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Uruguay, ¿el futuro de la marihuana legal?
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EL PRIMER PAÍS EN LEGALIZARLA

Uruguay, ¿el futuro de la marihuana legal?

La regulación del cannabis tenía como objetivo principal combatir al narcotráfico y reducir la violencia en las calles. Los resultados parecen ser -en su mayoría- satisfactorios

Foto: Sebastián Romero. (H. E)
Sebastián Romero. (H. E)

El Río de la Plata fluye oscuro a las afueras de Montevideo. En esta zona de Uruguay, las granjas se mezclan con pequeñas aldeas donde descansan quienes desempeñan sus labores en la capital. El terreno es de un color verde deslucido, cortado por caminos de tierra. Uno de ellos desemboca en un gran portón de barras metálicas.

Sebastián Romero, un joven estudiante de ingeniería agrónoma, da la bienvenida a una hacienda humilde, de estancias abiertas y grandes muebles de madera poco pulida, con cierto aire bohemio. No se escucha ni un suspiro. Varios gatos observan desde inverosímiles posiciones, tras los platos recién fregados y bajo el sofá.

La joya de la hacienda es su invernadero. Sebastián abre la puerta, forrada de plástico, y un intenso olor comienza a impregnar el solitario rincón de Uruguay. Dentro, decenas de plantas de marihuana, de distintos tamaños, que el joven cuida como si fuesen familia. No se trata de una granja normal: la hacienda es la sede del ‘Pájaros Pintados’, uno de los 116 clubes cannábicos legales que existen en el país sudamericano.

Fumo marihuana porque me da placer. Es una buena excusa para tener un rato de introspección con uno mismo, o de reflexión y risas con los amigos”, señala el estudiante.

En diciembre de 2013, el Gobierno izquierdista liderado por José Mujica aprobó un proyecto de ley que legalizaba el mercado de la marihuana. Uruguay se convirtió así en el primer país del mundo en regular la venta y producción del cannabis.

Una de las formas previstas por la legislación para acceder a la marihuana es pertenecer a un club como el Pájaros Pintados. Cada agrupación puede tener entre 15 y 45 miembros, que recibirán un máximo de 480 gramos de marihuana al año, sólo para uso personal.

“La legalización fue un gran logro para quebrar la dureza del prohibicionismo. Era el camino a tomar para dejar de meter presos a los consumidores, que estaban lejos de ser narcotraficantes”, considera Romero, mientras riega las matas, ya crecidas, que ha trasplantado a un caluroso huerto exterior.

placeholder Sebastián Romero en su plantación. (H. E)
Sebastián Romero en su plantación. (H. E)

Solo pueden ser miembros de agrupaciones cannábicas como la suya los mayores de 18 años que residan de forma legal en Uruguay. Para registrar el club hay que registrarse como asociación civil en el Ministerio de Educación y pedir un permiso en el Instituto de Regulación y Control del Cannabis (IRCCA), una institución creada para monitorear el mercado de marihuana legal.

En ningún caso las asociaciones podrán cultivar más de 99 plantas, y deben cumplir con estrictas medidas de seguridad, incluida la instalación de alarmas y cámaras de control, para evitar robos.

“Eso es lo que más nos costó. Es un equipo muy caro y tardamos en reunir el dinero necesario”, señala Romero en la habitación del ‘arca’. Entre alarmas y cámaras, destaca un gran armario metálico, pintado de colores chillones. Para abrirlo hay que quitar varios candados de gran tamaño hasta liberar la barra de acero que cruza las dos puertas. El joven abre el ‘arca’ como el banquero que se asoma a una cámara acorazada. Tras el frío metal, varias bolsas con la marihuana ya preparada para su distribución.

Romero cree que la ley todavía puede mejorar. “Tiene muchos puntos flacos. Las cantidades permitidas para los consumidores son discutibles, al igual que el límite de personas que pueden formar parte de un club. Se deberían revisar y ser más flexibles según cada situación. Tampoco nos permite a los clubes hacer ningún tipo de derivado del cannabis, lo que me parece un error, ya que los clubes van a seguir haciendo subproductos y para la ley eso no es legal”.

El narcotráfico se queda fuera

La regulación del cannabis tenía como objetivo principal combatir al narcotráfico. El IRCCA calcula que el 55% los usuarios de marihuana consumen ahora en el mercado regulado. Se le habría logrado arrebatar a los narcos más de la mitad del negocio.

Podría ser más, creen los defensores del cannabis, si no se obligase a los consumidores a registrarse ante el Estado. Las listas son secretas y sólo pueden ser consultadas por siete miembros del Gobierno, pero los críticos temen que haya una persecución si algún día llega al poder un líder autoritario, o se vuelve a prohibir la sustancia.

Los cálculos estiman que el 55% los usuarios de marihuana consumen ahora en el mercado regulado, quitando el pastel al narcotráfico

A pesar de las reticencias iniciales, Uruguay registra ya a más de 42.000 usuarios de marihuana legal, aunque podrían ser más, ya que no es raro que alguien comparta con sus familiares, o amigos.

