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2034: así empezará la III Guerra Mundial según el excomandante supremo de la OTAN
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NOVELA FUTURISTA en 2034

2034: así empezará la III Guerra Mundial según el excomandante supremo de la OTAN

Jim Stavridis, militar con más de 30 años de experiencia y antiguo líder de la OTAN en Europa, ha coescrito una novela futurista sobre la III Guerra Mundial. Y son malas noticias para EEUU

Foto:  Jim Stavridis, antiguo Comandante Supremo Aliado en Europa de la OTAN. (EFE)
Jim Stavridis, antiguo Comandante Supremo Aliado en Europa de la OTAN. (EFE)

Año 2034. Un F-35 estadounidense desaparece del radar en el Estrecho de Ormuz. Al mismo tiempo, a más de 6.000 kilómetros, en el Mar del Sur de China, una flota de tres destructores de EEUU se topa con el Wén Rei, un extraño pesquero en llamas. Los militares ofrecen ayuda a los pescadores y descubren un sospechoso armatoste tecnológico. Cuando la capitana Sarah Hunt intenta establecer contacto con Washington para informar del suceso, se da cuenta de que las comunicaciones se han caído. Algo raro está pasando.

En ese momento, un emisario de Pekín le dice a Washington que si quiere recuperar su caza en Ormuz —que han 'hackeado' y atrapado gracias a la ayuda de sus aliados iraníes— tiene que abandonar el pesquero y salir inmediatamente de aquellas aguas. El Wén Rei no es más que una trampa de los chinos para que EEUU muerda el anzuelo. Y lo muerde. Cuando los estadounidenses dicen que no ceden al chantaje, la flota asiática tiene la excusa perfecta para rodear a los destructores, deshabilitar sus sistemas tecnológicos y hundirlos sin piedad. El mensaje de China es claro: este es nuestro mar y vosotros no pintáis nada aquí.

Todavía no lo sabe nadie, pero ha empezado la III Guerra Mundial entre China y Estados Unidos. El conflicto arrastrará a otras potencias como Irán, India o Rusia y alcanzará escenas insólitas en la historia de la humanidad: ciberataques masivos, flotas enteras hundidas y bombas nucleares tácticas en las dos potencias más fuertes del mundo.

Foto: Montaje: iStock/EC.

Así comienza ‘ 2034, a novel of the next world war’, un libro recién publicado y coescrito por el novelista Elliot Ackerman y el militar Jim Stavridis. Ambos sirvieron en el Ejército estadounidense, pero es Stavridis quien aporta los galones: con más de 30 años en la Armada de EEUU, sabe lo que es enfrentarse a un problema en la sala de emergencias de la Casa Blanca (la famosa Situation Room), comandó un destructor en el Mar del Sur de China —como Sarah Hunt, una de las protagonistas del libro— y fue el Comandante Supremo aliado en Europa de la OTAN (2009-2013), uno de los cargos más importantes de la Alianza Transatlántica.

Se estarán preguntando a qué viene escribir un libro sobre la Tercera Guerra Mundial entre China y EEUU tal y como están las cosas. ¿Morbo? ¿'Clickbait' editorial? No. Según Stavridis, detrás de esta novela hay una clara y única advertencia: Estados Unidos se está quedando sin imaginación. Y un país sin imaginación está abocado al desastre.

“[Antes de escribir el libro] empecé a pensar: ¿cómo podemos evitar una guerra con China?”, se preguntaba Stavridis en una reciente entrevista con la revista estadounidense Wired, que ha sacado en exclusiva varios capítulos del libro. “Y creo que parte del motivo por el que evitamos la guerra con la Unión Soviética era que nos podíamos imaginar cómo de terrible sería”. El almirante, de 66 años, lo dice en referencia a 'La Tercera Guerra Mundial', un libro de ciencia ficción escrito en los años 80 por Sir John Hackett, en el que imaginaba cómo sería un conflicto entre la Unión Soviética y EEUU.

