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La frontera del Ulster, clave en el Brexit
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¿Cómo será la relación comercial con uk?

La frontera del Ulster, clave en el Brexit

Para Bruselas, una futura relación comercial pasaría por un pacto de libre comercio solo sobre bienes, similar al firmado con Canadá. La frontera del Ulster será la única terrestre con Reino Unido

Foto: Señales del grupo Border Communities Against Brexit en la frontera en la frontera entre County Cavan, Irlanda, y County Fermanagh, en Irlanda del Norte. (Reuters)
Señales del grupo Border Communities Against Brexit en la frontera en la frontera entre County Cavan, Irlanda, y County Fermanagh, en Irlanda del Norte. (Reuters)

Parece que ha llegado el ansiado momento de hablar de negocios. La 'premier' Theresa May, se reunía el lunes 4 de diciembre con el presidente de la Comisión Europea, Claude Juncker, justo cuando se cumplía el plazo de diez días impuesto por Bruselas a los británicos para mostrar progresos significativos en las negociaciones del Brexit. Tras meses de conversaciones frustradas, la líder 'tory' habría aceptado abonar, a lo largo de cuatro décadas, entre 40.000 y 49.000 millones de libras (de 45.000 millones a 55.000 millones de euros) al bloque comunitario.

La factura del divorcio era de una de las cuestiones que generaba más tensión a ambos lados del Canal de la Mancha. Con los números ya resueltos y un acercamiento considerable en las posturas sobre los derechos de los ciudadanos, muchos dan por hecho que en la cumbre europea clave del 14 y 15 de diciembre, se pasará al fin a la segunda fase para negociar el futuro acuerdo comercial que Londres tendrá con los Veintisiete. Solo un “pequeño” detalle: ¿qué va a pasar con los 500 kilómetros que separan Irlanda del Norte con la República de Irlanda? La frontera del Ulster será la única terrestre que existirá entre el Reino Unido y el bloque una vez los británicos abandonen la UE en marzo de 2019.

Bruselas asegura que la única forma de acordar una futura relación comercial pasaría por un pacto de libre comercio solo sobre bienes, similar al firmado con Canadá

Keith Boyfield, economista especializado en Brexit, asegura que “si bien la reintroducción de los controles fronterizos en la isla no es algo que se desee por ninguna de las dos partes, parece inevitable si el Reino Unido sale de la unión aduanera y el mercado único”. “Citando a Thatcher, 'No hay alternativa', excepto si vemos la unificación de Irlanda”, asegura a El Confidencial. En este sentido, el experto asegura que “vale la pena recordar que los protestantes están perdiendo la mayoría en el Ulster y que la generación más joven se ha alejado en gran parte del conflicto que existió durante las décadas de los Troubles”. “Si la economía del sur de Irlanda continúa mejorando, más gente en el norte querrá migrar”, matiza.

La solución que barajan algunos expertos de conferir a la provincia británica un estatus especial que pudiera dejarla incluso dentro del mercado común, podría suponer el paso previo para una eventual unificación de la isla. Sin embargo, tal y como recalca Boyfield, hoy por hoy está posibilidad está fuera de la mesa, debido al papel protagonista que juega ahora el Partido Unionista Democrático norirlandés (DUP) en la política británica.

Tras perder la mayoría absoluta en las elecciones generales de junio, May tuvo que recurrir al apoyo de los diez diputados norirlandeses para poder garantizar su supervivencia política y gobernar en minoría. Sammy Wilson, diputado de DUP y euroescéptico convencido, ha advertido que la 'premier' dejará de contar con el respaldo de su formación si hay cualquier sugerencia de que “para aplacar a Dublín y la UE”, están preparados para que “Irlanda del Norte reciba un trato diferente”.

placeholder Activistas antiBrexit protestan ante la sede del Gobierno en Dublín, Irlanda.
Activistas antiBrexit protestan ante la sede del Gobierno en Dublín, Irlanda.

El ejemplo de Gibraltar

Para evitar controles físicos en la frontera, se tendría que desarrollar una nueva tecnología o buscar de alguna manera inspiración en Gibraltar. Los políticos irlandeses están especialmente interesados en saber más sobre los sistemas que utiliza el Peñón para monitorear, por ejemplo, el movimiento de alrededor de 13,000 personas a hora punta de la mañana. Hay 15 cámaras de alta resolución para controlar a los peatones que cruzan la frontera y 17 para revisar las matrículas de los vehículos en tiempo real.