Entre esos 42.000 uruguayos están los miembros de los 116 clubes cannábicos. También las casi 7.000 personas que decidieron convertirse en autocultivadores. El Gobierno les permite plantar un máximo de seis plantas de marihuana en sus domicilios.

La venta en farmacias, clave

Pero la mayoría, unos 34.000 usuarios, están registrados para comprar cannabis en las farmacias de barrio. El sistema comenzó a funcionar, con grandes dificultades, en julio de 2017. Los boticarios venden la marihuana plantada en terreno estatal por dos empresas, Symbiosis e Iccorp, ganadoras de una licitación pública.

El cannabis es comercializado en lotes de cinco gramos. Cada uno cuesta 220 pesos uruguayos, menos de 6 euros. El gramo apenas supera el euro, cuando en el mercado ilegal vale alrededor de 2,5 euros.

Quienes se alistan para comprar marihuana en Farmacia han de registrar sus huellas dactilares. Sólo podrán retirar el cannabis escanear sus dedos. No es posible comprar más de 40 gramos al mes. “La experiencia creo que ha resultado buena”, comenta Miguel Taberné, uno de los primeros farmacéuticos en comercializar la marihuana recreativa en el país.

“Hemos logrado recuperar clientes que ya no teníamos. En Uruguay existe la farmacia de barrio, que somos nosotros, pero a su vez también hay establecimientos en los hospitales y en los centros asistenciales privados, los cuales con un ticket muy bajo te venden el medicamento. Vimos nuestro mercado diluirse porque la competencia es feroz, pero ahora los clientes que vienen a buscar la marihuana se llevan también otras cosas, y eso ha resultado bueno para nosotros”, añade el farmacéutico, cuyo establecimiento se encuentra en Trinidad, una localidad del interior de Uruguay.

No es lo normal. La mayoría de las 23 farmacias donde puede encontrarse cannabis están en Montevideo y sus alrededores.

Trabajar en 'cash'

Han debido afrontar importantes problemas en la comercialización de marihuana. El más importante es una gran falta de 'stock'. Las empresas productoras de la sustancia eran inexpertas y la oferta en los primeros meses fue muy inferior a la demanda, formándose grandes filas frente a las farmacias cuando llegaba algún cargamento de cannabis.

El Gobierno ha respondido abriendo una licitación para incorporar al mercado a cinco empresas productoras más, pero, por ahora, el 'stock' es insuficiente para introducir más puntos de venta.

La relación entre los bancos uruguayos y estadounidenses provoca que las farmacias que comercializan marihuana trabajen en efectivo

Otro problema importante es el acceso a los servicios financieros. La economía de Uruguay se mueve, en gran parte, en dólares. Por lo tanto, los bancos nacionales tienen mucha relación con los estadounidenses. Washington prohíbe a sus instituciones financieras tener cuentas que “involucren la fabricación, importación, venta o distribución de una sustancia controlada”. El resultado es que las farmacias que comercializan marihuana han de trabajar en efectivo, si no quieren infringir esa ley y ver sus fondos en peligro. Muchos recibieron llamadas de sus bancos advirtiendo que se exponían al cierre de sus cuentas.

“El problema con los bancos continúa. Esperamos que el Gobierno nos pueda dar una mano en ese sentido”, reclama Taberné.

La situación podría cambiar pronto. El pasado febrero el secretario del Tesoro de EEUU sugirió que el Gobierno podría flexibilizar la norma que impide a los bancos vincularse a negocios de marihuana. Un paso lógico, si se tiene en cuenta que el cannabis está ya regulado en varios Estados del país y en la vecina Canadá, que está creando un imperio financiero en torno a la marihuana.

Afectó también a las ventas en farmacias la escasa concentración de tetrahidrocannabinol (Thc), el principal constituyente psicoactivo de la marihuana, en el material distribuido por el Estado. En un principio la hierba vendida en las farmacias apenas concentraba un 3% de dicha sustancia y los usuarios se quejaban de un producto muy suave.

placeholder Sebastián Romero. (H. E)
Sebastián Romero. (H. E)

Ahora ya concentra un 7%, una cantidad que sigue siendo considerada medio-baja, pero es aceptable para la mayoría de consumidores. Quien quiere más, siempre puede entrar en un club cannábico, donde algunos expertos cultivadores están logrando crear auténticas “bombas” de Thc.

El consumo aumenta...

La legalización ha facilitado el acceso a la sustancia. El uso de la marihuana se ha incrementado en Uruguay tras la regulación. El consumo ha crecido de manera generalizada entre los mayores de 15 años, desde un 9,3% a un 15,3%.

Los defensores del cannabis legal argumentan que el aumento no es extraordinario y que responde a una tendencia de crecimiento del consumo existente desde principios de siglo.

El uso de marihuana ha crecido especialmente en algunos sectores de la población. Entre quienes tienen entre 55 y 65 años, por ejemplo, se ha triplicado el consumo. Antes sólo el 0,6% de los ciudadanos de ese rango de edad usaba cannabis. Ahora, con el acceso facilitado, es el 1,9%, según el informe ‘Monitor Cannabis’ que realiza la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República.