Foto: Una protesta contra China en Amritsar, India. (EFE)

Más allá de la novela... ¿es posible?

Pero ¿acaso es tan probable una guerra entre China y EEUU como lo pudo ser entre los viejos enemigos de la Guerra Fría?

Afortunadamente, es difícil que, hoy por hoy, ambas superpotencias entren en un conflicto militar abierto. De hecho, la relación entre la URSS y EEUU era muy distinta de la de Pekín con Washington, entre otras cosas, por la globalización y la interconexión de ambas economías. Sin embargo, con la guerra comercial iniciada por Donald Trump y ante una política internacional más agresiva desde que el presidente Xi Jinping está al mando, un choque puntual en el sureste de Asia no suena descabellado. Hace unos meses, El Confidencial contactó a una decena de expertos de talla mundial en relaciones entre EEUU y China para preguntarles por las posibilidades de un conflicto entre ambos países. La mayoría aseguró que era un escenario lejano. Pero su tono sonaba pesimista.

“Las relaciones de China con Estados Unidos nunca han estado peor desde que el presidente Nixon visitara Pekín en 1972”, afirmaba entonces a este periódico Shi Yinhong, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad de Renmin y asesor del Consejo de Estado chino. “Y probablemente estarán peor en el futuro próximo”.

placeholder Jim Stavridis (derecha) en la Casa Blanca con Barack Obama. (EFE)
Jim Stavridis (derecha) en la Casa Blanca con Barack Obama. (EFE)

En ese sentido, el punto más conflictivo entre ambas superpotencias es el Mar del Sur de China. En la actualidad, los estadounidenses patrullan las aguas para defender "la libertad de navegación" de sus aliados y evitar que China se haga con el control total de una zona geoestratégica clave, mientras que Pekín reclama como propio casi la totalidad del mar de China Meridional. Desde que Xi Jinping tomó el poder, China ha militarizado aún más la zona. El exsecretario de Estado de la Administración Trump, Mike Pompeo, denunció hace unos meses que Pekín “explota que el mundo está centrado en la crisis de covid-19 para continuar con su comportamiento provocador” en estas disputadas aguas.

En la novela, Pekín traza un plan para tumbar la flota estadounidense y hacerse con el control del Mar del Sur. El choque empieza cerca de las controvertidas islas Spratly, localizadas entre Filipinas y Vietnam y que también se disputan China, Taiwán o Malasia. “Los chinos han estado haciendo esto durante décadas: moviendo la valla un poco más, y un poco más, y un poco más… hasta que reclamen todo el Pacífico Sur”, escriben los autores de '2034' en boca de uno de los personajes.

Foto: Foro regional de la Asean, este 12 de septiembre. (EFE)

Gracias a la experiencia de Stavridis y a la pluma de Ackerman, los extraños sucesos que llevan al mundo al borde del colapso no suenan tan surrealistas. Cuando uno de los protagonistas reflexiona sobre lo que está ocurriendo, se da cuenta de que a cada paso ambos subestiman a su rival. “Él sabía que al principio de todas las guerras había un fallo de cálculo”, escriben los autores. "Porque cuando una guerra empieza ambos bandos se creen que van a ganar”.

Y el motor del desastre en este libro es la fe ciega en la tecnología. Bien lo sabía Abraham Lincoln.

Ciberataque masivo

A finales del siglo XVIII, una máquina conocida como El Turco se convirtió en la revelación del ajedrez en Europa. Nadie sabía muy bien cómo, pero ganaba partidas de ajedrez contra sus contrincantes —entre ellos a Benjamin Franklin y Napoleón—. Todo el mundo asistía maravillado ante el poder tecnológico de esta máquina mágica. Hasta que un jugador descubrió el truco: había un pequeño ser humano detrás que controlaba las piezas.