Claro que existen diferencias importantes. Mientras que la economía de Gibraltar se basa en el sector servicios -en particular las finanzas, seguros y casinos online-, la de Irlanda se cimienta en la agricultura y bienes industriales. Asimismo, mientras la frontera entre el Peñón y España es de 1,2 kilómetros, con un punto de cruce para peatones y otro para vehículos comerciales, la del Ulster, con 400 kilómetros, tiene cerca de 200 puntos de cruce. Gibraltar además nunca ha sido parte de la unión aduanera y el espacio Schengen por lo que los controles siempre han sido necesarios.

En este sentido, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, no lo ha podido dejar más claro: “Si la propuesta del Reino Unido es inaceptable para Irlanda, también será inaceptable para la UE”. El primer ministro irlandés, Leo Varadkar, se convierte por tanto en protagonista indiscutible de cara a la cumbre de este mes.

Pero pongamos que, como así parece, hay buena predisposición de ambas partes y finalmente en diciembre se comienza a negociar las relaciones comerciales. ¿Qué futuro le depara al Reino Unido? Según Boyfield, “idealmente, Londres querría que los Veintisiete no impongan aranceles a los productos británicos”. “Sin embargo, es poco probable que esto suceda, sobre todo porque las autoridades de la UE no quieren alentar a otros países miembros a seguir el ejemplo del Reino Unido, de dejar el mercado único”, matiza.

placeholder Cruce junto a la frontera ante el Peñón de Gibraltar. (Reuters)
Cruce junto a la frontera ante el Peñón de Gibraltar. (Reuters)

“No obstante, la economía británica es mucho más grande que Canadá o Noruega, por lo que Londres debería jugar bien sus cartas”, recalca. “Si bien los detalles no se resolverán hasta el último momento, no parece que se hayan adoptado líneas rojas sobre los principios que sustentan cualquier acuerdo final, excepto el compromiso de May de dejar tanto la unión aduanera como el mercado único”, añade.

Bruselas asegura que la única forma de acordar una futura relación comercial entre el Reino Unido y el bloque pasaría por llegar a un pacto de libre comercio sólo sobre bienes –no sobre servicios-, similar al firmado recientemente con Canadá. Esto dejaría a la industria financiera basada en la City con acceso limitado al mercado más grande del mundo. Pero, debido a que Londres no quiere seguir la jurisdicción del Tribunal de Justicia Europeo y tampoco quiere mantener la libre circulación de personas, tampoco hay mucho más margen de maniobra.

Sabine Weyand, una de las principales expertas en comercio de la comisión, que trabaja actualmente con el equipo negociador de Michel Barnier, se ha referido en privado al futuro acuerdo comercial como un “Canadá árido”. Alemania y Francia se postulan como los mayores oponentes de lograr un pacto comercial más amplio. De hecho, el presidente francés Emmanuel Macron, quiere aprovechar el Brexit para trasladar parte de la City -sede de 250 bancos extranjeros- a París.

Según 'The Sunday Times', fuentes destacadas del ministerio de Finanzas alemán se muestran reacias a apoyar la posición de Francia. Pero la canciller Angela Merkel podría aceptar esto como una “concesión fácil” de hacer a su ambicioso contraparte francés, al mismo tiempo que se fortalecería la integridad del mercado único y se mandaría el mensaje de que la permanencia en el bloque es “infinitamente” mejor que las opciones que se plantean tras un divorcio.

Parece que ha llegado el ansiado momento de hablar de negocios. La 'premier' Theresa May, se reunía el lunes 4 de diciembre con el presidente de la Comisión Europea, Claude Juncker, justo cuando se cumplía el plazo de diez días impuesto por Bruselas a los británicos para mostrar progresos significativos en las negociaciones del Brexit. Tras meses de conversaciones frustradas, la líder 'tory' habría aceptado abonar, a lo largo de cuatro décadas, entre 40.000 y 49.000 millones de libras (de 45.000 millones a 55.000 millones de euros) al bloque comunitario.

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