... y la violencia también

Uno de los objetivos de la ley era acabar con las bolsas del narcotráfico, localizadas en los barrios más humildes del país. El mercado ilegal ha dejado de recibir unos 20 millones de euros en los últimos años, según el Gobierno, debilitando a las mafias.

Pero Uruguay asiste, en los últimos meses, a un descomunal aumento de la violencia en las calles. Los asesinatos han crecido un 45,8% en 2018. Al menos 414 personas fueron asesinadas el año pasado en el pequeño país, de apenas 3,5 millones de habitantes. ‘Per cápita’, la cifra supone el doble de homicidios de Argentina, y el triple de Chile. El 60% de asesinatos se produjo en el contexto de conflictos entre bandas criminales, según el Ministerio del Interior.

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Ese aumento de la violencia se explica desde el Gobierno por varios factores, como operaciones policiales que han generado el cierre de ‘bocas’ de venta, la aparición de una legislación que flexibiliza de forma considerable la prisión preventiva, o las mutaciones del mercado de narcóticos, que ha evolucionado hacia el consumo de drogas más baratas, generando una competencia más feroz.

Pero algunos expertos, como Ricardo Fraiman, asesor del Ministerio de Interior, creen que el “estrangulamiento” del mercado ilegal de marihuana ha provocado más violencia entre las mafias. A menos demanda, más competencia por los clientes.

Otros creen que no hay forma de probar dicha visión, y que Uruguay se encuentra inmerso en un conflicto entre bandas al ser un punto clave del tráfico regional de drogas.

Desarrollo empresarial

Lo que parece cada vez más claro es que el mundo de la marihuana legal está convirtiéndose en un gran negocio a pasos agigantados, y los inversores consideran que Uruguay podría convertirse en un importante centro de producción de cannabis medicinal para la exportación. Los mismos expertos, por cierto, pronostican que el sur de España podría ser la potencia europea de producción de marihuana medicinal o recreativa, si se comenzase a regular su uso en los países de la región.

El Gobierno uruguayo autorizó la producción de marihuana para el uso científico y medicinal en 2015. También el cáñamo industrial. El Estado registró inversiones de 100 millones de euros en el sector en 2018, y la creación de 500 puestos de trabajo.

Se prevé que la entrada de dinero en el sector continúe durante 2019. Una de las empresas más fuertes, Silverpeak Life Sciencies, tiene planeado recaudar más de 30 millones de euros en inversión para cuadruplicar su producción.

“La ley uruguaya está hecha para atraer a las grandes multinacionales y capitales del mundo de la farmacéutica para invertir acá, lo cual es bueno, pero no se le permite a los pequeños productores conseguir licencias ni participar de un mercado regulado y abierto”, reclama el estudiante Romero.

Canadá: el imperio de la marihuana

Pero las inversiones en Uruguay palidecen si se comparan con los negocios que se están creando en EEUU y, sobre todo, en Canadá, que está tomando rápidamente la delantera en el mercado legal de cannabis.

Foto: Justin Trudeau. (Reuters)

El modelo en Uruguay está muy estatizado, mientras que el país norteño ha visto cómo en los últimos años se han creado una veintena de potentísimas corporaciones de cannabis legal, que ya se están posicionando para cuando el mercado se legalice en otros países.

La mayor empresa mundial de marihuana legal es la canadiense Canopy. Fue fundada en 2014 y ya cuenta con una capitalización bursátil de 15.000 millones de euros.

¿Cuál es su futuro legislativo?

Parece difícil que Uruguay vuelva a prohibir la marihuana en el medio o largo plazo. Pero sí podría limitarse de alguna forma. El presidente izquierdista Tabaré Vázquez, predecesor y sucesor de Mújica, fue más reticente a la legalización del cannabis y ha creado campañas para “regular la responsabilidad”, que concientiza sobre los efectos de la marihuana.

El Frente Amplio no tiene segura su reelección en los comicios de octubre, tras gobernar el país desde 2005. Algunas encuestas han situado al partido izquierdista igualado con el conservador Partido Nacional, e incluso superado por el mismo, aunque parece haber vuelto a tomar la delantera en las últimas semanas. Los ‘nacionales’ se opusieron a la legalización del ‘cannabis’ en 2013 y siguen manteniendo una posición contraria a la marihuana regulada.

Está por ver cuál sería su posición de ganar las elecciones, en un contexto regional que apunta decididamente hacia la legalización. México se prepara ya para ser el próximo país norteamericano que regule la producción y el uso de la marihuana recreativa.

El Río de la Plata fluye oscuro a las afueras de Montevideo. En esta zona de Uruguay, las granjas se mezclan con pequeñas aldeas donde descansan quienes desempeñan sus labores en la capital. El terreno es de un color verde deslucido, cortado por caminos de tierra. Uno de ellos desemboca en un gran portón de barras metálicas.

Marihuana Cannabis José Mujica Uruguay
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