Foto: EC.
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Sandeep Chowdhurry, el asesor adjunto de seguridad nacional de Estados Unidos en la novela, recuerda esta historia en boca del presidente Lincoln para explicar horrorizado cómo la tecnología está llevando al mundo a una III Guerra Mundial. “Da igual cómo vayan las cosas, que siempre había un hombre detrás de la máquina”, termina Chowdhurry citando a Lincoln.

Al inicio de la novela, China consigue tumbar todos los sistemas tecnológicos de la flota estadounidense, lo que le da una ventaja comparativa enorme frente a su rival. Pero sin darse cuenta y con unos ‘aliados’ rusos que ante todo quieren sembrar el caos —y provocan un apagón masivo en todo EEUU—, pronto cometen un error de cálculo fatal. En un primer momento, los chinos habían diseñado una estratagema con su aliado en Teherán para capturar un caza enemigo y usarlo como efecto de distracción. Tan solo querían mandar un mensaje claro a EEUU: vuestra hegemonía se ha acabado. Y ha llegado el momento de que os vayáis del Mar del Sur de China.

China aprovecha esta debilidad para invadir Taiwán y la presidenta de EEUU advierte que, si no se detienen, harán uso de bombas nucleares

Pero Estados Unidos no se queda de brazos cruzados y, como un perro enrabietado, ataca con más fuerza. Envía un cuarto de su flota al Mar del Sur de China. De nuevo, un 'hackeo' chino deja ciegos a sus barcos y desbarata sus sistemas operativos, por lo que los aviones, submarinos y barcos del gigante asiático hunden toda la flota estadounidense. 37 barcos en el fondo del mar. La mayor humillación militar a Estados Unidos de la historia. Pero aún queda lo peor. China aprovecha este momento de debilidad para invadir Taiwán. La presidenta de Estados Unidos —la primera mujer de la historia en liderar el país pertenece a una misteriosa plataforma independiente— advierte que si Pekín no ceja en su empeño, actuarán con firmeza. Usarán bombas nucleares tácticas. Y las usan.

La pendiente resbaladiza de la guerra

Cuando uno lee la novela y ve a sus personajes continuar por la pendiente resbaladiza de la destrucción masiva, uno se pregunta: ¿por qué nadie para? ¿Por qué no dejan lo que están haciendo? Para responder estas preguntas, los autores simplemente señalan a lo que ha pasado en Europa en el último siglo. "Justo hace 100 años, cuando ya se suponía que habíamos evolucionado como especie, cuando comerciábamos entre nosotros y empezábamos a apoyar los derechos de las mujeres y de las minorías [...] nos dimos de bruces con dos guerras mundiales que acabaron con la vida de 80 millones de personas", afirma Stavridis en la entrevista a la implícita pregunta de por qué EEUU y China serían tan estúpidos de empezar una guerra.

Foto: Un cartel con la foto de Xi Jinping en Belgrado, Serbia. (Reuters)

Sin embargo, quizá la pregunta más sorprendente del libro no es por qué se empieza un conflicto bélico, sino cómo se pone fin a él. Al final de la novela, cuando los indios entran en la escena (no se puede decir más para no estropear la sorprendente conclusión), uno de los protagonistas le lanza una advertencia definitiva a los estadounidenses. Bien parece un mensaje que se aplique al presente: “En la guerra lo importante no es si ganas o no, sino cómo ganas”, le dice al asesor de seguridad nacional. “EEUU no solía empezar las guerras, sino acabarlas. Pero ahora es al revés, empieza las guerras y no las acaba”.

Año 2034. Un F-35 estadounidense desaparece del radar en el Estrecho de Ormuz. Al mismo tiempo, a más de 6.000 kilómetros, en el Mar del Sur de China, una flota de tres destructores de EEUU se topa con el Wén Rei, un extraño pesquero en llamas. Los militares ofrecen ayuda a los pescadores y descubren un sospechoso armatoste tecnológico. Cuando la capitana Sarah Hunt intenta establecer contacto con Washington para informar del suceso, se da cuenta de que las comunicaciones se han caído. Algo raro está pasando.

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