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El “modelo de tres cestas” que quiere UK tras el Brexit: las implicaciones para la City
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NIVELES DE INTEGRACIÓN EN EL MERCADO ÚNICO

El “modelo de tres cestas” que quiere UK tras el Brexit: las implicaciones para la City

El Gobierno británico tiene ahora un plan. La maquinaria de Downing Street trabaja en el llamado “modelo de tres cestas” para negociar diferentes niveles de integración con el mercado único

Foto: Un trabajador saca una bandera británica tras una conferencia de prensa en Bruselas. (Reuters)
Un trabajador saca una bandera británica tras una conferencia de prensa en Bruselas. (Reuters)

Llegó la hora de la verdad para el Brexit. Una vez superada la primera fase de negociaciones, Londres y Bruselas deben acordar ahora las futuras relaciones comerciales que quieren tener tras el divorcio. Según el calendario, en octubre debería cerrarse un pacto. Claro que, para entonces, tampoco se esperan demasiados detalles teniendo en cuenta que el primer bloque de conversaciones se zanjó con una declaración de intenciones. Salvo los 45.000 millones de euros de factura de divorcio, sigue sin concretarse cómo se resolverá la frontera de Irlanda o cómo se respetarán los derechos de los comunitarios.

En cualquier caso, el Gobierno británico tiene ahora un plan. La maquinaria de Downing Street trabaja en el llamado “modelo de tres cestas” para negociar diferentes niveles de integración con el mercado único, según el sector.

Francia y especialmente Alemania se oponen a cualquier acuerdo que pueda recompensar a los euroescépticos y marque precedentes para otros países. El propio negociador del Brexit para la UE, Michel Barnier, ha dejado claro que no habrá excepciones.

Sin embargo, Enea Desideri, del prestigioso 'think tank' Open Europe, asegura que “las posturas con la que se comienzan las negociaciones no son las mismas con las que se terminan” por lo que París, Berlín y Bruselas podrían ser luego “mucho más flexibles” con el fin de cerrar un acuerdo satisfactorio para ambas partes. “El modelo de “tres cestas” me parece sensato”, asegura a El Confidencial.

Asimismo, el experto advierte que en esta segunda fase será mucho más complicado mantener la unidad de todos los estados miembros porque, al fin y al cabo, cada uno tiene ahora unos intereses distintos.

Foto: La premier Theresa May abandona la sede de la Comisión, en Bruselas. (Reuters)

En este sentido, al Ejecutivo británico no le ha pasado inadvertido que algunos países –en particular los nórdicos, Holanda, Suecia, Chipre, Italia y Luxemburgo- hayan cuestionado el enfoque de línea dura de Berlín y París, por lo que este mes ha comenzado una intensa ronda de contactos bilaterales.

La segunda fase de negociaciones del Brexit no empezará formalmente hasta marzo, pero los 27 ya han comenzado a tratar la cuestión y Londres quiere ir allanando el camino.

La cita más importante en Bruselas está programada para el 25 de enero, cuando en una serie de seminarios se discutirá cómo mantener el “campo de juego nivelado”, en definitiva, cómo se puede evitar que Londres obtenga una ventaja competitiva sobre impuestos, ayuda estatal y otras regulaciones. Se espera que el debate sea enérgico.

Charles Grant, director del 'think tank' Centro para la Reforma Europea, asegura que, por el momento, el modelo que baraja Downing Street ha recibido una reacción “muy hostil” por parte de los funcionarios alemanes, que se muestran preocupados por el hecho de que se pueda permitir a Londres “seleccionar cuidadosamente” aquellas partes del mercado único en las que quiera permanecer y aquellas en las que no.

Los funcionarios británicos implicados en las negociaciones insisten en que conseguir un buen acuerdo comercial requerirá de un pensamiento “creativo” a ambos lados del Canal.

placeholder La 'premier' Theresa May en su primera reunión del Gabinete de 2018, en Londres. (Reuters)
La 'premier' Theresa May en su primera reunión del Gabinete de 2018, en Londres. (Reuters)

El concepto de “tres cestas” fue formalmente planteado por la 'premier' Theresa May en su esperado discurso sobre Brexit en Florencia en septiembre pasado, donde reiteró que no quería copiar ni el actual modelo noruego ni el canadiense.

La idea fue luego desarrollada por los funcionarios de Whitehall -donde se encuentran los ministerios- que elaboraron un documento de 30 páginas que Oliver Robbins, el principal negociador británico del Brexit, presentó al Gabinete el pasado 18 de diciembre. Los entresijos no han salido a la luz hasta ahora.

