¿Qué ha ganado y qué ha perdido Hamás?
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