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La UE se plantea crear centros para separar migrantes y refugiados fuera de su territorio
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en paralelo al encuentro de merkel y macron

La UE se plantea crear centros para separar migrantes y refugiados fuera de su territorio

Tras años de peleas, rifirrafes y propuestas caídas en saco vacío, la Unión Europea plantea centros que "clasifiquen" a los migrantes y los refugiados, pero fuera de su territorio

Foto: Reunión ministerial alemania-francia
Reunión ministerial alemania-francia

“Si muove”. Tras años de peleas, rifirrafes y propuestas caídas en saco vacío, la Unión Europea se aproxima a un acuerdo para gestionar, ahora sí, la migración a mivel europeo. Y el plato fuerte es la propuesta que pone encima de la mesa Bruselas, que está siendo tanteada con el resto de capitales europeas, para crear centros que reciban a los migrantes fuera del territorio de la UE. Un cambio de paradigma que llega en un momento en el que la preocupación por la migración enfrenta a los europeos y hace incluso temblar al gobierno de Alemania.

El Consejo Europeo, la institución que representa a los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea, ha incluido la polémica medida en el borrador de las conclusiones que deben pactarse en la cumbre europea que se celebra a finales de la próxima semana en Bruselas. "El Consejo Europeo apoya el desarrollo del concepto de plataformas regionales de desembarco en estrecha cooperación con el ACNUR y la OMI", afirma el borrador. La idea es que en estas "plataformas" que se creen previsiblemente en los países vecinos a la UE, sea donde se registre a las personas que pretendan viajar al territorio comunitario, para "distinguir entre los migrantes económicos y los que necesitan protección internacional".

La idea es, por una parte, abrir vías legales para la llegada de migrantes, con el objetivo de que estos no se lancen al mar, causando escenas como las de tantas tragedias de naufragios o peleas entre los países costeros, como el pulso entre Malta, Francia e Italia a cuenta de la embarcación Aquarius, finalmente acogida en España. Pero, al mismo tiempo, plantea varios interrogantes, como el modo en asegurar que se protegen los derechos humanos de estas personas y la manera de lograr la cooperación de los países africanos -o balcánicos- involucrados.

París y Berlín hacen frente común, con guiños a Roma

No se puede decir que junio esté siendo un buen mes para la Unión Europea. Arrancó con un enfrentamiento con su mayor aliado, EEUU, a cuenta de la disputa arancelaria. Siguió con un tenso G7 en el que el nuevo Gobierno italiano se desmarcó del frente europeo para arrimarse a la sombra de un hostil Donald Trump. Siguió con la decisión de Italia de cerrar sus puertos a la nave ‘Aquarius’ y el enfretamiento abierto entre Roma y París a cuenta de la suerte de los 630 migrantes. Y terminó de complicarse con la rebelión bávara a favor de la mano dura con los migrantes y refugiados que ha puesto al ejecutivo de Angela Merkel en la cuerda floja.

Con este poco alentador panorama, la canciller alemana ha recibido hoy al norte de Berlín a su homólogo francés, Emmanuel Macron -que no “Manu”- y a parte de su ejecutivo. “Europa está en un proceso de descomposición”, ha advertido el titular de Finanzas galo, Bruno Le Maire, antes de reunirse con los germanos. “Hace falta proponer un nuevo proyecto europeo”, ha insistido Le Maire. Los retos no son pocos. En un principio, la reunión iba a la culminación de meses de tira y afloja entre Berlín y París respecto al futuro del euro, y las reformas necesarias para hacerlo posible. Del encuentro ha salido un gran acuerdo, que incluye la creación de un presupuesto para la zona del euro y la puesta en marcha de un FMI europeo.

Pero el puñetazo sobre la mesa de Roma y la tensión en Berlín ha impuesto la migración como prioridad. Y Merkel y Macron, que en los últimos días se han reunido con Giuseppe Conte, el nuevo primer ministro italiano, han respondido. Francia y Alemania están dispuestas a endurecer la protección de las fronteras externas de la Unión Europea -con el refuerzo de Frontex-, una medida que gustará a los defensores de la línea dura, desde Austria a Hungría, pasando por Eslovenia o Eslovaquia. Pero también proponen cambios en las normas de asilo, aumentar la coordinación con los países de origen y tránsito con especial atención a Libia (guiño a Roma), reducir la migración ilegal... pero también crear un "mecanismo que sea decidido de manera colectiva para responder de manera colectiva" a la migración, en palabras de Macron. Repuesta europea, no nacional, ni unilateral, a un problema europeo.