El contenido del documento se mantiene no obstante en secreto, ya que el Gabinete aún está trabajando para formalizar su posición final. Por lo que, a falta de conocerse detalles, los negociadores comunitarios se habrían aferrado a un informe publicado por el 'think thank' independiente “Instituto para el Gobierno”, que describe cómo podría funcionar en la práctica este enfoque de “tres niveles”.

Joseph Owen, de este prestigioso 'think tank', asegura a El Confidencial que es pronto para saber qué sectores podrían estar en una u otra cesta. No obstante, el experto señala que Londres tiene razón cuando asegura que existen precedentes de acuerdos para un “término medio” entre Noruega y Canadá.

“Los acuerdos con Ucrania y otros vecinos orientales prevén, por ejemplo, la integración parcial en el mercado único, pero vinculan los derechos de acceso a los mercados con la adopción de las normas y supervisión de las instituciones de la UE. Incluso si esto fuera atractivo para el Reino Unido, las circunstancias son diferentes: Ucrania se está moviendo hacia la UE, mientras que el Reino Unido ha decidido irse”, matiza.

Foto: La primera ministra británica Theresa May. (EC)

Por otra parte, Suiza tiene una red de acuerdos con la UE que permite la participación sector por sector en el mercado único, pero sin instituciones para supervisar y hacer cumplir los acuerdos. “Esta disposición también podría parecer atractiva para el Reino Unido, pero se ha vuelto cada vez más impopular en Bruselas por lo que es poco probable que acepte la oferta”, matiza.

Según Owen, la UE ha utilizado una “forma limitada de reconocimiento mutuo” para eliminar algunas barreras comerciales con países como Estados Unidos, Nueva Zelanda o Israel. Pero insiste en que un acuerdo con el Reino Unido basado en “reconocimiento mutuo más amplio” es altamente improbable, ya que la falta de supervisión e instituciones contradiría el enfoque de comercio comunitario.

¿Dónde queda la City en este modelo?

La pregunta es: ¿dónde queda en este “modelo a tres cestas” la City? Según la Prensa británica, a pesar de que Barnier no está por la labor, algunas capitales europeas estarían examinando distintas formas de adaptar un acuerdo comercial que incluyera a los servicios financieros si Londres sigue contribuyendo al presupuesto del bloque.

El canciller Philip Hammond -que la semana pasada estuvo de viaje en Alemania aunque no fue recibido ni por Merkel ni por nadie de su Gobierno- pareció apoyar la idea. “Hablaremos de todas estas cosas”, dijo antes de participar en unas conferencias organizadas por el rotativo Die Welt.

Sin embargo, Downing Street ha vuelto a poner en evidencia a su ministro más pro europeo al negar en rotundo que estén interesados en pagar para que la City pueda tener acceso al mercado único.

“La posición del Gobierno establecida en Lancaster House y Florencia no ha cambiado. Al desarrollar nuestra futura asociación, queremos continuar trabajando juntos para promover el desarrollo económico a largo plazo de nuestro continente. Esto incluirá continuar participando en políticas y programas específicos cuando eso sea de nuestro interés conjunto, haciendo una contribución continua para cubrir nuestra parte equitativa de los costos”, explica un portavoz de May.

La incertidumbre comienza a crear cada vez más nerviosismo en una industria que emplea a 2,2 millones de personas en todo el país y representa más del 10% del PIB británico. Las oficinas de Canary Wharf y Liverpool Street son actualmente sede de 250 bancos extranjeros y muchos de ellos ya han comenzado a ejecutar planes de contingencia para reubicar a algunos de sus empleados en Fráncfort, Amsterdam, Dublín y París.

Según un informe de Morgan McKinley, el Brexit fue la razón principal de una caída del 37% en los nuevos puestos de trabajo disponibles en este sector, que cada vez ve con más preocupación quedarse con acceso limitado al mercado más grande del mundo.

Llegó la hora de la verdad para el Brexit. Una vez superada la primera fase de negociaciones, Londres y Bruselas deben acordar ahora las futuras relaciones comerciales que quieren tener tras el divorcio. Según el calendario, en octubre debería cerrarse un pacto. Claro que, para entonces, tampoco se esperan demasiados detalles teniendo en cuenta que el primer bloque de conversaciones se zanjó con una declaración de intenciones. Salvo los 45.000 millones de euros de factura de divorcio, sigue sin concretarse cómo se resolverá la frontera de Irlanda o cómo se respetarán los derechos de los comunitarios.

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