El ultimátum de dos semanas dado por el líder de la CSU bávara y ministro de Interior a Merkel ha elevado la presión sobre la canciller para encontrar un acuerdo con sus socios, respecto a cómo gestionar la migración. Toda la UE es consciente de ello, por lo que queda por ver si están dispuestos a encontrar acuerdos, o si los defensores de una línea más dura prefieren torpedear a Merkel, que ya ha sido objeto de un duro ataque por Donald Trump. “El pueblo alemán le está dando la espalda a sus gobernantes debido a que la inmigración está sacudiendo la débil coalición de Berlín (…) Un gran error por parte de toda Europa el aceptar a millones de personas que radical y violentamente han cambiado su cultura”, ha dicho en Twitter.

Foto: El Parlamento Europeo, prácticamente vacío durante la sesión sobre el 'Aquarius'. (EFE)

Merkel, que este lunes recibió al primer ministro italiano, tendió una mano al Gobierno del Movimiento Cinco Estrellas y La Lega. Conte, por su parte, aprovechó su viaje a Berlín para lanzar un aviso: “Hacen falta soluciones europeas, sin desencadenar dinámicas bilaterales que amenazan con constituir el fin de Schengen”. Dicho de otro modo: o la UE reacciona de una vez por todas, o Roma tomará para lo que habrá que lograr un consenso con los países que se inclinan por sellar las fronteras, como Hungría, Austria o los ministros de Interior italiano y alemán. Merkel, de hecho, ha invitado a Orban a Berlín, según avanza 'Der Spiegel'.

En el otro lado se encuentran aquellos que quieren también poner en marcha soluciones europeas para gestionar la llegada legal de migrantes y su reparto por la UE, como Italia y España. Francia y Alemania han dado señales de que podrían apoyar esto, pero queda por ver en qué forma, en la cumbre de líderes europeos de la próxima semana que se celebrará en Bruselas. Sánchez también ha instado a sus socios a llegar a acuerdos, tras la decisión de España de acoger al buque ‘Aquarius’ y de quitar las concertinas a las vallas fronterizas con Marruecos.

Foto: El presidente francés, Emmanuel Macron, conversa con el jefe del Gobierno italiano, Giuseppe Conte. (EFE)


“Más que un efecto llamada, lo que hay es una llamada a la solidaridad a la Unión Europea”, ha dicho Sánchez en su primera entrevista como presidente del Gobierno, en la que también ha pedido “políticas comunes de migración, de fronteras, de integración y de refugio y asilo, así como una mayor cooperación con los países de origen y de tránsito”.

La ronda de contactos también incluye a España. Esta tarde, Pedro Sánchez recibirá al presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, que mañana viaja a Roma dentro de su gira europea de cara a la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la próxima semana, la primera en la que participará el nuevo presidente del Gobierno español. Éste se verá también con Macron el sábado, una visita que estará marcada también por la migración y las reformas de la eurozona, aunque antes pasará por Lisboa para reunirse con otro socialista, António Costa.

Restan aún diez días de movimientos de visitas de representantes europeos, llamadas telefónicas, de movimientos de ajedrez europeos. "Un momento de verdad" para la UE, en palabras de Le Maire, en el que corresponde ahora a los líderes europeos estar a la altura para lograr consensos.

“Si muove”. Tras años de peleas, rifirrafes y propuestas caídas en saco vacío, la Unión Europea se aproxima a un acuerdo para gestionar, ahora sí, la migración a mivel europeo. Y el plato fuerte es la propuesta que pone encima de la mesa Bruselas, que está siendo tanteada con el resto de capitales europeas, para crear centros que reciban a los migrantes fuera del territorio de la UE. Un cambio de paradigma que llega en un momento en el que la preocupación por la migración enfrenta a los europeos y hace incluso temblar al gobierno de Alemania.

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